CIERRO LOS OJOS Y BUSCO LOS TUYOS...
Cierro los ojos y busco los tuyos
perdidos, como siempre,
en mi recuerdo.
Siento tus labios que me buscan,
que me besan y persiguen,
como en sueños.
No sé por qué razón me gritan
hoy los astros
desde el cielo.
¿Será por qué me llaman tus latidos?
¿será por tus suspiros
y tus besos?
...La noche pasa lentamente,
y con ella la vida
transcurre en un momento.
De pronto abro los ojos,
y mis manos te buscan
ansiosas por el lecho.
...Y estás allí, mi niña,
durmiendo en mi costado,
y contemplo ese baile,
tan dulce, de tus senos...
Rafael Sánchez Ortega ©
31/05/11
PASÓ UN ÁNGEL...
Pasó un ángel con su gracia
y nos quedamos en silencio.
Pero fue algo repentino
que vino con la brisa de la noche,
algo que dejó nuestras labios muy callados,
algo que sirvió como excusa a las miradas
y pronto nuestros ojos se animaron,
y se hablaron y brillaron,
en un lenguaje dulce y sin palabras,
diciéndose mil cosas,
hablando de los sueños y la vida,
contando los relatos retenidos
en el pecho...
Y entonces aquel ángel, tan hermoso,
nos dijo con sus ojos que adelante,
que siguiéramos hablando en el silencio,
que surgieran nuestros versos y poemas;
él quería ser testigo de ese acto
para luego relatarlo por los cielos.
Él quería ver de cerca como se aman
las personas,
cómo surgen los luceros en las almas,
como vuelan mariposas de colores
más allá de los jardines
y se funden con los sueños...
...Y le hablamos sin descanso
y sin palabras.
Le contamos nuestras cosas de la infancia.
De aquel niño que soñaba con ser hombre
entre libros y juguetes aspirando
a ser adulto y encontrar aquella joven
que llevara de la mano por la playa.
De la niña con sus trenzas,
que cuidaba de otros niños más pequeños
y soñaba como sueñan las pequeñas
con su príncipe encantado,
con el hombre que viniera a rescatarla
y a llevarla a otro mundo de ilusión
y fantasía.
Eran lindas las historias que contamos
y hasta el ángel que escuchaba
muy atento no perdía una palabra.
Yo veía que él también se entusiasmaba,
que bailaba en sus ojitos una chispa
de dulzura,
una gracia y un encanto que venía
de los cielos.
Y ante eso no pudimos resistirnos.
Nos tomamos de la mano,
nuestros cuerpos se abrazaron
y se hablaron nuestras almas
con la punta de los dedos.
Nuestro ángel sorprendido no sabía
qué decirnos;
yo te dije que te amaba más allá
de las palabras,
y quería ser tu apoyo sin reservas,
y tú presta contestaste, con tus labios
en mis labios,
y dijiste con un beso que querías retenerme,
que querías ese abrazo tan eterno
rodeando tu cintura,
ese beso inenarrable que confunde
los sentidos,
ese fuego que acelera los latidos
de la sangre,
esa llama incandescente del volcán
de nuestras almas que nos haga ser eternos,
que nos lleve hasta los cielos
a dormir en ese lecho de algodón y querubines.
...Pasó un ángel con sus alas
y quedamos en silencio,
para ser nosotros mismos,
para amarnos sin palabras...
Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/11
QUIZÁS UN DÍA, CUANDO DESPIERTES...
Quizás un día, cuando despiertes
veas la tierra y el campo verde,
veas la estrella, que titilando,
va con la noche bajo su manto.
Entonces piensa, querida amiga,
que todo sueño pasa deprisa,
que los luceros se van marchando
mientras el día deja su encanto.
Porque los sueños son solo sueños
son un compendio de luz y juegos,
son fantasías que vas creando
mientras esperas oír sus pasos.
Es la gaviota que alza su vuelo,
sobre los barcos y sobre el puerto,
marcha tranquila, brazada en largo,
con su plumaje de gris y blanco.
En ese día, quizás tus ojos,
se maravillen poquito a poco,
entre las notas del fiel piano
y luego admiren las finas manos.
Las que acarician, las que retocan,
las que estremecen las cuerdas locas,
las que arrugadas van hasta el fango,
van a la tierra, van al trabajo.
Porque la vida va con el río,
el que deshiela nuestro destino,
va con sudores corriente abajo,
va hacia la muerte y el campo santo.
Busca las aguas, busca los mares,
busca en la playa los oleajes,
allí se sienta, musita un canto,
pasan las horas, llega el ocaso.
Quizás entonces, tal vez suspires,
mientras escuches, en los cantiles,
bramar las olas que van llegando
y en un susurro trazan un lazo.
Trazan mil signos mientras estallan,
mientras golpean la costa anciana,
mientras se escuchan voces y salmos
de la galerna que está bramando.
Y mientras tanto guarda tus fuerzas,
contén el alma con lo que tengas,
con el cariño que estés soñando,
abre los ojos, siente mi abrazo.
Mira los míos que a ti te buscan,
mira mi frente, no tiene dudas,
y más abajo, entre mis labios,
están los besos que te he guardado.
"...Quizás un día, cuando despiertes,
veas el cielo de azul celeste,
veas mis ojos, sientas mis manos
que por tu cuerpo te van amando..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/11
HE PERDIDO UN CUADERNO CON POEMAS...
He perdido un cuaderno con poemas
donde estaba el diario de mi vida,
pero más que el cuaderno irreverente
he perdido la fé que mantenía.
Yo creía en los sueños de colores
y también en amigos de cuadrilla,
pero todo ha quedado en el pasado
y he sentido el ardor de las ortigas.
Estoy triste, lo digo y lo confieso,
recordando esas letras mal escritas,
ellas fueron la cuna de mis sueños
y también de profundas pesadillas.
Hoy no importan si existen o no existen,
los poemas carecen de justicia,
pero yo, creador de tantos versos,
he llorado unas lágrimas furtivas.
Yo sé bien, que pasó con el cuaderno,
y lo sé porque el alma me lo dicta,
pero no, no se alteren "los amigos",
lo que sé, para nada les conmina.
Lo que duele es el tiempo destrozado,
esos ratos de noche y de vigilia,
escribiendo paciente los poemas
y dejando en los mismos fantasías.
Y me duele el trabajo realizado
de escribir y ordenar en las cuartillas,
intentando dar vida a los susurros
y también a los sueños y utopías.
Ahora sé que la vida no se para,
que pululan por ella las mentiras,
que se dicen también muchas palabras
aunque luego resulten ser vacías.
Es por eso que lloran los cipreses
al compás del nordeste y de la brisa,
y lloramos, también, cuando nacemos,
iniciando el camino de partida.
"...He perdido un cuaderno con poemas
y he sentido la muerte más deprisa,
ahora quiero dormir profundamente
y curar esas llagas de mi herida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/11
NO IMPORTA...
No importa tener una esperanza
si al final es un sueño simplemente.
No importa buscar una mirada,
un gesto cariñoso,
la sombra de unos pasos,
los labios que se aprestan
a decir una palabra,
si todo forma parte del teatro
de la vida y de su farsa.
No importa correr hacia la barra
llevando tu mensaje,
el brillo en la mirada,
mil versos que han surgido
del mar y entre las olas,
suspiros contenidos cargados
del nordeste,
y un beso retenido del sol
que ya se marcha.
No importan los rezos y la salve
dejados en silencio,
velando la penumbra,
en el banco de la hermita.
No importan las heridas del combate,
la sangre derramada,
el llanto del vencido
y el grito desgarrado de ese niño
que ha perdido a su familia.
No importan las promesas y los premios,
que viene de otras manos,
mezcladas con veneno
y cubiertas de mentiras.
No importan los te quiero y los te amo,
si son irreverentes y tratan de halagarte,
palabras solamente,
estatuas muy bonitas cubiertas de vacío
y de la nada.
No importa que perdieras una etapa
y una vida;
tu vida no se mide por el tiempo,
tampoco por estar a las migajas
en busca de limosnas para el alma.
...Tú tienes una vida que es tu vida,
tú tienes algo hermoso que es tu alma,
tu tienes una estrella que te guía,
tú tienes el amor que a otros le falta...
Rafael Sánchez Ortega ©
28/05/11
VEN AMOR...
Ven Amor, y dame tu mano
para salir del pozo del abismo,
marchemos adelante, sin prisas, sin miedo,
busquemos en el bosque la luz tras la espesura,
el cielo azul celeste,
el sol que arriba brilla en la mañana.
Ven Amor, vayamos hacia el norte
siguiendo las estrellas,
la ruta encadenada de misterios y leyendas,
sigamos las estelas de las naves,
busquemos los recuerdos de los cuentos
de la infancia,
la llamada de los faros,
con sus luces parpadeantes,
y los puertos donde habitan los marinos
y descansan las chalupas.
Ven Amor y embriágate conmigo de estas cosas
tan hermosas que son parte de la vida,
así podrás contemplar el restallar de las mareas
en la costa
y sentir ese salitre que a ti llega
en forma de agua fina y que te baña sin pedirlo;
podrás entonces cerrar los ojos,
sentir la dulce sensación de las mareas,
la danza sinuosa de las olas
y el vals acompasado y uniforme
que nos deja la resaca.
Ven Amor y corramos hasta el cabo
para ver la despedida del sol en el ocaso,
con la sangre desgarrada que destila
por los cielos,
y sentir a la nube enrojecida como marcha
y como llora y se lleva tanto tiempo
que ha robado, gota a gota en los segundos
transcurridos que parecen ser eternos.
Ven Amor y ayúdame a encontrar
a esa figura que me espera,
esa imagen tan serena que se apoya
en la baranda del paseo,
con su cara entre las manos,
la mirada más allá del horizonte,
y su pelo acariciado por el viento
y por mis besos.
Ven Amor y llévame allí, a su lado,
deja que la abrace y acaricie,
deja que la tome entre mis manos,
que mis dedos la recorran palmo a palmo,
que sin prisas la desnude y en su cuerpo
trace al fin ese poema,
esos versos sin palabras,
ese grito que se escapa de mi pecho,
esa dulce melodía de una música sin nombre,
y el suspiro y el susurro de mi alma enamorada.
Ven Amor, ven a mi lado y deja que cierre los ojos
en este sueño del que no quiero despertar,
porque quiero que sea ella,
quien bese mis labios,
quien tome mi cuerpo,
quien diga que me ama,
quien venga a mi con su latido
y me robe el corazón.
Ven Amor, aunque sea sólo en sueños...
Rafael Sánchez Ortega ©
27/05/11
UNA HOJA...
Una hoja del árbol se mueve indolente,
parece que flota, parece que duerme,
de pronto despierta y vuela a su suerte,
da vueltas y gira y al suelo se viene.
Allí da dos pasos al norte y al frente,
también le entran dudas y al fin retrocede,
parece que baila un vals en la nieve,
parece que juegan sus nervios silentes.
Yo miro a la hoja que a mi me enternece,
la miro sin prisas, la miro de frente,
y veo que en ella hay letras perennes,
hay versos escritos que gritan y sienten.
La hoja dorada no busca placeres,
no busca el aplauso, tampoco los quiere,
prefiere ser libre, volar a su suerte,
marchar por el mundo a dar lo que tiene.
Atrás queda el árbol, raíz de saberes,
el tronco arrugado, las ramas tan verdes,
con él queda el fruto de tantas mercedes,
los robles, las hayas, se inclinan al verle.
Un día un muchacho acude a la fuente,
se inclina a las aguas, las toma y las bebe,
repara en el árbol con sombra celeste,
y cierra sus ojos el joven valiente.
Él sueña con ciervos, también con cipreses,
con Hadas del bosque, con Elfos de siempre,
de pronto sonríe, se toca las sienes,
y buscan sus manos la hoja paciente.
La toma y la mira, la ve tan endeble,
la aspira y la besa, la dice que vuele,
que marche a otras tierras, así tan alegre,
dejando su estela de amor tan ardiente.
Rafael Sánchez Ortega ©
la aspira y la besa, la dice que vuele,
que marche a otras tierras, así tan alegre,
dejando su estela de amor tan ardiente.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/05/11
TE MIRO Y NO ME CANSO DE MIRARTE...
(Poema erótico. No apto para conciencias no preparadas.
El autor...)
Te miro y no me canso de mirarte
a pesar de tu cara de sargento
a pesar de que jures y perjures,
y que digas palabras en silencio.
Te has quedado de pronto muy callada
y te miro y remiro entre mis sueños,
pero tú, tan obtusa y sibarita
acaricias tus ojos tan inquietos.
No sé bien donde tienes la conciencia
aunque puede que cuide de tu aprecio,
y te guarde muy bien en las espaldas
de cariños y abrazos traicioneros.
Pero sigo pendiente de tus labios
y hasta escucho no más tu juramento,
esa dulce palabra tan ansiada
que yo busco y que calmo con un beso.
Un cigarro te espera a la derecha
apagado y pendiente de tus dedos,
mientras tomas en brazo a la conciencia
que te dicta en silencio sus consejos.
Tú murmuras palabras muy confusas
y hasta dices "cojones y los huevos",
un lenguaje muy rancio de tus labios
entre voces, suspiros y pucheros.
Al final me cambiaste los cigarros
por un palo y un dulce caramelo
y me quedo igual que un papamoscas
contemplando ese rostro que yo quiero.
Pero bueno, no hay mal que dure mucho,
y la risa en tus labios yo contemplo,
mientras sigues chupando y rechupando
ese objeto tan dulce del deseo.
Me imagino que esperas otras letras
en que hable de brisas y de vientos,
pero hoy me refugio en la lujuria
de tu cuerpo desnudo que venero.
Y aquí estoy con pasión, emocionado,
contemplando la línea de tus senos,
y tu mano que lenta se acaricia
y que baja hasta el centro de tu fuego.
Un suspiro me llega a la garganta,
es un grito apagado que no siento,
es la lava que llega presurosa
del volcán de mi cuerpo y de mi sexo.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/05/11
NO ELEVES TUS SUEÑOS A LO ALTO...
No eleves tus sueños a lo alto
porque el tiempo los volverá
a la tierra con los años.
Si acaso vive tus sueños,
emborráchate en ellos,
comete la mayor de las locuras
en su nombre,
pero no los endioses.
Son sueños simplemente y
el latido de tu pecho enamorado,
son también un pedazo de tu alma
y la llama incombustible que perdura
y que te alumbra,
son el eco y la caricia
que reclaman tus sentidos...
...Por eso te decía que no subas
con tus sueños a lo alto.
¡Vívelos si acaso,
y no preguntes...!
Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/11
ES CURIOSO...
Es curioso...
No podría dejar de soñar, aunque quisiera,
ni podría dejar de escribir, porque es
mi sangre.
¡Soñar, soñar!...
Exclaman los poetas y los niños,
y también tantos jóvenes amantes.
La vida es un eterno duermevela,
es caminar por bosques encantados
descubriendo su belleza,
es respirar el aire de los montes,
fundirse con la nieve,
dormir entre las aguas cristalinas
de sus lagos,
es caminar por campos y veredas
detrás de viejas huellas del pasado,
es contemplar la alegre golondrina
en el otoño volviendo hacia su casa,
es recordar la ola de la playa,
el flujo y el reflujo de los mares,
el yodo y el salitre de las aguas,
es añorar el beso de una tarde, ya perdido,
los labios que temblaban,
la flor y la sonrisa de los mismos,
la mano que buscaba con premura
a la otra mano,
los nervios impacientes del amante,
el pecho palpitando sin descanso,
la fiebre de unos ojos que te miran,
la voz que se atraganta en la garganta,
los pasos que se escuchan y se miran,
la fuente cantarina de la esquina
donde juegan tantos niños,
el lecho que te espera y que te aguarda,
con sus cuentos de colores y sus nanas,
con la alegre melodía de los ángeles,
con la voz tan armoniosa de los dioses...
Es curioso...
Que los sueños sean esto y muchas cosas
que ahora mismo no recuerdo;
es curioso que hasta el tiempo me reproche
su silencio,
ese olvido involuntario de los años
que de pronto los presenta y los retira
al igual que la resaca en la bahía.
...Pero siento que los sueños son mi sangre,
son mi vida y mi destino,
son aquello que añoraba y deseaba
en el pasado,
son "el sueño" de mis sueños,
la metáfora sin nombre y sin palabras
que da vida a mil momentos,
son el eco que devuelve mis preguntas
y reclama una palabra,,,
Es curioso...
...Y ahora mismo, en que esto escribo,
yo me encuentro suspirando,
retrocedo en el pasado hacia mis sueños,
a ese mundo sin igual que sé que existe,
a la nube que me acoja entre sus brazos,
a la tierra que me cubra con su polvo,
a las flores que me dejan su perfume
y su fragancia,
a los ríos sinuosos que se estiran
sin descanso hacia los mares,
a los hombres que caminan bajo el sol
tan inclemente,
y a las sombras que, tras ellos,
van dejando a sus espaldas...
Es curioso...
...Pero algo ha sucedido y despierto de mis sueños.
¿Eres tú mi bella niña qué has pasado
en la mañana?,
¿eres tú la que has venido hasta mi lado
a leerme este poema?
¿Eres tú ó eres un sueño simplemente...?
Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/11
AÚN QUEDA EL CORAZÓN ENTRE LAS MANOS...
Aún queda el corazón entre las manos
y el sueño compartido tantas veces,
quizás se apaguen pronto los latidos
del pecho que se enfría con la nieve.
Un viejo corazón está fallando
repleto de remiendos y de sietes,
lo veo al contemplarlo y me sonrío,
no existen ya los labios que lo recen.
Se dicen en los libros muchas cosas
escritas por personas muy pacientes,
y hay otras que se esconden en las almas
de aquellos que proclaman ser rebeldes.
Aún late el corazón entristecido
por culpa de la lágrima inocente,
que brota de esos ojos tan hermosos
y rueda hasta los labios casi siempre.
El viejo corazón está cansado
de música, jaranas y placeres,
él tiene cicatrices bien marcadas
producto de mentiras en sus sienes.
Hay una sensación de decadencia,
se cuenta que las olas van y vienen,
que suenan en las tascas las canciones
de boca de marinos incipientes.
Aún vibra el corazón apasionado
y lo hace recordando atardeceres,
momentos que renuevan su nostalgia
haciendo que su sangre se renueve.
Parece que en los cielos hay estrellas
brillando cual luciérnagas celestes,
y entonces desde el fondo de la noche
suspiran unos ángeles silentes.
Susurran los cipreses de la plaza
llegando al corazón voces y preces,
la eterna letanía de los hombres,
surgida con la brisa y el nordeste.
"...Aún siente el corazón aquel anciano
que busca en sus bolsillos los papeles,
la carta sin membrete ni remite
llegada hasta sus manos un septiembre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/11
HE PERDIDO, SE DIJO ENTRISTECIDO...
He perdido, se dijo entristecido,
lo más lindo y hermoso que yo amaba,
aquel lazo de seda transparente
que anudaba sus manos y su alma.
He perdido los sueños de colores
con los Elfos, Sirenas y las Hadas,
y ese mundo de ensueño y fantasía
que viví tan de cerca en una infancia.
He perdido el abrazo del nordeste
y en la brisa, los besos que enviaba,
con suspiros venidos de muy lejos
de una tierra curtida y castellana.
He perdido, se dijo nuevamente,
la alegría de verme en tu mirada,
de leer y escanciar en tus pupilas
esos versos y letras sin palabras.
He perdido y me siento derrotado,
eso dijo el guerrero en su batalla,
y mirando sus armas y sus ropas
de sus ojos salieron unas lágrimas.
He perdido, lo sé, y soy consciente,
ahora miro y te busco entre la nada,
pero encuentro la bruma oscura y negra
en respuesta, tal vez, a mis plegarias.
He perdido la rosa más preciosa
que temblando, sus pétalos mostraba,
y también ese vuelo sugerente
que marcaba la alondra con sus alas.
He perdido, gritaba en un susurro,
la ilusión de mirar desde la playa
a las olas que llegan perezosas
con sus rizos de espuma plateada.
He perdido el latido de tu pecho
y la sangre corriendo como lava,
del volcán que estallando, se estremece,
y que brota sin más de las entrañas.
He perdido a la música sin nombre
y a la voz que paciente susurraba,
unos versos hilados de un poema
en un canto de amor y de esperanza...
...Pero no lograrán lo que persiguen,
nuestro hombre le dijo a la distancia,
porque siempre amaré, hasta la muerte,
al Amor de mi vida y de mi alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/11
EL TIEMPO PASA Y NADA DICE...
El tiempo pasa y nada dice,
a pesar que le pregunto cada día
por tu nombre...
Sólo el silencio por respuesta,
sólo el vacío y un recuerdo,
sin igual de tu mirada.
Hay un eco que se añora,
un suspiro que se pide,
un gemido que se escapa...
Y me quedo abrazándote en la noche
mirando a las estrellas,
con los ojos cerrados
y musitando tu nombre...
¡Sin palabras Amor,
sin palabras...!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/11
QUIZÁS DEBÍ DECIRTE QUE TE AMABA...
Quizás debí decirte que te amaba
arriesgando a perderte como un río,
pero quedé callado y nada dije,
y las aguas marcharon con sigilo.
Yo me quedé en silencio y sin palabras,
y volaste llevando tu cariño
hacia las tierras grises y remotas
donde el ciprés se asocia con los lirios.
Ahora, que recuerdo aquel momento,
mi corazón de abril lanza un suspiro,
me dice que los sueños son los sueños,
y que en la realidad está el camino.
Quizás debí luchar y hablar entonces,
pero callé y perdí lo más querido,
la estela luminosa de tus ojos,
la eterna sensación de tu cariño.
Nadar en la corriente de los sueños
es el mundo de locos y de niños,
y entonces le pregunto a las estrellas
¿dónde están los dioses del Olimpo?.
¿Dónde las mariposas de colores?,
¿en qué lugar están los enanitos?,
¿existen las sirenas de las playas?,
y las hadas, ¿en dónde su camino?
...No tengo las respuestas para tanto,
por qué soñé y amé y sé que existo,
aunque ahora me ofrezcan muchas dudas,
el no decirte Amor lo que he sentido.
No es bueno recurrir a los recuerdos,
y tratar de olvidarlos con el vino,
el néctar del pasado, siendo hermoso,
carcome y entristece sin un grito.
Sólo puedo llorar, soñar si acaso,
limpiar las telarañas de los libros,
dejar en los estantes colocados
la fila de recuerdos consumidos.
"...Quizás debí decirte que te amaba,
pero nada importa, todo está escrito,
atrás se olvidarán tantos momentos
quedando aquí un corazón herido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/11
VOY A SEGUIR CONTANDO MARGARITAS...
Voy a seguir contando margaritas
en la pradera inmensa de la nada,
luego me volvería paso a paso
hasta la sombra fiel de la cabaña.
Allí te esperaría, amor sin nombre,
mi eterna primavera renovada,
con esa sensación indefinible,
que llega con las flores a las almas.
Quisiera caminar por la campiña
descalzo, tras tus huellas y pisadas,
buscando entre los surcos tan difusos
los pétalos llegados con el alba.
Quizás encontraría alguna frente,
cubierta de sudor ante la azada,
tratando de arrancar el alimento
nacido de la tierra en sus entrañas.
Es fácil que cansado de seguirte
el sol me persiguiera hasta la casa,
y allí se detuviera simplemente
en el dintel y el porche que la guarda.
Entonces buscaría el blando asiento,
el vino tan fresquito de la jarra,
y puede que pensara en tu retorno
mi bella primavera tan soñada.
Más queda por delante mucho tiempo,
minutos fervorosos sin palabras,
momentos contemplando a las estrellas
y ratos de paseo entre las jaras.
No digas que ese sueño es muy lejano,
contar las margaritas y sumarlas,
la linda primavera está muy cerca
tan cerca que sin ella algo me falta.
Me falta el corazón tan desbocado
latiendo y consumiendo su llamada,
la savia de ese néctar tan sagrado,
la sangre por mis venas roja y clara.
"...Voy a seguir cortando margaritas,
tras contar una a una en la mañana,
para dejar allí, en la pradera
las flores ya marchitas y olvidadas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/11
UN SUSPIRO SIMPLEMENTE...
Te oí decir que era un día malo
y te miré a los ojos, en silencio.
Mirabas a lo lejos, al vacío,
buscando más allá de las pestañas
la causa del suspiro de tus labios.
De pronto sonreíste en un segundo,
pero vi que era forzada tu sonrisa
y el chispido que salía de tu boca,
un trocito del cielo de tu alma
que asomaba en un quejido,
vacilante y trotamundos a la vida.
Yo miraba, y te miraba
más allá de tu figura,
miraba a ese rostro ahora serio,
a tus manos rodeándole y tocando tus mejillas,
a tus ojos sin la gracia y el calor
de tantas noches...
Y entonces vi la chispa aquella,
el faro balbuceante que buscabas,
la nube que pasaba por los cielos,
la voz estrangulada de tu pecho,
la sombra que llegaba hasta tu cara
y la abrazaba entre sus gasas
y negrura...
Pero tú, nerviosa y pensativa,
tenías en tus labios la palabra,
tenías ese grito que pugnaba
por salir en esa noche,
tenías el latido de tu pecho congelado,
tenías a tus dedos que rozaban
a tus labios deseosos de caricias
de unos besos informales,
pero llenos de pasión y de cariño.
Yo quise que rompieras el silencio,
y quise que la risa se asomara
en esos labios,
y quise que tu grito se escuchara
en mis oídos,
y quise que tu voz a mi llegara...
Te pregunté que qué pasaba,
(o no fue así, -ya no recuerdo-)
y me dijiste que tu cuerpo estaba enfermo,
que no tenías ganas de hacer nada,
que llevabas sin comer desde un gran rato.
Me contaste una historia,
que es tu historia,
y me hablaste de tu vida,
de tus ansias y apetitos,
de los dulces reprimidos,
de mil cosas diferentes
pero llenas de esos lazos tan cercanos
de tu tiempo
y de tus ratos.
...Entonces suspiré y tú también
me respondiste en un susurro;
suspiraste con tus labios ahora vivos,
sonrientes, ya con vida.
Sonreíste con tus ojos nuevamente
florecientes;
meneaste la cabeza en un gesto diferente,
alisaste tus cabellos y miraste
hacia mi lado.
Unos dedos juguetones,
secuestraron un cigarro entre sus dedos,
lo llevaron a tus labios,
lo encendiste y aspiraste ese humo concentrado,
y después de un corto rato
te tocaste la barbilla con tus dedos.
Un soplido salió presto de tus labios,
un soplido y un suspiro retenido,
un latido simplemente y seis palabras
en su seno:
"Te quiero mi Amor, te quiero".
Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/11
TE AMÉ Y TE AMO, AMOR...
Te amé y te amo, Amor,
¿lo dudas?...
Entonces pregúntale
a tu corazón.
Él sabe la respuesta,
aunque te cueste aceptarla.
Amar, Amor, es algo simple,
es entregar y dar sin nada a cambio,
es suspirar un día por tus ojos,
es recordar tu voz en la distancia,
es esperar y amar, tan solo eso.
...Aunque nunca regreses
ni vuelvas la mirada hacia el pasado,
donde quedo solitario
y en silencio.
Te amé y te amo, Amor,
es lo que siento.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/11
ESTABA EN EL OTOÑO DE SU VIDA...
Estaba en el otoño de su vida
sacando verso a verso sus poemas,
las hojas le caían en las manos
y ellas daban vida con sus letras.
Sabía que su tiempo se acababa,
que el tren de la partida estaba cerca,
y en él se marcharía hacia lo eterno,
a un mundo sin distancias ni fronteras.
A un mundo de quietud y de templanza,
allí donde la brisa no se inquieta,
ni surgen resquemores ni pasiones,
ni late el corazón con tanta fuerza.
Pero ahora que el adiós ya se acercaba
podía describir, como un poeta,
las horas y minutos transcurridos,
buscando entre la niebla a su princesa.
Podía deletrear cada palabra
salida de la sangre de sus venas,
lo mismo que el latido de su pecho,
de noche, saludando a las estrellas.
Podía confesar, sin ser pecado,
haberse enamorado, sin reservas,
de un cuerpo juvenil, lindo y amable,
surgido entre las brumas y la niebla.
No importa si dijeron hace tiempo
que el cáliz de ese amor no te interesa,
ni importa si pensaron y acusaron
tachando de traición, sin tener pruebas.
Ahora, en el momento de partida
veía la botella medio llena,
veía los suspiros de aquel hombre
llorando por amor en una entrega.
Él nada le pidió, no era correcto,
quería solo amar sin nada en prenda,
quería las miradas sin palabras
y el libro y corazón tras de esas cejas.
Más todo son recuerdos simplemente,
adagios de un poema que comienza,
los sones repetidos de una música
que surge de la pluma a la libreta.
"...Estaba en el otoño de su vida
segando y hacinando su cosecha,
las hojas con sus risas y sus lágrimas,
irían en el viaje en su maleta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/11
BUSCABA EN LA PANTALLA LA RESPUESTA...
Buscaba en la pantalla la respuesta
los años tan felices de su infancia,
buscaba como buscan los inquietos,
con fé, con devoción y confianza.
Los buenos persiguiendo, tras los malos,
la joya del amor que les robaran,
los niños tras los sueños infinitos
en busca de princesas encantadas.
Más todo se quedó en aquel espacio
y el cine despertó con telarañas,
un día sin saber cómo ni cuándo,
en medio del silencio de las salas.
Aquellos escenarios tan grandiosos,
los patios tan repletos de butacas,
las luces que guiaron tantos pasos,
linternas hoy dormidas y olvidadas.
Y atrás, en un rincón muy apreciado,
estaban los asientos con su marca,
testigos de minutos prolongados,
de besos y caricias sin palabras.
Recuerda aquellos ratos del pasado
mirando fijamente la pantalla,
sintiendo entre las manos otra mano
y un pulso acelerado que temblaba.
El cine era la excusa más perfecta,
la perla del domingo y la jornada,
el rato en que podías encontrarte
a solas, con tu novia cara a cara.
Allí se concentraban los suspiros,
susurros y las frases tan veladas,
caricias de unos dedos muy sutiles
en medio de disparos y de dramas.
Hoy todo está en silencio, y el olvido
es nota de un pasado que destaca,
quedaron esos cines enterrados
y en ellos se perdió tanta esperanza.
Los sueños se quedaron suspendidos,
también las mariposas encantadas,
la máquina del cine perdió vida
y todo quedó atrás, sin una lágrima.
"...Buscaba aquel poeta entre sus letras
la esencia tan sutil de tanta magia,
la eterna referencia de un pasado
vivido y ya olvidado, en la distancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/05/11
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