4.230 - FRAGMENTO DE UN DIARIO - DÍA 12
Ahora vamos tú y yo.
Somos dos y nos miramos de vez en cuando.
Sonreímos y unas veces hablamos
y otras no decimos nada.
Son momentos en que sobran las palabras.
Quizás nos preocupamos más de respirar bien,
que no nos falte el aire.
Y así, cuando subimos un pequeño repecho,
hacemos alguna parada para coger fuerzas,
para tomar aire, para no cansarnos
y, también, para mandar con nuestros labios
un soplo de brisa a la cara que tenemos cerca,
y así, abrir una sonrisa en sus labios.
Pero ya queda poco.
Estamos casi llegando.
Merece la pena el esfuerzo, ya lo verás.
Con suerte, vamos a llegar antes de atardecer
y así podremos ver como se marcha el sol
y como se despide,
dejándonos sus últimos rayos en las rocas de la montaña.
Es un espectáculo maravilloso.
Yo le conozco.
Le he visto y le he vivido,
pero tú lo vas a ver por primera vez.
Igual que luego,
una vez que el sol se ha marchado y despedido
podrás ver y contemplar como salen las estrellas,
como el cielo se puebla de infinitas luces pequeñitas
que mandan mensajes,
que se hablan entre ellas
y seguro que te vas a quedar mirándolas
y hasta hablándolas,
pidiéndolas que te digan algo
y que te confíen sus secretos.
Entonces buscarás mi mano
y yo tomaré la tuya.
Viviremos ese momento y ese instante,
intensamente.
Sentiré como te estremeces,
y tú sentirás mi sangre acelerada
mientras acaricio tu mano,
mientras te miro,
mientras veo a través de tus pupilas,
a ese cielo y a las estrellas.
¡Mientras te beso!
Rafael Sánchez Ortega ©
26/03/20
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