4.476 - LEYENDO UN LIBRO...

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Leyendo un libro,

encuentro en sus palabras,

algún sentido.


Veo campiñas

sembradas de trigales

y viejos pinos.


Hay una aldea

y en ella está la iglesia

y el campanario.


Diviso versos

que escapan, con la rima,

de unos poemas.


Se ven las rosas,

balcones y ventanas

hoy solitarios.


Hay golondrinas

que vuelan y se posan

en los aleros.


Hasta una ardilla

que sube, juguetona,

por el hayedo.


...¡Bendito libro,

salido de tus manos

y corazón!


Con él me pierdo,

por sueños infantiles

y pienso en ti.


Rafael Sánchez Ortega ©

12/10/20


Se hace mención a un libro imaginario que alguien ha regalado al protagonista, quien al leerlo o pasar sus ojos por las hojas escritas empieza a ver y a recordar momentos de esa infancia y juventud compartidos y de los que va desgranando algunos retazos en los versos,, mientras un sopor y sueño invade su espíritu. 

¡Qué bonito es ser como los niños y soñar... siempre soñar...!

4.475 - MIRO TUS OJOS...

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Miro tus ojos

que están estremecidos

de haber llorado.


Quiero que un beso

restañe tantas lágrimas

y los serene.


Ojos divinos

que miran en la noche

quizás la luna.


Pero tus ojos,

precisan alegría,

no telarañas.


Quieren la luz,

el canto del jilguero,

igual que el río.


La vida pasa

y ansía que tus ojos

gocen con ella.


Sigan la brisa,

se cierren con sus besos

y sus caricias.


Lloren sin pena,

meciéndose en las olas

siguiendo al mar.


Y es que en tus ojos,

me miro en un espejo,

y en ellos sueño.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/10/20


Se hace mención a los ojos y a las lágrimas infinidad de veces en poesía, y muchas veces se contemplan las dos opciones como son las lágrimas y el dolor y el brillo chispeante de la alegría. En este caso he intentado unirlos en unos versos y no sé si habré sido capaz de conseguirlo.

De todas formas, los ojos, también esconden sueños y, muchas veces, entrando en esas miradas podemos llegar a ellos y hasta contemplar la luna y las estrellas, aunque sea en una especie de reflejo.

4.474 - ABRE LA PUERTA...

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Abre la puerta

y deja que entre el viento.

Quiere charlar.


Él, como siempre,

recita letanías

y soliloquios.


Finge recuerdos,

de tiempos ya pasados,

en el presente.


Habla de días,

vividos con los hombres

entre las olas.


También de horas

gozadas en el campo

y en los trigales.


Dice de ratos

de siestas y reposos

junto a la iglesia.


Aquella boina,

nos dice, de un marino,

cosiendo el arte.


Surge el encanto

de voces y corales

en las tabernas


Y del silencio,

también rescata el viento

bellos instantes.


Por todo esto,

invítale y que pase,

"si llama el viento"...


Rafael Sánchez Ortega ©

10/10/20


El viento habla y gime, llora y sonríe. ¿Quién de nosotros no habrá, en algún momento, sido testigo de estas charlas?... Seguramente todos habremos escuchado al viento. Quizás hayamos estimulado el oído a su paso ante ese susurro que hemos creído oír. Quizás también hayamos escuchado el lamento y los gemidos en la tarde y hasta la sonrisa en los días calurosos del verano, ¡y qué decir de los suspiros que acompañan a los nuestros, tantas veces!

Es cierto lo que han dicho siempre muchas gentes y es que el "viento habla" y nos deja y nos confía sus mensajes.

4.473 - SOMBRAS Y SOL...

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Sombras y sol,

caricias encubiertas

de ¡buenos días!


Tardes de otoño

con cielos muy plomizos

tras las ventanas.


Noches de brumas

que cubren las aceras

y los paseos.


Ratos sin nombre,

suspiros retenidos

en las entrañas.


Horas perdidas

mirando el horizonte,

sin verte a ti.


Minutos breves

siguiendo las resacas

hasta las playas.


Y aquel segundo

de amor, junto a tu cuerpo,

que eternicé.


Porque vivimos

de un modo tan intenso,

sigues conmigo.


Vas a mi lado,

palpitas en mi pecho,

y así te amo.


Rafael Sánchez Ortega ©

09/10/20

4.472 - CARAS MUY SERIAS...

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Caras muy serias
desfilan por las calles
y las aceras.

Existe miedo,
el virus continúa
con la pandemia.

Se anuncian fechas
que invitan a permisos
y a desplazarse.

Cambian las caras.
Asoman las sonrisas.
¿Se pierde el miedo?...

Quizás se ignora
Se mira hacia otro lado,
y esto no es bueno.

Somos prudentes,
te dicen, si preguntas,
no pasa nada.

Caras de asombro,
de dudas sin respuestas,
a lo que ocurre.

Pasan los días,
en largo cuentagotas
de un calendario.

Y así conviven
el miedo y esas caras
con este virus.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/20


No sé si somos conscientes de que hay un virus descontrolado suelto y de que depende de nosotros el poder parar y mitigar su efecto, con nuestra conducta, con nuestro proceder y defendiéndonos, como sea, ante un enemigo que no sabe de países ni de banderas, ni de credos y de razas. A veces me siento triste cuando veo tanta pereza en algunas personas ante lo que está pasando. Me pregunto si no llegan los mensajes de lo que realmente está ocurriendo, de que nos estamos enfrentando a un enemigo poderoso y muy sutil al que no se le puede engañar y que llega y contagia de la forma más insospechada. 

4.471 - LA LUZ DEL MUNDO...

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La luz del mundo
se enciende cada noche
con las estrellas.

Son como velas,
luciérnagas pequeñas,
en la distancia.

Por eso el sol
se marcha y nos regala
su compañía.

Pero la luna
también quiere, en la noche
estar presente.

Deja su imagen
en un marco de plata,
subyugador.

Con luz potente,
repleta de sonrisas
y de caricias.

Luz para el mundo,
pregonan las estrellas,
como la luna.

Y mientras tanto,
el mundo, sorprendido,
no reacciona.

Sigue perdido.
Su Torre de Babel
se desmorona.

Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/20

Hoy el tema intenta ser sobre la luz del cielo, las estrellas y la luna, todas en su estilo y fuerza, como velitas escapadas de algún cuento las primeras, y como esa fanal con cara de plata la segunda, siempre tan cercana y llena de cariño. Abajo la tierra con su luz azulada, quizás carente y caduca, como la del sol que se escapa al terminar el día. Sin embargo es posible que la luz del mundo esté ensombrecida porque aún siga pensando en cómo solucionar su eterno problema en aquella Torre de Babel que intentó construír para llegar hasta el cielo y se quedó, como no podía ser de otra forma, en un "maldito sueño", del que le cuesta despertar.

4.470 - HOY, LAS PALOMAS...

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Hoy, las palomas,

pasean por el parque

y por la plaza.


Unos gorriones

se acercan a la fuente

para beber.


Día de otoño

con tarde soleada

y noche azul.


Sopla el nordeste

haciendo que los árboles

tiemblen de sed.


En el castillo

ondean las banderas

muy silenciosas.


Puertas abiertas

delante de murallas

hoy centenarias.


¡Qué bella tarde,

de otoño en el recuerdo,

contigo mismo!


Porque viviste

la escena que ahora escribes

algunas veces.


Lo sabes bien.

Es fruto de los sueños

y tu niñez.


Rafael Sánchez Ortega ©

06/10/20


Puede ser un momento de un día de otoño o de varios instantes de esa jornada. Quizás el reflejo de un sueño vivido en la infancia de la persona mayor que ahora dormita en la tarde, con su edad a cuestas, mientras sonríen sus labios y sus ojos se cierran perezosamente.

También el otoño tiene bonitas estampas que todos recordamos con cariño.

4.469 - JUEGAN LOS NIÑOS...

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Juegan los niños,

regalan su inocencia

a los mayores.


En esos juegos

la magia y los colores

se multiplican.


¡Bendita infancia,

tan lejos del otoño

y la añoranza!


Hay en los juegos

miradas divertidas

con inocencia.


Porque los ojos,

las manos y las voces

hacen milagros.


Calman al alma

de amigos y mayores

como un sedante.


Deja que jueguen

y sigan con sus risas

tan inocentes.


Tú fuiste niño.

Jugaste de otra forma

y te reíste.


Por eso, nunca

olvides, que aquel niño, 

lo llevas dentro..


Rafael Sánchez Ortega ©

05/10/20


Es posible que a todos nos haya pasado por la cabeza esa sensación de "envidia sana" al ver jugar a los niños pequeños. También es posible que hayamos cerrado los ojos y nos traslademos a ese tiempo de la niñez, e incluso, nos decidamos a jugar, como ellos, en la plaza, en unos columpios, en la playa... ¡En tantos sitios!.

Como digo en unos versos, "¡Bendita niñez!... Quizás porque todos hemos sido niños y, algunos, en el fondo, todavía no hemos despertado de aquel sueño.

4.468 - DI, CORAZÓN...

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Di, corazón,

aquello que se esconde

tras tus latidos.


Di lo que guardas.

No temas nos asuste

su contenido.


Si así lo hicieras

veríamos el mundo

de otra manera.


Porque los niños

precisan de respuestas

a sus preguntas.


También los hombres

precisan a los niños

que un día fueron.


De esta manera

serán los corazones

como unos lazos.


Ellos reúnen

edades y recuerdos

celosamente.


Igual que guardan

el néctar de la vida

que hemos vivido.


¡Di, corazón...!

Despeja nuestras dudas

y abre tu puerta.


Rafael Sánchez Ortega ©

04/10/20


Esta vez es la pregunta que muchas veces le hemos realizado al corazón que llevamos dentro, para que nos aclare alguna duda existencial o sentimental que podemos tener. Lo que ocurre es que el corazón no habla y si lo hace es de una manera tan silente y callada que solamente le puede escuchar el alma. Así, entre los dos, se intercambian mensajes, ríen y lloran, y solo nos dejan ver un poquito de ese néctar delicioso que guardan en el pecho.

4.467 - CAEN LAS HOJAS...

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Caen las hojas,

despacio de los árboles

por el otoño.


Es muy bonito

mirar este desfile

multicolor.


La luz, el sol,

el bosque y sus encantos...

¡Qué maravilla!


Pero también

las hojas van al suelo

a descansar.


Después de un tiempo,

fugaz, de primavera,

llegó el verano,


Fue la explosión,

del árbol y las flores

entre sus ramas.


Allí surgió

la vida y la esperanza

con el amor.


Luz y alegría,

colores y latidos

que ahora descansan.


Es el otoño,

musito y me estremezco,

mientras suspiro.


Rafael Sánchez Ortega ©

03/10/20


Qué duda cabe que el otoño es una estación especial, aunque también aparece como una estación triste, diría que muy triste, cuando debería ser al contrario. Es cierto que en estas fechas, y concretamente en noviembre, nos encontramos con los días uno y dos del mes con el significado que tienen sobre la vida y la muerte. Quizás ese es el motivo de la tristeza, pero ¿no hay en ella luz y colorido? 

Pues sí, es cierto que lo hay y además especial. El color es más vivo, más fuerte, más intenso y con unos tonos más logrados, que llegan más a los ojos y al corazón. Y pasa igual con el manto de los árboles en los bosques y jardines, ya que, en otoño,  empieza el acto erótico de irse desnudando la naturaleza y hace con una lentitud exasperante y despojándose de ropas y vestidos en un baile sinuoso con la brisa y el viento que sopla en cada momento. También, es cierto, que la lluvia participa y  arrastra al suelo a las hojas, aunque de manera diferente y más violenta, sin ese cariño infantil de la brisa. 


4.466 - GOTAS DE LLUVIA...

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Gotas de lluvia

bajando de las nubes

cual lagrimones.


Una sonrisa

se escapa de sus labios

hoy temblorosos.


Busca, en el mundo,

la vida de la tierra

con sus latidos.


Son de cualquier

poeta, enamorado

que las recoja.


Pero se pierden

por calles y cunetas

y alcantarillas.


Van a la mar

por fangos y cloacas

desconocidos.


Llora la lluvia

al verse despreciada

y yo con ella.


Es un dolor

sencillo y transparente

del verso herido.


Verso que vuela,

que cruza el universo

y que se pierde.


Así es la vida

cual gota de una lluvia

que nadie aprecia.


Rafael Sánchez Ortega ©

02/10/20


Mirando y pensando en esas gotas de lluvia que caen del cielo y que se pierden por calles y caminos, que atraviesan cunetas y fangales y que van a parar al mar. Pequeñas gotas que todos añoramos en algún momento de la vida y "vida" misma que late y llega al corazón de los hombres que no quieren dejar de ser niños.

4.465 - CREO QUE ES PRONTO...

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Creo que es pronto,

no te vayas aún,

quédate un rato.


Si tú lo quieres

veremos las estrellas

unos minutos.


Y si prefieres

soñar con lo imposible

sigue a mi lado.


No te prometo

edenes imposibles,

si acaso vida.


Vida a tus ojos,

colores que latentes

te hagan reír.


Y suspirar

de modo muy sincero

sintiendo paz.


Aunque anochezca

la vida continúa

y tú lo sabes.


Sigue en la noche,

detrás de las ventanas

y en los jardines.


Y hasta mi alma

precisa estremecerse

con tus latidos.


Rafael Sánchez Ortega ©

01/10/20


He tratado de relatar la petición de una persona a otra ante la llegada de la noche y la posible marcha de su lado. Quizás he tratado de llevar a los versos y a las letras a ese mundo de los sueños, "tan nuestro", donde dan paso a escenas y mundos paralelos, que sin reales, dan vida y hacen que el corazón lata con más fuerza porque la sangre corre desbocada por las venas.

Al final, el protagonista, también quiere fundirse en ese sueño infantil y eterno del amor para estremecerse con los latidos de la persona amada.


4.464 - LA SUAVE VOZ...

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La suave voz

del mar en la escollera

deja nostalgias.


Es la resaca

que ofrece en los susurros

mil narraciones.


Vienen las olas

con algas y salitres

hasta la orilla.


Siento el candor

entrando por mis venas

y me estremezco.


Yo vivo aquí,

mirando el horizonte,

desde la aldea.


Puerto pesquero,

de nombre conocido

en todo el norte.


En él, hay hombres,

de rostro muy curtido,

y boina puesta.


Hoy, las traineras,

con cañas y aparejos,

guardan silencio.


Manos y remos

bregando con toletes

también descansan.


Rafael Sánchez Ortega ©

30/09/20


El mar, la mar, la suave voz que llega a la escollera con las resacas en pleamar, y luego esa voz que se va difuminando a medida de que la marea baja hasta permanecer en silencio durante unas horas. Mas tarde, tras ese descanso vuelve a afinar su voz y suena y llega, entrando con el salitre y las algas hasta venir a dormir en las arenas de la playa...

...Y de fondo una aldea. Un puerto del norte. Cualquiera de los que conozco o me invento en mis sueños. Unos marineros, unas traineras, unos rostros curtidos, sus trajes de mahón, las boinas, los remos...

El mar, la mar...

4.463 - CAFÉ CON LECHE...

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Café con leche,

tomabas en la tarde,

con unas pastas.


Era tu tiempo,

minutos de descanso

y de evasión.


Quizás, entonces,

parabas en tus sueños

y fantasías.


Yo te miraba,

sumido en el silencio,

con reverencia.


De vez en cuando,

tus ojos me buscaban

y sonreías.


Quizás, entonces,

veía en ti a la estrella,

del faro y puerto.


Tus finos dedos

llevaban la tacita

hasta los labios.


Y allí apuraban

la crema y el rescoldo

de aquel café.


Luego volvías

al mundo de la infancia

y de mis sueños.


¡Tiernos recuerdos

de madre y de utopías,

con un café!


Rafael Sánchez Ortega ©

29/09/20


Es una figura entrañable y un cuadro que muchas veces hemos leído y pensado en vivir intensamente en algún momento de la vida con ese ser tan maravilloso como es nuestra madre. No recuerdo haberlo vivido así, exactamente, porque quizás nunca se dio esa ocasión, pero he tenido la suerte de poderlo "vivir" en mis sueños, en mis lecturas y de ahí este ensayo y estas letras que intentan, de alguna manera, reflejar el acto sencillo y un rato, en una tarde, con la persona maternal y querida.

4.462 - EN EL SILENCIO...

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En el silencio

se esconden las respuestas

a tus preguntas.


Pero están cerca,

las tienes a tu lado

y van contigo.


Quizás la noche

las cubra con su manto

y te las duerma.


Quizás el frío,

la escarcha y el relente

te las esconda.


Pero no temas,

irán donde tu vayas,

a cualquier parte.


Son importantes,

(y así lo consideras),

para tu vida.


Busca, sin miedo,

los gritos que se ahogan

en tantos versos.


Busca en el alma

la voz que parpadea

y que suspira.


...Y si la encuentras,

sabrás que tus preguntas

tienen respuesta.


Rafael Sánchez Ortega ©

28/09/20


Creo que en. muchos, de nuestros silencios, se encuentran las respuestas a tantas preguntas que nos hacemos a lo largo de la vida. 

Quizás en esos años de juventud y adolescencia, cuando el alma crece y mira a todas partes buscando una respuesta a la vida. Quizás cuando en la edad madura el hombre mira al cielo esperando la respuesta que no llega a sus dudas. Quizás en ese camino tortuoso del otoño y del invierno, cuando la persona avanza titubeando por un sendero difícil y lleno de interrogantes acerca del destino...

Pienso que el silencio tiene las preguntas y las respuestas guardadas celosamente y que somos nosotros, los que, con paciencia, debemos ir a buscarlas y a saciar la sed del alma que se ahoga por las mismas, para encontrar la paz, la felicidad y el amor.

4.461 - EL CAMPANARIO...

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El campanario

tenía una escalera 

de caracol.


Otra escalera

llevaba hasta los cielos

a muchos niños.


También había

peldaños que bajaban

hasta los sótanos.


Una casona,

con pinta de palacio,

en la Montaña.


Casa de piedra

con yedra en las paredes

y en las ventanas.


Largos balcones,

entrada solariega

y dos escudos.


Viejos blasones

que cuentan, en silencio,

algo de historia.


Porque el desván

custodia manuscritos

que así lo cuentan.


Hoy, el presente,

me deja en la casona

con la nostalgia.


Rafael Sánchez Ortega ©

27/09/20


Quizás he intentado hacer un repaso o recuerdo a la vieja iglesia o a la casona del Ayuntamiento, con sus escaleras que subían al campanario, desvanes y la que bajaba al sótano. Es una especie de recuerdo de las viejas casonas Montañesas, (algunas quedan), que vimos de niños y que contemplábamos con nuestros ojos infantiles tratando de descubrir e imaginar quienes vivían y las construyeron y qué historia encerraban entre sus piedras.

4.460 - LARGOS SENDEROS...

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Largos senderos

que antaño transitaban

los peregrinos.


Rutas de plata

con marcas de las huellas

de caminantes.


Trozos de historia,

jalonando rincones

de las aldeas...


¡Seguid ahí!

Que no desaparezcan

vuestros recuerdos.


Seréis los faros,

señales del pasado

para el presente.


Vida y retales, 

latentes, de otros tiempos,

que no se olvidan.


Muchos quisieran

borrar, con el silencio,

tantas palabras.


Son los suspiros

que grita el pavimento

cuando se cruza.


Es la esperanza

que vuelve hasta las almas

desde la historia.


Rafael Sánchez Ortega ©

26/09/20


Hoy trato de hacer un repaso a la historia y a esa que ha quedado grabada en las almas y en los recuerdos de algunos que ya peinamos "canas". Parece que ahora hay un interés "morboso" por querer silenciar esa parte de la historia. Historia con mayúsculas que ha sido la que, para bien o para mal, nos ha conducido a lo que somos. No sé que interés tienen ciertas personas, (mejor sí lo sé y me consta, por desgracia), por tratar de ocultar y silenciar el pasado. Creo que la historia debe de contarse y relatarse como la hemos recibido, sin manipular, sin aumentar o disminuir nada. Doctores tiene esa ciencia, (y lectores), para que cada uno saque sus propias conclusiones. Quizás hay una historia oculta y callada en esas piedras, en esos caminos, incluso en ese polvo y arena de las cunetas. Historia y nostalgia, pero nunca silencio y vacío hacia el futuro.

4.459 - ESTÁ LLOVIENDO...

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Está lloviendo.

Los ojos de los cielos

lloran de nuevo.


El día es triste.

con nubes y la bruma

del fiel otoño.


Era esperado.

Septiembre va pasando

muy sutilmente.


Dicen que nieva,

arriba, en las montañas,

con gran ventisca.


Guardo recuerdos

de algunos llantos blancos

desde los cielos.


Abrí los brazos

y quise, con mis dedos

tocar sus lágrimas.


Pero escapaban,

en gotas cristalinas,

los finos copos.


Hoy, un suspiro,

me llega con la lluvia

de aquellos días.


Miro y sonrío,

la lluvia, con su llanto,

también susurra.


Rafael Sánchez Ortega ©

25/09/20


He intentado llevar a los versos esa lluvia y ese llanto de los cielos ya que cuántas veces somos nosotros los que extendemos la mano para lograr descifrar su mensaje y entrar en ese secreto que solo los niños logran alcanzar. También me vino a la cabeza los días en la montaña, cuando en vez de gotas de lluvia caían copos de nieve y entonces sonreía y trataba de llevar a los labios ese llanto divino mientras caminaba. La lluvia y la nieve tienen algo en común, igual que nosotros con los niños.

4.458 - EN EL COLEGIO...

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En el colegio,

en medio de los libros,

nos descubrimos.


En los columpios,

jugando en los recreos,

nos conocimos.


En los pupitres,

leyendo a Don Quijote,

nos sonreímos.


...Y aquellos ratos,

de sueños infantiles,

no los olvido.


Recuerdo un día,

rezando el fiel rosario

en la capilla.


Me dio un capón,

la madre superiora

y por mirarte.


Pero tú estabas,

ausente, con tus sueños,

en otra parte.


Y me dolió,

saberte en la distancia,

más que el castigo.


Pero así fue

la anécdota de un día

de aquella infancia.


Rafael Sánchez Ortega ©

24/09/20


Hoy me acordé de una anécdota de la infancia y de algo real y que ocurrió en una tarde de mayo. Era el rosario y subíamos a la iglesia los chicos y chicas de los colegios para rezar en esas fechas. Allí ocurrió lo que cuentan los versos. Al parecer "alguien" estaba distrayendo o "molestando" a una chica, y "al parecer", el culpable era yo. Así que me gané una buena reprimenda por parte de la monja, a pesar de que yo siempre lo negué. Por cierto, recuerdo esta anécdota, pero no que fuera el culpable de la misma y tampoco quién era la chica. (Cosas de la edad, supongo)

4.457 - VUELA PALOMA...

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Vuela paloma

y entrega este mensaje

que va en los versos.


Es un poema

nacido en una tarde

para sus ojos.


Quiero que vean

el día que yo veo

y le disfruten.


Quiero que sientan

la brisa de la costa

y del nordeste.


También deseo

que lleven los latidos

del mar cantábrico.


Y hasta el salitre,

sesgado de las olas

quiero mandarle.


Pero sin duda

el centro del mensaje

está en los besos.


Besos inquietos,

sinceros e invisibles,

en la distancia.


Versos creados

pensando en su figura

y en sus pupilas.


Rafael Sánchez Ortega ©

23/09/20



(Esta vez la paloma lleva un mensaje en su pico que es unas letras en un poema y un mensaje invisible con ellas para decir todo lo que siente la persona que se queda en la playa mirando como vuela, a su destino, y desaparece en el horizonte.

Paloma y deseos que tantas veces hemos soñado y añorado en esos tiempos donde la ilusión y la esperanza eran parte de nuestra vida, y, quizás ahora, en estos momentos tan especiales que estamos viviendo.)

4.456 - UN GRAN SILENCIO...

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Un gran silencio

se extiende por los ojos

que parpadean.


Igual los labios

buscando las palabras

que ya no encuentran.


Ojos y labios

vencidos, confundidos,

por el Alzheimer.


¿Qué puedo daros...?

¿...Si acaso unas sonrisas

y mis palabras?


...Pero algo más...

¡Quisiera que tuvieran

mi propia vida!


Que compartieran

conmigo su silencio

y yo con ellos.


Quiero deciros

que escucho los mensajes

de tus pupilas.


Y hasta esos labios

sutiles, delicados,

voy sin palabras.


¡...Ojos y labios,

que tanto me entregasteis,

seguidme hablando...!


Rafael Sánchez Ortega ©

22/09/20


(Con mi silencio y cariño, y unas lágrimas veladas y sinceras, en este día tan especial y cariñoso. Estoy con estas personas y también quiero que estén mis versos. ¡Ojalá pudieran ellos sentir la sonrisa y el latido de la vida, como sus ojos y sus labios piden en esas llamadas y gritos infantiles..!)