QUEDARON ENTERRADOS TANTOS SUEÑOS...

II


Quedaron enterrados tantos sueños
por medio del fusil del atacante,
banderas con el lazo de bramante,
en mástiles partidos como leños.


Quedaron fantasías y diseños
del alma juvenil y delirante;
el joven soñador, hoy caminante,
regresa a los parajes ribereños.


La tierra de ese norte, tan querido,
que guarda la ilusión y la esperanza.
La tierra del trabajo y el latido


precisa del arado y la labranza.
Dejemos el fusil, aborrecido,
caduco y olvidada su venganza.


Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/11

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