POR UNA CARRETERA...
Por una carretera,
estrecha y de montaña,
marchaban dos amigos
a ver lo que encontraban.
Tras vueltas y revueltas
llegaron a una braña,
envuelta de misterio
por culpa de su fama.
Había en ese sitio
ganados y cabañas,
con árboles frutales
de peras y manzanas.
Decían los nativos
que allí no había nada,
tan solo fantasía
de lenguas y palabras.
Abejas y colmenas
arriba se estiraban,
y ovejas y carneros
lucían con las vacas.
Un fino interrogante
rompía tanta magia,
la pérdida de un niño
tras una caminata.
Algunos sostenían
que es cosa de las hadas,
de brujas de los montes,
de cuentos de zagalas.
Pero otros, en silencio,
al cielo le rezaban,
pensando en tantas simas
y ovejas descarriadas.
No sé si los amigos
todo esto lo aceptaban,
haciendo caso omiso
negando tal patraña.
Pero era algo evidente
la pérdida citada,
decían otras voces
bajando las palabras.
La prensa, aquellos días,
un tiempo dedicara,
hablando del suceso
y el niño que faltaba.
Pasaron muchas fechas,
con meses y semanas,
llegaron los inviernos
perdiendo la esperanza.
Un día, como tantos,
un niño abrió su alma,
y lo hizo a dos amigos
que allí vieron sus lágrimas.
Corría entre las nubes,
jugaba con las charcas,
y hablaba con los ciervos
de gnomos y batallas.
Entonces, sorprendidos,
al niño preguntaban
si no era fantasía
la escena presenciada.
Mas este, con la brisa,
al cielo se marchaba,
dejándoles mil dudas
y escenas no contadas.
"Por una carretera
se llega a la posada
y allí, los dos amigos,
cerraron sus pestañas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/16
estrecha y de montaña,
marchaban dos amigos
a ver lo que encontraban.
Tras vueltas y revueltas
llegaron a una braña,
envuelta de misterio
por culpa de su fama.
Había en ese sitio
ganados y cabañas,
con árboles frutales
de peras y manzanas.
Decían los nativos
que allí no había nada,
tan solo fantasía
de lenguas y palabras.
Abejas y colmenas
arriba se estiraban,
y ovejas y carneros
lucían con las vacas.
Un fino interrogante
rompía tanta magia,
la pérdida de un niño
tras una caminata.
Algunos sostenían
que es cosa de las hadas,
de brujas de los montes,
de cuentos de zagalas.
Pero otros, en silencio,
al cielo le rezaban,
pensando en tantas simas
y ovejas descarriadas.
No sé si los amigos
todo esto lo aceptaban,
haciendo caso omiso
negando tal patraña.
Pero era algo evidente
la pérdida citada,
decían otras voces
bajando las palabras.
La prensa, aquellos días,
un tiempo dedicara,
hablando del suceso
y el niño que faltaba.
Pasaron muchas fechas,
con meses y semanas,
llegaron los inviernos
perdiendo la esperanza.
Un día, como tantos,
un niño abrió su alma,
y lo hizo a dos amigos
que allí vieron sus lágrimas.
Corría entre las nubes,
jugaba con las charcas,
y hablaba con los ciervos
de gnomos y batallas.
Entonces, sorprendidos,
al niño preguntaban
si no era fantasía
la escena presenciada.
Mas este, con la brisa,
al cielo se marchaba,
dejándoles mil dudas
y escenas no contadas.
"Por una carretera
se llega a la posada
y allí, los dos amigos,
cerraron sus pestañas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/16
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario