UN HURACÁN...



Un huracán de fuego y de emociones,
un vendaval sin causa conocida
es la pasión que excita hasta la vida
y el néctar que desata las pasiones.

Porque llegar y abrir los corazones,
para curar y restañar la herida,
es evitar que el alma compungida
se confunda entre fuertes decepciones.

Hay que dejar que el viento del oeste,
el temporal que llega en el invierno,
descargue bien su furia y que proteste.

Es importante hallar en el cuaderno
un poema sutil, sin que moleste,
aquel sueño infantil y siempre eterno.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/17

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