DESPIERTA, NIÑA...



Despierta niña,
no guardes la sonrisa,
déjala libre.

Así tus labios
tendrán la melodía
de la jornada.

Darán la nota,
el bálsamo divino,
a quien te escuche.

Abre los ojos
y mira lo que tienes
alrededor.

Luego, si quieres,
ausculta, en este día,
a sus latidos.

La taquicardia
precisa de cuidados
y tu alegría.

Verás que pronto,
se curan las tristezas
del nuevo día.

Aspira el aire,
la brisa y el nordeste
con su salitre.

Así tus labios
sabrán cómo es el beso
de las resacas.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/09/19

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