4.596 - EN UN VELERO...



En un velero

marcharon nuestros sueños

sin rumbo fijo.


Aquella infancia

surcaba los océanos

sin tener miedo.


Olas gigantes

rompían en la quilla

y atrás quedaban.


Una bandera

se alzaba con tu nombre

sobre mis ojos.


Y te veía

cual rosa de los vientos

y eras mi norte.


Brújula tierna,

al norte me indicabas

y te seguía.


Al fin llegamos

después de un largo viaje

con peripecias.


Guardo los besos,

el yodo y el salitre

de aquellos labios.


Guardo tu rostro,

tus ojos, en mi alma

y corazón.


Rafael Sánchez Ortega ©

02/02/21


Recuerdo muchas imágenes y escritos sobre una escena parecida. El barco que partía y con él los sueños de un misterioso tripulante que hacía de todo, de marinero, de capìtán y que, tal vez, era solo un grumete o el nieto, al que un abuelo contaba una historia mientras preparaba las hebras de tabaco en la cazoleta de su vieja pipa. 

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