SENTÍ TU ROCE TIERNO...


Sentí tu roce tierno y misterioso
para anunciarme, así, con tu caricia,
que caminabas siempre, y a mi lado,
por la ribera gris de aquella orilla.

Venías de aquel mar que bien conozco,
con el nordeste fiel y con su brisa,
quizás para impregnarme del salitre
y rozar con tus alas mis pupilas.

Querías que sintiera tu presencia,
que nunca me temblara la sonrisa
y que soñara siempre con tus aguas,
¡mi hermoso mar!, llegando hasta la orilla.

Las playas de las almas son extensas,
las olas un montón de fantasías,
por eso me brindabas tus palabras
dejándome la paz en mi buhardilla.

Pero querías más de mi persona,
quizás hasta mi propia poesía;
que no olvidara nunca mis orígenes
y el litoral, tranquilo, de mi villa.

"...Vengo hasta ti, viajero impenitente,
a confirmar la brisa tan marina,
a recordar que tú eres de esta tierra
donde la mar es más que una Folía.

Tú sabes de pacientes peregrinos
llevando con cansancio sus mochilas,
buscaban una tierra diferente
y un norte con sus aguas muy tranquilas..."

Pero este norte duro y marinero
tiene en su haber rosales y alegrías,
así como canciones y juglares
mezclados con praderas infinitas.

"...Vengo del norte, sí, y no me escondo,
donde el nordeste abraza y acaricia,
donde los hombres rezan en silencio
y algunos niños sueñan todavía..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/15

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