DEBO SEGUIR ESCRIBIENDO

Debo seguir escribiendo
aunque me cueste la vida
porque escribir no es pecado,
ni emborronar la cuartilla.

Debo escribir lo que pienso,
dejar tinteros sin tinta,
para que cosas y nombres
tengan denuncia sencilla.

Debo escribir lo que siento,
dejar el alma tranquila,
hacer que seque la sangre,
sacando pronto la espina.

Debo escribir a las rosas,
rozar sus hojas tan finas,
notar el suave contacto
con la invisible caricia.

Debo escribir a las olas
con su blancura infinita,
y a ese reflujo constante
llegando bien a la orilla.

Debo escribir a las gentes
para plasmar sus sonrisas,
y ese temblor de los labios
y las miradas divinas.

Debo escribir a los montes
a las lechuzas y ardillas,
y a tantos robles y hayedos
con abedules y encinas.

Debo escribir a los cielos
a las estrellas altísimas,
para que suban mis letras
hasta las nubes amigas.

...Pero escribir lo que siento,
de la sonrisa perdida,
o la pasión desbordada
no es una cosa muy fina.

Sé que no es fácil tarea,
que pasan lentos los días,
que el soplo gris del verano
lo lleva pronto la brisa.

Así nos llega el otoño,
sin darnos cuenta se estira,
y luego llama el invierno
a tanta puerta vacía.

Así que siento la lluvia
recuerdo presto la hermita,
también recuerdo unos labios
y el beso fiel y sonrisa.

Quiero que nada ni nadie
el escribir me lo impida,
aunque mi verso sea torpe
aunque le falte la rima.

Porque escribir necesito
como ese pan cada día,
y en la escritura descargo
lo que mi fuente destila.

Decir las cosas con nombres,
hablar sin letras ni tiza,
poner en versos curvados
lo que mi alma precisa.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/10

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