5.736 - ¡CUÁNTA SOLEDAD...!



¡Cuánta soledad he padecido

sin tu voz y tu risa admirable,

y ese labio sutil, tan amable,

que buscaba mi labio encendido!


Hoy te siento en el cuerpo prendido,

alfiler del amor, agradable, 

traspasando mi pecho, culpable,

con la flecha sagaz de Cupido.


Y te digo que sí, que te amo

que preciso tu risa sincera

y la voz que me deje una nana.


Se estremece la rosa en su ramo

y la sangre en las venas se altera,

al saber tu presencia cercana.


Rafael Sánchez Ortega ©

31/01/24

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