ME MIRASTE AQUELLA TARDE...
"...A veces las miradas se quedan congeladas..."
Me miraste aquella tarde
con tus ojos tan castaños,
eran versos tus pupilas
con poemas de tus labios.
Yo sentí un escalofrío
al rozarte con mi mano,
pero tú rompiste el hielo
y mis ojos se animaron.
Nos miramos fijamente
como niños embobados,
y se hablaron sin palabras
nuestros ojos en un canto.
Se dijeron muchas cosas
del presente y del pasado,
y hasta hablaron del futuro,
de proyectos y trabajo.
Pero todo son recuerdos
en el tiempo y el espacio,
yo recuerdo las miradas
y aquel halo congelado.
Porque todo fue un buen sueño,
un bonito cartapacio,
un momento de mi vida
que recuerdo con agrado.
Aquel cuadro fue un suspiro,
una nota del piano,
un latido simplemente
y el amor tan deseado.
Hoy que pienso en tu mirada
en mis ojos hay un llanto,
unas lágrimas sinceras
por haberte amado tanto.
Se congelan las miradas
con el paso de los años,
y con ellas los suspiros,
y latidos de un verano.
Ahora lleva canas blancas
el invierno que ha llegado,
y la sangre de su pecho
es el hielo de los lagos.
"...Me miraste aquella tarde
con tus ojos y tu encanto,
que hasta el tiempo se detuvo
y el reloj paró sus pasos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/11
Me miraste aquella tarde
con tus ojos tan castaños,
eran versos tus pupilas
con poemas de tus labios.
Yo sentí un escalofrío
al rozarte con mi mano,
pero tú rompiste el hielo
y mis ojos se animaron.
Nos miramos fijamente
como niños embobados,
y se hablaron sin palabras
nuestros ojos en un canto.
Se dijeron muchas cosas
del presente y del pasado,
y hasta hablaron del futuro,
de proyectos y trabajo.
Pero todo son recuerdos
en el tiempo y el espacio,
yo recuerdo las miradas
y aquel halo congelado.
Porque todo fue un buen sueño,
un bonito cartapacio,
un momento de mi vida
que recuerdo con agrado.
Aquel cuadro fue un suspiro,
una nota del piano,
un latido simplemente
y el amor tan deseado.
Hoy que pienso en tu mirada
en mis ojos hay un llanto,
unas lágrimas sinceras
por haberte amado tanto.
Se congelan las miradas
con el paso de los años,
y con ellas los suspiros,
y latidos de un verano.
Ahora lleva canas blancas
el invierno que ha llegado,
y la sangre de su pecho
es el hielo de los lagos.
"...Me miraste aquella tarde
con tus ojos y tu encanto,
que hasta el tiempo se detuvo
y el reloj paró sus pasos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/11
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