4.308 - FRAGMENTO DE UN DIARIO - DÍA 58
En la mañana
Bajo los ojos cansados
hay sombras y figuras
que no precisan de gritos
porque su ausencia, en la vida,
es simplemente un suspiro,
un parpadeo del alma,
una resaca sin nombre,
un torbellino del viento
y una presencia presente
que está en el pecho y conmigo...
Es la persona querida,
que tiene nombre y latidos,
que se ha cruzado en la vida,
en la escalera, en el parque,
en el colegio, en el super,
en una charla en la biblioteca,
en el jardín, en un banco,
en una huella sin nombre,
en un cometa y un hilo...
Bajo los ojos cansados
hay muchos sueños dormidos,
una esperanza latente,
la sensación de estar vivo,
el caminar por la tierra
y hasta volar por los cielos
para mirar las estrellas
y comprender los susurros
de las farolas
que mandan mil parpadeos y luces,
que tú quisieras contarlas
hasta quedarte rendido,
como el pastor al rebaño
mientras canta una nana a los cometas
que pasan con sus reflejos benditos...
En la tarde
Cambia el cielo
y se viste de lluvia y de tormenta.
Pasa el tiempo y el sopor va llegando.
Las nubes bajan y se posan en las colinas.
Amenazan con dejarnos sus lágrimas.
Discurren los minutos y la oscuridad
se va haciendo más palpable,
ya que abraza y agobia un tanto.
El suelo aguanta sin mojarse
no sé hasta cuando.
Los pensamientos se condensan,
el alma se estremece,
los ojos se cierran.
Se precisa un abrazo en la tarde.
Se desea una caricia invisible.
Se ansía un beso nervioso.
Se quiere lo imposible
y se busca una sonrisa, sin palabras,
a través de la bruma y de la nada.
¡Te quiero poesía!,
(repite un corazón enamorado...)
Rafael Sánchez Ortega ©
11/05/20
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