QUIZÁS ENTRE LOS PLIEGUES DE TU ALMA...
Quizás entre los pliegues del vestino
se encuentren las estrellas que buscaba,
las blancas mensajeras de la noche
sacadas de los cuentos de las hadas.
El quiere penetrar en sus secretos,
saber poquito a poco lo que guardan,
sentir esa llamada temblorosa,
la luz tan persuasiva de su llama.
Y piensa que en el fondo de su pecho
existe un manantial con agua clara,
el mismo donde acuden tan sedientos
los corzos, las palomas y las garzas.
Es fácil que le embriague la locura
pensando en estas cosas insensatas,
¡...Soñar con las estrellas de los cielos
durmiendo entre los pliegues de su falda...!
-"No sé si la locura de los cuerdos
excede a la locura de quien ama,
ni sé si las estrellas tienen vida-,
murmura nuestro hombre sin palabras.
Entonces se concede esta licencia
no hay normas al poeta ni distancias,
existe para él la fantasía
que mezcla con sus letras tan sagradas.
Él piensa en mariposas de colores
volando entre las rosas y las jaras,
y vuela a su costado simplemente,
tratando de libar una esperanza.
Él sueña con las olas de los mares
que llegan a dormir hasta la playa,
y juega con sus rizos blanquecinos,
la esencia de la vida en sus entrañas.
Y siente con que duermen a su lado,
ajenas al bullicio y la jarana,
las bellas lucecitas de la noche,
los faros inocentes de su alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 26/10/10
se encuentren las estrellas que buscaba,
las blancas mensajeras de la noche
sacadas de los cuentos de las hadas.
El quiere penetrar en sus secretos,
saber poquito a poco lo que guardan,
sentir esa llamada temblorosa,
la luz tan persuasiva de su llama.
Y piensa que en el fondo de su pecho
existe un manantial con agua clara,
el mismo donde acuden tan sedientos
los corzos, las palomas y las garzas.
Es fácil que le embriague la locura
pensando en estas cosas insensatas,
¡...Soñar con las estrellas de los cielos
durmiendo entre los pliegues de su falda...!
-"No sé si la locura de los cuerdos
excede a la locura de quien ama,
ni sé si las estrellas tienen vida-,
murmura nuestro hombre sin palabras.
Entonces se concede esta licencia
no hay normas al poeta ni distancias,
existe para él la fantasía
que mezcla con sus letras tan sagradas.
Él piensa en mariposas de colores
volando entre las rosas y las jaras,
y vuela a su costado simplemente,
tratando de libar una esperanza.
Él sueña con las olas de los mares
que llegan a dormir hasta la playa,
y juega con sus rizos blanquecinos,
la esencia de la vida en sus entrañas.
Y siente con que duermen a su lado,
ajenas al bullicio y la jarana,
las bellas lucecitas de la noche,
los faros inocentes de su alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 26/10/10
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