5.238 - HOLA CANIJO...



¡Hola canijo!,

dijiste en un susurro

y sonreí.


Me hacía gracia

oír desde tus labios

este saludo.


Pero sentía

que el alma se llenaba

de gran ternura.


Éramos niños

que estaban despertando

su poesía.


La vida entera

entraba en sus sentidos

con brisa fresca.


¡Hola canija!,

también te contestaba,

¿qué es de tu vida?


Y tu silencio

se unía a mi silencio,

tras el saludo.


Nada pensaban

los locos corazones

de algún futuro.


Solo vivían

el día y el presente

que les tocaba.


Eran sus risas,

trabajos y sus juegos

todo un conjunto.


¡Bella amistad,

cariño entre dos almas,

sin darse cuenta!


Así nacieron,

canija, nuestros sueños

irrealizables.


Hoy ya no importa,

aunque pasen los años,

siguen los sueños.


Rafael Sánchez Ortega ©

06/10/22

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