4.535 - LOS GIRASOLES...
Los girasoles
seguían los reflejos
del astro rey.
Unos gorriones
llegaban a su lado
a descansar.
Y muy cercanos
estaban los molinos
de la campiña.
Rostros de hombres
con nombres olvidados
los contemplaban.
Ojos de niños
recogen esta escena
en el cuaderno.
En el pupitre
un viejo profesor
extiende un mapa.
Esta es la Mancha,
les dice a los alumnos,
tierra de luz.
Aquí, un Quijote,
surgió desde la pluma
del manco fiel.
Y desde entonces
la Mancha y el Quijote
van de la mano.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/20
Hoy los versos y las mariposas me han llevado hasta La Mancha y allí he visto, entre los versos, al Quijote y a ese mundo que Cervantes nos regaló en su obra inmortal.
4.534 - SOPLA LA BRISA...
Sopla la brisa,
de labios del nordeste,
sobre tu pelo.
Dulce caricia
que llega de los mares
con el salitre.
Quiero ser brisa,
y peine en tu cabello.
Beso en tus labios.
Quiero ser viento,
caricia que al rozarte
te haga vibrar.
Hablan las olas
llevando a tus oídos
bellas canciones.
Tenues susurros
de pechos que se excitan
por la pasión.
Quiero ser voz
sincera, y sin palabras,
que llegue a ti.
Quiero ser fuego,
volcán incandescente,
que te apasione.
...Pero mis versos,
contienen inocencia
en su utopía.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/20
Es la brisa que tanto se busca y se desea en ciertos momentos de la vida. Quizás es como ese beso invisible que llega y acaricia arrancándonos un suspiro y un estremecimiento. Pienso que todos, (alguna vez), hemos soñado y deseado a esta brisa con lo que representa y significa su simbolismo.
4.533 - TE NECESITO...
Te necesito
y espero que comprendas
estas palabras.
Quiero tus manos
trayendo hasta las mías
nubes y rosas.
Quiero tus ojos
mirando al infinito
sin buscar nada.
Quiero tu pelo
mecido por el viento
de algún nordeste.
Quiero tus dedos,
sutiles, dibujando
sobre mi cuerpo.
Quiero tu alma
sencilla y delicada
para calmarme.
Quiero que digas
mi nombre, sin palabras.
para curarme.
Quiero que vengas,
que luego me perdones
por mis simplezas...
Quiero, (y perdona),
que seas, poesía,
mi gran amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/12/20
Querer, necesitar y llamar con esa voz que se queda en la garganta y que los labios suplican una y otra vez, sin palabras, hacia un receptor invisible y utópico, pero real, ya que tú, seguro, lo estás precisando y llamando y queriendo y hasta amando de una manera instintiva. Así es la poesía...
4.532 - ESCUCHA AL MAR...
Escucha al mar,
decían las sirenas,
en un susurro.
Está furioso
con olas irritadas
que balbucean.
Gritan un nombre,
que suena a conocido
y nadie acude.
Pero tus ojos
traspasan la galerna
y el temporal.
Así tu oído
podrá captar los labios
del mar hablante.
Quizás te cuente
del fruto y del origen
de nuestra vida.
Quizás te diga,
y te hable de la tierra
y sus orígenes.
De como un día
las aguas fragmentaron
sus continentes.
Para después
rendir su pleitesía
al mismo sol.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/20
Desde la distancia se ve el mar con su manto blanco producto de la fuerte marejada y el temporal que azota. Dicen que las aguas hablan y que cuenta muchas cosas en un lenguaje que nadie entiende. No lo sé, lo cierto es que muchas veces he creído tener esas vivencia y hasta he soñado con ellas. Por eso surgen estos versos deshilvanados que llevan mis dedos al cuaderno.
4.531 - SE VE MUY CERCA...
Se ve muy cerca
la nieve en las montañas,
y éstas sonríen.
Montes altivos,
montañas de pastores
que ya no existen.
¡Cuántas leyendas
se esconden en tus prados
y en tus caminos!
¡Cuántas nevadas
cubrieron tus vestidos
inmaculados!
Verdes montañas,
ahora blanquecinas
y tan hermosas.
Llegó la nieve,
regalo del invierno,
como anticipo.
Y yo la miro,
la veo y me enamoro
con su mensaje.
Es poesía,
son copos inmortales
de un gran poema.
Y en ella tú,
poeta de los cielos
regalas sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/20
Podemos decir que ya ha llegado la nieve, que la tenemos muy cerca, que casi la podemos tocar con la mano y si esto es muy exagerado la vemos ya tan cerca que las montañas cercanas tienen ese manto blanco, inconfundible, con su pureza e inocencia. Nieve en otoño y frío como anuncio del invierno que se acerca.
4.530 - HOY NO LAS VEO...
4.529 - CASITA BLANCA...
Casita blanca
cargada de recuerdos
¿dónde te escondes?
Te vi en el bosque,
muy cerca de las hayas,
hace algún tiempo.
Me enamoraste
y en ti encontré la paz
y la hermosura.
Pasaba cerca
un río misterioso
y cantarino.
De las montañas,
bajaba con sus aguas,
frías e inquietas.
Y desde el porche,
veía los neveros
allá a lo lejos.
El bosque, frío,
llamaba y atraía
con sus encantos.
Sendas y vida
con gnomos y con elfos
que me llamaban.
Hasta enanitos,
veía con sus gorros
en fila india.
Cuentos de hadas,
(decían los mayores),
y sonreían.
Pero la magia
que embruja los sentidos,
tú me la diste.
Mi linda casa,
casita de los bosques,
¡casita blanca!
Rafael Sánchez Ortega ©
03/12/20
Creo, y casi puedo afirmar, que todos hemos soñado con una "casita blanca" parecida y que culminaría un poco tantas ilusiones de esos años dorados de la infancia. La casa en el bosque o cerca del bosque, junto a un río y con las montañas cercas, viendo los neveros y las cimas, y luego esos gnomos y elfos caminando por los sendero y cerca, detrás, andando los enanitos y el hada. Y todo en ese viaje hacia el pasado donde tantos cantos llegaron a nuestros corazones y donde tantos sueños quedaron rotos y otros esperando esa primavera que no acababa de llegar.
4.528 - VEO TU CARA...
Veo tu cara
mirando pensativa
a la distancia.
Lejanos barcos
cruzando el horizonte,
esa es la escena.
Hasta tus pies
las olas se deslizan
con la resacas.
Es como un baile
del agua con la espuma
sincronizado.
Una sonrisa
se escapa de tus labios
y viene a mi.
Llega a mis labios
y entrega ese suspiro
que tu le dejas.
Ojos y labios
tan dulces y sencillos
que tanto amo.
Así disfruto
mirándote en la tarde
mientras te beso.
Beso tu cara,
aceptas mi sonrisa,
y nos amamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/12/20
Precioso el cuadro que muchas veces todos habremos pensando y deseado vivir intensamente en ese marco incomparable del mirador, en la playa, con un mar azul oscuro y los barcos surcando el horizonte...
4.527 - ALGUNAS NUBES...
Algunas nubes
van trazando leyendas
en plena tarde.
Abajo el bosque
despierta y, se estremecen,
los robles y hayas.
Cantan las nubes,
la vida, continúa,
respira el mundo.
Charlan las olas
por medio de resacas
con las gaviotas.
Duermen las barcas
varadas en la arena
de la bahía.
Se baña el sol,
que baja hasta las aguas,
y se refresca.
Sopla la brisa
sin nombre del nordeste,
dejando frío.
Tiemblan los labios
del hombre que susurra
una oración.
Y es esta imagen,
con celo, recogida
por un poeta.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/12/20
Es posible que la entrada del mes y el día frío, con nubes y aviso de lluvias, sea el causante de que salgan estos versos un tanto temblorosos.
4.526 - SE VA NOVIEMBRE...
Se va noviembre,
y empieza a dar sus pasos
un nuevo mes.
Llega diciembre
repleto de esperanzas
y de ilusiones.
Su Navidad
tendrá una nota amarga
por la pandemia.
Pero no importa,
los niños lo comprenden
y los mayores.
Habrá vacuna.
Quizás en poco tiempo
seamos libres.
Y gozaremos
de nuevo en navidades
y en primavera.
Vendrá el verano,
igual que otros otoños
tan renovados.
Y el nuevo mes,
(de invierno y de diciembre),
Será real.
Y volverá
la nieve a las pupilas
junto a sus versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/20
Se marcha noviembre y comienza un diciembre atípico, por todo lo que represente y la forma en que llega hasta nosotros. En estos versos, y de una forma un tanto apresurada, se intenta pasar por la situación en que estamos y a la que nos enfrentamos. Hay un canto de esperanzas, quizás para apagar el miedo y el deseo, de que todo esto pase y volver a la normalidad. Es posible que los versos destilen una gran "inocencia" y pequen de optimismo.
4.525 - ABRE LA PUERTA...
Abre la puerta,
que vengo muy cansado.
¡Déjame entrar!
Perdí los sueños
que un día me llevaron
lejos, muy lejos.
Ahora, los años,
vencieron mi soberbia
y estoy aquí.
Vengo de vuelta
y el polvo del camino
cubre mi cuerpo.
No tengo nada,
ni sueños ni ambiciones.
¡Quiero dormir!
Si tú me dejas
prometo no incordiarte
ni molestarte.
Solo un rincón
preciso, de tu casa,
donde no llueva.
Porque mis lágrimas
no afloran de los ojos
que se han secado.
¡Abre la puerta!,
te pide la inocencia
que me acompaña.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/11/20
En este caso se trata de la clásica escena de ese personaje que sufre en la vida sentimentalmente y que en un momento dado renuncia a seguir luchando y se considera derrotado en la batalla de la vida. Entonces vuelve sobre sus pasos y pide a la persona amada, quizás una utopía, que "le abra la puerta" y le deje pasar para dormir en ese tiempo final de su vida.
4.524 - LLORABA EL ÁNGEL...
Lloraba el ángel,
con lágrimas amargas
sobre la tierra.
Lluvia de gotas
bajaban de sus ojos
y corazón.
Sus cortas alas
estaban descosidas,
deshilachadas.
Y yo le vi
vencido en la derrota
y le ayudé.
Busqué su mano
pequeña y temblorosa
y la tomé.
Le di mi sangre,
mi fuerza y mis latidos
y hasta mi voz.
Luego, agotado,
el sueño me venció
entre sus brazos.
Y me dormí
soñando con los niños
en un jardín.
Allí vivían
los ángeles humanos
en otra infancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/20
Hoy ha salido un ángel con lágrimas en los ojos. Quizás la figura que cuida de los niños y mayores y que de una manera invisible nos acompaña desde la infancia. Lo demás es un intento de llenar y llevar la poesía con una sonrisa.
4.523 - TE VI VOLAR...
Te vi volar,
sin alas, desde el roble,
llegando al suelo.
Hoja de otoño,
del árbol desprendida,
buscando paz.
Quieres dormir,
en suelo y en la tierra,
como una alfombra.
Había un cuento,
en boca de los niños,
sobre princesas.
Ellas volaban,
viajaban por los aires,
en una alfombra.
Mundos lejanos
venían a sus ojos
con mil sorpresas.
Y desde luego
las hadas, y los gnomos,
también estaban.
Juegos y cantos,
de niños y mayores,
en los hogares.
Pero la lumbre,
con fuego y con caricias,
nunca faltaba.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/20
Es un pequeño homenaje al otoño y a estos árboles con vivos colores en sus hojas que van desgranando y dejándolas caer al suelo en un vuelo silencioso y sin palabras, pero lleno de auténtica poesía, y también con esos recuerdos de antaño y de la infancia que, sin darnos cuenta, vienen a nosotros.
4.522 - UN CARAMELO...
Un caramelo
venía entre tus labios
hasta los míos.
Tú me brindaste
el néctar y la esencia
que compartimos.
Y sin dudarlo
fuimos saboreándole
muy lentamente.
Luego, el pañuelo
que llevas en tus manos
secó mis labios.
Así, la brisa,
llegando del nordeste,
me estremeció.
Conté los barcos,
lejanos, que cruzaban
el horizonte.
Perdí la cuenta,
las olas los tapaban
a cada instante.
Pero tus ojos,
silentes, me brindaron
una sonrisa.
Lancé un suspiro,
diciendo en él tu nombre,
y te abracé.
Luego, en un beso,
unimos nuestros sueños
y la inocencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/20
¿Cuántas veces, teniendo un caramelo en la boca no hemos sentido algo parecido?... Así ese juego de la lengua con el caramelo, ese chupeteo una y otra vez, que no es compartido y, dejando correr la imaginación, llegamos a situaciones y escenas como las descritas y otras que guardamos celosamente en el alma... Estoy seguro de que todos hemos pasado por momentos parecidos, ¿verdad que sí?
4.521 - CALLES VACÍAS...
Calles vacías
repletas de recuerdos
en el otoño.
Casas silentes
con techos y paredes
abandonados.
Torpes siluetas,
con sombras, de personas
que llegan tarde.
En las aceras
se observan las basuras
desaprensivas.
En los tendales
hay prendas y vestidos
que están secando.
Se apura el sol
que alumbra el nuevo día
mientras bosteza.
Se seca el piso
y el polvo del camino
surge de nuevo.
También las casas
levantan las persianas
y se despiertan.
Y vacilantes,
los hombres se levantan
de su letargo.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/20
Es la estampa del clásico día de otoño y de noviembre. Un mes y un tiempo que ya está pasando y de suyo nos encontramos a menos de treinta días para entrar en el invierno y también en Navidad.
4.520 - SURCAN LAS AGUAS...
Surcan las aguas
los barcos con sus velas
mientras te duermes.
Sueñas con viajes,
con playas y palmeras,
lejos, muy lejos.
Pero estás cerca,
te encuentras a mi lado
en la alborada.
Empieza el día
y el sol saca colores
al horizonte.
Surge la magia
de mano de un artista
que no conozco.
Miro tu cara
con labios temblorosos
y ojos cerrados.
Pienso en un tiempo
vivido, intensamente,
que ya es recuerdo.
Pero tu sueño
se mezcla con los mares
y con mis sueños.
Sueños y días,
lejanos y cercanos
inolvidables.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/20
Es la eterna figura de esa pareja que está contemplando el amanecer y que surge la escena en que ella se queda dormida en brazos del protagonista y, entonces, los sueños se desatan y también los recuerdos, ante un barco y un mar que se estira perezoso en la madrugada.
4.519 - APURA EL PASO...
Apura el paso,
las sombras te persiguen,
Llega la noche.
Te marchas sol,
te vas para otras tierras.
Me dejas solo.
Quedo mirando,
sin ver, entre la bruma,
que a ti te espanta.
Y tú prosigues
la marcha y el destino
que te has trazado.
Cruzas los mares,
avistas continentes,
pasas montañas.
Nuevas ciudades
y aldeas, amanecen,
junto a tus rayos.
Y continúas
la marcha y el desorden
infatigable.
Ese es tu sino
nacer cada mañana
e irte en la tarde.
Nacer, morir,
pasar en un instante,
día tras día.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/20
El sol es el protagonista invisible de estos versos y también el receptor callado que sonríe. Para él estos versos por ser parte intrínseca de la vida y de la poesía cada día que vivimos.
4.518 - CANDOR HUMANO...
Candor humano,
se dice alegremente,
y es lo que falta.
No sé si es cierto,
si acaso es el cariño
lo que se extraña.
Candor de niños
que escapan, de la escuela
a nuestros ojos.
Candor de madres
que, tanto, precisamos
hoy los mayores.
Candor de manos
de ancianos, temblorosas,
que tanto dicen.
Candor de labios,
que tiemblan, con un nombre
y en un suspiro.
Candor y fiebre
de algunos corazones
que languidecen.
¡Calor, candor!...
En medio de la vida,
os busco yo.
¿Por qué me niegas,
oh, Dios estas caricias
y esta canción?
Me arrebataste,
y llevaste contigo,
su corazón.
Pero mi madre,
su rostro y su figura,
siguen conmigo.
Van a mi lado,
están en mis latidos,
Siento su aliento.
Vienen conmigo,
(por mucho que no existan),
en mi recuerdo.
Y este calor,
candor, que tanto ansío,
sigue latente.
No es un recuerdo
ni restos del pasado.
¡Es el amor...!
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/20
Se intenta acercar, por medio de los versos, a ese calor-candor, afecto, en una palabra que toda persona siente hacia otra y recibe, a la vez, conscientemente. Es un sentimiento instintivo que, a lo largo, de la vida se reclama y se añora muchas veces. Así es ese calor-candor materno, filial, de amigos y otros que están en el ánimo de todos.
4.517 - CORREN LAS NUBES...
Corren las nubes
un tanto desbocadas
sobre los cielos.
Y yo las miro,
las sigo en su camino
en esta tarde.
Nubes oscuras
con pinta de gitanas
muy deslucidas.
Nubes de plata
que el viento sur aviva,
perfectamente.
Nubes de niebla
que bajan y que cubren
montes y prados.
Pero las nubes
contienen los suspiros
de las estrellas.
Ellas son filtros
de besos y leyendas
de tantos sueños.
Sueños de niños
de ancianos y mayores
que siguen vivos.
Y cuando el sol
despierta y se levanta,
lloran las nubes.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/20
En realidad en una tarde sin nubes y despejada, mientras el sol se retiraba y dejaba a una luna creciente en el cielo, surgieron estos versos de nubes y de sueños, quizás con una cierta nostalgia y hasta con una ardilla "gitana" que se cruzaba entre ellas para dejar y traer una sonrisa a las almas.
4.516 - OIGO AL SILENCIO...
Oigo al silencio
que llega y que me abraza
como un fantasma.
Noto sus brazos
que toman a mi cuerpo
muy fuertemente.
Y tengo miedo,
lo sé, y hasta me asusto,
de este suceso.
Tiemblan mis manos
lo mismo que mi lengua
que balbucea.
Digo tu nombre
de forma tan velada
que nadie escucha.
Y aquí se queda,
la voz en la garganta,
hoy prisionera.
Y es que el silencio
me besa con sus labios
apasionados.
Hace de brisa
que llega y que profana
mi corazón.
Y son sus besos
el néctar que confunde
a mis sentidos.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/20
4.515 - ABRIÓ LA PUERTA...
Abrió la puerta
el viento, sin permiso,
y pude verte.
Fue en un momento,
diría que un instante.
Pero te vi.
Vi tu sonrisa,
las curvas de tu cuerpo,
de un modo breve.
Y suspiré,
feliz al verte a salvo,
aunque nerviosa.
Luego, el silencio,
volvió sin yo pedirlo
y por el viento.
Volvió a cerrarse
la puerta con su ausencia
y tú tras ella.
Yo me quedé,
soñando como un niño
con tu recuerdo.
Y te recé,
mi Dios, en aquel rato,
desesperado.
¡Deja que vuele,
que marche hacia su lado,
que estemos juntos...!
Rafael Sánchez Ortega ©
19/11/20
Esta vez es una ficción y una utopía. Es un cuadro o imagen que todos, alguna vez, hemos creado para hacer de la misma una "realidad" interior con esa persona que llena el alma de romanticismo y poesía. Abrir la puerta, poder contemplar y retener esa imagen y luego dejarla volar para ir a su lado al infinito...