DEJÉ...
Dejé sobre tu piel desnuda una rosa
y mil caricias con mis dedos
y tú me respondiste,
a cambio,
con el suspiro de los labios.
Luego me robaste un beso tierno,
sin querer,
y conseguiste que mi rostro entristecido
se iluminara, de repente,
y cobrara nueva vida.
Robé la luna para ti aquella noche,
en un cielo vacilante y plagado de misterio,
y te la entregué temblando,
intentando seducirte,
sin fortuna.
Dicen que me rompiste el corazón,
y no lo niego, pero tú te marchaste,
indiferente,
prosiguiendo tu camino,
y me dejaste atrás
envuelto en la tristeza y la nostalgia.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/08/18
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