4.770 - CONFIDENCIA.
(Versos inspirados en otros de los autores llamados "poetas malditos", americanos)
Yo no sé amar,
y ese es mi problema.
En realidad son los niños
los que sueñan
y yo me engaño porque pienso
que puedo alcanzar las estrellas con mis dedos
y regalarlas luego en forma de versos
a la persona que ha conseguido
iluminar mi alma,
y estremecer mi corazón,
con su sonrisa y su voz incomparables.
Los niños no se engañan
y viven su realidad en el presente,
tan lleno de inocencia,
pero yo, ya, no soy un niño
aunque me aferre a esa utopía
y desée fervientemente que el tiempo se pare,
y que las manecillas del reloj se queden dormidas.
Es posible que los niños amen así,
y que el mundo del amor sea algo tan simple,
como la vida misma que dictan
sus pupilas inocentes.
Pero yo no soy un niño
y aquella etapa de la vida quedó atrás,
hace mucho tiempo,
aunque me aferre a ella, y a los recuerdos,
para tenerla siempre presente,
como las estrellas, en la noche,
de este largo invierno que recorro vacilante.
El niño avanza sin miedo
y el hombre reflexiona y se llama tonto
por ceder a la tentación de los sueños infantiles,
y a ese amor que se apaga y se extingue
con el paso de los días y la vida.
"Yo no sé amar,
y por eso te confieso este secreto,
poesía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/08/21
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