TERMINABA EL DÍA...


Terminaba el día
y llegaba el viento,
la luz se marchaba
dejando el silencio;
silencio de sombras
de dudas y rezos,
el viento silbaba
llegando de lejos.

Un hombre en el parque
soñaba un momento,
con bellas princesas
de un día de invierno,
también las sirenas
venían al sueño
con algas y liras
y el paso ligero.

Y aquel hombre joven
miraba a lo lejos,
cerrando sus ojos
de un verde postrero;
sentía la noche
y el frío del cielo,
notaba la brisa
calando sus huesos.

El joven poeta,
el hombre del pueblo
quizás recordaba
un día en el templo;
rezando la salve,
soñando y riendo
con una chiquilla
muy linda de cuerpo.

Su cara tenía
dos ojos traviesos,
color de avellana
igual que en el lienzo;
aquel que una tarde
trazaron los dedos,
de mano de artista
con rasgos sinceros.

Tal vez la nostalgia
volvía de lejos,
del fondo del alma
con llamas y fuego,
quizás, en el fondo,
quería recuerdos
de abrazos y risas
de labios y besos.

Entonces, de pronto,
un estremecimiento,
dio paso a la vida
con febril denuedo.
Las gentes pasaban
huyendo del cierzo,
buscaban su casa
y el calor del lecho.

El hombre poeta,
el joven locuelo,
sentía la sangre
correr por su cuerpo;
quería ser libre,
marchar en un vuelo,
subir a las cumbres
de blanco embeleso.

Quería tus ojos,
de miel y tan bellos
pidiendo palabras
y guiños eternos.
Quería tus labios
temblando y sin miedo,
la dulce caricia
de tus ojos tiernos.

...Pero en esta tarde,
sonaba, y no lejos,
la cruda campana
llamando a los muertos.
"¡Ya viene, ya viene!,
se acerca el cortejo,
ya pasa la niña
dormida en su féretro..."

El hombre lloraba,
sacaba el pañuelo,
miraba a la gente
vestida de negro.
Dos lágrimas tristes
su cara cubrieron,
dos besos y un nombre
subían al cielo.

"...Terminaba el día
y el sepulturero,
arriba esperaba,
en el cementerio.
Allí las coronas,
dan fin a los sueños,
y esperan la niña
contigo en silencio..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/11

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