DESCANSA DEL CAMINO, CAMINANTE...
Descansa del camino, caminante,
no sigas con tus pasos polvorientos,
disfruta de este tiempo y sus momentos
y busca entre la vida tu diamante.
Hay perlas con dolor, tan lacerante,
que llegan entre llantos y lamentos,
cubiertas por la brisa de los vientos
en medio de un candor apasionante.
Por eso deja atrás ese pasado,
el mismo tiene rosas con espinas
cubiertas con un barro avinagrado.
Descansa en las aceras cristalinas,
olvida ese recuerdo caducado
y marcha hacia otra vida sin cortinas.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/11
no sigas con tus pasos polvorientos,
disfruta de este tiempo y sus momentos
y busca entre la vida tu diamante.
Hay perlas con dolor, tan lacerante,
que llegan entre llantos y lamentos,
cubiertas por la brisa de los vientos
en medio de un candor apasionante.
Por eso deja atrás ese pasado,
el mismo tiene rosas con espinas
cubiertas con un barro avinagrado.
Descansa en las aceras cristalinas,
olvida ese recuerdo caducado
y marcha hacia otra vida sin cortinas.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/11
SE PIERDE LA RAZÓN...
Se pierde la razón, y en paralelo,
aumenta la pasión enfebrecida,
el alma late aprisa, sorprendida,
y busca en el abrazo su consuelo.
¡Ay pobre corazón que vas en vuelo!,
atiende ese costado con su herida,
detén tu caminar, ¡vive la vida!,
y así conseguirás besar el cielo.
Despréndete del tiempo y el pasado,
de lodos que anegaron a tu mente,
haciéndote sentir un desdichado.
Se pierde la razón, tan simplemente,
por culpa de ese amor al ser amado
y el ansia de su pecho tan ardiente.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/11
aumenta la pasión enfebrecida,
el alma late aprisa, sorprendida,
y busca en el abrazo su consuelo.
¡Ay pobre corazón que vas en vuelo!,
atiende ese costado con su herida,
detén tu caminar, ¡vive la vida!,
y así conseguirás besar el cielo.
Despréndete del tiempo y el pasado,
de lodos que anegaron a tu mente,
haciéndote sentir un desdichado.
Se pierde la razón, tan simplemente,
por culpa de ese amor al ser amado
y el ansia de su pecho tan ardiente.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/11
SE BUSCAN MUCHAS VECES LOS PAÑUELOS...
"...A veces los pañuelos enjuagan muchas lágrimas..."
Se buscan muchas veces los pañuelos
con manos muy nerviosas y precisas,
se llevan a los ojos de la cara
y secan unas lágrimas furtivas.
El fondo de ese blanco inmaculado
se moja con el agua cristalina,
que sale de la fuente de las almas
y busca en una cara, su mejilla.
Yo pienso en los pañuelos de los hombres,
y siento las bondades y caricias,
aquellas que prestaron en silencio,
llevando la ilusión y la sonrisa.
Se llora muchas veces sin saberlo,
por cosas inocentes y sencillas,
y lloran nuestros ojos incesantes
por causa del dolor de alguna espina.
A veces las fontanas se desbordan
y lloran nuestras almas doloridas,
derraman esas lágrimas silentes
por culpa del amor que sale aprisa.
Entonces acudimos al bolsillo,
sacamos el pañuelo de su umbría,
cambiamos unas lágrimas traidoras
por besos inocentes de la brisa.
Se dice que los hombres son cobardes
si lloran y demuestran sus heridas,
más creo que el llorar es de valientes
pues llora el corazón lo que destila.
Se llora por estar enamorado,
se llora por perder, en la partida,
se llora simplemente por la ausencia
y llora el corazón en su agonía.
"...Se buscan muchas veces los pañuelos
con manos temblorosas y cautivas,
con ellos se rescatan de los ojos
las perlas del amor en su partida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/11
Se buscan muchas veces los pañuelos
con manos muy nerviosas y precisas,
se llevan a los ojos de la cara
y secan unas lágrimas furtivas.
El fondo de ese blanco inmaculado
se moja con el agua cristalina,
que sale de la fuente de las almas
y busca en una cara, su mejilla.
Yo pienso en los pañuelos de los hombres,
y siento las bondades y caricias,
aquellas que prestaron en silencio,
llevando la ilusión y la sonrisa.
Se llora muchas veces sin saberlo,
por cosas inocentes y sencillas,
y lloran nuestros ojos incesantes
por causa del dolor de alguna espina.
A veces las fontanas se desbordan
y lloran nuestras almas doloridas,
derraman esas lágrimas silentes
por culpa del amor que sale aprisa.
Entonces acudimos al bolsillo,
sacamos el pañuelo de su umbría,
cambiamos unas lágrimas traidoras
por besos inocentes de la brisa.
Se dice que los hombres son cobardes
si lloran y demuestran sus heridas,
más creo que el llorar es de valientes
pues llora el corazón lo que destila.
Se llora por estar enamorado,
se llora por perder, en la partida,
se llora simplemente por la ausencia
y llora el corazón en su agonía.
"...Se buscan muchas veces los pañuelos
con manos temblorosas y cautivas,
con ellos se rescatan de los ojos
las perlas del amor en su partida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/11
MIS MANOS TRABAJARON ESTA TIERRA...
Mis manos trabajaron esta tierra,
sembraron surco a surco los trigales,
cuidaron con primor de temporales,
igual que de maleza y de la sierra.
Más vino hasta nosotros una guerra,
la sangre que regó los helechales,
las manos que rompieron los cristales
y el paso vacilante del que yerra.
Yo miro aquí mis manos, tan cansadas,
las miro con el rostro pensativo
y pienso en tantas tierras calcinadas.
Me siento como el reo y el cautivo,
y tiemblan estas manos arrugadas,
pues pienso que estoy muerto, y ya no vivo.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
sembraron surco a surco los trigales,
cuidaron con primor de temporales,
igual que de maleza y de la sierra.
Más vino hasta nosotros una guerra,
la sangre que regó los helechales,
las manos que rompieron los cristales
y el paso vacilante del que yerra.
Yo miro aquí mis manos, tan cansadas,
las miro con el rostro pensativo
y pienso en tantas tierras calcinadas.
Me siento como el reo y el cautivo,
y tiemblan estas manos arrugadas,
pues pienso que estoy muerto, y ya no vivo.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
YA SOMOS, SIN SABERLO, DOS AMANTES...
Ya somos, sin saberlo, dos amantes,
catamos y probamos nuestros besos,
libamos ese néctar tan sagrado,
que fluye de la fuente del silencio.
Amamos el amor de muchas formas,
vivimos en la tierra, bajo el cielo,
sentimos a la sangre que nos llama
y busca nuestros labios tan inquietos.
Pedimos que se callen las palabras
al roce sigiloso de los dedos,
los mismos que componen un poema
dejando en la cuartilla mil deseos.
Deseos de caricias y de abrazos
se mezclan con pasión en nuestros versos,
queremos que repiquen las campanas
y griten este amor, al mundo entero.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
catamos y probamos nuestros besos,
libamos ese néctar tan sagrado,
que fluye de la fuente del silencio.
Amamos el amor de muchas formas,
vivimos en la tierra, bajo el cielo,
sentimos a la sangre que nos llama
y busca nuestros labios tan inquietos.
Pedimos que se callen las palabras
al roce sigiloso de los dedos,
los mismos que componen un poema
dejando en la cuartilla mil deseos.
Deseos de caricias y de abrazos
se mezclan con pasión en nuestros versos,
queremos que repiquen las campanas
y griten este amor, al mundo entero.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
TE BESO CON PASIÓN EN LAS MEJILLAS...
Te beso con pasión en las mejillas
y miro como marchas y te alejas;
te vas para otras tierras y países,
dejando atrás amor, en esta tierra.
Hay ríos de sudores redimidos,
terrones desbrozados a la gleba,
cigüeñas que alegraron con sus nidos
la torre señorial de las iglesias...
...Porque el beso no logra detenerte;
mi beso no ha logrado que me veas,
te marchas más allá del horizonte,
cruzando sin dudar esa frontera.
Mi beso se ha perdido, estoy seguro,
no importan ya los llantos y las quejas,
me queda tu recuerdo en mi costado
y el sueño y la ilusión, por si regresas.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
y miro como marchas y te alejas;
te vas para otras tierras y países,
dejando atrás amor, en esta tierra.
Hay ríos de sudores redimidos,
terrones desbrozados a la gleba,
cigüeñas que alegraron con sus nidos
la torre señorial de las iglesias...
...Porque el beso no logra detenerte;
mi beso no ha logrado que me veas,
te marchas más allá del horizonte,
cruzando sin dudar esa frontera.
Mi beso se ha perdido, estoy seguro,
no importan ya los llantos y las quejas,
me queda tu recuerdo en mi costado
y el sueño y la ilusión, por si regresas.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/11
DOS MIRADAS
Una noche de tormenta
dos miradas se cruzaron,
una iba hacia los muelles
otra en busca de su barco.
Pero puede que ese instante
se quedara reflejado,
en el fondo de sus almas
con la imagen en un marco.
Dos miradas en la noche
dos pupilas con un rayo,
se quedaron detenidas
en el cielo suspirando.
Lo importante de la vida
es vivirla paso a paso,
es sentirla día día
con su gracia y con su encanto.
Hay quien vive y se enamora
y hay quien sueña enamorado,
el primero es el que vive
el segundo es el pasmado.
Dos miradas en la noche
simplemente se encontraron
y se hablaron sin palabras
bajo el cielo muy estrellado.
Y charlaron de sus vidas,
de aficiones y trabajos,
de los sueños e ilusiones
y de risas y de llantos.
Compartieron el silencio
con la luna y con los astros,
y sintieron el susurro
de las olas con su canto.
Atrás queda la importancia
de la vida y el abstracto,
de los sueños y la gracia
y del tiempo de los magos.
También quedan detenidos
tantos sueños encerrados,
como quedan en suspenso
los latidos y el flechazo.
Sólo importan las miradas,
las palabras sin recato,
el latido de sus pechos
y el amor que se juraron.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/11
dos miradas se cruzaron,
una iba hacia los muelles
otra en busca de su barco.
Pero puede que ese instante
se quedara reflejado,
en el fondo de sus almas
con la imagen en un marco.
Dos miradas en la noche
dos pupilas con un rayo,
se quedaron detenidas
en el cielo suspirando.
Lo importante de la vida
es vivirla paso a paso,
es sentirla día día
con su gracia y con su encanto.
Hay quien vive y se enamora
y hay quien sueña enamorado,
el primero es el que vive
el segundo es el pasmado.
Dos miradas en la noche
simplemente se encontraron
y se hablaron sin palabras
bajo el cielo muy estrellado.
Y charlaron de sus vidas,
de aficiones y trabajos,
de los sueños e ilusiones
y de risas y de llantos.
Compartieron el silencio
con la luna y con los astros,
y sintieron el susurro
de las olas con su canto.
Atrás queda la importancia
de la vida y el abstracto,
de los sueños y la gracia
y del tiempo de los magos.
También quedan detenidos
tantos sueños encerrados,
como quedan en suspenso
los latidos y el flechazo.
Sólo importan las miradas,
las palabras sin recato,
el latido de sus pechos
y el amor que se juraron.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/11
¡AY MANZANA TAN SABROSA...!
¡Ay manzana tan sabrosa,
que escribieron los poetas!,
¡cuántas cosas tu me ocultas
entre el mito y la leyenda!
Años hace que naciste
en un pueblo sin fronteras,
un eterno Paraíso
sin rencores y sin guerras.
Tú creciste vigorosa
en la verde manzanera
destacando los colores
de tu piel siempre tan fresca.
Pero estabas destinada,
para el hombre como prueba,
en un árbol sugerente
que llamaban de la ciencia.
En el mismo se escondían
las bondades más diversas,
pero estaban las maldades
con su mezcla más perversa.
Así dice la escritura
que narraron los Profetas,
y que todo fue el comienzo
de perder una inocencia.
Porque Dios le dijo al hombre
que la fruta recogiera
de cualquier árbol del campo
y sus ramas tan serenas.
Pero sólo puso un pero,
y en el mismo la condena,
de comer una manzana
de aquel árbol que las lleva.
Y fue Adán el engañado
quien probó de aquella pieza,
él mordió aquella manzana,
por codicia y por promesas.
Las promesas de ser dioses
y ser reyes de la tierra,
ser los dueños de este mundo
los Adanes y las Evas.
La lascivia estaba oculta,
y aunque entonces no la vieran,
al probar aquel bocado
se cayeron las dos vendas.
Y sus ojos inocentes
se miraron con vergüenza,
pues veían en los cuerpos
el pecado sin reservas.
Y taparon a los mismos
con las hojas de la higuera,
mientras Dios que los llamaba
no obtenía su respuesta.
Se culpaban mutuamente
con disculpas tan etéreas,
que hasta Dios avergonzado
les mandó para Judea.
Les sacó del Paraíso,
les privó de su inocencia,
y los hizo tan mortales
desde entonces, como cuentan.
"...¡Ay manzana tan sabrosa,
cuánto ocultas y me enseñas,
cuando leo en la Escritura
tu leyenda y epopeyas!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/11
que escribieron los poetas!,
¡cuántas cosas tu me ocultas
entre el mito y la leyenda!
Años hace que naciste
en un pueblo sin fronteras,
un eterno Paraíso
sin rencores y sin guerras.
Tú creciste vigorosa
en la verde manzanera
destacando los colores
de tu piel siempre tan fresca.
Pero estabas destinada,
para el hombre como prueba,
en un árbol sugerente
que llamaban de la ciencia.
En el mismo se escondían
las bondades más diversas,
pero estaban las maldades
con su mezcla más perversa.
Así dice la escritura
que narraron los Profetas,
y que todo fue el comienzo
de perder una inocencia.
Porque Dios le dijo al hombre
que la fruta recogiera
de cualquier árbol del campo
y sus ramas tan serenas.
Pero sólo puso un pero,
y en el mismo la condena,
de comer una manzana
de aquel árbol que las lleva.
Y fue Adán el engañado
quien probó de aquella pieza,
él mordió aquella manzana,
por codicia y por promesas.
Las promesas de ser dioses
y ser reyes de la tierra,
ser los dueños de este mundo
los Adanes y las Evas.
La lascivia estaba oculta,
y aunque entonces no la vieran,
al probar aquel bocado
se cayeron las dos vendas.
Y sus ojos inocentes
se miraron con vergüenza,
pues veían en los cuerpos
el pecado sin reservas.
Y taparon a los mismos
con las hojas de la higuera,
mientras Dios que los llamaba
no obtenía su respuesta.
Se culpaban mutuamente
con disculpas tan etéreas,
que hasta Dios avergonzado
les mandó para Judea.
Les sacó del Paraíso,
les privó de su inocencia,
y los hizo tan mortales
desde entonces, como cuentan.
"...¡Ay manzana tan sabrosa,
cuánto ocultas y me enseñas,
cuando leo en la Escritura
tu leyenda y epopeyas!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/11
QUE TUS DEDOS LE HABLEN AL TECLADO...
Que tus dedos le hablen al teclado,
y que surjan las notas tan sincera,
en música sin arpa ni violines,
que brote de la sangre de tus venas.
Yo busco ese mensaje tan sagrado
las notas del piano tan eternas,
suspiros arrancados a tu alma,
con hebras de pasión y sin promesas.
Yo quiero ese latido de tu pecho,
la música sin par de las estrellas,
el néctar que nos llene y nos embriague
y el baile de mis dedos con las letras.
Yo romperé contigo, ese silencio,
desnudaré despacio tus caderas,
te llevaré sin prisas a la cama
para gozar allí, con tu presencia.
Hay un volcán de fuego desatado
una pasión de lava sin cadenas,
hay un amor que rompe las amarras
y llega hasta tu lado con su fuerza.
Pero al final el tiempo detendremos,
se cerrarán tus ojos sin reserva,
yo escribiré unos versos con mis dedos
en los senos febriles que me ofrezcas.
Y besaré despacio y lentamente
ese rincón de aromas y de esencias,
que baja de tu cuello y de tu espalda
hasta el altar dorado de tus piernas.
No quiero que termine este concierto,
que sigan con su baile las sirenas,
que salgan al teclado las caricias
y vaya mi cariño en su respuesta.
No quiero que se acabe este momento
ni quiero los adioses ni las penas,
me llevo esa caricia de tus labios
y el beso embriagador que a mi me duerma.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
y que surjan las notas tan sincera,
en música sin arpa ni violines,
que brote de la sangre de tus venas.
Yo busco ese mensaje tan sagrado
las notas del piano tan eternas,
suspiros arrancados a tu alma,
con hebras de pasión y sin promesas.
Yo quiero ese latido de tu pecho,
la música sin par de las estrellas,
el néctar que nos llene y nos embriague
y el baile de mis dedos con las letras.
Yo romperé contigo, ese silencio,
desnudaré despacio tus caderas,
te llevaré sin prisas a la cama
para gozar allí, con tu presencia.
Hay un volcán de fuego desatado
una pasión de lava sin cadenas,
hay un amor que rompe las amarras
y llega hasta tu lado con su fuerza.
Pero al final el tiempo detendremos,
se cerrarán tus ojos sin reserva,
yo escribiré unos versos con mis dedos
en los senos febriles que me ofrezcas.
Y besaré despacio y lentamente
ese rincón de aromas y de esencias,
que baja de tu cuello y de tu espalda
hasta el altar dorado de tus piernas.
No quiero que termine este concierto,
que sigan con su baile las sirenas,
que salgan al teclado las caricias
y vaya mi cariño en su respuesta.
No quiero que se acabe este momento
ni quiero los adioses ni las penas,
me llevo esa caricia de tus labios
y el beso embriagador que a mi me duerma.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
¡CÓMO AÑORO LOS AÑOS INFANTILES...!
¡Cómo añoro los años infantiles!,
los castillos creados en la arena,
las canicas de barro tan gentiles
y la fiesta del pueblo y la verbena.
Caminaba en la vida sin candiles
con la paz en el alma muy serena,
no pensaba ni en balas ni en fusiles,
ni en batallas y muertes con su pena.
Era un niño sin más, perdidamente,
que miraba de noche a las estrellas
intentando tocarlas con su mano.
Pero el niño creció, y por consiguiente,
se olvidó de sus juegos y epopeyas
las que ahora recuerdo, como anciano.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
los castillos creados en la arena,
las canicas de barro tan gentiles
y la fiesta del pueblo y la verbena.
Caminaba en la vida sin candiles
con la paz en el alma muy serena,
no pensaba ni en balas ni en fusiles,
ni en batallas y muertes con su pena.
Era un niño sin más, perdidamente,
que miraba de noche a las estrellas
intentando tocarlas con su mano.
Pero el niño creció, y por consiguiente,
se olvidó de sus juegos y epopeyas
las que ahora recuerdo, como anciano.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
POR EL OSCURO TÚNEL DE LA MENTE...
Por el oscuro túnel de la mente
discurre un intrincado laberinto,
el mundo del cobarde y el valiente
se cruzan en un templo variopinto.
El odio y el amor, profundamente,
afloran sin cesar de ese recinto,
se excita la pasión tan sutilmente,
que cambia la razón por el instinto.
Un nudo de rubor baja hasta el suelo,
palpita el corazón desenfrenado
buscando en otros labios un zafiro.
Se entrega con candor y con desvelo
el beso del amor, al ser amado,
tomando de esos labios un suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
discurre un intrincado laberinto,
el mundo del cobarde y el valiente
se cruzan en un templo variopinto.
El odio y el amor, profundamente,
afloran sin cesar de ese recinto,
se excita la pasión tan sutilmente,
que cambia la razón por el instinto.
Un nudo de rubor baja hasta el suelo,
palpita el corazón desenfrenado
buscando en otros labios un zafiro.
Se entrega con candor y con desvelo
el beso del amor, al ser amado,
tomando de esos labios un suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/11
SE ESCUCHAN LOS LAMENTOS DE LAS PIEDRAS...
"...A veces los lamentos se pierden con el eco..."
Se escuchan los lamentos de las piedras
que cuentan las historias de los hombres,
a veces es el viento quien las saca
y en otras es el eco quien responde.
Más hay otros lamentos en la vida,
el grito desgarrado de los pobres,
aquel que nunca llega a las alturas
y menos a los cielos y a los dioses.
El grito de los peces en los mares
pidiendo las caricias con sus voces,
el grito cadencioso de las olas
que llegan a la costa con su azote.
Hay gritos que se escuchan en los campos
saliendo de la gleba en que se esconden,
protestan por el sol y la sequía
y quieren esa lluvia que los moje.
En este carnaval de los lamentos
hay gritos y gemidos de colores,
lo malo es que se pierden en el tiempo
quedando solo el eco de los montes.
El eco de silencios prolongados
con frases, con palabras y con nombres,
el eco de las voces y lamentos
salidos con protesta y sin rencores.
Es fácil que busquemos los lamentos
allá, por las laderas y remontes
no viendo que los mismos están cerca,
aquí, junto a tu lado, en los rincones.
Por eso nos volvemos hacia el eco,
buscando la señal de los relojes,
la eterna vibración de la campana
que arranque los lamentos sin adioses.
Se pierden los lamentos con el eco
y quedan las sonrisas sin reproche,
suspiros de otro tiempo detenidos,
susurros de las hayas a los robles.
El lloro inmaculado de la niña,
el grito enamorado de la joven,
el llanto desgarrado de la madre
y el eco con la brisa, por la noche.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/11
Se escuchan los lamentos de las piedras
que cuentan las historias de los hombres,
a veces es el viento quien las saca
y en otras es el eco quien responde.
Más hay otros lamentos en la vida,
el grito desgarrado de los pobres,
aquel que nunca llega a las alturas
y menos a los cielos y a los dioses.
El grito de los peces en los mares
pidiendo las caricias con sus voces,
el grito cadencioso de las olas
que llegan a la costa con su azote.
Hay gritos que se escuchan en los campos
saliendo de la gleba en que se esconden,
protestan por el sol y la sequía
y quieren esa lluvia que los moje.
En este carnaval de los lamentos
hay gritos y gemidos de colores,
lo malo es que se pierden en el tiempo
quedando solo el eco de los montes.
El eco de silencios prolongados
con frases, con palabras y con nombres,
el eco de las voces y lamentos
salidos con protesta y sin rencores.
Es fácil que busquemos los lamentos
allá, por las laderas y remontes
no viendo que los mismos están cerca,
aquí, junto a tu lado, en los rincones.
Por eso nos volvemos hacia el eco,
buscando la señal de los relojes,
la eterna vibración de la campana
que arranque los lamentos sin adioses.
Se pierden los lamentos con el eco
y quedan las sonrisas sin reproche,
suspiros de otro tiempo detenidos,
susurros de las hayas a los robles.
El lloro inmaculado de la niña,
el grito enamorado de la joven,
el llanto desgarrado de la madre
y el eco con la brisa, por la noche.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/11
LA VIDA ES AJEDREZ
Partida de ajedrez con jaque mate,
lascivos movimientos sibilinos,
ataque por el flanco y contrataque,
caballos contra alfiles cristalinos.
La reina ha perecido en el rescate
dejando su cordura en los caminos,
la torre y los peones al remate
perdieron contra ataques tan felinos.
Se dobla la testuz sobre el tablero
del rey que ha perecido en la partida
quedando abandonado entre la muerte.
La vida es ajedrez sin caballeros,
en ella no hay jugadas sin herida,
ni existen los enroques, ni la suerte.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
lascivos movimientos sibilinos,
ataque por el flanco y contrataque,
caballos contra alfiles cristalinos.
La reina ha perecido en el rescate
dejando su cordura en los caminos,
la torre y los peones al remate
perdieron contra ataques tan felinos.
Se dobla la testuz sobre el tablero
del rey que ha perecido en la partida
quedando abandonado entre la muerte.
La vida es ajedrez sin caballeros,
en ella no hay jugadas sin herida,
ni existen los enroques, ni la suerte.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
SE DICE POR LOS PUERTOS...
"...A veces la galerna da paso a la bonanza..."
Se dice por los puertos,
un dicho que se canta:
"después de la galerna,
ya viene la bonanza".
No sé si esto es exacto
o el cuento que se narra,
que llega de muy lejos
con voces encantadas.
Más sé que los marinos
esperan esa calma,
al paso de los vientos
y fuertes marejadas.
Es fácil que las olas
prosigan bien su marcha,
con rumbo a otros destinos
y costas más lejanas.
Entonces en los puertos
reparan bien sus casas,
revisan los navíos
cuadernas y mesanas.
Suspiran las mujeres,
las madres tan ancianas,
esposas que cocinan
y lavan la colada.
Suspiran los ancianos
y rezan con prestanza,
el rezo prometido
al ángel que les guarda.
Más tarde, en la taberna,
resuena una guitarra,
hay voces y canciones
que salen de las almas.
Alegres chirimías
después de la borrasca,
el vaso de buen vino,
el ron y la cazalla.
Arriba, junto al faro,
se encuentra la atalaya,
y en ella una gaviota
tranquila ya descansa.
Un niño la contempla
y busca entre sus alas,
el nido de sus sueños
con Elfos y con Hadas.
Más todo es poesía
cual música de un arpa,
nordeste con latidos
y brumas muy sagradas.
"...Se dice por los puertos
susurros sin palabras,
son voces de galerna
que marchan a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
Se dice por los puertos,
un dicho que se canta:
"después de la galerna,
ya viene la bonanza".
No sé si esto es exacto
o el cuento que se narra,
que llega de muy lejos
con voces encantadas.
Más sé que los marinos
esperan esa calma,
al paso de los vientos
y fuertes marejadas.
Es fácil que las olas
prosigan bien su marcha,
con rumbo a otros destinos
y costas más lejanas.
Entonces en los puertos
reparan bien sus casas,
revisan los navíos
cuadernas y mesanas.
Suspiran las mujeres,
las madres tan ancianas,
esposas que cocinan
y lavan la colada.
Suspiran los ancianos
y rezan con prestanza,
el rezo prometido
al ángel que les guarda.
Más tarde, en la taberna,
resuena una guitarra,
hay voces y canciones
que salen de las almas.
Alegres chirimías
después de la borrasca,
el vaso de buen vino,
el ron y la cazalla.
Arriba, junto al faro,
se encuentra la atalaya,
y en ella una gaviota
tranquila ya descansa.
Un niño la contempla
y busca entre sus alas,
el nido de sus sueños
con Elfos y con Hadas.
Más todo es poesía
cual música de un arpa,
nordeste con latidos
y brumas muy sagradas.
"...Se dice por los puertos
susurros sin palabras,
son voces de galerna
que marchan a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
DEBÍ REZAR A DIOS EN SU MOMENTO...
Debí rezar a Dios en su momento,
pedirle por el alma atormentada,
así la libraría del tormento
con solo que le diera su mirada.
Pero algo me retuvo, y lo lamento,
quizás una promesa ilusionada,
la risa cantarina con su acento
o puede que una lágrima apagada.
No me enteré del llanto y la tormenta,
lanzado por el alma vacilante,
marchando hacia la nada, en su retiro.
Y el tiempo se pasó, sin darme cuenta,
pasó y pasé, con él, en un instante,
para perderse al fin con un suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
pedirle por el alma atormentada,
así la libraría del tormento
con solo que le diera su mirada.
Pero algo me retuvo, y lo lamento,
quizás una promesa ilusionada,
la risa cantarina con su acento
o puede que una lágrima apagada.
No me enteré del llanto y la tormenta,
lanzado por el alma vacilante,
marchando hacia la nada, en su retiro.
Y el tiempo se pasó, sin darme cuenta,
pasó y pasé, con él, en un instante,
para perderse al fin con un suspiro.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/11
PERMÍTEME TAN SOLO UNAS PALABRAS...
Permíteme tan sólo unas palabras
y te hablo de las gentes de mi tierra,
así te contaré con fiel detalle
del mar, de los marinos y la pesca.
Pero antes te diré que en esta Villa
hay hombres que han nacido en la ribera,
allí donde las olas llegan mansas
y vienen a dormir con la marea.
Afuera de murallas y extramuros
están las Tenerías y compuertas,
los grises astilleros del nordeste,
la ronda que conduce a la Barrera.
Adentro, y tras curzar esa muralla,
existen las fantásticas callejas,
la iglesia con su torre tan altiva
la cárcel, el castillo y las escuelas.
Espacio con la historia detenida
poblado de casonas, con su piedra,
el alma de este pueblo donde habito
cubierto con las sombras y la niebla.
Allí, entre los muros y paredes,
nacieron estos hombres de la puebla,
los rudos marineros de la Villa,
creciendo entre los muelles y traineras.
Su escuela fue ayudar a los mayores,
sus ojos no aprendieron de las letras,
más si a empatar a los anzuelos
poniendo las carnada en las bodegas.
Sus manos tan sensibles se curtieron,
perdiendo su candor y su belleza,
y pronto aquellas manos juveniles
bogaron por el mar hacia la pesca.
Bogaron como bogan los marinos,
con rabia y con tesón, a mar abierta,
tenían que lograr de esas capturas,
el trueque de los peces por la cena.
Tenían que entender que en esos mares,
antaño colofón de las ballenas,
ahora se encontraban esquilmados
con pocos pececillos en reserva.
Merluzas y besugos conocieron,
cabrachos, salmonetes y fanecas,
igual que chicharrillos y verdeles,
con rapes, el atún y palometas.
No sé si este detalle te seduce,
ni sé si estas palabras te interesan,
pero estos son los posos y raíces,
la historia de mi tierra con su esencia.
La historia de unos hombres singulares
grabada día a día en sus leyendas,
mezclada con las algas y el salitre,
la brisa del nordeste y la galerna.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/01/11
y te hablo de las gentes de mi tierra,
así te contaré con fiel detalle
del mar, de los marinos y la pesca.
Pero antes te diré que en esta Villa
hay hombres que han nacido en la ribera,
allí donde las olas llegan mansas
y vienen a dormir con la marea.
Afuera de murallas y extramuros
están las Tenerías y compuertas,
los grises astilleros del nordeste,
la ronda que conduce a la Barrera.
Adentro, y tras curzar esa muralla,
existen las fantásticas callejas,
la iglesia con su torre tan altiva
la cárcel, el castillo y las escuelas.
Espacio con la historia detenida
poblado de casonas, con su piedra,
el alma de este pueblo donde habito
cubierto con las sombras y la niebla.
Allí, entre los muros y paredes,
nacieron estos hombres de la puebla,
los rudos marineros de la Villa,
creciendo entre los muelles y traineras.
Su escuela fue ayudar a los mayores,
sus ojos no aprendieron de las letras,
más si a empatar a los anzuelos
poniendo las carnada en las bodegas.
Sus manos tan sensibles se curtieron,
perdiendo su candor y su belleza,
y pronto aquellas manos juveniles
bogaron por el mar hacia la pesca.
Bogaron como bogan los marinos,
con rabia y con tesón, a mar abierta,
tenían que lograr de esas capturas,
el trueque de los peces por la cena.
Tenían que entender que en esos mares,
antaño colofón de las ballenas,
ahora se encontraban esquilmados
con pocos pececillos en reserva.
Merluzas y besugos conocieron,
cabrachos, salmonetes y fanecas,
igual que chicharrillos y verdeles,
con rapes, el atún y palometas.
No sé si este detalle te seduce,
ni sé si estas palabras te interesan,
pero estos son los posos y raíces,
la historia de mi tierra con su esencia.
La historia de unos hombres singulares
grabada día a día en sus leyendas,
mezclada con las algas y el salitre,
la brisa del nordeste y la galerna.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/01/11
PASIONES EN EL PECHO RETENIDAS...
"...A veces las pasiones engendran más pasiones..."
Pasiones en el pecho retenidas,
pasiones en el alma enamorada,
pasiones que se mezclan con pasiones
y funden a los cuerpos y a las almas.
Vivimos escondiendo la sonrisa
buscando la sonrisa que nos falta,
vivimos entre miedos y entre dudas
por miedo a perecer en la batalla.
Se buscan las miradas en la noche
y tiemblan, dulcemente mientras hablan,
son frases y monólogos sinceros,
que salen de sus ojos sin palabras.
Se buscan temblorosas, unas manos,
y suben lentamente hacia la cara,
recorren las orejas y el cabello
y bajan tiernamente por la espalda.
Se buscan unos labios presurosos
y mezclan con sus besos esa savia,
el néctar de pasión y del pecado,
el dulce escalofrío del que ama.
Suspiran ambos cuerpos en la noche,
igual que las mareas en la playa,
con ese ronroneo tan constante
mezclado con salitre y con las algas.
Pero este es un suspiro diferente,
un grito que se ahoga en la garganta,
un grito con un nombre definido,
que sale con el beso que se manda.
Las manos acarician a los cuerpos,
la sangre enfebrecida ya no aguanta,
aumentan los latidos y el galope
en ambos corazones sin tardanza.
Se escucha la pasión en ese instante
y rugen los volcanes con su lava,
hay dedos que acarician unos senos,
hay otros que acarician unas nalgas.
Momentos de pasión interminables,
momentos que se viven y no acaban,
momentos en que paran los relojes
su lento caminar hacia la nada.
Se sueña con pasiones reprimidas
que algunos no consiguen alcanzarlas,
se sueña con pasión, en las pasiones,
del cuerpo virginal que nos aguarda.
"...Pasiones en el pecho retenidas,
pasiones en la hoguera con sus llamas,
pasiones que se mezclan con pasiones
en un lazo sagrado, sin distancias..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/01/11
Pasiones en el pecho retenidas,
pasiones en el alma enamorada,
pasiones que se mezclan con pasiones
y funden a los cuerpos y a las almas.
Vivimos escondiendo la sonrisa
buscando la sonrisa que nos falta,
vivimos entre miedos y entre dudas
por miedo a perecer en la batalla.
Se buscan las miradas en la noche
y tiemblan, dulcemente mientras hablan,
son frases y monólogos sinceros,
que salen de sus ojos sin palabras.
Se buscan temblorosas, unas manos,
y suben lentamente hacia la cara,
recorren las orejas y el cabello
y bajan tiernamente por la espalda.
Se buscan unos labios presurosos
y mezclan con sus besos esa savia,
el néctar de pasión y del pecado,
el dulce escalofrío del que ama.
Suspiran ambos cuerpos en la noche,
igual que las mareas en la playa,
con ese ronroneo tan constante
mezclado con salitre y con las algas.
Pero este es un suspiro diferente,
un grito que se ahoga en la garganta,
un grito con un nombre definido,
que sale con el beso que se manda.
Las manos acarician a los cuerpos,
la sangre enfebrecida ya no aguanta,
aumentan los latidos y el galope
en ambos corazones sin tardanza.
Se escucha la pasión en ese instante
y rugen los volcanes con su lava,
hay dedos que acarician unos senos,
hay otros que acarician unas nalgas.
Momentos de pasión interminables,
momentos que se viven y no acaban,
momentos en que paran los relojes
su lento caminar hacia la nada.
Se sueña con pasiones reprimidas
que algunos no consiguen alcanzarlas,
se sueña con pasión, en las pasiones,
del cuerpo virginal que nos aguarda.
"...Pasiones en el pecho retenidas,
pasiones en la hoguera con sus llamas,
pasiones que se mezclan con pasiones
en un lazo sagrado, sin distancias..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/01/11
UN VIEJO CAPITÁN NARRABA UN CUENTO...
"...A veces los marinos disfrutan de la calma..."
Un viejo capitán narraba un cuento,
hablaba de piratas y batallas,
de barcos naufragados en los mares,
de playas con sirenas encantadas.
El viejo capitán fumaba en pipa
y daba suavemente sus caladas,
el humo que salía de sus labios
llegaba hasta los niños que escuchaban.
..."Un día navegando por los mares
los mismos se cubrieron por las algas,
y entonces ocurrió que dos estrellas
bajaron desde el cielo hasta las aguas.
Bajaban a bañarse simplemente,
bajaban con su luz pura y tan blanca,
venían a buscar entre las olas
el roce del nordeste entre su cara.
Y el viejo capitán, muy sorprendido,
así les preguntó con mucha calma:
"¿qué haceis bellas estrellas tan desnudas,
tan lejos de los cielos que os guardan?"
Y ellas respondieron jubilosas:
"Estamos en el mar de la esperanza,
buscamos esa música sin nombre,
del mar y del salitre que nos baña.
Buscamos a marinos muy sinceros
que salgan a pescar con su zamarra,
que luchen contra el frío y la corriente,
y sepan tripular muy bien su barca.
Venimos a decirles que aquí, cerca,
existen corazones que los aman,
que existen unos pechos que suspiran,
y tiemblan esperando su llegada.
Es dura la jornada del marino,
por eso le traemos la palabra,
el tierno escalofrío de la brisa,
el dulce contoneo de la caña.
Es fácil que el marino se enamore
y busque más allá de la distancia,
la dulce sirenita de los cuentos
que llega en pleamar con la resaca"
...El viejo capitán hizo un descanso,
miraba con sus ojos a la nada,
soñaba con sus ojos de poeta,
y hablaba con los ojos de su alma.
"...Un viejo capitán narraba un cuento,
soñaba sin cesar mientras hablaba,
hablaba de los mares encantados,
de estrellas y sirenas en la playa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/11
Un viejo capitán narraba un cuento,
hablaba de piratas y batallas,
de barcos naufragados en los mares,
de playas con sirenas encantadas.
El viejo capitán fumaba en pipa
y daba suavemente sus caladas,
el humo que salía de sus labios
llegaba hasta los niños que escuchaban.
..."Un día navegando por los mares
los mismos se cubrieron por las algas,
y entonces ocurrió que dos estrellas
bajaron desde el cielo hasta las aguas.
Bajaban a bañarse simplemente,
bajaban con su luz pura y tan blanca,
venían a buscar entre las olas
el roce del nordeste entre su cara.
Y el viejo capitán, muy sorprendido,
así les preguntó con mucha calma:
"¿qué haceis bellas estrellas tan desnudas,
tan lejos de los cielos que os guardan?"
Y ellas respondieron jubilosas:
"Estamos en el mar de la esperanza,
buscamos esa música sin nombre,
del mar y del salitre que nos baña.
Buscamos a marinos muy sinceros
que salgan a pescar con su zamarra,
que luchen contra el frío y la corriente,
y sepan tripular muy bien su barca.
Venimos a decirles que aquí, cerca,
existen corazones que los aman,
que existen unos pechos que suspiran,
y tiemblan esperando su llegada.
Es dura la jornada del marino,
por eso le traemos la palabra,
el tierno escalofrío de la brisa,
el dulce contoneo de la caña.
Es fácil que el marino se enamore
y busque más allá de la distancia,
la dulce sirenita de los cuentos
que llega en pleamar con la resaca"
...El viejo capitán hizo un descanso,
miraba con sus ojos a la nada,
soñaba con sus ojos de poeta,
y hablaba con los ojos de su alma.
"...Un viejo capitán narraba un cuento,
soñaba sin cesar mientras hablaba,
hablaba de los mares encantados,
de estrellas y sirenas en la playa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/11
SE PUEDE AMAR SOÑANDO POR LA VIDA...
Se puede amar soñando por la vida
y conseguir andar entre la bruma,
pero hay que ser sinceros, solamente,
para apartar los miedos y las dudas.
Hay hombres que no crecen en su vida
y niños que son hombres con fortuna,
los unos se atrincheran en sus juegos,
los otros los que juegan y se burlan.
Hay lluvia que nos llega en la ventisca
y lluvia que nos deja la garúa,
la una nos abraza y nos golpea
la otra con sus besos nos arrulla.
Pero soñar y amar es algo serio,
es un volcán de fuerza tremebunda,
es elevar a Dios el pensamiento
para calmar la fuerza tan impura.
Es contentar los cuerpos y las almas,
equilibrar la brida con la grupa,
es galopar con cierto desenfreno
y conservar el cuerpo en la montura.
...Un hombre pensativo en la ventana
miraba a la distancia tan insulsa,
miraba con los ojos muy miopes
de un pobre soñador en su ternura.
Soñaba como sueñan los poetas,
sacando las princesas de su pluma,
llevándolas en versos al cuaderno
en letras soñolientas, sin preguntas.
Y el hombre que escribía todo aquello
vio al niño caminar por la espesura,
un niño sin zapatos, que descalzo,
llevaba entre sus manos unas uvas.
De pronto comprendió todo el misterio
y quiso ser un niño en las alturas,
un niño caminando entre los vientos
por mares y estaciones muy difusas...
Se mueven los molinos de la Mancha,
y busca Dulcinea cobertura,
la lluvia llega pronto, y fuertemente,
son gotas solitarias y errabundas.
Los sueños son refugio de los hombres,
que buscan en los mismos su dulzura,
la eterna Cenicienta de los niños,
la mano que te anea y que te acuna.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/11
y conseguir andar entre la bruma,
pero hay que ser sinceros, solamente,
para apartar los miedos y las dudas.
Hay hombres que no crecen en su vida
y niños que son hombres con fortuna,
los unos se atrincheran en sus juegos,
los otros los que juegan y se burlan.
Hay lluvia que nos llega en la ventisca
y lluvia que nos deja la garúa,
la una nos abraza y nos golpea
la otra con sus besos nos arrulla.
Pero soñar y amar es algo serio,
es un volcán de fuerza tremebunda,
es elevar a Dios el pensamiento
para calmar la fuerza tan impura.
Es contentar los cuerpos y las almas,
equilibrar la brida con la grupa,
es galopar con cierto desenfreno
y conservar el cuerpo en la montura.
...Un hombre pensativo en la ventana
miraba a la distancia tan insulsa,
miraba con los ojos muy miopes
de un pobre soñador en su ternura.
Soñaba como sueñan los poetas,
sacando las princesas de su pluma,
llevándolas en versos al cuaderno
en letras soñolientas, sin preguntas.
Y el hombre que escribía todo aquello
vio al niño caminar por la espesura,
un niño sin zapatos, que descalzo,
llevaba entre sus manos unas uvas.
De pronto comprendió todo el misterio
y quiso ser un niño en las alturas,
un niño caminando entre los vientos
por mares y estaciones muy difusas...
Se mueven los molinos de la Mancha,
y busca Dulcinea cobertura,
la lluvia llega pronto, y fuertemente,
son gotas solitarias y errabundas.
Los sueños son refugio de los hombres,
que buscan en los mismos su dulzura,
la eterna Cenicienta de los niños,
la mano que te anea y que te acuna.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/11
¡DORMIR, DORMIR...!
"...A veces las gaviotas dormitan en el aire..."
Porque dormir, dormir, siempre se duermen,
descansan las campanas de la iglesia
y duermen en un sueño muy profundo,
después de repicar a la novena.
Se duermen las gaviotas en el aire,
ajenas a la sal y las mareas,
planean levemente con las alas
dejando su silueta en las arenas.
Se duermen los gladiolos en los parques
por culpa del sopor y la luz fresca,
y duermen los rosales y los lirios
mecidos por la brisa tan serena.
Hay música que suena en el ambiente,
con notas del piano que se acercan,
y rasga una guitarra en el vacío
y duermen en el cielo las estrellas.
Mas siguen las gaviotas en el sueño,
y un niño desde el suelo las observa,
un niño que quisiera ser gaviota
buscando entre las nubes sus cometas.
Poemas de mil sueños reunidos
tomados de las gentes más diversas,
instantes que pasaron en el tiempo,
recuerdos ya dormidos de la tierra.
Por eso se adormecen nuestras almas,
por eso congelamos la conciencia,
dejando que la niebla llegue pronto
y cubra nuestros cuerpos y cabeza.
Quizás en ese abrazo misterioso
se duerman nuestras dudas tan inquietas,
y lleguen presurosas las gaviotas
dejando con sus alas unas letras.
Las letras tanto tiempo suspiradas
buscadas con fervor en los poemas
arriba las gaviotas van pasando,
abajo los latidos se aceleran.
Las letras del candor y la esperanza,
los versos con la vida tan eterna,
los sueños retenidos en el alma
las letras del amor que el niño espera.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/01/11
Porque dormir, dormir, siempre se duermen,
descansan las campanas de la iglesia
y duermen en un sueño muy profundo,
después de repicar a la novena.
Se duermen las gaviotas en el aire,
ajenas a la sal y las mareas,
planean levemente con las alas
dejando su silueta en las arenas.
Se duermen los gladiolos en los parques
por culpa del sopor y la luz fresca,
y duermen los rosales y los lirios
mecidos por la brisa tan serena.
Hay música que suena en el ambiente,
con notas del piano que se acercan,
y rasga una guitarra en el vacío
y duermen en el cielo las estrellas.
Mas siguen las gaviotas en el sueño,
y un niño desde el suelo las observa,
un niño que quisiera ser gaviota
buscando entre las nubes sus cometas.
Poemas de mil sueños reunidos
tomados de las gentes más diversas,
instantes que pasaron en el tiempo,
recuerdos ya dormidos de la tierra.
Por eso se adormecen nuestras almas,
por eso congelamos la conciencia,
dejando que la niebla llegue pronto
y cubra nuestros cuerpos y cabeza.
Quizás en ese abrazo misterioso
se duerman nuestras dudas tan inquietas,
y lleguen presurosas las gaviotas
dejando con sus alas unas letras.
Las letras tanto tiempo suspiradas
buscadas con fervor en los poemas
arriba las gaviotas van pasando,
abajo los latidos se aceleran.
Las letras del candor y la esperanza,
los versos con la vida tan eterna,
los sueños retenidos en el alma
las letras del amor que el niño espera.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/01/11
CONTESTO A LOS MURMULLOS CON SILENCIOS...
Contesto a los murmullos con silencios,
no quiero más tormentas ni batallas,
podría rebatir lo que me dicen
más dejo en el silencio mis palabras.
Hay seres que alimentan sus instintos
creyendo ver conjuros y fantasmas,
allí donde tan solo está la fuente,
que alivia a los sedientos con su agua.
Es fácil devolver acusaciones,
ser víctima inocente de una causa,
andar con la conciencia muy bruñida
y limpia de la niebla y telarañas.
Pero eso es algo innoble en los poetas
que buscan la pureza de las ánimas,
no importan que unos dedos les señalen
o digan villanías en su cara.
No siempre la razón la tienen otros,
ni a caso la cordura mas templada,
existe una razón que va en el pecho
y mueve al corazón en esta marcha.
La marcha por la vida, entre las gentes,
llevando la verdad sin pedir nada,
dejando mil sonrisas y suspiros
y el tiempo de reloj, que lento avanza.
Por eso mis silencios son frecuentes,
no quiero esas peleas tan amargas,
ni quiero que mis lágrimas se escapen
y bajen por los surcos de mi cara.
Espero que algún día, entre mis versos,
se encuentre la respuesta deseada,
la única que existe y es posible,
y llegue con mis letras a tu casa.
...Suspiran mis silencios, en silencio,
y buscan soledad, como las hadas,
el bosque de mi vida está florido
y quiero dormitar entre su calma.
Hay ecos de recuerdos y pasados
que gritan, que se agitan y amenazan,
y a ellos les contesta mi silencio
y el verso de mi pluma y de mi alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
no quiero más tormentas ni batallas,
podría rebatir lo que me dicen
más dejo en el silencio mis palabras.
Hay seres que alimentan sus instintos
creyendo ver conjuros y fantasmas,
allí donde tan solo está la fuente,
que alivia a los sedientos con su agua.
Es fácil devolver acusaciones,
ser víctima inocente de una causa,
andar con la conciencia muy bruñida
y limpia de la niebla y telarañas.
Pero eso es algo innoble en los poetas
que buscan la pureza de las ánimas,
no importan que unos dedos les señalen
o digan villanías en su cara.
No siempre la razón la tienen otros,
ni a caso la cordura mas templada,
existe una razón que va en el pecho
y mueve al corazón en esta marcha.
La marcha por la vida, entre las gentes,
llevando la verdad sin pedir nada,
dejando mil sonrisas y suspiros
y el tiempo de reloj, que lento avanza.
Por eso mis silencios son frecuentes,
no quiero esas peleas tan amargas,
ni quiero que mis lágrimas se escapen
y bajen por los surcos de mi cara.
Espero que algún día, entre mis versos,
se encuentre la respuesta deseada,
la única que existe y es posible,
y llegue con mis letras a tu casa.
...Suspiran mis silencios, en silencio,
y buscan soledad, como las hadas,
el bosque de mi vida está florido
y quiero dormitar entre su calma.
Hay ecos de recuerdos y pasados
que gritan, que se agitan y amenazan,
y a ellos les contesta mi silencio
y el verso de mi pluma y de mi alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
POR UN CAMINO RECTO Y SOLEADO...
Por un camino recto y soleado
marchaban a la nada mis escritos,
se iban con la llave y el candado
mordiéndose el silencio de mis gritos.
Gritaba el corazón al Dios amado,
pedíanle por tiempos mas bonitos,
querìan el amor tan añorado
tan solo con pasión, sin ser malditos.
Más una telaraña, a la esperanza,
cubría sin cesar oscuramente,
la débil cenicienta de la vida.
Entonces, se perdió la confianza,
mis pasos caminaron lentamente
sangrando de dolor por esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
marchaban a la nada mis escritos,
se iban con la llave y el candado
mordiéndose el silencio de mis gritos.
Gritaba el corazón al Dios amado,
pedíanle por tiempos mas bonitos,
querìan el amor tan añorado
tan solo con pasión, sin ser malditos.
Más una telaraña, a la esperanza,
cubría sin cesar oscuramente,
la débil cenicienta de la vida.
Entonces, se perdió la confianza,
mis pasos caminaron lentamente
sangrando de dolor por esa herida.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/01/11
HAY HERIDAS OCULTAS EN EL PECHO...
"...A veces las heridas existen y no sangran..."
Hay heridas ocultas en el pecho
y hay heridas que existen en el alma,
las primeras sutiles, de puñales,
las segundas profundas y no sangran.
Yo prefiero la herida del cuchillo,
la que marca los cuerpos con su raya,
la que saca la sangre de las venas
a la tierra sedienta que la aguarda.
Más no quiero la herida sibilina,
la del alma sufriendo sin palabras,
con el grito en el fondo de su pecho
esperando la flecha envenenada.
Es mejor enfrentarse cada día
a la vida que viene en la mañana,
a pesar de lo negro y negativo,
de las nubes y cielos que amenazan.
Yo te veo, soldado y combatiente,
en la lucha diaria y tu batalla,
a pesar de derrotas y peleas,
por la flor que te espera en la distancia.
También sé que tu alma estremecida,
lleva herida profunda, y no de bala,
una herida sin sangre en el costado,
que atormenta la luz de tu mirada.
Más confío en las fuerzas de tu cuerpo,
y en que llegues muy pronto hasta tu casa,
a dormir en un lecho sin peleas
reponiendo tu alma atormentada.
Es posible que pronto te despiertes
y en tu pecho ya esté cicatrizada,
esa herida sangrante del pasado
que sacó de tus ojos tantas lágrimas.
Pero puede que vuelvas de tu sueño
con el alma carente de añoranzas,
pues la herida está ahí, y es muy profunda,
y no sangra, aunque sientes su amenaza.
Yo me vuelvo hacia ti, te doy mi mano,
y te ofrezco sincera mi mirada,
y te digo que si, que yo te cuido,
y te cedo la sangre de mi alma.
Porque quiero el trasplante de mi sangre
a tu pecho sin sangre en las entrañas,
para dar con mis besos y latidos
esa sabia de amor y de esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/11
Hay heridas ocultas en el pecho
y hay heridas que existen en el alma,
las primeras sutiles, de puñales,
las segundas profundas y no sangran.
Yo prefiero la herida del cuchillo,
la que marca los cuerpos con su raya,
la que saca la sangre de las venas
a la tierra sedienta que la aguarda.
Más no quiero la herida sibilina,
la del alma sufriendo sin palabras,
con el grito en el fondo de su pecho
esperando la flecha envenenada.
Es mejor enfrentarse cada día
a la vida que viene en la mañana,
a pesar de lo negro y negativo,
de las nubes y cielos que amenazan.
Yo te veo, soldado y combatiente,
en la lucha diaria y tu batalla,
a pesar de derrotas y peleas,
por la flor que te espera en la distancia.
También sé que tu alma estremecida,
lleva herida profunda, y no de bala,
una herida sin sangre en el costado,
que atormenta la luz de tu mirada.
Más confío en las fuerzas de tu cuerpo,
y en que llegues muy pronto hasta tu casa,
a dormir en un lecho sin peleas
reponiendo tu alma atormentada.
Es posible que pronto te despiertes
y en tu pecho ya esté cicatrizada,
esa herida sangrante del pasado
que sacó de tus ojos tantas lágrimas.
Pero puede que vuelvas de tu sueño
con el alma carente de añoranzas,
pues la herida está ahí, y es muy profunda,
y no sangra, aunque sientes su amenaza.
Yo me vuelvo hacia ti, te doy mi mano,
y te ofrezco sincera mi mirada,
y te digo que si, que yo te cuido,
y te cedo la sangre de mi alma.
Porque quiero el trasplante de mi sangre
a tu pecho sin sangre en las entrañas,
para dar con mis besos y latidos
esa sabia de amor y de esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/11
PERDÓNAME MI AMOR, POR MI PECADO...
Perdóname mi amor, por mi pecado,
por haber contenido aquel suspiro,
como loco y feliz enamorado
que te dió, con amor, aquel zafiro
Perdóname por ser tan alocado,
por romper la quietud de tu retiro,
por sentir este pecho desbocado
galopar hacia ti, sin un respiro.
Perdóname por ser irreverente,
por querer este mundo sin agravios
y también esa paz tan añorada.
Pero permíteme, tan solamente,
ese beso que mando hacia tus labios
recogiendo el candor de tu mirada.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/11
por haber contenido aquel suspiro,
como loco y feliz enamorado
que te dió, con amor, aquel zafiro
Perdóname por ser tan alocado,
por romper la quietud de tu retiro,
por sentir este pecho desbocado
galopar hacia ti, sin un respiro.
Perdóname por ser irreverente,
por querer este mundo sin agravios
y también esa paz tan añorada.
Pero permíteme, tan solamente,
ese beso que mando hacia tus labios
recogiendo el candor de tu mirada.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/11
SE DICE QUE LAS ROSAS ENAMORAN...
"...A veces los jardines ocultan a las rosas..."
Se dice que las rosas enamoran
y nublan la razón de las mujeres,
no sé la exactitud de estas palabras
y pienso que esta máxima es urgente.
Yo creo que la niebla misteriosa,
oculta en los jardines,siempre verdes,
impide ver las rosas más sencillas,
que mustias y encogidas se adormecen.
Hay hombres rebuscando en los jardines,
las flores más hermosas y silvestres,
tratando de cambiarlas por un beso,
del labio de la amante irreverente.
Hay niños que contemplan a las rosas
y rosas junto al niño que allí crece,
los niños parlotean y las hablan,
las rosas mandan besos a sus frentes.
Hay jóvenes amantes que suspiran
y buscan a la rosa que amanece,
la buscan con candor y fantasía
en medio de la bruma y el nordeste.
...Yo veo que una sombra se aproxima,
la sombra del anciano tan valiente,
el hombre que ha librado mil batallas
y ahora está luchando con la muerte.
La muerte de una vida que se acaba,
la eterna letanía de las nueve:
"Un hombre que ha llegado ya al otoño
camina hacia el invierno con su nieve"
...Palabras que murmuran en los bares,
sin rosas y jardines, hoy carentes,
la bruma del ambiente y el tabaco,
la niebla de las almas y las gentes.
¡Ay dulce soledad, no me abandones!,
escucha mis silencios y mis preces,
ayúdame a encontrar la rosa blanca,
sus pétalos hermosos tan ardientes.
Ayúdame a olvidar tantas pasiones
y déja que la rosa a mi me llegue,
mis labios dejarán un tierno beso,
el beso del amor que ella merece.
"Se dice que las rosas enamoran
y nublan la razón de quien las quiere,
yo siento la llamada de las rosas
y el beso de sus pétalos rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
Se dice que las rosas enamoran
y nublan la razón de las mujeres,
no sé la exactitud de estas palabras
y pienso que esta máxima es urgente.
Yo creo que la niebla misteriosa,
oculta en los jardines,siempre verdes,
impide ver las rosas más sencillas,
que mustias y encogidas se adormecen.
Hay hombres rebuscando en los jardines,
las flores más hermosas y silvestres,
tratando de cambiarlas por un beso,
del labio de la amante irreverente.
Hay niños que contemplan a las rosas
y rosas junto al niño que allí crece,
los niños parlotean y las hablan,
las rosas mandan besos a sus frentes.
Hay jóvenes amantes que suspiran
y buscan a la rosa que amanece,
la buscan con candor y fantasía
en medio de la bruma y el nordeste.
...Yo veo que una sombra se aproxima,
la sombra del anciano tan valiente,
el hombre que ha librado mil batallas
y ahora está luchando con la muerte.
La muerte de una vida que se acaba,
la eterna letanía de las nueve:
"Un hombre que ha llegado ya al otoño
camina hacia el invierno con su nieve"
...Palabras que murmuran en los bares,
sin rosas y jardines, hoy carentes,
la bruma del ambiente y el tabaco,
la niebla de las almas y las gentes.
¡Ay dulce soledad, no me abandones!,
escucha mis silencios y mis preces,
ayúdame a encontrar la rosa blanca,
sus pétalos hermosos tan ardientes.
Ayúdame a olvidar tantas pasiones
y déja que la rosa a mi me llegue,
mis labios dejarán un tierno beso,
el beso del amor que ella merece.
"Se dice que las rosas enamoran
y nublan la razón de quien las quiere,
yo siento la llamada de las rosas
y el beso de sus pétalos rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
JARDINES Y PASEOS RELUCIENTES...
Jardines y paseos relucientes
sembrados de ilusión y fantasía,
colmados con el canto de las fuentes
que dejan esa gracia y alegría.
He visto margaritas muy valientes
temblar en la mañana que nacía,
lo mismo que a las rosas tan ardientes
vibrar cuando una mano las cogía.
Quizás en los jardines mencionados,
creció una margarita temblorosa,
cuidada con pasión y con esmero.
Quizás en esos bancos tan amados,
hay pétalos amargos de la rosa,
que un día fue testigo de un "te quiero"
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
sembrados de ilusión y fantasía,
colmados con el canto de las fuentes
que dejan esa gracia y alegría.
He visto margaritas muy valientes
temblar en la mañana que nacía,
lo mismo que a las rosas tan ardientes
vibrar cuando una mano las cogía.
Quizás en los jardines mencionados,
creció una margarita temblorosa,
cuidada con pasión y con esmero.
Quizás en esos bancos tan amados,
hay pétalos amargos de la rosa,
que un día fue testigo de un "te quiero"
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/11
LOS POETAS ESCRIBEN MUCHAS VECES...
"...A veces los poetas escriben con el alma..."
Los poetas escriben muchas veces
sin saber lo que ponen en sus letras,
porque escriben tan sólo con el alma
en la tinta preciada que nos dejan.
Se nos dice que escriben a las musas
y también a la luna y las estrellas,
y que van a buscar en la resaca
la llegada febril de las sirenas.
También dicen, que son como los niños,
los que escriben sus cuentos y poemas,
y que pasan soñando por el mundo
delirando entre versos y princesas.
Pero creo que algunos se equivocan,
al juzgar de manera tan ligera,
al poeta que viene a su cuaderno
a dejar libremente lo que sueña.
Es su mundo febril la poesía,
y su arte, el que sale a su cabeza,
es producto tan solo de su pecho
y del alma sencilla y tan sincera.
Los poetas son seres muy sensibles
se emocionan al ver a las mareas,
al sentir ese beso de la luna
en la noche tranquila y tan serena.
Y también se estremecen dulcemente
cuando sienten llegar la primavera,
cuando arrancan suspiros a las rosas
y los plasman sin más en sus libretas.
Pero ellos escriben con el alma,
la que grita y reclama su presencia,
la que hace que el pecho se acelere,
la que lleva la brisa hasta su puerta.
Es el alma la eterna maravilla,
la que pone las pautas y acelera,
la que lleva la luz a sus sentidos
y a sus dedos les colma de impaciencia.
Pero es la guirnalda de su pecho,
ese broche florido que refleja,
donde late la sangre de la vida
donde nacen los versos de sus venas.
"...Los poetas escriben muchas veces
sin saber lo que el cielo les reserva,
ellos llevan sus letras y palabras
al cuaderno, que cerca, les espera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/01/11
Los poetas escriben muchas veces
sin saber lo que ponen en sus letras,
porque escriben tan sólo con el alma
en la tinta preciada que nos dejan.
Se nos dice que escriben a las musas
y también a la luna y las estrellas,
y que van a buscar en la resaca
la llegada febril de las sirenas.
También dicen, que son como los niños,
los que escriben sus cuentos y poemas,
y que pasan soñando por el mundo
delirando entre versos y princesas.
Pero creo que algunos se equivocan,
al juzgar de manera tan ligera,
al poeta que viene a su cuaderno
a dejar libremente lo que sueña.
Es su mundo febril la poesía,
y su arte, el que sale a su cabeza,
es producto tan solo de su pecho
y del alma sencilla y tan sincera.
Los poetas son seres muy sensibles
se emocionan al ver a las mareas,
al sentir ese beso de la luna
en la noche tranquila y tan serena.
Y también se estremecen dulcemente
cuando sienten llegar la primavera,
cuando arrancan suspiros a las rosas
y los plasman sin más en sus libretas.
Pero ellos escriben con el alma,
la que grita y reclama su presencia,
la que hace que el pecho se acelere,
la que lleva la brisa hasta su puerta.
Es el alma la eterna maravilla,
la que pone las pautas y acelera,
la que lleva la luz a sus sentidos
y a sus dedos les colma de impaciencia.
Pero es la guirnalda de su pecho,
ese broche florido que refleja,
donde late la sangre de la vida
donde nacen los versos de sus venas.
"...Los poetas escriben muchas veces
sin saber lo que el cielo les reserva,
ellos llevan sus letras y palabras
al cuaderno, que cerca, les espera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/01/11
NO TENGAS MIEDO CORAZÓN...
"¡No tengas miedo corazón,
no tengas miedo!",
-susurraron tus labios
al decir estas palabras...
...Y tomando mi mano con dulzura,
me miraste a los ojos tiernamente,
me abrazaron tus manos con cariño
y me diste aquel beso en tu mirada.
Se fundió todo el hielo en mi costado
al sentir tu cariño y tu ternura,
y pensé en los cantos de sirena
de los cuentos oídos de pequeño.
¡Cuánta nota salía de tu alma!,
¡cuánta paz y armonía de tu pecho!,
sólo sé que mis labios suspiraron
y dormí en tu lecho de violetas.
"¡Duerme mi cielo,
duerme mi vida!",
-me cantabas
rompiendo aquel silencio...
...Y tu canto produjo ese sedante
como el néctar divino de unos besos,
te busqué con mis mano temblorosas
y nacieron los versos en mi pluma.
Era un sueño bendito y fascinante,
un embrujo de luz y de deseos,
una mezcla de paz y algarabía
con tu pecho latiendo sin descanso.
Porque estabas allí, con tu mirada,
con mi mano en tu mano y en tu seno,
disfrutando el placer de ese regalo
y también las caricias de tus ojos.
"¡No tengas miedo corazón,
duerme mi cielo!"...
-repetían despacio
tus palabras...
...Y quedé entre tus brazos dormidito,
entre sedas y lazos de bramante,
con las Hadas y Elfos a mi lado
en un bosque de hayas y de robles.
Se cerraron mis ojos lentamente
y besaste los mismos con tus labios,
me dijiste al oído que me amabas,
y velaste mi sueño y mi reposo.
Yo sentía el susurro de tus labios,
y tu cuerpo hacia el mío se acercaba
y dormimos un sueño de inocencia
como niños ansiosos de caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
no tengas miedo!",
-susurraron tus labios
al decir estas palabras...
...Y tomando mi mano con dulzura,
me miraste a los ojos tiernamente,
me abrazaron tus manos con cariño
y me diste aquel beso en tu mirada.
Se fundió todo el hielo en mi costado
al sentir tu cariño y tu ternura,
y pensé en los cantos de sirena
de los cuentos oídos de pequeño.
¡Cuánta nota salía de tu alma!,
¡cuánta paz y armonía de tu pecho!,
sólo sé que mis labios suspiraron
y dormí en tu lecho de violetas.
"¡Duerme mi cielo,
duerme mi vida!",
-me cantabas
rompiendo aquel silencio...
...Y tu canto produjo ese sedante
como el néctar divino de unos besos,
te busqué con mis mano temblorosas
y nacieron los versos en mi pluma.
Era un sueño bendito y fascinante,
un embrujo de luz y de deseos,
una mezcla de paz y algarabía
con tu pecho latiendo sin descanso.
Porque estabas allí, con tu mirada,
con mi mano en tu mano y en tu seno,
disfrutando el placer de ese regalo
y también las caricias de tus ojos.
"¡No tengas miedo corazón,
duerme mi cielo!"...
-repetían despacio
tus palabras...
...Y quedé entre tus brazos dormidito,
entre sedas y lazos de bramante,
con las Hadas y Elfos a mi lado
en un bosque de hayas y de robles.
Se cerraron mis ojos lentamente
y besaste los mismos con tus labios,
me dijiste al oído que me amabas,
y velaste mi sueño y mi reposo.
Yo sentía el susurro de tus labios,
y tu cuerpo hacia el mío se acercaba
y dormimos un sueño de inocencia
como niños ansiosos de caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
PORQUE YA NO TE QUIERO...
Porque ya no te quiero,
a pesar de quererte,
es por eso que muero,
por temor a perderte.
Aún recuerdo el bolero
con el tango emergente,
y aquel beso señero
del nordeste en tu frente.
Aún recuerdo la risa,
en tu boca de fresa,
musitar desagravios.
Y recuerdo la brisa,
devolviendo posesa,
aquel beso a mis labios.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
a pesar de quererte,
es por eso que muero,
por temor a perderte.
Aún recuerdo el bolero
con el tango emergente,
y aquel beso señero
del nordeste en tu frente.
Aún recuerdo la risa,
en tu boca de fresa,
musitar desagravios.
Y recuerdo la brisa,
devolviendo posesa,
aquel beso a mis labios.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
ES POSIBLE QUE LOS HOMBRES...
"...A veces los mayores no entienden a los niños..."
Es posible que los hombres
no entendamos a los niños,
pues los niños son sinceros
a pesar de su egoísmo.
Cuando miro en el pasado
veo brumas y suspiros,
veo lluvias y tormentas
y hasta nieve con granizo.
Pero veo los recuerdos,
los abrazos y el cariño,
las miradas a lo lejos,
más allá del infinito.
Era un niño simplemente
que buscaba con sigilo,
las estrellas y la luna
entre sueños y entre mimos.
Aún recuerdo las preguntas
a mis padres y mis tíos,
del por qué de tantas cosas
y la esencia de su sino.
Me miraban asustados
contestándome con gritos
y decían que era pronto,
que estudiara con ahinco.
No entendía todo aquello
pero estaba muy tranquilo,
en mi mundo de inocencia,
con mis juegos y mis libros.
Hoy entiendo mi conducta
y suspiro con alivio,
no quería frases vagas
ni carentes de adjetivos.
Yo quería ya la vida
con sus rosas y sus lirios,
y quería que sus versos
me indicaran el camino.
El camino de ser hombre,
más allá de mi destino,
más allá de las estrellas
y la luna con su brillo.
Porque el niño y el rebelde
no sabían de idealismos,
pero sí de ser personas
que buscaban un motivo.
Un motivo de ser hombre
y dejar de estar cautivo,
un motivo solamente
para amar y ser querido.
"...Es posible que los hombres
no entendamos a los niños,
pues los niños son los niños
y nosotros sus amigos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
Es posible que los hombres
no entendamos a los niños,
pues los niños son sinceros
a pesar de su egoísmo.
Cuando miro en el pasado
veo brumas y suspiros,
veo lluvias y tormentas
y hasta nieve con granizo.
Pero veo los recuerdos,
los abrazos y el cariño,
las miradas a lo lejos,
más allá del infinito.
Era un niño simplemente
que buscaba con sigilo,
las estrellas y la luna
entre sueños y entre mimos.
Aún recuerdo las preguntas
a mis padres y mis tíos,
del por qué de tantas cosas
y la esencia de su sino.
Me miraban asustados
contestándome con gritos
y decían que era pronto,
que estudiara con ahinco.
No entendía todo aquello
pero estaba muy tranquilo,
en mi mundo de inocencia,
con mis juegos y mis libros.
Hoy entiendo mi conducta
y suspiro con alivio,
no quería frases vagas
ni carentes de adjetivos.
Yo quería ya la vida
con sus rosas y sus lirios,
y quería que sus versos
me indicaran el camino.
El camino de ser hombre,
más allá de mi destino,
más allá de las estrellas
y la luna con su brillo.
Porque el niño y el rebelde
no sabían de idealismos,
pero sí de ser personas
que buscaban un motivo.
Un motivo de ser hombre
y dejar de estar cautivo,
un motivo solamente
para amar y ser querido.
"...Es posible que los hombres
no entendamos a los niños,
pues los niños son los niños
y nosotros sus amigos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/11
SE MUEREN LOS LATIDOS EN EL PECHO...
"...A veces los latidos se mueren y se apagan..."
Se mueren los latidos en el pecho,
se acaban los suspiros en el alma,
se borran las sonrisas en la boca,
se marchan nuestros sueños a la nada.
Vivimos como niños, mendigando,
la sombra que nos deje sus palabras,
la risa cantarina de la madre
los dedos que acaricien nuestra cara.
Vivimos en un mundo de cobardes
expuestos a los odios y batallas,
a miles de rencillas sin sentido
ajenos al candor de los que aman.
Por eso, rebuscando en los recuerdos,
se encuentran muchas joyas olvidadas,
trocitos de ese mundo recorrido,
mezclados con las lágrimas saladas.
...Se apagan los sonidos de los pechos,
lo mismo que se apagan las campanas,
después de regalarnos el mensaje,
marcando en el reloj la hora exacta.
La hora del adiós, que nadie quiere,
la hora de la muerte y de la marcha,
la hora de partir hacia el destino
escrito en el cuaderno de bitácora.
Pero antes de partir quiero escribirte,
a ti, mi corazón, que estás en calma,
te digo que el amor fue el compañero
y el dulce capitán con que soñabas.
Sus manos nos guiaron a buen puerto
por mares turbulentos y bonanzas,
mezclados de salitre y de nordeste,
llegando con las velas destrozadas.
Por eso, tan hambrientos y cansados,
buscamos el calor de la fogata,
buscamos el pocillo bien caliente
y el vino delicioso de la jarra.
En medio de los humos del cigarro
soñamos como niños en su cama,
soñamos con abrazos y con besos
y un tibio corazón que nos aguarda.
"...Más todo es soledad, sólo son sueños,
se muere el corazón y muere el alma,
se apagan los suspiros de la brisa
y marchan los recuerdos a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/01/11
Se mueren los latidos en el pecho,
se acaban los suspiros en el alma,
se borran las sonrisas en la boca,
se marchan nuestros sueños a la nada.
Vivimos como niños, mendigando,
la sombra que nos deje sus palabras,
la risa cantarina de la madre
los dedos que acaricien nuestra cara.
Vivimos en un mundo de cobardes
expuestos a los odios y batallas,
a miles de rencillas sin sentido
ajenos al candor de los que aman.
Por eso, rebuscando en los recuerdos,
se encuentran muchas joyas olvidadas,
trocitos de ese mundo recorrido,
mezclados con las lágrimas saladas.
...Se apagan los sonidos de los pechos,
lo mismo que se apagan las campanas,
después de regalarnos el mensaje,
marcando en el reloj la hora exacta.
La hora del adiós, que nadie quiere,
la hora de la muerte y de la marcha,
la hora de partir hacia el destino
escrito en el cuaderno de bitácora.
Pero antes de partir quiero escribirte,
a ti, mi corazón, que estás en calma,
te digo que el amor fue el compañero
y el dulce capitán con que soñabas.
Sus manos nos guiaron a buen puerto
por mares turbulentos y bonanzas,
mezclados de salitre y de nordeste,
llegando con las velas destrozadas.
Por eso, tan hambrientos y cansados,
buscamos el calor de la fogata,
buscamos el pocillo bien caliente
y el vino delicioso de la jarra.
En medio de los humos del cigarro
soñamos como niños en su cama,
soñamos con abrazos y con besos
y un tibio corazón que nos aguarda.
"...Más todo es soledad, sólo son sueños,
se muere el corazón y muere el alma,
se apagan los suspiros de la brisa
y marchan los recuerdos a la nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/01/11
HE SENTIDO EL ACERO EN MI COSTADO...
He sentido el acero en mi costado,
una flecha de amor, cual cervatana,
que llegó de un Cupido enamorado
para herir a mi alma en su ventana.
Yo temblé como niño ensimismado
y miré al Cupido con desgana,
sin saber que ya estaba derrotado
y era el blanco perfecto de su diana.
El amor no distingue la frontera,
del cariño y pasiones más distantes,
trastornando la paz en las hormonas.
El amor es la sangre que se altera,
es el beso y suspiro de un instante,
la emoción y el sentir de las personas.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/11
una flecha de amor, cual cervatana,
que llegó de un Cupido enamorado
para herir a mi alma en su ventana.
Yo temblé como niño ensimismado
y miré al Cupido con desgana,
sin saber que ya estaba derrotado
y era el blanco perfecto de su diana.
El amor no distingue la frontera,
del cariño y pasiones más distantes,
trastornando la paz en las hormonas.
El amor es la sangre que se altera,
es el beso y suspiro de un instante,
la emoción y el sentir de las personas.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/11
PREFIERO LA CORDURA DE LOS LOCOS...
Prefiero la cordura de los locos
a estar con el demonio y su locura,
así me encontraré con esos pocos
que escriben del amor y la ternura.
Hay vientos bonancibles y sirocos
que alteran levemente la dulzura
y llegan con ardores y sofocos
al alma, con su eterna chifladura.
Por eso la resaca y el recuerdo
golpean en el alma y en la mente
en esa pleamar que va llegando.
No es fácil ser un loco y ser un cuerdo
y menos ser un hombre indiferente,
que trata de vivir y estar soñando.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/11
a estar con el demonio y su locura,
así me encontraré con esos pocos
que escriben del amor y la ternura.
Hay vientos bonancibles y sirocos
que alteran levemente la dulzura
y llegan con ardores y sofocos
al alma, con su eterna chifladura.
Por eso la resaca y el recuerdo
golpean en el alma y en la mente
en esa pleamar que va llegando.
No es fácil ser un loco y ser un cuerdo
y menos ser un hombre indiferente,
que trata de vivir y estar soñando.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/11
EXISTEN UNOS LABIOS...
"...A veces los suspiros se envían a unos labios..."
Existen unos labios
que emiten mil suspiros,
existen otros labios
que esperan recibirlos;
hay labios seductores
que tiemblan como lirios,
en ellos hay la sombra
de besos prometidos.
Existe la sonrisa
en labios de los niños,
existen los poetas
que escriben en los libros;
hay niños que comulgan
en misa los domingos
hay libros que envejecen
y manos sin abrirlos.
Existe la esperanza
y el alma del novicio,
existen ilusiones
y sueños variopintos;
hay almas que envejecen
y esperan el delirio,
hay sueños que los viven
los pobres y los ricos.
Existen las pupilas
con ojos muy bonitos,
existen otros ojos
buscando su destino;
hay ojos que se pierden
mirando el infinito,
hay otros simplemente
que duermen en el limbo.
Existen corazones
saliendo del martirio,
existen esos pechos
que vuelven del exilio;
hay rudos corazones
latiendo con sigilo,
hay pechos remendados
sin prendas ni vestidos.
Existen los amantes
que pierden hasta el juicio,
existen los quijotes
luchando con molinos;
hay seres con sus dudas
buscando el paraíso,
hay otros con su pluma
trazando un laberinto.
Existen unos labios
que aumentan la libido,
existen otros labios
que beben ese vino;
...¡Ay locos de la tierra,
amantes convencidos,
venid hasta mi alma,
traed vuestro cariño...!
Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/11
Existen unos labios
que emiten mil suspiros,
existen otros labios
que esperan recibirlos;
hay labios seductores
que tiemblan como lirios,
en ellos hay la sombra
de besos prometidos.
Existe la sonrisa
en labios de los niños,
existen los poetas
que escriben en los libros;
hay niños que comulgan
en misa los domingos
hay libros que envejecen
y manos sin abrirlos.
Existe la esperanza
y el alma del novicio,
existen ilusiones
y sueños variopintos;
hay almas que envejecen
y esperan el delirio,
hay sueños que los viven
los pobres y los ricos.
Existen las pupilas
con ojos muy bonitos,
existen otros ojos
buscando su destino;
hay ojos que se pierden
mirando el infinito,
hay otros simplemente
que duermen en el limbo.
Existen corazones
saliendo del martirio,
existen esos pechos
que vuelven del exilio;
hay rudos corazones
latiendo con sigilo,
hay pechos remendados
sin prendas ni vestidos.
Existen los amantes
que pierden hasta el juicio,
existen los quijotes
luchando con molinos;
hay seres con sus dudas
buscando el paraíso,
hay otros con su pluma
trazando un laberinto.
Existen unos labios
que aumentan la libido,
existen otros labios
que beben ese vino;
...¡Ay locos de la tierra,
amantes convencidos,
venid hasta mi alma,
traed vuestro cariño...!
Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/11
ME MIRASTE AQUELLA TARDE...
"...A veces las miradas se quedan congeladas..."
Me miraste aquella tarde
con tus ojos tan castaños,
eran versos tus pupilas
con poemas de tus labios.
Yo sentí un escalofrío
al rozarte con mi mano,
pero tú rompiste el hielo
y mis ojos se animaron.
Nos miramos fijamente
como niños embobados,
y se hablaron sin palabras
nuestros ojos en un canto.
Se dijeron muchas cosas
del presente y del pasado,
y hasta hablaron del futuro,
de proyectos y trabajo.
Pero todo son recuerdos
en el tiempo y el espacio,
yo recuerdo las miradas
y aquel halo congelado.
Porque todo fue un buen sueño,
un bonito cartapacio,
un momento de mi vida
que recuerdo con agrado.
Aquel cuadro fue un suspiro,
una nota del piano,
un latido simplemente
y el amor tan deseado.
Hoy que pienso en tu mirada
en mis ojos hay un llanto,
unas lágrimas sinceras
por haberte amado tanto.
Se congelan las miradas
con el paso de los años,
y con ellas los suspiros,
y latidos de un verano.
Ahora lleva canas blancas
el invierno que ha llegado,
y la sangre de su pecho
es el hielo de los lagos.
"...Me miraste aquella tarde
con tus ojos y tu encanto,
que hasta el tiempo se detuvo
y el reloj paró sus pasos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/11
Me miraste aquella tarde
con tus ojos tan castaños,
eran versos tus pupilas
con poemas de tus labios.
Yo sentí un escalofrío
al rozarte con mi mano,
pero tú rompiste el hielo
y mis ojos se animaron.
Nos miramos fijamente
como niños embobados,
y se hablaron sin palabras
nuestros ojos en un canto.
Se dijeron muchas cosas
del presente y del pasado,
y hasta hablaron del futuro,
de proyectos y trabajo.
Pero todo son recuerdos
en el tiempo y el espacio,
yo recuerdo las miradas
y aquel halo congelado.
Porque todo fue un buen sueño,
un bonito cartapacio,
un momento de mi vida
que recuerdo con agrado.
Aquel cuadro fue un suspiro,
una nota del piano,
un latido simplemente
y el amor tan deseado.
Hoy que pienso en tu mirada
en mis ojos hay un llanto,
unas lágrimas sinceras
por haberte amado tanto.
Se congelan las miradas
con el paso de los años,
y con ellas los suspiros,
y latidos de un verano.
Ahora lleva canas blancas
el invierno que ha llegado,
y la sangre de su pecho
es el hielo de los lagos.
"...Me miraste aquella tarde
con tus ojos y tu encanto,
que hasta el tiempo se detuvo
y el reloj paró sus pasos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/11
YO BUSCABA LA SONRISA...
"...A veces las sonrisas se apuran y se pierden..."
Yo buscaba la sonrisa,
estremecida en tus labios,
pero me diste aquel beso
con tu cariño y abrazo.
Y la tomé presuroso
como preciado regalo,
y la llevé hasta mi pecho
para con ella animarlo.
Tu sonrisa fue mi amiga,
compañera de mis actos,
unos buenos, sonrientes,
y otros menos, más amargos.
Pero siempre estuvo atenta
a mi risa y a mi llanto,
con el viento y con la lluvia,
en invierno ó en verano.
Más sonrisas, en mi vida,
con la tuya se cruzaron,
pero siempre tu presencia
llevó el beso tan ansiado.
Porque el beso irreverente,
era siempre limpio y claro,
con pasión y con suspiros
de tu pecho enamorado.
Es por eso que la ansío,
y la busco sin descanso,
y la saco de mi pecho
y la tomo entre mis manos.
No quiero perderla nunca,
la apuraré muy despacio,
y que su luz y solera
obren de nuevo el milagro.
Sé que las horas se pasan,
y pasan meses y años,
y la sonrisa preciada
marcha también al ocaso.
Pero yo quiero que exista,
que vaya siempre a mi lado,
esa sonrisa dorada
que me entregaste un verano.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
Yo buscaba la sonrisa,
estremecida en tus labios,
pero me diste aquel beso
con tu cariño y abrazo.
Y la tomé presuroso
como preciado regalo,
y la llevé hasta mi pecho
para con ella animarlo.
Tu sonrisa fue mi amiga,
compañera de mis actos,
unos buenos, sonrientes,
y otros menos, más amargos.
Pero siempre estuvo atenta
a mi risa y a mi llanto,
con el viento y con la lluvia,
en invierno ó en verano.
Más sonrisas, en mi vida,
con la tuya se cruzaron,
pero siempre tu presencia
llevó el beso tan ansiado.
Porque el beso irreverente,
era siempre limpio y claro,
con pasión y con suspiros
de tu pecho enamorado.
Es por eso que la ansío,
y la busco sin descanso,
y la saco de mi pecho
y la tomo entre mis manos.
No quiero perderla nunca,
la apuraré muy despacio,
y que su luz y solera
obren de nuevo el milagro.
Sé que las horas se pasan,
y pasan meses y años,
y la sonrisa preciada
marcha también al ocaso.
Pero yo quiero que exista,
que vaya siempre a mi lado,
esa sonrisa dorada
que me entregaste un verano.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
SILENCIOS...
A veces los silencios, ahogan al silencio...
Silencio por la noche,
silencio en la mañana,
silencio en los colegios
las aulas ya descansan.
Dos jóvenes amantes
se miran y no hablan,
y sólo son sus dedos
las notas de ese arpa.
En un lenguaje eterno
que emiten las miradas,
transmiten lo que sienten
los dedos en su espalda.
Son dedos que dibujan
preciosas filigranas,
en senos y en los cuellos,
en manos y en las caras.
Y surgen los suspiros
silentes de las alma,
y suenan los redobles
del pecho con su lava.
Más todo es en silencio,
el cuadro de esa estampa,
dos jóvenes charlando
que miran y se aman.
Afuera existe un mundo
de coches y de casas
y suena el griterío
de ruidos y gargantas.
No importa que el silencio,
de calles solitarias,
se rompa en mil pedazos
e impere la nostalgia.
Sabemos que el silencio
es fuego en las entrañas,
es sangre consumida
ardiente con su lava.
Por eso a ese "silencio",
de calles y de plazas,
ahogamos con silencio
sin gritos ni palabras.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/11
Silencio por la noche,
silencio en la mañana,
silencio en los colegios
las aulas ya descansan.
Dos jóvenes amantes
se miran y no hablan,
y sólo son sus dedos
las notas de ese arpa.
En un lenguaje eterno
que emiten las miradas,
transmiten lo que sienten
los dedos en su espalda.
Son dedos que dibujan
preciosas filigranas,
en senos y en los cuellos,
en manos y en las caras.
Y surgen los suspiros
silentes de las alma,
y suenan los redobles
del pecho con su lava.
Más todo es en silencio,
el cuadro de esa estampa,
dos jóvenes charlando
que miran y se aman.
Afuera existe un mundo
de coches y de casas
y suena el griterío
de ruidos y gargantas.
No importa que el silencio,
de calles solitarias,
se rompa en mil pedazos
e impere la nostalgia.
Sabemos que el silencio
es fuego en las entrañas,
es sangre consumida
ardiente con su lava.
Por eso a ese "silencio",
de calles y de plazas,
ahogamos con silencio
sin gritos ni palabras.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/11
TE FUISTE EN UNA TARDE...
Te fuiste en una tarde
dejándome contrito,
el pecho acelerado
llorando como un niño.
Espero que en el cielo
recojas mis suspiros,
mis lágrimas saladas
igual que mis latidos.
Allá, en donde estés,
preciso tu cariño,
preciso de tu ayuda,
tus manos y tus mimos.
Yo sé que estás muy cerca,
quizás aquí conmigo,
como ángel de la guarda
cuidando mi camino.
Recuerdo aquella tarde
andando junto al río,
soñando con los versos
trazados con cariño.
Poeta, me llamaste,
de estrellas y de lirios,
poeta simplemente
buscando su destino.
Tú estabas ya en la nube
de blanco colorido,
montada en el caballo
nervioso y tan activo.
Marchabas a tus versos,
que siempre fueron lindos,
marchabas a su lado
y me iba yo contigo.
Querías a las letras
reunirlas con ahinco,
sembrarlas con tu gracia
y garbo tan divino.
Pensabas en nosotros,
familia y tus amigos,
querías que esas letras
quedaran en un libro.
Por eso te recuerdo,
por eso yo te pido,
que estés siempre a mi lado
y guíes lo que escribo.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
dejándome contrito,
el pecho acelerado
llorando como un niño.
Espero que en el cielo
recojas mis suspiros,
mis lágrimas saladas
igual que mis latidos.
Allá, en donde estés,
preciso tu cariño,
preciso de tu ayuda,
tus manos y tus mimos.
Yo sé que estás muy cerca,
quizás aquí conmigo,
como ángel de la guarda
cuidando mi camino.
Recuerdo aquella tarde
andando junto al río,
soñando con los versos
trazados con cariño.
Poeta, me llamaste,
de estrellas y de lirios,
poeta simplemente
buscando su destino.
Tú estabas ya en la nube
de blanco colorido,
montada en el caballo
nervioso y tan activo.
Marchabas a tus versos,
que siempre fueron lindos,
marchabas a su lado
y me iba yo contigo.
Querías a las letras
reunirlas con ahinco,
sembrarlas con tu gracia
y garbo tan divino.
Pensabas en nosotros,
familia y tus amigos,
querías que esas letras
quedaran en un libro.
Por eso te recuerdo,
por eso yo te pido,
que estés siempre a mi lado
y guíes lo que escribo.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
TE ACERCASTE CERVATILLA...
Te acercaste cervatilla
a beber en la corriente,
te acercaste por la orilla
a saciar tu sed ardiente.
A tu lado fue una ardilla,
con su paso tan silente,
tú la viste saladilla
y seguiste indiferente.
Pero luego llegó un cuervo,
con plumaje negro oscuro,
a beber junto a tu lado.
Y pensaste en aquel ciervo,
su berrar tan prematuro,
que buscaba tu costado.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
a beber en la corriente,
te acercaste por la orilla
a saciar tu sed ardiente.
A tu lado fue una ardilla,
con su paso tan silente,
tú la viste saladilla
y seguiste indiferente.
Pero luego llegó un cuervo,
con plumaje negro oscuro,
a beber junto a tu lado.
Y pensaste en aquel ciervo,
su berrar tan prematuro,
que buscaba tu costado.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/11
A VECES LAS FONTANAS...
"...A veces las fontanas se agotan y se callan..."
Lo que se encuentra en la noche
es algo más que palabras,
va más allá de las sombras
y las estrellas doradas.
La noche tiene el embrujo
y la pasión que nos falta,
de los suspiros robados
y las caricias ansiadas.
Dejo volar esos sueños
entre la noche y el alba,
así mi cuerpo delira
enfebrecido y sin pausa.
Siento la sangre en mis venas,
siento la tuya que llama,
noto tu mano en las mías
con su calor que me atrapa.
Buscan mis dedos tu pelo,
bajan después a tu cara,
tiemblan tus labios de gozo,
por ese beso que claman.
Hay un suspiro en tu pecho
mientras mis besos te alcanzan,
beso tus hombros despacio,
beso tus senos con calma.
Siento el susurro que emites
mientras tu cuerpo me abraza,
quieres mi ser y mi todo,
en esta noche tan larga.
Bajo despacio a tu vientre
hasta alcanzar la fontana,
beso la rosa preciosa
que allí temblando me aguarda.
Sigo después a tus muslos
en esa uve dorada,
tiembla de nuevo tu pecho
con más suspiros que lanzas.
...Y yo, que soy el sediento,
con una sed que me abrasa,
busco tu cuerpo desnudo,
voy a tu fuente a por agua.
Y allí mezclamos pasiones,
mil fantasías robadas,
en la quietud y el silencio,
entre las sábanas blancas.
Confieso que a mi me gusta,
sentirte así, desnudada,
en este tiempo soñado,
en esta noche tan larga.
Grita la noche y protesta,
con tu cabello en mi cara,
mientras unimos dos besos,
mientras calmamos las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
Lo que se encuentra en la noche
es algo más que palabras,
va más allá de las sombras
y las estrellas doradas.
La noche tiene el embrujo
y la pasión que nos falta,
de los suspiros robados
y las caricias ansiadas.
Dejo volar esos sueños
entre la noche y el alba,
así mi cuerpo delira
enfebrecido y sin pausa.
Siento la sangre en mis venas,
siento la tuya que llama,
noto tu mano en las mías
con su calor que me atrapa.
Buscan mis dedos tu pelo,
bajan después a tu cara,
tiemblan tus labios de gozo,
por ese beso que claman.
Hay un suspiro en tu pecho
mientras mis besos te alcanzan,
beso tus hombros despacio,
beso tus senos con calma.
Siento el susurro que emites
mientras tu cuerpo me abraza,
quieres mi ser y mi todo,
en esta noche tan larga.
Bajo despacio a tu vientre
hasta alcanzar la fontana,
beso la rosa preciosa
que allí temblando me aguarda.
Sigo después a tus muslos
en esa uve dorada,
tiembla de nuevo tu pecho
con más suspiros que lanzas.
...Y yo, que soy el sediento,
con una sed que me abrasa,
busco tu cuerpo desnudo,
voy a tu fuente a por agua.
Y allí mezclamos pasiones,
mil fantasías robadas,
en la quietud y el silencio,
entre las sábanas blancas.
Confieso que a mi me gusta,
sentirte así, desnudada,
en este tiempo soñado,
en esta noche tan larga.
Grita la noche y protesta,
con tu cabello en mi cara,
mientras unimos dos besos,
mientras calmamos las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
ESCRIBÍ UN POEMA AL SILENCIO...
Escribí un poema al silencio
y olvidé de ponerle tu nombre,
me ofuscaron los sones templados
del reloj que marcaba las doce.
Y el poema quedó en el cuaderno,
terminado y sin ir en el sobre,
y quedaron mis sueños frustrados
como niño perdido en el bosque.
Una gota bajó de mis ojos,
una perla sin luz y colores,
una lágrima tenue y sencilla
con suspiro fugaz y reproche.
Me sentí como barco perdido
en un mar al que barren monzones,
donde habitan también las sirenas
y el salitre, coral y chicotes.
Pero luego, mirando a los cielos,
vi pasar a las aves veloces,
regresaban volando hacia casa,
a países remotos del norte.
Y volví al poema olvidado,
a las letras silentes sin voces,
a las notas perdidas del arpa
que buscaron mis dedos tan torpes.
Sorprendido miré en el cuaderno
para ver si allí estaban los sones,
las canciones robadas del día
a las hayas, encinas y robles.
Pero sólo quedaban los versos
dormiditos, en paz y en desorden,
soñolientos y un tanto cansados
esperando quien llegue y los tome.
Y volví tras mis pasos al mundo,
a escribir y cantar mis canciones,
y catar ese néctar divino
que han dejado en Belén los pastores.
Y me dije que si, que ese Niño,
es Jesús y es el Dios de los dioses,
y ha nacido desnudo y sin patria
a traernos Amor a los hombres.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
y olvidé de ponerle tu nombre,
me ofuscaron los sones templados
del reloj que marcaba las doce.
Y el poema quedó en el cuaderno,
terminado y sin ir en el sobre,
y quedaron mis sueños frustrados
como niño perdido en el bosque.
Una gota bajó de mis ojos,
una perla sin luz y colores,
una lágrima tenue y sencilla
con suspiro fugaz y reproche.
Me sentí como barco perdido
en un mar al que barren monzones,
donde habitan también las sirenas
y el salitre, coral y chicotes.
Pero luego, mirando a los cielos,
vi pasar a las aves veloces,
regresaban volando hacia casa,
a países remotos del norte.
Y volví al poema olvidado,
a las letras silentes sin voces,
a las notas perdidas del arpa
que buscaron mis dedos tan torpes.
Sorprendido miré en el cuaderno
para ver si allí estaban los sones,
las canciones robadas del día
a las hayas, encinas y robles.
Pero sólo quedaban los versos
dormiditos, en paz y en desorden,
soñolientos y un tanto cansados
esperando quien llegue y los tome.
Y volví tras mis pasos al mundo,
a escribir y cantar mis canciones,
y catar ese néctar divino
que han dejado en Belén los pastores.
Y me dije que si, que ese Niño,
es Jesús y es el Dios de los dioses,
y ha nacido desnudo y sin patria
a traernos Amor a los hombres.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/11
A VECES...
A veces los silencios ahogan al silencio,
a veces las fontanas se agotan y se callan,
a veces las sonrisas se apuran y se pierden,
a veces las miradas se quedan congeladas,
a veces los suspiros se envían a unos labios,
a veces los latidos se mueren y se apagan,
a veces los mayores no entienden a los niños,
a veces los poetas escriben con el alma,
a veces los jardines ocultan a las rosas,
a veces las heridas existen y no sangran,
a veces las gaviotas dormitan en el aire,
a veces los marinos disfrutan de la calma,
a veces las pasiones engendran más pasiones,
a veces la galerna da paso a la bonanza,
a veces los lamentos se pierden con el eco,
a veces los pañuelos enjuagan muchas lágrimas,
a veces las estrellas eclipsan a la luna,
a veces las ausencias son sombras que se marchan,
a veces la guitarra se queda enmudecida,
a veces los ausentes nos gritan y nos llaman,
a veces el vacío, produce más vacío,
a veces las tinieblas son densas telarañas,
a veces el nordeste nos besa y estremece,
a veces es la brisa quien llega en madrugada,
a veces, por la playa, se esfuman tantos sueños,
a veces con los sueños dormimos esperanzas,
a veces las razones no atienden a razones,
a veces las palabras se quedan en palabras,
a veces las promesas son frases y cumplidos,
a veces, simplemente, ¡vivimos para nada...!
Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/11
a veces las fontanas se agotan y se callan,
a veces las sonrisas se apuran y se pierden,
a veces las miradas se quedan congeladas,
a veces los suspiros se envían a unos labios,
a veces los latidos se mueren y se apagan,
a veces los mayores no entienden a los niños,
a veces los poetas escriben con el alma,
a veces los jardines ocultan a las rosas,
a veces las heridas existen y no sangran,
a veces las gaviotas dormitan en el aire,
a veces los marinos disfrutan de la calma,
a veces las pasiones engendran más pasiones,
a veces la galerna da paso a la bonanza,
a veces los lamentos se pierden con el eco,
a veces los pañuelos enjuagan muchas lágrimas,
a veces las estrellas eclipsan a la luna,
a veces las ausencias son sombras que se marchan,
a veces la guitarra se queda enmudecida,
a veces los ausentes nos gritan y nos llaman,
a veces el vacío, produce más vacío,
a veces las tinieblas son densas telarañas,
a veces el nordeste nos besa y estremece,
a veces es la brisa quien llega en madrugada,
a veces, por la playa, se esfuman tantos sueños,
a veces con los sueños dormimos esperanzas,
a veces las razones no atienden a razones,
a veces las palabras se quedan en palabras,
a veces las promesas son frases y cumplidos,
a veces, simplemente, ¡vivimos para nada...!
Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/11
PERSEGUÍA UNA SOMBRA EN LA ESCALERA...
Perseguía una sombra en la escalera
el retazo de luz de una cerilla,
una rosa perdida en primavera
o aquel beso posado en su mejilla.
Sin embargo sentía la ceguera,
por no ver la preciosa maravilla
de ese mar, que llegaba a la ribera,
y a su lado la espalda y la toquilla.
Porque todo tenía su sentido,
y hasta el mar que venía tan calmado
se mostraba de pronto irreverente.
Él buscaba en la sombra aquel latido,
el suspiro del pecho tan amado,
y la luz que llegara hasta su frente.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/11
el retazo de luz de una cerilla,
una rosa perdida en primavera
o aquel beso posado en su mejilla.
Sin embargo sentía la ceguera,
por no ver la preciosa maravilla
de ese mar, que llegaba a la ribera,
y a su lado la espalda y la toquilla.
Porque todo tenía su sentido,
y hasta el mar que venía tan calmado
se mostraba de pronto irreverente.
Él buscaba en la sombra aquel latido,
el suspiro del pecho tan amado,
y la luz que llegara hasta su frente.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/11
FEBRIL ALGARABÍA...
Lucía el sol en la mañana
y saqué mis versos a secarse;
eran pequeñas rimas, diminutas,
humedecidas por las lágrimas
y el tiempo.
Parecían telegramas a las nubes
que salían del tendal
de los recuerdos.
Tú los mirabas absorta y en silencio
apurando el café y el cigarrillo.
Parecía como si me dijeras:
"sigue, sigue escribiendo
y escribe esas tonterías
que salen de las almas de los ciegos,
yo seguiré hilvanando pentagramas,
llenando corazones de remiendos,
cosiendo las estrellas una a una,
buscando la resaca de tu pecho".
***
Pero yo seguía en mi tarea,
ajeno a tus palabras y a tus dedos,
nervioso con el blanco crucigrama,
secando ese baúl de los recuerdos.
Sentí pasar al tren en la distancia,
creí latir la sangre del albero,
marchaba para un viaje sin retorno
dejando su pitido largo y seco.
Las nubes que pasaban saludaban,
sacaban su blancura y sus pañuelos,
decían "hasta siempre", en sus palabras
y luego se esfumaban con el viento.
Unas horas después, con Dios calmado,
por la oración paciente del ateo,
volví a mirar mis versos uno a uno,
y comprobé que al fín estaban secos.
Ya no tenían lágrimas difusas,
tampoco aquellas perlas de estraperlo,
ni tampoco la sal de unas pestañas
inquietas y nerviosas cual luceros.
Entonces recogí todas las prendas,
el sol ya calentaba y era fuego,
las rimas muy brillantes relucían
mostrando sus tesoros y sus versos.
***
...Tú me miraste a mi, sin odio y sin rencor,
sin nada dentro,
porque cuando aún me amabas todo
era más sencillo,
todo era diferente;
hablábamos de cosas sustanciales,
del tiempo,
del vecino,
de los niños del tercero que jugaban
en el patio por la tarde,
y hablábamos de nosotros,
de nuestras cosas y proyectos,
del viaje de fin de semana
en el puente de diciembre,
de las compras en el super,
de lo cara que es la vida
y hasta hablábamos del sexo y el amor
sobrentendido.
Pero eran otros tiempos y momentos,
entonces nos mirábamos de frente,
tú tomabas a mis manos con frecuencia,
yo tomaba con las mías tu cintura;
me besabas cada pronto y cada rato
con tus labios seductores
y, a la vez, yo te besaba desde el cuello
hasta los brazos, lentamente,
y escribía con mis dedos en tu cuerpo
unos versos virginales, muy sencillos
y carentes de lascivia,
mientras tú te estremecías.
Eran versos y palabras que salían de mi alma,
eran bellas mariposas que volaban,
y salían al jardín de tu inocencia,
entre rosas y entre lirios.
...Y ahora me encontraba aquí,
secando bajo el sol de la mañana,
¡tantas rimas olvidadas!,
¡tantas lágrimas cautivas!,
¡tantos sueños y proyectos!
Y te vi, te vi de nuevo amor.
Estabas resguardado y tembloroso
entre esos versos.
Estabas con el traje del juglar y tu locura,
tratando de hilvanar un mundo nuevo,
cosiendo como cosen las rederas, en el muelle,
y mirando más allá del infinito
con tus ojos seductores,
con tus ojos sin malicia,
con tus ojos que son míos.
...Y mirabas a mi alma, simplemente.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/01/11
y saqué mis versos a secarse;
eran pequeñas rimas, diminutas,
humedecidas por las lágrimas
y el tiempo.
Parecían telegramas a las nubes
que salían del tendal
de los recuerdos.
Tú los mirabas absorta y en silencio
apurando el café y el cigarrillo.
Parecía como si me dijeras:
"sigue, sigue escribiendo
y escribe esas tonterías
que salen de las almas de los ciegos,
yo seguiré hilvanando pentagramas,
llenando corazones de remiendos,
cosiendo las estrellas una a una,
buscando la resaca de tu pecho".
***
Pero yo seguía en mi tarea,
ajeno a tus palabras y a tus dedos,
nervioso con el blanco crucigrama,
secando ese baúl de los recuerdos.
Sentí pasar al tren en la distancia,
creí latir la sangre del albero,
marchaba para un viaje sin retorno
dejando su pitido largo y seco.
Las nubes que pasaban saludaban,
sacaban su blancura y sus pañuelos,
decían "hasta siempre", en sus palabras
y luego se esfumaban con el viento.
Unas horas después, con Dios calmado,
por la oración paciente del ateo,
volví a mirar mis versos uno a uno,
y comprobé que al fín estaban secos.
Ya no tenían lágrimas difusas,
tampoco aquellas perlas de estraperlo,
ni tampoco la sal de unas pestañas
inquietas y nerviosas cual luceros.
Entonces recogí todas las prendas,
el sol ya calentaba y era fuego,
las rimas muy brillantes relucían
mostrando sus tesoros y sus versos.
***
...Tú me miraste a mi, sin odio y sin rencor,
sin nada dentro,
porque cuando aún me amabas todo
era más sencillo,
todo era diferente;
hablábamos de cosas sustanciales,
del tiempo,
del vecino,
de los niños del tercero que jugaban
en el patio por la tarde,
y hablábamos de nosotros,
de nuestras cosas y proyectos,
del viaje de fin de semana
en el puente de diciembre,
de las compras en el super,
de lo cara que es la vida
y hasta hablábamos del sexo y el amor
sobrentendido.
Pero eran otros tiempos y momentos,
entonces nos mirábamos de frente,
tú tomabas a mis manos con frecuencia,
yo tomaba con las mías tu cintura;
me besabas cada pronto y cada rato
con tus labios seductores
y, a la vez, yo te besaba desde el cuello
hasta los brazos, lentamente,
y escribía con mis dedos en tu cuerpo
unos versos virginales, muy sencillos
y carentes de lascivia,
mientras tú te estremecías.
Eran versos y palabras que salían de mi alma,
eran bellas mariposas que volaban,
y salían al jardín de tu inocencia,
entre rosas y entre lirios.
...Y ahora me encontraba aquí,
secando bajo el sol de la mañana,
¡tantas rimas olvidadas!,
¡tantas lágrimas cautivas!,
¡tantos sueños y proyectos!
Y te vi, te vi de nuevo amor.
Estabas resguardado y tembloroso
entre esos versos.
Estabas con el traje del juglar y tu locura,
tratando de hilvanar un mundo nuevo,
cosiendo como cosen las rederas, en el muelle,
y mirando más allá del infinito
con tus ojos seductores,
con tus ojos sin malicia,
con tus ojos que son míos.
...Y mirabas a mi alma, simplemente.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/01/11
TE RECUERDO SENTADA EN UNA SILLA...
Te recuerdo sentada en una silla
con el libro encantado de mis cuentos,
me mirabas y hablabas lentamente
y rozabas mi cara con tus dedos.
Yo seguía tus labios que me hablaban,
un sopor me invadía por el cuerpo,
era un manto de paz y fantasías
alejando fantasmas y los miedos.
A mi lado pasabas los minutos,
me arrullabas despacio, como el viento,
y dejabas la impronta de tu vida
en el marco tan lindo de mis sueños.
¡Cómo anhelo las noches ya lejanas
porque fueron el sello de aquel tiempo,
en que tú me guiaste en mi camino,
y me hiciste ser hombre, de pequeño.
Aún recuerdo los cuentos que narrabas,
Blanca Nieves y el bosque de los Elfos,
y también los piratas y vikingos
que arrasaban los mares y los puertos.
Pero siempre tenías la palabra
y también el abrazo tan sincero,
para darme la nota de cariño
y el calor tan materno de tus besos.
Sonaban las campanas de las once,
la hora convenida de los rezos,
y entonces la oración y la plegaria
mandaban nuestros labios hacia el cielo.
Por eso te recuerdo, madre mía,
y grita el corazón cuando te pienso,
sentada en tu sillita con el libro,
leyéndome los cuentos del cuaderno.
Estabas con tu moño recogido,
cansada del trabajo y ajetreo,
más siempre la sonrisa me ofrecías
y el brillo celestial de tus cabellos.
Tumbado y recostado en mi almohada
quedaba entre tus brazos, sin saberlo,
los brazos de la madre tan querida,
que ahora yo recuerdo en el silencio.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/11
con el libro encantado de mis cuentos,
me mirabas y hablabas lentamente
y rozabas mi cara con tus dedos.
Yo seguía tus labios que me hablaban,
un sopor me invadía por el cuerpo,
era un manto de paz y fantasías
alejando fantasmas y los miedos.
A mi lado pasabas los minutos,
me arrullabas despacio, como el viento,
y dejabas la impronta de tu vida
en el marco tan lindo de mis sueños.
¡Cómo anhelo las noches ya lejanas
porque fueron el sello de aquel tiempo,
en que tú me guiaste en mi camino,
y me hiciste ser hombre, de pequeño.
Aún recuerdo los cuentos que narrabas,
Blanca Nieves y el bosque de los Elfos,
y también los piratas y vikingos
que arrasaban los mares y los puertos.
Pero siempre tenías la palabra
y también el abrazo tan sincero,
para darme la nota de cariño
y el calor tan materno de tus besos.
Sonaban las campanas de las once,
la hora convenida de los rezos,
y entonces la oración y la plegaria
mandaban nuestros labios hacia el cielo.
Por eso te recuerdo, madre mía,
y grita el corazón cuando te pienso,
sentada en tu sillita con el libro,
leyéndome los cuentos del cuaderno.
Estabas con tu moño recogido,
cansada del trabajo y ajetreo,
más siempre la sonrisa me ofrecías
y el brillo celestial de tus cabellos.
Tumbado y recostado en mi almohada
quedaba entre tus brazos, sin saberlo,
los brazos de la madre tan querida,
que ahora yo recuerdo en el silencio.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/11
ERA UN SUEÑO...
Era un sueño de luz y fantasía,
una nota del arpa en el espacio,
una simple libreta y cartapacio,
un temblor de ilusión y fantasía,
con amor y rumores,
y una chispa brillante de colores.
Pero era también, veladamente,
una gota de agua secundaria.
Era pluma y papel, casi diaria,
recogiendo suspiros dulcemente,
que salían del fondo de mi pecho
a buscar ese mundo sin cadenas,
ese mar de sargazos, como lecho,
esa estrella que pasa en un instante,
esos cantos que emiten las sirenas
con su voz tan divina y de diamante.
Era sí, sin dudar, la mariposa,
con su dulce y alegre colorido,
quien buscaba ese néctar en la rosa,
y a la vez, en mi alma su latido.
Se estremecen los leños en el fuego
al purgar en el mismo su pecado,
son cenizas de amor y desapego
con la herida y dolor de mi costado.
Y despierto del sueño con un beso
y no sé si he vivido una locura,
hay resaca mezclada con dulzura
porque amo este sueño, ¡lo confieso!.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/11
una nota del arpa en el espacio,
una simple libreta y cartapacio,
un temblor de ilusión y fantasía,
con amor y rumores,
y una chispa brillante de colores.
Pero era también, veladamente,
una gota de agua secundaria.
Era pluma y papel, casi diaria,
recogiendo suspiros dulcemente,
que salían del fondo de mi pecho
a buscar ese mundo sin cadenas,
ese mar de sargazos, como lecho,
esa estrella que pasa en un instante,
esos cantos que emiten las sirenas
con su voz tan divina y de diamante.
Era sí, sin dudar, la mariposa,
con su dulce y alegre colorido,
quien buscaba ese néctar en la rosa,
y a la vez, en mi alma su latido.
Se estremecen los leños en el fuego
al purgar en el mismo su pecado,
son cenizas de amor y desapego
con la herida y dolor de mi costado.
Y despierto del sueño con un beso
y no sé si he vivido una locura,
hay resaca mezclada con dulzura
porque amo este sueño, ¡lo confieso!.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/11
QUISO DIOS QUE BUSCARA TU ENVOLTURA...
Quiso Dios que buscara tu envoltura
y mis dedos las hebras de tu pelo
recorriendo, despacio y con mesura,
el cabello de fino terciopelo.
Y mis dedos buscaron tu cintura,
ese cáliz sabroso de tu cielo,
esos senos que avivan mi locura
y separo nervioso de su velo.
Más mi Dios no quería esa lujuria,
pero sí que robara la sonrisa
de tu pecho vibrante y tan bonito.
Y ayudado del viento, con su furia,
navegaron mis labios con la brisa
a robar tu sonrisa sin delito.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/11
y mis dedos las hebras de tu pelo
recorriendo, despacio y con mesura,
el cabello de fino terciopelo.
Y mis dedos buscaron tu cintura,
ese cáliz sabroso de tu cielo,
esos senos que avivan mi locura
y separo nervioso de su velo.
Más mi Dios no quería esa lujuria,
pero sí que robara la sonrisa
de tu pecho vibrante y tan bonito.
Y ayudado del viento, con su furia,
navegaron mis labios con la brisa
a robar tu sonrisa sin delito.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/11
SOÑÉ ROBAR EL CIELO DEL VERANO...
Soñé robar el cielo del verano
para llevar el mismo hasta el cuaderno,
pero al dudar mi ser, tembló la mano,
y se quedó ese sueño en el invierno.
Quería secuestrar aquel arcano,
robarle y regalarte el halo eterno,
sentirle con su beso tan humano
y su capa de anciano tan paterno.
Pero soñar, soñar, ¡cuánta utopía!,
el sueño es de poetas y dementes
abriendo la ventana a su locura.
Aunque robar el cielo es osadía,
metáfora de locos y de ausentes,
que buscan en el sueño la cordura.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/11
para llevar el mismo hasta el cuaderno,
pero al dudar mi ser, tembló la mano,
y se quedó ese sueño en el invierno.
Quería secuestrar aquel arcano,
robarle y regalarte el halo eterno,
sentirle con su beso tan humano
y su capa de anciano tan paterno.
Pero soñar, soñar, ¡cuánta utopía!,
el sueño es de poetas y dementes
abriendo la ventana a su locura.
Aunque robar el cielo es osadía,
metáfora de locos y de ausentes,
que buscan en el sueño la cordura.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/11
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