NO QUIERO TUS REPROCHES POR MI AUSENCIA...


No quiero tus reproches por mi ausencia
y prefiero tan solo tu silencio,
las preguntas prefiero te las guardes,
pues contesto las mismas a los cielos.

La maroma que sabe mi destino
es la cuerda preciada de los vientos,
ella templa y ajusta la distancia
con su guía segura y sin recelo.

Atrás quedan las costas escarpadas,
los cantiles con faros y fareros,
sobre ellos volaban las gaviotas
y también planeaban los recuerdos.

Yo quería de niño con ser hombre,
cabalgar por el mundo de los cuentos,
navegar por los mares más lejanos
y encontrar la princesa de mis sueños.
 
Pero el tiempo, tozudo y cabezota,
trastocó mis proyectos y deseos
y crecí entre nieblas y entre brumas
olvidado de abrazos y de besos.

¡Cuánta nota sincera y de nostalgia
se perdió por caminos y senderos,
sin saber que la música querida
arrancaba una lágrima al desierto!

Una voz me decía, desde el alma,
que siguiera adelante en mi proyecto,
que luchara con sombras y molinos
y rompiera ese mundo de los miedos.

Y viví primaveras y veranos
y sentí los rigores del invierno,
aunque guardo recuerdos de un otoño
con sus notas doradas y sus flecos.

Una estela brillante y luminosa
me ofreció mil suspiros y destellos,
y también las arenas de la playa
arrancando a las olas sus jadeos.
 
Yo sufrí los susurros del destino
con su voz acuciante por mi cuerpo,
y sentí la caricia de las llamas
con el fuego sagrado del infierno.

Es por eso que pienso en el pasado,
porque el fin perseguido estaba lejos,
aunque ahora lo veo y me sonrío
con la risa templada de los tiempos.

"...No quiero tus reproches, te decía,
y si acaso que sigas a mis dedos,
ellos trazan, allí, entre las nubes,
ese nombre sagrado que venero..."

Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/11

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