FUE AQUEL VUELO...
Fue aquel vuelo, tal sutil, de las gaviotas,
el que unió nuestros destinos
con el viento del nordeste.
Fue tu mano, inmaculada,
reposando en la barandilla del paseo,
acariciada por la brisa.
Fue la magia y el hechizo del momento
el que hizo que te viera de una forma diferente,
y hasta pudo conseguir que desnudara
los botones de tu alma y tu vestido.
Fue, de pronto, que miramos más allá del horizonte
intentando conseguir la hermosura
con la imagen del navío prometido.
Y fue allí, recuerdo bien,
cuando cansadas tus pupilas
y las mías
se volvieron Y nos vimos.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/09/18
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