AÚN QUEDA EL CORAZÓN ENTRE LAS MANOS...


Aún queda el corazón entre las manos
y el sueño compartido tantas veces,
quizás se apaguen pronto los latidos
del pecho que se enfría con la nieve.

Un viejo corazón está fallando
repleto de remiendos y de sietes,
lo veo al contemplarlo y me sonrío,
no existen ya los labios que lo recen.

Se dicen en los libros muchas cosas
escritas por personas muy pacientes,
y hay otras que se esconden en las almas
de aquellos que proclaman ser rebeldes.

Aún late el corazón entristecido
por culpa de la lágrima inocente,
que brota de esos ojos tan hermosos
y rueda hasta los labios casi siempre.

El viejo corazón está cansado
de música, jaranas y placeres,
él tiene cicatrices bien marcadas
producto de mentiras en sus sienes.

Hay una sensación de decadencia,
se cuenta que las olas van y vienen,
que suenan en las tascas las canciones
de boca de marinos incipientes.

Aún vibra el corazón apasionado
y lo hace recordando atardeceres,
momentos que renuevan su nostalgia
haciendo que su sangre se renueve.

Parece que en los cielos hay estrellas
brillando cual luciérnagas celestes,
y entonces desde el fondo de la noche
suspiran unos ángeles silentes.

Susurran los cipreses de la plaza
llegando al corazón voces y preces,
la eterna letanía de los hombres,
surgida con la brisa y el nordeste.

"...Aún siente el corazón aquel anciano
que busca en sus bolsillos los papeles,
la carta sin membrete ni remite
llegada hasta sus manos un septiembre..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/11

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