SE PONE A LLOVIZNAR...
Se pone a lloviznar, sin previo aviso,
los ojos se te vuelven catedrales,
borrosos sofocones de conciencia
con brumas y moral de los altares,
se cubren nuestros cielos con la niebla,
y buscan las figuras soportales,
viseras que protejan de la lluvia
y eviten los rigores de la tarde,
pero es que la quietud es infinita,
la hermosa soledad es lo que vale,
las gotas destiladas de una orquesta,
y el rezo inolvidable de la salve,
por eso se emocionan las estrellas,
suspiran los aleros de las calles,
susurran las murallas del castillo
y un tango nos conduce a Buenos Aires...
Se pone a lloviznar y es algo hermoso
mirar el dulce vuelo de las aves,
oír las tarambanas del idiota
y ver el carnaval con tantos trajes;
preciosas marionetas de la vida,
que pasan y que van con sus disfraces,
ocultan las verdades a la lluvia
que busca por sus cuerpos mil canales,
penetra en las conciencias y las almas,
abriendo sus salones y desvanes,
dejando desnudada la inocencia
y viendo lo que hay tras los retales.
cenizas que se apagan lentamente,
arterias que precisan de la sangre,
diez dedos que se estiran y suplican
y manos que no saben lo que hacen...
"...Se pone a lloviznar, y yo me digo
que llueva y que se rieguen los maizales,
el hombre está sediento de la vida,
y el paso, por la misma, es un instante..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/18
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