ES OTOÑO, LO SÉ, Y SOY CONSCIENTE...
Es otoño, lo sé, y soy consciente
de que el tiempo que pasa no regresa,
que los sueños son sueños solamente
y la vida tan sólo es una empresa.
Aquí estamos, quizás, por accidente,
con mi letra que sale tan traviesa,
esperando ese río y afluente
que me traiga ese beso y la promesa.
Pero el río se encuentra muy distante,
y sus aguas son hielo en las montañas
que la nieve da forma cada día.
No me importa el otoño ni el desplante,
sólo quiero besar esas pestañas
de unos ojos que brillan todavía.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/10
de que el tiempo que pasa no regresa,
que los sueños son sueños solamente
y la vida tan sólo es una empresa.
Aquí estamos, quizás, por accidente,
con mi letra que sale tan traviesa,
esperando ese río y afluente
que me traiga ese beso y la promesa.
Pero el río se encuentra muy distante,
y sus aguas son hielo en las montañas
que la nieve da forma cada día.
No me importa el otoño ni el desplante,
sólo quiero besar esas pestañas
de unos ojos que brillan todavía.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/10
LLEVO UN CALOR ARDIENTE EN EL COSTADO
Llevo un calor ardiente en el costado,
es un volcán con fuego retenido,
es la pasión, la sed y hasta el pecado
del caminante infiel descolorido.
Pero el rosal del pecho deshojado,
oculta el corazón con su gemido,
y también el cuaderno rescatado
con la rosa sagrada del olvido.
Es un sueño fugaz, una quimera,
una ilusión por ti siempre soñada
para beber el cáliz de tu vida.
Pero sé bien que el sueño, cuando muera,
silenciará los versos a mi amada
y, quedaré sangrando por la herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/10
es un volcán con fuego retenido,
es la pasión, la sed y hasta el pecado
del caminante infiel descolorido.
Pero el rosal del pecho deshojado,
oculta el corazón con su gemido,
y también el cuaderno rescatado
con la rosa sagrada del olvido.
Es un sueño fugaz, una quimera,
una ilusión por ti siempre soñada
para beber el cáliz de tu vida.
Pero sé bien que el sueño, cuando muera,
silenciará los versos a mi amada
y, quedaré sangrando por la herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/10
ES...
Es una hoja en Octubre
llega volando hasta el río,
besa las aguas que bajan
con un ardiente suspiro.
Es una gota de lluvia
que de la nube ha venido,
besa los labios sedientos,
luego prosigue el camino.
Es una cara curtida
con unos ojos bonitos,
una mirada profunda
que busca el mar y al marino.
Es una plaza desierta
donde no juegan los niños,
estos en clase proclaman:
"Cinco por una son cinco"
Es un rincón de la iglesia
con un farol encendido,
allí se encuentra la Virgen
para que reces con tino.
Es un viejito que avanza
entre las hayas y tilos,
busca aquel banco caliente
que le proteja del frío.
Es un tic-tac que te llega
como si fuera un sonido,
es sin embargo aquel eco
que te devuelve el cariño.
Es un poeta sin pluma,
una cuartilla sin brillo,
mil ilusiones soñadas
que me robó tu latido.
...Y sin embargo te quiero
y hasta me quedo tranquilo,
porque tu nombre me llega
con un susurro sencillo.
Es una brisa que viene
y que me abraza con brío,
tiene de esencia el salitre
en ese abrazo infinito.
"...Es una hoja de Octubre,
una madeja con hilo,
es un otoño que avanza
y que se queda conmigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/10/10
llega volando hasta el río,
besa las aguas que bajan
con un ardiente suspiro.
Es una gota de lluvia
que de la nube ha venido,
besa los labios sedientos,
luego prosigue el camino.
Es una cara curtida
con unos ojos bonitos,
una mirada profunda
que busca el mar y al marino.
Es una plaza desierta
donde no juegan los niños,
estos en clase proclaman:
"Cinco por una son cinco"
Es un rincón de la iglesia
con un farol encendido,
allí se encuentra la Virgen
para que reces con tino.
Es un viejito que avanza
entre las hayas y tilos,
busca aquel banco caliente
que le proteja del frío.
Es un tic-tac que te llega
como si fuera un sonido,
es sin embargo aquel eco
que te devuelve el cariño.
Es un poeta sin pluma,
una cuartilla sin brillo,
mil ilusiones soñadas
que me robó tu latido.
...Y sin embargo te quiero
y hasta me quedo tranquilo,
porque tu nombre me llega
con un susurro sencillo.
Es una brisa que viene
y que me abraza con brío,
tiene de esencia el salitre
en ese abrazo infinito.
"...Es una hoja de Octubre,
una madeja con hilo,
es un otoño que avanza
y que se queda conmigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/10/10
UNA LUNA ROJA Y LLENA
Una luna roja y llena
rompe y rasga el horizonte,
es hermosa su figura
y hasta el alma sobrecoge.
¡Ay mi luna, luna llena
ven aquí con tus colores,
con el rojo de esa cara
y con tantos que tú escondes!
Te paseas por la playa
que dormita por la noche,
con sus olas cantarinas
que nos dejan dulces sones.
Pero buscas en la música
esas notas con acordes,
que los mares caprichosos,
ora estiran y ora encogen.
Y te meces en sus olas
con mil giros en desorden,
-"¡baila, baila, luna llena!"-,
es el eco quien responde.
Yo te vi como salías
y venías a los hombres,
a dejarnos tu sonrisa
siempre eterna y sin dar voces.
Porque tienes esa gracia,
la frescura de los bosques,
el encanto de tu brillo
y ese rojo que me absorve.
Los marinos se detienen
mientras sueltan sus chicotes,
y tú sales entre nubes
y suspiros que se oyen.
A lo lejos suena un baile,
va a llegar la medianoche,
una calma cae del cielo
con tu luz y tus mechones.
Las sirenas que te esperan,
van gritando ya tu nombre,
"¡Luna llena, luna roja
ven aquí que dan las doce!"
Hay latidos en el pecho
que resuenan como goznes,
es la sangre acelerada
por tus venas al galope.
"...Una luna roja y llena
ha venido en esta noche
a ofrecerme su sonrisa
y a bailar un pasodoble..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 27/10/10
rompe y rasga el horizonte,
es hermosa su figura
y hasta el alma sobrecoge.
¡Ay mi luna, luna llena
ven aquí con tus colores,
con el rojo de esa cara
y con tantos que tú escondes!
Te paseas por la playa
que dormita por la noche,
con sus olas cantarinas
que nos dejan dulces sones.
Pero buscas en la música
esas notas con acordes,
que los mares caprichosos,
ora estiran y ora encogen.
Y te meces en sus olas
con mil giros en desorden,
-"¡baila, baila, luna llena!"-,
es el eco quien responde.
Yo te vi como salías
y venías a los hombres,
a dejarnos tu sonrisa
siempre eterna y sin dar voces.
Porque tienes esa gracia,
la frescura de los bosques,
el encanto de tu brillo
y ese rojo que me absorve.
Los marinos se detienen
mientras sueltan sus chicotes,
y tú sales entre nubes
y suspiros que se oyen.
A lo lejos suena un baile,
va a llegar la medianoche,
una calma cae del cielo
con tu luz y tus mechones.
Las sirenas que te esperan,
van gritando ya tu nombre,
"¡Luna llena, luna roja
ven aquí que dan las doce!"
Hay latidos en el pecho
que resuenan como goznes,
es la sangre acelerada
por tus venas al galope.
"...Una luna roja y llena
ha venido en esta noche
a ofrecerme su sonrisa
y a bailar un pasodoble..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 27/10/10
QUIZÁS ENTRE LOS PLIEGUES DE TU ALMA...
Quizás entre los pliegues del vestino
se encuentren las estrellas que buscaba,
las blancas mensajeras de la noche
sacadas de los cuentos de las hadas.
El quiere penetrar en sus secretos,
saber poquito a poco lo que guardan,
sentir esa llamada temblorosa,
la luz tan persuasiva de su llama.
Y piensa que en el fondo de su pecho
existe un manantial con agua clara,
el mismo donde acuden tan sedientos
los corzos, las palomas y las garzas.
Es fácil que le embriague la locura
pensando en estas cosas insensatas,
¡...Soñar con las estrellas de los cielos
durmiendo entre los pliegues de su falda...!
-"No sé si la locura de los cuerdos
excede a la locura de quien ama,
ni sé si las estrellas tienen vida-,
murmura nuestro hombre sin palabras.
Entonces se concede esta licencia
no hay normas al poeta ni distancias,
existe para él la fantasía
que mezcla con sus letras tan sagradas.
Él piensa en mariposas de colores
volando entre las rosas y las jaras,
y vuela a su costado simplemente,
tratando de libar una esperanza.
Él sueña con las olas de los mares
que llegan a dormir hasta la playa,
y juega con sus rizos blanquecinos,
la esencia de la vida en sus entrañas.
Y siente con que duermen a su lado,
ajenas al bullicio y la jarana,
las bellas lucecitas de la noche,
los faros inocentes de su alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 26/10/10
se encuentren las estrellas que buscaba,
las blancas mensajeras de la noche
sacadas de los cuentos de las hadas.
El quiere penetrar en sus secretos,
saber poquito a poco lo que guardan,
sentir esa llamada temblorosa,
la luz tan persuasiva de su llama.
Y piensa que en el fondo de su pecho
existe un manantial con agua clara,
el mismo donde acuden tan sedientos
los corzos, las palomas y las garzas.
Es fácil que le embriague la locura
pensando en estas cosas insensatas,
¡...Soñar con las estrellas de los cielos
durmiendo entre los pliegues de su falda...!
-"No sé si la locura de los cuerdos
excede a la locura de quien ama,
ni sé si las estrellas tienen vida-,
murmura nuestro hombre sin palabras.
Entonces se concede esta licencia
no hay normas al poeta ni distancias,
existe para él la fantasía
que mezcla con sus letras tan sagradas.
Él piensa en mariposas de colores
volando entre las rosas y las jaras,
y vuela a su costado simplemente,
tratando de libar una esperanza.
Él sueña con las olas de los mares
que llegan a dormir hasta la playa,
y juega con sus rizos blanquecinos,
la esencia de la vida en sus entrañas.
Y siente con que duermen a su lado,
ajenas al bullicio y la jarana,
las bellas lucecitas de la noche,
los faros inocentes de su alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 26/10/10
BRUMAS DE HOSPITAL
Hay guantes, mascarillas, cloroformo,
asépticos pañales y vendajes,
las luces parpadean débilmente,
los médicos se visten con desaire.
Hay roces que susurran al oído,
se miden las presiones arteriales,
se ausculta con paciencia el pecho débil,
se cuentan los latidos de la sangre.
El pecho fatigado cobra vida,
renueva sus impulsos tan vitales,
suspiran unos labios temblorosos
y buscan a los labios que les hablen.
Un largo mostrador, en los pasillos,
reune los informes e historiales,
tras ellos enfermeras y doctores
se inclinan con sus rostros expectantes.
La vida del paciente está en sus manos,
en breves decisiones singulares,
confían en la fuerza del enfermo
y quieren que conserve sus constantes.
Lograr esta victoria es su objetivo,
se ayudan de la ciencia como nadie,
es una cuenta atrás contra la muerte,
vencer la enfermedad es lo que vale.
El día pasa rápido en Urgencias,
electros y analíticas que canten,
que digan lo que pasa en el enfermo
a fin de conseguir pronto sanarle.
Confusos, sudorosos, ya abandonan,
los médicos regresan a sus lares,
y dejan a su espalda el largo día
de lucha contra el mal y enfermedades.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/10/10
asépticos pañales y vendajes,
las luces parpadean débilmente,
los médicos se visten con desaire.
Hay roces que susurran al oído,
se miden las presiones arteriales,
se ausculta con paciencia el pecho débil,
se cuentan los latidos de la sangre.
El pecho fatigado cobra vida,
renueva sus impulsos tan vitales,
suspiran unos labios temblorosos
y buscan a los labios que les hablen.
Un largo mostrador, en los pasillos,
reune los informes e historiales,
tras ellos enfermeras y doctores
se inclinan con sus rostros expectantes.
La vida del paciente está en sus manos,
en breves decisiones singulares,
confían en la fuerza del enfermo
y quieren que conserve sus constantes.
Lograr esta victoria es su objetivo,
se ayudan de la ciencia como nadie,
es una cuenta atrás contra la muerte,
vencer la enfermedad es lo que vale.
El día pasa rápido en Urgencias,
electros y analíticas que canten,
que digan lo que pasa en el enfermo
a fin de conseguir pronto sanarle.
Confusos, sudorosos, ya abandonan,
los médicos regresan a sus lares,
y dejan a su espalda el largo día
de lucha contra el mal y enfermedades.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/10/10
ME QUEDO CON TU NOMBRE...
Me quedo con tu nombre de miel y libertad
y guardo tu sonrisa sincera como el pan,
los hombres nacen libres y empiezan a rezar
y es algo que de niños se aprende, nada más.
Hay olas en la playa que nacen en el mar,
hay barcos que navegan con viento por detrás,
las múltiples gaviotas despierta pronto ya,
y vuelan perezosas rumbo a la inmensidad.
Yo quise ser marino, no quise ser zagal,
cruzar los anchos mares con puertos que atracar,
yo quise ser gaviota buscando la verdad,
la costa no lejana, el faro con su paz.
Más marcho vacilante, doy pasos para atrás,
camino entre las sombras y quiero descansar,
dormir en blando lecho teniendo en el costal
el cáliz de tu cuerpo tan lleno de ansiedad.
Yo sueño con tu nombre, te quiero ya besar,
y sueño con tus ojos mirando al vendabal;
tu buscas la galerna, la nube del rapaz,
la lágrima traidora que el cielo va a rasgar.
Me quedo con tu abrazo, eterno y sin igual,
tu nombre entre mis labios, tu rostro tan solaz,
y grito que soy libre, te miro sin parar,
no debo nada al mundo, pues tengo libertad.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/10/10
y guardo tu sonrisa sincera como el pan,
los hombres nacen libres y empiezan a rezar
y es algo que de niños se aprende, nada más.
Hay olas en la playa que nacen en el mar,
hay barcos que navegan con viento por detrás,
las múltiples gaviotas despierta pronto ya,
y vuelan perezosas rumbo a la inmensidad.
Yo quise ser marino, no quise ser zagal,
cruzar los anchos mares con puertos que atracar,
yo quise ser gaviota buscando la verdad,
la costa no lejana, el faro con su paz.
Más marcho vacilante, doy pasos para atrás,
camino entre las sombras y quiero descansar,
dormir en blando lecho teniendo en el costal
el cáliz de tu cuerpo tan lleno de ansiedad.
Yo sueño con tu nombre, te quiero ya besar,
y sueño con tus ojos mirando al vendabal;
tu buscas la galerna, la nube del rapaz,
la lágrima traidora que el cielo va a rasgar.
Me quedo con tu abrazo, eterno y sin igual,
tu nombre entre mis labios, tu rostro tan solaz,
y grito que soy libre, te miro sin parar,
no debo nada al mundo, pues tengo libertad.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/10/10
PARECE QUE LA VIDA TE CONFUNDE
Parece que la vida te confunde,
que pasas mucho tiempo en hospitales,
las sombras van llegando con la bruma
y ocultan las miradas de las calles.
Hay una soledad inconfundible
que surge paso a paso en las ciudades,
diría que el silencio es como el hielo,
se funde como el agua en los cristales.
Las almas se congelan poco a poco,
y en ellas sentimientos y verdades,
hay sendas que conducen al vacío
y espejos que reflejan sus retales.
Un cuerpo se debate en una cama,
quizás con pesadillas infernales,
un pecho que respira muy inquieto
en medio de las toses y los ayes.
Parecen los violines de una orquesta,
lamentos y ronquidos hacia el aire,
y en medio el director con la batuta
nos llega la enfermera con su traje.
El verde es el color de la esperanza,
azules los colores señoriales,
el blanco representa la pureza
del médico que viene a preguntarte.
Los cuerpos y las almas ya no sufren,
dormitan entre sueros y sedantes,
flotando con la niebla y la inconsciencia,
ajenos a la vida y los mortales.
Te asomas a un pasillo solitario,
las luces parpadean un instante,
te llenas de la luz y su blancura,
parece que te besa y que te abrace.
Entonces te despìertas sudoroso,
la fiebre ha penetrado por tu sangre,
avanza locamente por tu cuerpo,
ahogando el corazón que torpe late.
...La muerte ya se acerca a la victoria
y tú, mi gran amigo, ya lo sabes,
la eterna paradoja de la vida
se cumple de manera irremediable.
Vivimos y morimos sin saberlo,
en plena confusión con las edades,
soñamos y queremos utopías
y amamos deseando que nos amen.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 23/10/10
que pasas mucho tiempo en hospitales,
las sombras van llegando con la bruma
y ocultan las miradas de las calles.
Hay una soledad inconfundible
que surge paso a paso en las ciudades,
diría que el silencio es como el hielo,
se funde como el agua en los cristales.
Las almas se congelan poco a poco,
y en ellas sentimientos y verdades,
hay sendas que conducen al vacío
y espejos que reflejan sus retales.
Un cuerpo se debate en una cama,
quizás con pesadillas infernales,
un pecho que respira muy inquieto
en medio de las toses y los ayes.
Parecen los violines de una orquesta,
lamentos y ronquidos hacia el aire,
y en medio el director con la batuta
nos llega la enfermera con su traje.
El verde es el color de la esperanza,
azules los colores señoriales,
el blanco representa la pureza
del médico que viene a preguntarte.
Los cuerpos y las almas ya no sufren,
dormitan entre sueros y sedantes,
flotando con la niebla y la inconsciencia,
ajenos a la vida y los mortales.
Te asomas a un pasillo solitario,
las luces parpadean un instante,
te llenas de la luz y su blancura,
parece que te besa y que te abrace.
Entonces te despìertas sudoroso,
la fiebre ha penetrado por tu sangre,
avanza locamente por tu cuerpo,
ahogando el corazón que torpe late.
...La muerte ya se acerca a la victoria
y tú, mi gran amigo, ya lo sabes,
la eterna paradoja de la vida
se cumple de manera irremediable.
Vivimos y morimos sin saberlo,
en plena confusión con las edades,
soñamos y queremos utopías
y amamos deseando que nos amen.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 23/10/10
PUEDES LIBRAR EL YUGO CON TUS DIENTES...
Puedes librar el yugo con tus dientes,
puedes romper el cerco que te acosa...
...Para beber el agua de la fuente
y contemplar el brillo de la rosa.
Puedes sentir la fiebre de tu frente,
puedes notar el beso que se posa...
...Para temblar enfermo fatalmente
y buscar el amor en cada cosa.
Pero a tu Dios no tienes que buscarle,
está a tu lado, ahí, en el costado,
trenzando los destinos de tu vida.
No busques a tu Dios, trata de amarle,
por ti nació y fue crucificado
para dejarte Amor, con esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 22/10/10
puedes romper el cerco que te acosa...
...Para beber el agua de la fuente
y contemplar el brillo de la rosa.
Puedes sentir la fiebre de tu frente,
puedes notar el beso que se posa...
...Para temblar enfermo fatalmente
y buscar el amor en cada cosa.
Pero a tu Dios no tienes que buscarle,
está a tu lado, ahí, en el costado,
trenzando los destinos de tu vida.
No busques a tu Dios, trata de amarle,
por ti nació y fue crucificado
para dejarte Amor, con esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 22/10/10
FANTASÍA DE SUEÑOS Y ELEGANCIA...
Fantasía de sueños y elegancia
con colores ardientes y ropaje...
Es la vida que cobra su importancia
ante el mar que se marcha en este viaje.
Hay un eco que suena en la distancia,
es un nombre pintado en el celaje
y nos llega el salitre y su fragancia
con el yodo que emite el oleaje.
Por los mares los hombres se desplazan,
bajo cielos un tanto borrascosos,
arribando a ese puerto de utopía.
Los caminos del mar no se entrelazan
porque son en verdad, maravillosos,
y están llenos de paz y de alegría.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 22/10/10
con colores ardientes y ropaje...
Es la vida que cobra su importancia
ante el mar que se marcha en este viaje.
Hay un eco que suena en la distancia,
es un nombre pintado en el celaje
y nos llega el salitre y su fragancia
con el yodo que emite el oleaje.
Por los mares los hombres se desplazan,
bajo cielos un tanto borrascosos,
arribando a ese puerto de utopía.
Los caminos del mar no se entrelazan
porque son en verdad, maravillosos,
y están llenos de paz y de alegría.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 22/10/10
¡QUÉ FÁCIL ES DEJAR EN LA CUARTILLA...!
¡Qué fácil es dejar en la cuartilla
los ecos del amor de aquel verano,
el beso que robaste en la capilla
y el tacto delicado de una mano!
Recuerdas el candor de la mejilla,
el labio que tenías tan cercano,
los dedos que rozaban tu barbilla
y el tierno escalofrío tan pagano.
Más todo fue pasado en un momento,
quedando en el silencio la jornada,
por culpa de los sueños y la noche.
Entonces concebiste aquel lamento,
el grito de tu alma desgarrada
mandando hasta los cielos su reproche.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/10
los ecos del amor de aquel verano,
el beso que robaste en la capilla
y el tacto delicado de una mano!
Recuerdas el candor de la mejilla,
el labio que tenías tan cercano,
los dedos que rozaban tu barbilla
y el tierno escalofrío tan pagano.
Más todo fue pasado en un momento,
quedando en el silencio la jornada,
por culpa de los sueños y la noche.
Entonces concebiste aquel lamento,
el grito de tu alma desgarrada
mandando hasta los cielos su reproche.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/10
A JESÚS...
A pesar de los vientos siderales,
a pesar de palomas mensajeras,
no me olvido de ti, querido amigo,
ni tampoco me olvido de tus letras.
Es difícil trazar una semblanza
y decir con palabras lo que piensas,
describir los detalles de una obra
y del alma que pinta sobre ella.
Porque hablamos de un hombre muy sencillo,
con la pluma y libreta siempre alerta,
y el humor que en la punta de sus labios
lleva siempre la crítica certera.
Pero el dardo paciente de sus ojos
lo transmite al cuaderno sin reservas,
no hay en él fantasía ni lirismo,
ni tampoco egoismo ni opulencia.
Sencillez es palabra que define
a este hombre y amigo de la aldea,
aunque viva hace años con nosotros
los recuerdos son muchos de su tierra.
Una tierra vecina y no lejana,
como él, caminante sin reservas,
conociendo a familias campesinas
que en su oído dejaban mil problemas.
Y de entonces nacieron personajes,
situaciones y cosas pintorescas,
que hábilmente describe con soltura
en lectura que llega muy amena.
A Jesús, todo el mundo le conoce,
su amistad ya traspasa las fronteras,
hay en él una gota de rocìo,
un suspiro que mana por sus venas.
Una sombra de paz, en sus relatos,
nos acerca aún más a las estrellas,
y el afecto tomado de las mismas
lo redacta sin más, de esta manera.
Orgullosos estamos de ti, amigo,
y queremos de veras que lo sientas,
pues tus letras hoy gritan con orgullo:
"¡Por ti, San Vicente de la Barquera!"
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/10
a pesar de palomas mensajeras,
no me olvido de ti, querido amigo,
ni tampoco me olvido de tus letras.
Es difícil trazar una semblanza
y decir con palabras lo que piensas,
describir los detalles de una obra
y del alma que pinta sobre ella.
Porque hablamos de un hombre muy sencillo,
con la pluma y libreta siempre alerta,
y el humor que en la punta de sus labios
lleva siempre la crítica certera.
Pero el dardo paciente de sus ojos
lo transmite al cuaderno sin reservas,
no hay en él fantasía ni lirismo,
ni tampoco egoismo ni opulencia.
Sencillez es palabra que define
a este hombre y amigo de la aldea,
aunque viva hace años con nosotros
los recuerdos son muchos de su tierra.
Una tierra vecina y no lejana,
como él, caminante sin reservas,
conociendo a familias campesinas
que en su oído dejaban mil problemas.
Y de entonces nacieron personajes,
situaciones y cosas pintorescas,
que hábilmente describe con soltura
en lectura que llega muy amena.
A Jesús, todo el mundo le conoce,
su amistad ya traspasa las fronteras,
hay en él una gota de rocìo,
un suspiro que mana por sus venas.
Una sombra de paz, en sus relatos,
nos acerca aún más a las estrellas,
y el afecto tomado de las mismas
lo redacta sin más, de esta manera.
Orgullosos estamos de ti, amigo,
y queremos de veras que lo sientas,
pues tus letras hoy gritan con orgullo:
"¡Por ti, San Vicente de la Barquera!"
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/10
LAS COSAS SENCILLAS
Las cosas sencillas
no cambian ni mueren
quizás se transforman
en hojas perennes.
Así son los hombres
de arruga en la frente,
con rostros curtidos,
canosas las sienes.
Así son las almas
que viven y sienten,
que ríen y lloran
y rezan sus preces.
Así son los niños
de madres valientes,
que van a la vida
felices y alegres.
Así son las rosas,
también los claveles,
así son los lirios
creciendo en el verde.
Las cosas sencillas
no cambian ni pueden,
los hombres las aman,
también las mujeres.
Así es el verano
que pasa muy breve,
con días muy claros
y noches candentes.
Así son las aguas,
con mares celestes,
así son las naves
con olas y peces.
Así es la montaña
con cimas agrestes,
vestida de blanco,
cubierta de nieve.
Así son los días
que nacen de siempre,
y llevan con ellos
pasiones crecientes.
"...Las cosas sencillas
no cambian ni quieren,
son flores de vida,
que nacen y mueren..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/10
no cambian ni mueren
quizás se transforman
en hojas perennes.
Así son los hombres
de arruga en la frente,
con rostros curtidos,
canosas las sienes.
Así son las almas
que viven y sienten,
que ríen y lloran
y rezan sus preces.
Así son los niños
de madres valientes,
que van a la vida
felices y alegres.
Así son las rosas,
también los claveles,
así son los lirios
creciendo en el verde.
Las cosas sencillas
no cambian ni pueden,
los hombres las aman,
también las mujeres.
Así es el verano
que pasa muy breve,
con días muy claros
y noches candentes.
Así son las aguas,
con mares celestes,
así son las naves
con olas y peces.
Así es la montaña
con cimas agrestes,
vestida de blanco,
cubierta de nieve.
Así son los días
que nacen de siempre,
y llevan con ellos
pasiones crecientes.
"...Las cosas sencillas
no cambian ni quieren,
son flores de vida,
que nacen y mueren..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/10
HE SUFRIDO BASTANTE EN EL PASADO
He sufrido bastante en el pasado
y mis ojos abrieron su fontana
la culpa fue un amor desenfrenado,
las lágrimas mojaron la ventana.
Ahora aquel pasado ha terminado,
la fuente se ha secado y ya no mana,
la sangre va a su rítmo, acompasado,
y el alma se renueva en la mañana.
Hay tiempos de tormentas y ciclones
y hay otros, generosos, de bonanza,
que curan tiernamente las heridas.
La vida no obedece a las razones,
se sueña y se mantiene la esperanza
buscando a las personas tan queridas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/10
y mis ojos abrieron su fontana
la culpa fue un amor desenfrenado,
las lágrimas mojaron la ventana.
Ahora aquel pasado ha terminado,
la fuente se ha secado y ya no mana,
la sangre va a su rítmo, acompasado,
y el alma se renueva en la mañana.
Hay tiempos de tormentas y ciclones
y hay otros, generosos, de bonanza,
que curan tiernamente las heridas.
La vida no obedece a las razones,
se sueña y se mantiene la esperanza
buscando a las personas tan queridas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/10
SENTÍA LA CARICIA DE TUS MANOS
Sentías la caricia de sus manos
rozando levemente por tu cara,
buscaban por los surcos y altiplanos
la esencia de la rosa y de la jara.
Sus dedos temblorosos y artesanos,
seguían, sin que nadie les llamara,
en medio de la barba y los pantanos
en busca de la fuente limpia y clara.
De pronto se pararon un momento,
notabas en el cuerpo escalofríos
cual fruto de una fiebre no curada.
Sentías las caricias, tan contento,
las llamas de mil fuegos tan bravíos
surgiendo de tu alma enamorada.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/10
rozando levemente por tu cara,
buscaban por los surcos y altiplanos
la esencia de la rosa y de la jara.
Sus dedos temblorosos y artesanos,
seguían, sin que nadie les llamara,
en medio de la barba y los pantanos
en busca de la fuente limpia y clara.
De pronto se pararon un momento,
notabas en el cuerpo escalofríos
cual fruto de una fiebre no curada.
Sentías las caricias, tan contento,
las llamas de mil fuegos tan bravíos
surgiendo de tu alma enamorada.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/10
HE PENSADO EN TU NOMBRE MUCHAS VECES
He pensado en tu nombre muchas veces
a pesar de ser nube en la distancia,
eras niebla y recuerdo de un pasado
y despacio, muy lejos, te marchabas.
Más el soplo de estrellas siderales
una luz me mandaba hasta mi casa,
unas sombras de huellas que se pierden
en el fondo profundo de la nada.
Pero yo, como siempre, incoformista,
ese nombre repito con prestanza,
es un grito que sale de mi pecho
en la noche profunda que me asalta.
Siento miedo, y también escalofríos,
una bruma me ahoga y atenaza,
tu presencia palpita todavía,
en la sangre que llega hasta mi alma.
No quisiera que mueran los recuerdos,
ni tampoco las rosas de la plaza,
es preciso que llegue ese suspiro
con la nota que arranca la mañana.
Más yo sigo pensando en tu figura,
tus caderas y curvas delicadas
y también la sonrisa de tus labios
que con gracia, paciente, me mostrabas.
Allí estabas plantada en aquel cuadro,
y una sombra alteraba tu mirada,
la pupila buscando el horizonte
una tarde de otoño en la montaña.
A tu lado, mirándote despacio,
era yo el testigo de tus ansias,
contemplaba aquel cuadro tan hermoso
y el ocaso dorado sin palabras.
Pero ahora tu nombre yo repito
en los bosques de robles y de hayas
y los mismos se quedan sorprendidos
y sus hojas derraman por el agua.
Baja el río a su lado raudamente
y tu nombre murmura en las gargantas,
lo repite seguido y sin descanso,
como el eco que emite mi plegaria.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/10
a pesar de ser nube en la distancia,
eras niebla y recuerdo de un pasado
y despacio, muy lejos, te marchabas.
Más el soplo de estrellas siderales
una luz me mandaba hasta mi casa,
unas sombras de huellas que se pierden
en el fondo profundo de la nada.
Pero yo, como siempre, incoformista,
ese nombre repito con prestanza,
es un grito que sale de mi pecho
en la noche profunda que me asalta.
Siento miedo, y también escalofríos,
una bruma me ahoga y atenaza,
tu presencia palpita todavía,
en la sangre que llega hasta mi alma.
No quisiera que mueran los recuerdos,
ni tampoco las rosas de la plaza,
es preciso que llegue ese suspiro
con la nota que arranca la mañana.
Más yo sigo pensando en tu figura,
tus caderas y curvas delicadas
y también la sonrisa de tus labios
que con gracia, paciente, me mostrabas.
Allí estabas plantada en aquel cuadro,
y una sombra alteraba tu mirada,
la pupila buscando el horizonte
una tarde de otoño en la montaña.
A tu lado, mirándote despacio,
era yo el testigo de tus ansias,
contemplaba aquel cuadro tan hermoso
y el ocaso dorado sin palabras.
Pero ahora tu nombre yo repito
en los bosques de robles y de hayas
y los mismos se quedan sorprendidos
y sus hojas derraman por el agua.
Baja el río a su lado raudamente
y tu nombre murmura en las gargantas,
lo repite seguido y sin descanso,
como el eco que emite mi plegaria.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/10
ÉL SABÍA QUE NADIE LO ESPERABA
El sabía que nadie lo esperaba
y que todo moría sin remedio,
que eran guiños formados por la mente,
fantasías de locos en sus sueños.
Pero él acudía a aquella cita
y seguía el dictado de su pecho,
sus latidos un tanto acelerados
anunciaban la hora del encuentro.
Recordaba la linda caracola,
en la playa, quitándose sus velos,
y también la silueta tan serena
del ciprés que preside el cementerio.
Una gota de lluvia le saluda
y le manda un mensaje de los cielos,
es la lágrima tibia y el suspiro,
a su cara bajando con un beso.
Pero llega al rincón tan añorado,
donde el haya y el roble, con el fresno,
recogieron antaño sus promesas
y guardaron celosos el secreto.
El hechizo se rompe lentamente,
un sonido regresa con el eco,
es la voz temblorosa, inconfundible,
que su nombre pronuncia desde lejos.
Un temblor le recorre las espaldas,
un temblor que es de frío y no de miedo,
y la sangre acelera sus impulsos
y también las pupilas de los ciegos.
Es la brisa que llega cantarina,
el salitre que viene con el viento,
es la voz de la tierra que le llama,
el volcán y la lava de lo eterno.
Nadie espera en el bosque en esta hora,
el encuentro es el sueño de los necios,
pero el hombre que busca y desespera
seguirá con su sueño hasta el invierno.
Hoy la brisa le deja una caricia,
como ayer, como siempre y en silencio,
a pesar de ese encuentro tan baldío,
que producen las fiebres en los cuerdos.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/10
y que todo moría sin remedio,
que eran guiños formados por la mente,
fantasías de locos en sus sueños.
Pero él acudía a aquella cita
y seguía el dictado de su pecho,
sus latidos un tanto acelerados
anunciaban la hora del encuentro.
Recordaba la linda caracola,
en la playa, quitándose sus velos,
y también la silueta tan serena
del ciprés que preside el cementerio.
Una gota de lluvia le saluda
y le manda un mensaje de los cielos,
es la lágrima tibia y el suspiro,
a su cara bajando con un beso.
Pero llega al rincón tan añorado,
donde el haya y el roble, con el fresno,
recogieron antaño sus promesas
y guardaron celosos el secreto.
El hechizo se rompe lentamente,
un sonido regresa con el eco,
es la voz temblorosa, inconfundible,
que su nombre pronuncia desde lejos.
Un temblor le recorre las espaldas,
un temblor que es de frío y no de miedo,
y la sangre acelera sus impulsos
y también las pupilas de los ciegos.
Es la brisa que llega cantarina,
el salitre que viene con el viento,
es la voz de la tierra que le llama,
el volcán y la lava de lo eterno.
Nadie espera en el bosque en esta hora,
el encuentro es el sueño de los necios,
pero el hombre que busca y desespera
seguirá con su sueño hasta el invierno.
Hoy la brisa le deja una caricia,
como ayer, como siempre y en silencio,
a pesar de ese encuentro tan baldío,
que producen las fiebres en los cuerdos.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/10
¿DÓNDE ESTABAS AMOR...?
¿Dónde estabas amor, cuando pedía
una gota de amor y una esperanza?,
¿Dónde estabas la noche de aquel día,
con galerna y sin visos de bonanza?...
...Yo quería tan sólo la alegría,
que aumentara mi fé y la confianza,
y quería acabara la agonía
de la herida causada por venganza.
¿Cuántas horas preciosas han pasado?,
¿cuántos sueños mi alma ha concebido?,
¿cuánto al fin, he perdido por buscarte?
...Solo sé, que mi amor desesperado,
fue un amor que buscaba tu latido
y tus labios ansiosos para amarte.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/10
una gota de amor y una esperanza?,
¿Dónde estabas la noche de aquel día,
con galerna y sin visos de bonanza?...
...Yo quería tan sólo la alegría,
que aumentara mi fé y la confianza,
y quería acabara la agonía
de la herida causada por venganza.
¿Cuántas horas preciosas han pasado?,
¿cuántos sueños mi alma ha concebido?,
¿cuánto al fin, he perdido por buscarte?
...Solo sé, que mi amor desesperado,
fue un amor que buscaba tu latido
y tus labios ansiosos para amarte.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/10
OFREZCO CINCO ROSAS POR UN BESO
Ofrezco cinco rosas por un beso
y el cambio no parece muy preciso,
es más la fantasía del poseso
que el echo ya de sí tan circunciso.
Un beso de tus labios quiero impreso,
y un beso que me deje tu permiso,
el beso del amor, sin retroceso,
el beso tibio y dulce, sin aviso.
Las rosas las dejamos en tu alcoba,
posadas en un lecho de alabastro
quedando con sus pétalos dormidas.
Son versos que componen una trova,
alivian el silencio con su rastro
y duermen en tu alma agradecidas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/10
y el cambio no parece muy preciso,
es más la fantasía del poseso
que el echo ya de sí tan circunciso.
Un beso de tus labios quiero impreso,
y un beso que me deje tu permiso,
el beso del amor, sin retroceso,
el beso tibio y dulce, sin aviso.
Las rosas las dejamos en tu alcoba,
posadas en un lecho de alabastro
quedando con sus pétalos dormidas.
Son versos que componen una trova,
alivian el silencio con su rastro
y duermen en tu alma agradecidas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/10
HACE UN TIEMPO Y MUCHOS AÑOS...
Hace un tiempo y muchos años,
-treinta y tres exactamente-,
en que unimos nuestros besos
un otoño, para siempre.
Aun recuerdo aquella tarde,
-era un día muy alegre-,
con los cielos asurados
y el color azul celeste.
Tú llegaste tan preciosa
con vestido blanco nieve,
con tus ojos tan castaños
y aquel velo por tu frente.
A la entrada la Capilla
te esperaba el niño imberbe,
con el pecho alborotado
suspirando por quererte.
Caminabas con tu padre
y venías para verme,
a sellar una alianza
con la Virgen muy presente.
La Barquera fue testigo
de tu paso tan alegre,
la miramos y rezamos
como hicimos tantas veces.
Pero Octubre era distinto,
y aquel año diferente,
fueron solo unas palabras
entre el beso y miserere.
Y quedaron enlazadas
nuestras manos sin grilletes,
con un lazo de cariño,
entre nubes y alfileres.
Tú eras pura poesía,
la princesa de los viernes,
con quien tanto yo soñaba
día a día por tenerte.
...Y ahora estabas a mi lado,
como talla del orfebre,
como linda mariposa
que llegaba desde oriente.
Y mis labios y tus labios,
aunque pobres y perennes,
se juntaron en la tarde
y se amaron simplemente.
"...Hace un tiempo y muchos años
nos unimos entre preces,
y hoy renuevo aquel momento,
como entonces y hasta siempre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/10
-treinta y tres exactamente-,
en que unimos nuestros besos
un otoño, para siempre.
Aun recuerdo aquella tarde,
-era un día muy alegre-,
con los cielos asurados
y el color azul celeste.
Tú llegaste tan preciosa
con vestido blanco nieve,
con tus ojos tan castaños
y aquel velo por tu frente.
A la entrada la Capilla
te esperaba el niño imberbe,
con el pecho alborotado
suspirando por quererte.
Caminabas con tu padre
y venías para verme,
a sellar una alianza
con la Virgen muy presente.
La Barquera fue testigo
de tu paso tan alegre,
la miramos y rezamos
como hicimos tantas veces.
Pero Octubre era distinto,
y aquel año diferente,
fueron solo unas palabras
entre el beso y miserere.
Y quedaron enlazadas
nuestras manos sin grilletes,
con un lazo de cariño,
entre nubes y alfileres.
Tú eras pura poesía,
la princesa de los viernes,
con quien tanto yo soñaba
día a día por tenerte.
...Y ahora estabas a mi lado,
como talla del orfebre,
como linda mariposa
que llegaba desde oriente.
Y mis labios y tus labios,
aunque pobres y perennes,
se juntaron en la tarde
y se amaron simplemente.
"...Hace un tiempo y muchos años
nos unimos entre preces,
y hoy renuevo aquel momento,
como entonces y hasta siempre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/10
FUE UN MOMENTO MUY TIERNO...
(A todos los que formáis este bello Taller, con mi amistad y cariño y también a Nieves, que con su arte supo bordar este regalo inmerecido.)
***
Fue un momento muy tierno, lo confieso,
recibiendo aquel libro de regalo,
me sentí muy pequeño, diminuto,
y mis ojos de otoño se nublaron.
No era un libro cualquiera el que me daban,
eran dulces dibujos de una mano,
con pacientes y bellas estampitas
que surgieron de amigos impagados.
Las palabras se ahogaban en la boca,
no salían siquiera hasta los labios,
y mis ojos miraban a sus caras,
recordando minutos del pasado.
Allí estaban las Hadas y princesas,
los Quijotes que van en sus caballos,
y hasta Sancho seguía a Rocinante,
a encontrar la posada de su amo.
No sé bien qué pasó por mi cabeza
al leer aquel título enmarcado,
me sonaba la frase de portada
como música alegre del verano.
Y de pronto entendí que eran mis versos,
los poemas que forman un diario,
el rosario preciso de mis día,
de dos meses concretos de hace un año.
Pero estaban envueltos con premura
y con gracia y finura presentados,
entre flores muy bellas y diversas
que una artista pintó para este acto.
Y me dije que sí, que tengo amigos,
que no soy un cualquiera solitario,
que a mi lado caminan y confían
compañeros sensibles y románticos.
Yo soy sólo ese grano del desierto,
ese punto de apoyo con mi mano,
que corrige sin ciencia los escritos
y que manda de nuevo otros trabajos.
Pero soy para ellos más que amigo,
eso vi en los rostros, admirados,
y entendí el sentido de la vida
y no pude por menos que aceptarlo.
Agradezco de veras este libro,
que estará en un sitio muy preciado,
en el fondo sincero de mi alma
para ir a vosotros con mis cantos.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/10
recibiendo aquel libro de regalo,
me sentí muy pequeño, diminuto,
y mis ojos de otoño se nublaron.
No era un libro cualquiera el que me daban,
eran dulces dibujos de una mano,
con pacientes y bellas estampitas
que surgieron de amigos impagados.
Las palabras se ahogaban en la boca,
no salían siquiera hasta los labios,
y mis ojos miraban a sus caras,
recordando minutos del pasado.
Allí estaban las Hadas y princesas,
los Quijotes que van en sus caballos,
y hasta Sancho seguía a Rocinante,
a encontrar la posada de su amo.
No sé bien qué pasó por mi cabeza
al leer aquel título enmarcado,
me sonaba la frase de portada
como música alegre del verano.
Y de pronto entendí que eran mis versos,
los poemas que forman un diario,
el rosario preciso de mis día,
de dos meses concretos de hace un año.
Pero estaban envueltos con premura
y con gracia y finura presentados,
entre flores muy bellas y diversas
que una artista pintó para este acto.
Y me dije que sí, que tengo amigos,
que no soy un cualquiera solitario,
que a mi lado caminan y confían
compañeros sensibles y románticos.
Yo soy sólo ese grano del desierto,
ese punto de apoyo con mi mano,
que corrige sin ciencia los escritos
y que manda de nuevo otros trabajos.
Pero soy para ellos más que amigo,
eso vi en los rostros, admirados,
y entendí el sentido de la vida
y no pude por menos que aceptarlo.
Agradezco de veras este libro,
que estará en un sitio muy preciado,
en el fondo sincero de mi alma
para ir a vosotros con mis cantos.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/10
YA NO TIENE IMPORTANCIA LA PALABRA
Ya no tiene importancia la palabra,
la mentira se escapa por las calles,
unos ojos sonríen sin sonrisa
y el vacío planea por el aire.
Porque es cierto que abunda la mentira,
y es la nota que suena concordante,
son las frases que dicen y pregonan,
esas almas tan frías y cobardes.
Atrás quedan los tiempos no lejanos,
y tamblaban los pechos en la tarde,
se quería creer en lo imposible
navegando por sueños y por mares.
Es difícil amar sin ser amado
y también soportando vaguedades,
esperando la mano que no llega,
la palabra que quieres que no falte.
Muchas veces contemplas la distancia,
el lejano horizonte con sus naves,
y te ves caminando hacia un destino
sin maleta, ni ropa ni equipaje.
Peleabas con fuerza con tus dudas,
con tormentas y duras tempestades,
y eran fruto, sin duda, simplemente,
del amor que querías en tu sangre.
Pero ahora no olvides el presente
ni tampoco las duras realidades,
a tu vida rodea la mentira,
las palabras bonitas y tan fáciles.
No te mientan los globos de colores,
ni los besos robados en el parque,
ni te dejes mentir por la mirada
que te llega tal vez, a emborracharte.
Ten presente que existe la mentira,
que te mienten los ojos adorables,
y te miente el latido que te manda,
como fueron mentira sus mensajes.
Las palabras son eso, solamente,
un conjunto de letras y de frases,
que se unen, se dicen y susurran,
mientras clavan tu pecho con puñales.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/10
la mentira se escapa por las calles,
unos ojos sonríen sin sonrisa
y el vacío planea por el aire.
Porque es cierto que abunda la mentira,
y es la nota que suena concordante,
son las frases que dicen y pregonan,
esas almas tan frías y cobardes.
Atrás quedan los tiempos no lejanos,
y tamblaban los pechos en la tarde,
se quería creer en lo imposible
navegando por sueños y por mares.
Es difícil amar sin ser amado
y también soportando vaguedades,
esperando la mano que no llega,
la palabra que quieres que no falte.
Muchas veces contemplas la distancia,
el lejano horizonte con sus naves,
y te ves caminando hacia un destino
sin maleta, ni ropa ni equipaje.
Peleabas con fuerza con tus dudas,
con tormentas y duras tempestades,
y eran fruto, sin duda, simplemente,
del amor que querías en tu sangre.
Pero ahora no olvides el presente
ni tampoco las duras realidades,
a tu vida rodea la mentira,
las palabras bonitas y tan fáciles.
No te mientan los globos de colores,
ni los besos robados en el parque,
ni te dejes mentir por la mirada
que te llega tal vez, a emborracharte.
Ten presente que existe la mentira,
que te mienten los ojos adorables,
y te miente el latido que te manda,
como fueron mentira sus mensajes.
Las palabras son eso, solamente,
un conjunto de letras y de frases,
que se unen, se dicen y susurran,
mientras clavan tu pecho con puñales.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/10
ME EMBRIAGO CON LAS MIELES DEL RECUERDO
Me embriago con las mieles del recuerdo
y sueño con momentos del pasado,
la vida no es del loco ni del cuerdo,
es tiempo para amar y ser amado.
Hay veces que hasta el sabio es algo lerdo,
camina con su paso muy cansado,
apoya su bastón en lado izquierdo
tratando de avanzar en su costado.
Más duele el corazón y, duele el pecho,
es dura la fatiga del mañana
por causa de un amor imcomprendido.
Después de caminar hay un repecho,
el alma ya palpita con desgana
y llego a mi final, roto y vencido.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/10
y sueño con momentos del pasado,
la vida no es del loco ni del cuerdo,
es tiempo para amar y ser amado.
Hay veces que hasta el sabio es algo lerdo,
camina con su paso muy cansado,
apoya su bastón en lado izquierdo
tratando de avanzar en su costado.
Más duele el corazón y, duele el pecho,
es dura la fatiga del mañana
por causa de un amor imcomprendido.
Después de caminar hay un repecho,
el alma ya palpita con desgana
y llego a mi final, roto y vencido.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/10
ME SENTÉ PARA VER SI PASABAS
Me senté para ver si pasabas,
de camino, en la tarde a la iglesia,
era otoño y soplaba el oeste,
se movían ventanas y puertas.
...Se movían también en el alma
los recuerdos de tardes y fiestas,
los momentos quizás tan sublimes
del susurro detrás de la oreja.
¡Cuánta calma guardaba el pasado
como nota del arpa dispersa!,
¡Qué fragancia sutil y envolvente
me dejaba la brisa viajera!
...Y allí estaba esperando tu paso
peregrino buscando tus huellas,
impaciente, tal vez, como un niño,
oteando detrás de la niebla.
Pero el tiempo pasaba de prisa
y la sangre a mi pecho no llega,
ya quería sentir tu mirada
y también tu figura y presencia.
...Pero un soplo llegó hasta mi lado,
un perfume rosado y violeta,
eras tú con la eterna sonrisa,
y en los labios el beso de seda.
Me quedé silencioso y sin habla
observando tu cara risueña,
esos ojos castaños y tiernos,
y la dulce mirada que dejan.
...Y me hablaste no más, sin palabras,
pronunciando mi nombre muy queda,
y soñé como sueñan los niños,
con el hada, castillo y princesa.
Mil suspiros nacieron de pronto,
y querían volar a tu vera,
para darte el amor y cariño
y entregarte con ellos mis letras.
...Pero todo pasó en un instante
y la brisa volvió a la marea,
a ese mar tan profundo y lejano
más allá del otoño y la tierra.
"...Me senté para ver si pasabas,
noble brisa del mar y ribera,
la que empujas en popa las barcas,
la que guías mi alma y mis velas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/10
de camino, en la tarde a la iglesia,
era otoño y soplaba el oeste,
se movían ventanas y puertas.
...Se movían también en el alma
los recuerdos de tardes y fiestas,
los momentos quizás tan sublimes
del susurro detrás de la oreja.
¡Cuánta calma guardaba el pasado
como nota del arpa dispersa!,
¡Qué fragancia sutil y envolvente
me dejaba la brisa viajera!
...Y allí estaba esperando tu paso
peregrino buscando tus huellas,
impaciente, tal vez, como un niño,
oteando detrás de la niebla.
Pero el tiempo pasaba de prisa
y la sangre a mi pecho no llega,
ya quería sentir tu mirada
y también tu figura y presencia.
...Pero un soplo llegó hasta mi lado,
un perfume rosado y violeta,
eras tú con la eterna sonrisa,
y en los labios el beso de seda.
Me quedé silencioso y sin habla
observando tu cara risueña,
esos ojos castaños y tiernos,
y la dulce mirada que dejan.
...Y me hablaste no más, sin palabras,
pronunciando mi nombre muy queda,
y soñé como sueñan los niños,
con el hada, castillo y princesa.
Mil suspiros nacieron de pronto,
y querían volar a tu vera,
para darte el amor y cariño
y entregarte con ellos mis letras.
...Pero todo pasó en un instante
y la brisa volvió a la marea,
a ese mar tan profundo y lejano
más allá del otoño y la tierra.
"...Me senté para ver si pasabas,
noble brisa del mar y ribera,
la que empujas en popa las barcas,
la que guías mi alma y mis velas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/10
HE DETENIDO EL MUNDO EN UN INSTANTE
He detenido el mundo en un instante
para extraer del mismo toda vida,
quiero entregarte aquí, tan lacerante,
la daga que causó mortal herida.
El beso rechazado y vergonzante,
la llama ya apagada y aturdida,
la mano de aquel tierno acompañante,
que hacía de cayado en tu caída.
Mas tienes que partir, ¡oh mundo extraño!,
no quiero sufrimientos por tu culpa,
ni quiero el beso tierno tan ansiado.
Quiero sólo la paz, año tras año,
la quiero sin recelo ni disculpa
y menos por amar sin ser amado.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/10
para extraer del mismo toda vida,
quiero entregarte aquí, tan lacerante,
la daga que causó mortal herida.
El beso rechazado y vergonzante,
la llama ya apagada y aturdida,
la mano de aquel tierno acompañante,
que hacía de cayado en tu caída.
Mas tienes que partir, ¡oh mundo extraño!,
no quiero sufrimientos por tu culpa,
ni quiero el beso tierno tan ansiado.
Quiero sólo la paz, año tras año,
la quiero sin recelo ni disculpa
y menos por amar sin ser amado.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/10
TE QUEDASTE DORMIDA
Te quedaste dormida
con los ojos cerrados,
eras dulce y alegre
y temblaban tus labios.
Yo soñé con sirenas
y con Hadas y Faunos,
y entre ellas estabas
cual princesa de un cuadro.
Te miré nuevamente
pues dormías despacio,
entre nubes y hojas
que pasaban volando.
Era el vuelo silente
de la nota y el canto,
que cerrando tu oído
te envolvía en su abrazo.
Una música suave
del violín afinado,
un crescendo sublime
con un vals en el lago.
Más también otras notas
nos dejaba el piano,
en el tierno lamento
que nos da suspirando.
Y allí estabas dormida
entre azules y claros,
con las nanas y coros
de los ángeles blancos.
Te miraba y miraba
y seguía mirando,
y mis dedos buscaban
a tus dedos gitanos.
Y jugaba con ellos
respetando el descanso,
escribiendo tu nombre
en los versos que trazo.
Yo no sé que sentía,
ni si era un milagro,
pero estabas dormida
en tu lecho dorado.
Era un lecho de seda
con festones y lazos,
y allí estabas, mi niña,
con tu cuerpo cansado.
"...Te quedaste dormida
y también susurrando,
con tu pelo revuelto
y una rosa en la mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/10
con los ojos cerrados,
eras dulce y alegre
y temblaban tus labios.
Yo soñé con sirenas
y con Hadas y Faunos,
y entre ellas estabas
cual princesa de un cuadro.
Te miré nuevamente
pues dormías despacio,
entre nubes y hojas
que pasaban volando.
Era el vuelo silente
de la nota y el canto,
que cerrando tu oído
te envolvía en su abrazo.
Una música suave
del violín afinado,
un crescendo sublime
con un vals en el lago.
Más también otras notas
nos dejaba el piano,
en el tierno lamento
que nos da suspirando.
Y allí estabas dormida
entre azules y claros,
con las nanas y coros
de los ángeles blancos.
Te miraba y miraba
y seguía mirando,
y mis dedos buscaban
a tus dedos gitanos.
Y jugaba con ellos
respetando el descanso,
escribiendo tu nombre
en los versos que trazo.
Yo no sé que sentía,
ni si era un milagro,
pero estabas dormida
en tu lecho dorado.
Era un lecho de seda
con festones y lazos,
y allí estabas, mi niña,
con tu cuerpo cansado.
"...Te quedaste dormida
y también susurrando,
con tu pelo revuelto
y una rosa en la mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/10
ESPERABA QUE EL TIEMPO SE PASARA
Esperaba que el tiempo se pasara
y con él las tristezas y recuerdos;
caminaba por sendas con su vara,
el cayado de locos y de cuerdos.
¡Cuánto polvo en su cuerpo y en su cara!,
como niebla en la mente de los lerdos;
¡Cuánta uva llevada a la alquitara
para ser degustada en los acuerdos!
...Pero el hombre que espera y que se esconde,
es el niño que busca la blancura
y a la vez el abrazo de su amada.
Sin embargo, no sabe cómo y dónde,
esa espera le lleva a la locura
y a dormir, derrotado, en la alborada.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/10
y con él las tristezas y recuerdos;
caminaba por sendas con su vara,
el cayado de locos y de cuerdos.
¡Cuánto polvo en su cuerpo y en su cara!,
como niebla en la mente de los lerdos;
¡Cuánta uva llevada a la alquitara
para ser degustada en los acuerdos!
...Pero el hombre que espera y que se esconde,
es el niño que busca la blancura
y a la vez el abrazo de su amada.
Sin embargo, no sabe cómo y dónde,
esa espera le lleva a la locura
y a dormir, derrotado, en la alborada.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/10
NO QUERÍA LLORAR NI DISGUSTARSE
No quería llorar ni disgustarse,
ni ofrecer una imagen dolorida,
los seres nunca lloran por amarse
si acaso por la sangre y por la herida.
Venía de otras tierras, de entregarse,
librando una batalla ya perdida,
volvía cabizbajo, por tratarse,
de un hombre derrotado por la vida.
No había para él una mirada,
ni el beso que llegara hasta su frente
ni el aire refrescante de la brisa.
Estaba con el alma destrozada,
por culpa de una lucha inconsecuente,
y oculta entre sus labios la sonrisa.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/10
ni ofrecer una imagen dolorida,
los seres nunca lloran por amarse
si acaso por la sangre y por la herida.
Venía de otras tierras, de entregarse,
librando una batalla ya perdida,
volvía cabizbajo, por tratarse,
de un hombre derrotado por la vida.
No había para él una mirada,
ni el beso que llegara hasta su frente
ni el aire refrescante de la brisa.
Estaba con el alma destrozada,
por culpa de una lucha inconsecuente,
y oculta entre sus labios la sonrisa.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/10
HE BUSCADO TUS PASOS EN LA NIEBLA
He buscado tus pasos en la niebla
y encontré sólo sombras y penumbra,
parecía un desierto paraiso,
un enjambre de nubes y de brumas.
Recorrí palmo a palmo los caminos
y también senda a senda en su largura,
acabando cansado y angustiado
sin saber de tus pasos y fortuna.
En la noche he buscado a las estrellas
entre opacas estelas muy difusas,
y he sentido sus voces cantarinas,
con la luz, traspasando la negrura.
He cerrado los ojos lentamente,
he soñado subir hasta la luna,
he notado tus dedos que me rozan
apartando los miedos y las dudas.
Pero sigo incansable tras tus pasos,
y no sé si me invade la locura,
tú caminas delante, hacia la vida,
yo persigo una sombra que me nubla.
Así el alma se queda indiferente
aunque pida la sangre mil preguntas,
aunque mande ese grito desgarrado
que recojan mis dedos y mi pluma.
Sólo sé que persigo un imposible,
un volcán con su boca muy profunda,
un revuelo del alma y los sentidos
cuando buscan tu cuerpo y tu figura.
Al final miro al cielo y no te veo,
un suspiro se escapa y se me escucha,
un latido del pecho enamorado
que a las sombras le gritan tu hermosura.
"He buscado tus pasos en la niebla,
sin hallar esas huellas diminutas,
ese aroma que embriaga los sentidos
con el beso a mis labios, con premura".
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/10
y encontré sólo sombras y penumbra,
parecía un desierto paraiso,
un enjambre de nubes y de brumas.
Recorrí palmo a palmo los caminos
y también senda a senda en su largura,
acabando cansado y angustiado
sin saber de tus pasos y fortuna.
En la noche he buscado a las estrellas
entre opacas estelas muy difusas,
y he sentido sus voces cantarinas,
con la luz, traspasando la negrura.
He cerrado los ojos lentamente,
he soñado subir hasta la luna,
he notado tus dedos que me rozan
apartando los miedos y las dudas.
Pero sigo incansable tras tus pasos,
y no sé si me invade la locura,
tú caminas delante, hacia la vida,
yo persigo una sombra que me nubla.
Así el alma se queda indiferente
aunque pida la sangre mil preguntas,
aunque mande ese grito desgarrado
que recojan mis dedos y mi pluma.
Sólo sé que persigo un imposible,
un volcán con su boca muy profunda,
un revuelo del alma y los sentidos
cuando buscan tu cuerpo y tu figura.
Al final miro al cielo y no te veo,
un suspiro se escapa y se me escucha,
un latido del pecho enamorado
que a las sombras le gritan tu hermosura.
"He buscado tus pasos en la niebla,
sin hallar esas huellas diminutas,
ese aroma que embriaga los sentidos
con el beso a mis labios, con premura".
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/10
CAMINÉ POR REGIONES INFINITAS
Caminé por regiones infinitas,
a través de desiertos y caminos,
y recé, tras la verja, en las ermitas,
con cansados, viajeros, peregrinos.
Una tarde vi letras bien escritas;
eran versos trazados y muy finos,
describían alegres margaritas,
y también los ocasos tan divinos.
Y me hablaban de amores no logrados,
de batallas y guerrras ya perdidas,
entre el hombre, y poeta, en su añoranza.
¡Es difícil amar y ser amados!,
me decían sus letras como heridas-,
aunque el sueño conserve la esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/10
a través de desiertos y caminos,
y recé, tras la verja, en las ermitas,
con cansados, viajeros, peregrinos.
Una tarde vi letras bien escritas;
eran versos trazados y muy finos,
describían alegres margaritas,
y también los ocasos tan divinos.
Y me hablaban de amores no logrados,
de batallas y guerrras ya perdidas,
entre el hombre, y poeta, en su añoranza.
¡Es difícil amar y ser amados!,
me decían sus letras como heridas-,
aunque el sueño conserve la esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/10
LLEGASTE CON EL PELO ALBOROTADO
Llegaste con el pelo alborotado,
tomaste con tus dedos una rosa,
sentiste el corazón enamorado
latir, de forma alegre y cariñosa.
Entonces, un suspiro resignado,
mandaste con tu voz tan deliciosa,
diciendo que acudiera hasta tu lado,
de forma muy sutil y silenciosa...
...No pude resistir a tu llamada,
mis ojos se fundieron con tus ojos
y un beso de mis labios a tu frente.
Viniste hasta mis brazos confiada,
dejaste en el camino tus despojos,
poeta enamorada e irreverente.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/10
tomaste con tus dedos una rosa,
sentiste el corazón enamorado
latir, de forma alegre y cariñosa.
Entonces, un suspiro resignado,
mandaste con tu voz tan deliciosa,
diciendo que acudiera hasta tu lado,
de forma muy sutil y silenciosa...
...No pude resistir a tu llamada,
mis ojos se fundieron con tus ojos
y un beso de mis labios a tu frente.
Viniste hasta mis brazos confiada,
dejaste en el camino tus despojos,
poeta enamorada e irreverente.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/10
YO QUISIERA SENTIR ESE SONIDO...
Yo quisiera sentir ese sonido
en que el mar se transforma irreverente;
son las olas marcando su latido
el que llega, pausado, hasta mi frente.
Yo quisiera correr tras tu vestido
y tomar a tu cuerpo suavemente,
disfrutar de ese vals estremecido,
sobre el mar, y alejados de la gente.
Yo quisiera ser niño todavía,
escribir lo que dicta tu mirada
y soñar junto al mar en la ribera.
Pero soy el que soy día tras día,
un poeta que escribe en madrugada,
esperando su estrella en La Barquera.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/10
en que el mar se transforma irreverente;
son las olas marcando su latido
el que llega, pausado, hasta mi frente.
Yo quisiera correr tras tu vestido
y tomar a tu cuerpo suavemente,
disfrutar de ese vals estremecido,
sobre el mar, y alejados de la gente.
Yo quisiera ser niño todavía,
escribir lo que dicta tu mirada
y soñar junto al mar en la ribera.
Pero soy el que soy día tras día,
un poeta que escribe en madrugada,
esperando su estrella en La Barquera.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/10
SOPLA EL VIENTO...
Sopla el viento y me abraza con sus besos
mientras suena la música encantada,
es de noche y no brillan las estrellas
y la lluvia se acerca y amenaza.
Hay sonido de puertas y cristales
y se mueven nerviosas las ventanas;
¡es el viento!, me digo en un suspiro,
la galerna que llega hasta la playa.
Hay galernas de vientos y tormentas
que derriban y azotan a las casas
pero hay otras de llantos y gemidos
que aniquilan los muros de las almas.
Y es en estas, que el beso se transforma,
y el abrazo se cambia por las lágrimas,
se entristecen sin más, los corazones,
y los ojos parecen dos fontanas.
Yo quisiera escuchar estos sonidos,
ese viento que llega y que reclama,
esa música dulce y ululante
con sus notas que embrujan sin palabras.
Más el alma temblando, está despierta,
no conoce a este viento que le llama,
ni conoce la voz y los latidos
de ese pecho furioso que le abraza.
¡Es el viento!, repito nuevamente,
la galerna de otoño está cercana,
son los gritos del cielo renovados
que desean la paz y la esperanza.
Una paz y una brisa duraderas
y una mar y unas olas con su calma,
donde llegue la luna por la noche
a bailar ese vals en la distancia.
Sonarán los violines con el viento,
mientras busca la luna plateada,
ese dulce reflejo que se estira
perezoso y coqueto por sus aguas.
"Sopla el viento y me abraza con sus besos",
y me quedo dormido con su nana,
en un sueño sin miedos ni temores,
con el alma, tranquila, que descansa.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/10
mientras suena la música encantada,
es de noche y no brillan las estrellas
y la lluvia se acerca y amenaza.
Hay sonido de puertas y cristales
y se mueven nerviosas las ventanas;
¡es el viento!, me digo en un suspiro,
la galerna que llega hasta la playa.
Hay galernas de vientos y tormentas
que derriban y azotan a las casas
pero hay otras de llantos y gemidos
que aniquilan los muros de las almas.
Y es en estas, que el beso se transforma,
y el abrazo se cambia por las lágrimas,
se entristecen sin más, los corazones,
y los ojos parecen dos fontanas.
Yo quisiera escuchar estos sonidos,
ese viento que llega y que reclama,
esa música dulce y ululante
con sus notas que embrujan sin palabras.
Más el alma temblando, está despierta,
no conoce a este viento que le llama,
ni conoce la voz y los latidos
de ese pecho furioso que le abraza.
¡Es el viento!, repito nuevamente,
la galerna de otoño está cercana,
son los gritos del cielo renovados
que desean la paz y la esperanza.
Una paz y una brisa duraderas
y una mar y unas olas con su calma,
donde llegue la luna por la noche
a bailar ese vals en la distancia.
Sonarán los violines con el viento,
mientras busca la luna plateada,
ese dulce reflejo que se estira
perezoso y coqueto por sus aguas.
"Sopla el viento y me abraza con sus besos",
y me quedo dormido con su nana,
en un sueño sin miedos ni temores,
con el alma, tranquila, que descansa.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/10
MIRABA AL MAR, LEJANO, AQUELLA TARDE...
Miraba al mar, lejano, aquella tarde,
y sus olas llegando hasta la playa,
contemplaba con ojos de cobarde
esas gotas que escalan la muralla.
La muralla es la costa, sin alarde,
donde asoma en su alto la atalaya;
allí el leño ilumina, mientras arde,
a la barra y bocana, en que se halla.
Divagaba y pensaba ensimismado,
en marinos y barcas que sufrieron
y, en los duros momentos que pasaron.
¡Cuántos barcos se hundieron a su lado!,
¡cuántos hombres en ella perecieron!,
y al final, ¡cuántos otros se salvaron!...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/10
y sus olas llegando hasta la playa,
contemplaba con ojos de cobarde
esas gotas que escalan la muralla.
La muralla es la costa, sin alarde,
donde asoma en su alto la atalaya;
allí el leño ilumina, mientras arde,
a la barra y bocana, en que se halla.
Divagaba y pensaba ensimismado,
en marinos y barcas que sufrieron
y, en los duros momentos que pasaron.
¡Cuántos barcos se hundieron a su lado!,
¡cuántos hombres en ella perecieron!,
y al final, ¡cuántos otros se salvaron!...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/10
NO LUCHARÉ POR CAUSAS IMPOSIBLES
No lucharé por causas imposibles
aunque al final me espere el paraíso,
atrás quedadon tiempos y personas
envueltos con la estela de los libros.
Me quedaré mirando al horizonte,
a la figura esbelta del navío,
que pasa con gaviotas a su lado
y marchan a la costa hacia sus nidos.
No soñaré ya más con Dulcineas
ni con hadas, princesas y castillos,
ni con la Mancha alegre y el Toboso,
y menos con posadas y molinos.
Me quedaré escuchando los romances
que cuentan los viajeros peregrinos,
y sonreiré de paso quedamente,
pensando en los sueños de los niños.
No llorará mi alma por la ausencia
tampoco el corazón dará suspiros,
y sentiré la soledad con el silencio
llegando con su manto y con su frío.
Me quedaré mirando a las estrellas,
sabiendo que me envían sus latidos,
esos pequeños rayos tan traviesos
que mandan a la tierra con sus guiños.
No buscaré la rosa de los vientos
con brújula, mirando al infinito,
y dejaré que pasen los inviernos,
y lleguen los calores del estío.
Me quedaré mirando la campiña,
la avena, los trigales y los pinos,
y buscaré los surcos en la gleba
trazados por arados y por trillos.
No sentiré sonar a las campanas
que llaman a la misa los domingos,
porque estará mi corazón ausente,
sangrando por la pena, y malherido.
Me quedaré mirando como llega
la muerte y la guadaña con su filo,
y cerraré los ojos simplemente
para dormir por siempre entre los lirios.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/10
aunque al final me espere el paraíso,
atrás quedadon tiempos y personas
envueltos con la estela de los libros.
Me quedaré mirando al horizonte,
a la figura esbelta del navío,
que pasa con gaviotas a su lado
y marchan a la costa hacia sus nidos.
No soñaré ya más con Dulcineas
ni con hadas, princesas y castillos,
ni con la Mancha alegre y el Toboso,
y menos con posadas y molinos.
Me quedaré escuchando los romances
que cuentan los viajeros peregrinos,
y sonreiré de paso quedamente,
pensando en los sueños de los niños.
No llorará mi alma por la ausencia
tampoco el corazón dará suspiros,
y sentiré la soledad con el silencio
llegando con su manto y con su frío.
Me quedaré mirando a las estrellas,
sabiendo que me envían sus latidos,
esos pequeños rayos tan traviesos
que mandan a la tierra con sus guiños.
No buscaré la rosa de los vientos
con brújula, mirando al infinito,
y dejaré que pasen los inviernos,
y lleguen los calores del estío.
Me quedaré mirando la campiña,
la avena, los trigales y los pinos,
y buscaré los surcos en la gleba
trazados por arados y por trillos.
No sentiré sonar a las campanas
que llaman a la misa los domingos,
porque estará mi corazón ausente,
sangrando por la pena, y malherido.
Me quedaré mirando como llega
la muerte y la guadaña con su filo,
y cerraré los ojos simplemente
para dormir por siempre entre los lirios.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/10
CIELO ALTO, MALVA ROSA
Cielos altos y celestes
que mirais a los sembrados,
los trigales en las heras,
girasoles de los páramos.
Dejad pronto vuestra lluvia
con las gotas y el milagro,
que se mezcle con la tierra
y que done sus regalos.
Cielos altos, vigilantes,
de los cauces y el remanso
de ese Duero tan altivo
que pasea por mis campos.
Este campo es cuna noble
de labriegos y de hidalgos,
de doncellas casaderas
y muchachas con su canto.
Cielos altos de Castilla
¡cuántos besos te he mandado,
cuántos rezos y suspiros,
y caricias de mis manos!
Si tuviera que pedirte
las semillas de tus granos,
buscaría en cada surco
esas perlas de tu llanto.
Cielos altos, manto oscuro,
con mil nubes paso a paso,
con dibujos y con formas
de unas manos que han pintado.
No cerreis nunca los ojos,
pues preciso vuestro abrazo,
necesito tus latidos
y ese beso de tus labios.
Cielos altos, malva rosa,
¡cúantas veces he rezado
por la niña de mis sueños
por sus ojos de avellano!
Hoy te miro y me sonrío
en la tarde de este ocaso
mientras grito quedamente:
¡Cielo alto, cielo alto...!
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 30/09/10
que mirais a los sembrados,
los trigales en las heras,
girasoles de los páramos.
Dejad pronto vuestra lluvia
con las gotas y el milagro,
que se mezcle con la tierra
y que done sus regalos.
Cielos altos, vigilantes,
de los cauces y el remanso
de ese Duero tan altivo
que pasea por mis campos.
Este campo es cuna noble
de labriegos y de hidalgos,
de doncellas casaderas
y muchachas con su canto.
Cielos altos de Castilla
¡cuántos besos te he mandado,
cuántos rezos y suspiros,
y caricias de mis manos!
Si tuviera que pedirte
las semillas de tus granos,
buscaría en cada surco
esas perlas de tu llanto.
Cielos altos, manto oscuro,
con mil nubes paso a paso,
con dibujos y con formas
de unas manos que han pintado.
No cerreis nunca los ojos,
pues preciso vuestro abrazo,
necesito tus latidos
y ese beso de tus labios.
Cielos altos, malva rosa,
¡cúantas veces he rezado
por la niña de mis sueños
por sus ojos de avellano!
Hoy te miro y me sonrío
en la tarde de este ocaso
mientras grito quedamente:
¡Cielo alto, cielo alto...!
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 30/09/10
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