BAJÉ HASTA EL MAR...
Bajé hasta el mar
para sentir esa caricia,
en la brisa de las olas,
y el salitre de sus algas.
Pero bajé, también,
para buscarte,
para mirar tus pies
entre la arena,
para sentir la voz
de tu garganta...
...Y allí no estabas tú,
no había nadie,
ni un verso,
ni una huella,
ni una lágrima siquiera,
y menos la figura que esperaba.
Entonces regresé,
volví a mi soledad,
y fue cuando te vi
mirando en mi ventana.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/11
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