UNA HORMIGA...
Una hormiga y una ortiga
se juntaron en mi mente
y pensé que ya era tiempo
de que hicieran los deberes.
A la hormiga, chiquitita,
la cubrí con ciertas pieles
que la hicieron ver el día
de una forma diferente,
y a la ortiga, picarona,
le encargué una cosa verde
de acercarse hasta los dedos
con un roce fino y breve,
pero obvié decir el día
y el instante de ese cierre
y la hormiga se tendió
con la ortiga por su vientre...
Sucedió que, de esta siesta,
como el chiste de la tele,
la hormiguita se durmió
con la ortiga de cliente,
y quedaron rebozadas,
abrazadas en el mueble,
compañeras de picores
y olvidadas a su suerte.
Pero justo en media tarde,
el termómetro dio fiebre
a la hormiga silenciosa
y a la ortiga tan durmiente,
y se ahogaron en el sueño
con picores y sin nieve,
olvidando su misión
de tomar panes y peces...
"...Una hormiga y una ortiga
me recuerdan a los duendes,
a los elfos y a las hadas
de aquel tiempo diferente..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/03/19
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