LLEGÓ EN SILENCIO LA NOCHE...



Llegó, en silencio, la noche,
se extendió por la almohada,
me cubrió con suave manto
sobre el colchón de mi cama,
y yo le dije que no,
que prefería una cara
acompañada de cuentos
y la voz, precisa y clara,
de la lunita que arriba,
en el cielo me cuidaba
y me decía mil cosas,
todas ellas sin palabras,
aunque el mensaje venía
en los rayos que enviaba
y en la caricia sublime
de su mano delicada.

Porque su mano invisible
y esos dedos de gitana
tienen algo muy divino
y un componente de magia,
un cosquilleo sin nombre,
como el suspiro de un hada,
y ese temblor, agridulce,
de la silueta en la playa,
cuando se estira y se encoge
entre las olas y el agua
para mirar los destellos
de las estrellas lejanas,
por eso duermo, sin miedo,
con esta luna de plata
que me comparte secretos
en otra noche encantada.

"...Llegó, en silencio, la noche,
y la luna a mi ventana,
para acunarme en sus brazos
y susurrarme una nana..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/17

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