HOY VENGO A TI, CUADERNO IRREVERENTE...
I
Hoy vengo a ti, cuaderno irreverente,
para escribir un poco de mi huída,
para dejar la sangre tan ardiente
escapando del alma malherida.
Y llego con el pecho tan doliente
que sufre con la carga recogida,
me siento como el loco y el demente
que buscan en el cielo su salida.
Mis letras van saliendo en un remanso
en una procesión, como un calvario.
Espero algún alivio y un descanso
escribiendo sin cesar en mi diario.
El lago del lugar recoge un ganso
que luce su linaje literario.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
MÁS TENGO QUE DECIR QUE ESTOY CANSADO...
II
Más tengo que decir que estoy cansado;
la lágrima salada se derrama
bajando por el párpado apagado,
buscando la raíz del cubrecama.
Hoy tengo que decir, todo turbado,
que espero la caricia de la cama,
el cuerpo que me ofrezca su costado
y el seno que palpite con su llama.
Y tengo que escribir de todo esto
si quiero mantenerte en mi retina.
Ya sabes que ser bueno no es honesto,
que prima la mentira tan dañina
y exige al corazón estar dispuesto
a ser el perdedor de mi ruina.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
LA PLUMA VA DEJANDO EN LA CUARTILLA...
III
La pluma va dejando en la cuartilla
el poso de mi alma enamorada,
la cita musitada en la capilla
y el roce de la mano ilusionada.
No debo de olvidar una mejilla,
los ojos de emoción y la mirada,
el pelo enmarañado en la mantilla
y el labio de la niña que me amaba.
Más tengo que volver al lado izquierdo
contando la miseria inoportuna,
el duro escalofrío del recuerdo,
el llanto balbuceante de la luna,
la pérdida total y el desacuerdo
que hicieron que perdiera mi fortuna.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
Y ENTONCES TE PERDÍ, QUERIDA MÍA...
IV
Y entonces te perdí, querida mía,
perdí tu corazón una mañana,
perdí todo tu ser en aquel día
y nada te importó, como si nada.
Entonces se tronchó tanta alegría
cerrando a cal y canto mi ventana,
dejé de recitar lo que sentía
maté a mi corazón en la desgana.
Pero algo se perdió con aquel fuego,
el beso, la caricia y la dulzura,
el verso del pasado en el talego
quedó traspapelado en su clausura.
Por eso escribo ahora, como un ruego,
y escribo para ti, con mi locura.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
NOSTALGIA.
¿Te diste cuenta de que eras el centro
de atención de todos los presentes?
...Puede que no, pero yo si te vi
en aquel sitio preferente y solitario.
Hablabas a las gentes y contabas tus secretos;
quizás las melodías rescatadas en la tarde,
quizás de aquel pastel comido no hace mucho
y la jarana, compartida, entre los niños que jugaban,
celebrando un cumpleaños.
Hablabas de tu arte y de tus cosas,
del modo en que nacían esas letras
en tu pecho,
hablabas de la flor que te inspiraba
y trasmitía vibraciones no vividas,
hablabas de la vida y de la muerte,
de las noches y los días,
de las nieblas y las sombras,
de los ríos y los mares.
Hablabas de aquel día, no hace tanto,
pasado en la campiña castellana;
hablabas de sus piedras y ciudades,
hablabas de unas manos en tus manos,
de unos ojos que leían a los tuyos,
de unos labios que temblaban
y buscaban a tus labios,
hablabas de aquel beso inenarrable,
con el acto de locura consiguiente que viviste,
hablabas de la sangre arrebolada de tus venas
que inundaba como un fuego tus entrañas,
de la música sin nombre que emanaba de tu cuerpo
y te llevaba hasta otros brazos.
Y hablabas y hablabas...
Pero eras tú, la protagonista de aquel acto,
quien tenía en ese instante la palabra,
quien reía y compartía un comentario,
quien miraba hacia lo lejos, sin ver nada,
quien buscaba entre los rostros
una cara conocida,
quien trataba de encontrar una respuesta
a la pregunta del principio.
Porque en definitiva eras tú,
la persona que allí hablaba,
la perfecta directora de esa orquesta,
la que hacías y lograbas, que aquel grupo silencioso,
te siguiera y atendiera,
que mirara tu figura y escuchara tus palabras,
que sintiera tus poemas
y con ellos que soñara con sirenas y princesas,
con las nubes y los mares,
con los bosques y los campos,
con las flores y los versos,
con las letras destiladas del cuaderno
y el perfume de lavanda, tan hermoso,
que escapaba y embriagaba.
...Pero quizás no te diste cuenta de todo esto
y hablaste sin mirar al auditorio,
sin saber que también hablabas para ti,
porque allí estabas, entre las gentes,
con tu pregunta entre los labios,
con el ansia en tus pupilas,
con el loco frenesí de los amantes:
¡porque amabas y querías, como todos!...
Rafael Sánchez Ortega ©
29/09/11
CABALGA EL CABALLERO ENTRE LA NIEBLA...
Cabalga el caballero entre la niebla
en busca de posada y de cobijo,
sus ropas desgarradas y ensuciadas
mostraban los rigores ya sufridos.
Ha sido mucho tiempo de batallas,
en guerras con cristianos y moriscos,
en plazas defendiendo sus almenas
luchando con la lluvia y el granizo.
Pero esto sucedía en el invierno
y todo lo contrario en el estío,
entonces se aguantaban los calores
buscando en la llanura al enemigo.
Han sido muchos años de destierro,
-pensaba el caballero sin castillo-,
ya casi parecía un vagabundo
volviendo hacia su aldea y su cortijo.
Los hombres se endurecen con la guerra,
se vuelven iracundos y malignos,
olvidan que la vida es otra cosa,
más cerca de la calle y de los niños.
Olvidan que el amor está a su lado,
que surge de los labios cual suspiros,
que brota con la sangre enamorada
y fuerza al corazón con sus latidos.
Por eso tantas guerras no son buenas,
embotan la razón y el equilibrio,
desatan las tormentas y galernas
del alma singular y su navío.
Entonces la tragedia inevitable
se masca con un duro escalofrío,
los nervios se apoderan de los hombres
y surgen de sus bocas muchos gritos.
...Suspira recordando el caballero,
las tierras de castilla con su trigo,
los cuerpos en sus campos enterrados
los días del pasado mortecinos.
Recuerda aquellos días y no quiere
que salgan los fantasmas de su abismo,
que queden en las tumbas las cenizas
y duerman a la sombra del olivo.
Que duerman las envidias y los odios,
que broten los jazmines y los lirios,
que nazcan las floridas amapolas
y embriaguen la razón y los sentidos.
"...Cabalga el caballero entre la niebla
en medio del sopor y el remolino,
su alma de cartón está embriagada
y el loco corazón está dormido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/09/11
DEJÉ DORMIR EL ALMA EN EL OTOÑO...
Dejé dormir el alma en el otoño
soñando con mis globos de colores,
tenía mucho sueño retenido
mezclado con promesas e ilusiones.
Tenía entre los labios los recuerdos,
de besos y caricias en la noche,
sentía su cabello entre mis manos
bajando por la piel a sus pezones.
El alma no quería más batallas,
luchaba por dormir entre las flores,
quería descansar en el silencio
dejando en el pasado los reproches.
Quería conservar en las pupilas
la dulce campanada de las doce,
aquella que arrancó tantos suspiros
del alma inmaculada de una joven.
Atrás quedaban tiempos y miserias,
momentos de migajas y favores,
segundos suplicando una caricia
y el aire del nordeste con su azote.
Quedaban enterrados para siempre
los miedos, amenazas y sanciones,
las dudas de los pasos y caminos
la eterna encrucijada en los alcores.
Quería que mi alma descansara
ajena a las galernas y estaciones,
buscando entre las sábanas del lecho
la paz de los eternos soñadores.
"...¡Los niños que buscaban a princesas,
la bella Dulcinea y Don Quijote,
los héroes de los cuentos y relatos
en forma de poemas y canciones..."
Los sueños se mezclaban con los sueños
ajenos a este mundo y sus dolores,
nacían y morían sin saberlo
pidiendo la limosna de los pobres.
Más yo me contentaba con muy poco,
el alma no quería más prisiones,
ansiaba el dulce soplo de la vida
y el beso de unos labios seductores.
"...Dejé dormir el alma en el otoño
para sentir temblar los corazones,
quería rescatar de ese silencio
tu grito del amor y en él, mi nombre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/09/11
ESTABA YO TAMBIÉN EN ESA ESQUINA...
Estaba yo también en esa esquina
pensando si cedía o si luchaba,
si daba mi limosna como todos
a cambio de tener una esperanza.
Miraba aquellas piedras sin sentido,
la sombra de mi oscura encrucijada,
el vaso tentador de aquella copa
mis labios tan sedientos lo anhelaban.
Estaba en un desierto vacilante
en medio de las dunas y sin agua,
veía aquella copa sugerente
tan fresca y rezumando tan lozana.
Entonces yo dudé, porque soy hombre;
la carne protestaba contra el alma,
los sueños del amor y las promesas
cedían a señuelos y añagazas.
La flor de la ilusión estaba viva
y ardía por mi sangre la retama,
quería confundirme con tu cuerpo
en tarde de pasión desenfrenada.
Pero algo me detuvo en ese instante,
las luces del ocasa que marchaba,
la dulce melodía de la alondra
la bella mariposa con sus alas.
Yo andaba confundido por la tierra,
sumido entre la arena de mi playa,
tenía dos caminos por delante
y en ambos yo tenía la palabra.
Tenía que marchar a mi destino
dejando las pasiones a mi espalda,
debía de frenar y atar la brida
del joven corazón que tanto amaba.
Entonces yo lloré, como los niños,
con lágrimas silentes y calladas,
lloré por mi conciencia tan estrecha
y el trozo de pastel que me dejaba.
De pronto se agitaron los rosales,
y pude ver la alondra entre las ramas,
estaba vigilando lo que hacía,
siguiendo mis pupilas y mi cara.
Y el alma que tenía con mil dudas
sintió el escalofrío y llamarada,
debía continuar con mi camino
por mucho que la tierra me llamara.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/09/11
AMASARÉ CON TRIGO Y CON CEBADA...
Amasaré con trigo y con cebada
la hogaza de la mesa dominguera
y amasarán también con sed mis labios
el beso que te lleve mi promesa.
Por una humanidad más justa y libre
daría, de mi vida, lo que fuera,
incluso el sacrificio de mis versos
y el silencio de todos mis poemas.
Pero la realidad es bien distinta
y asusta la verdad que nos rodea,
asusta el egoísmo de los hombres,
los odios, las mentiras y las guerras.
Entonces vuelvo al pan de los domingos,
al plato bendecido y a la mesa,
al caldo que de niño recibía
y al rancho sugerente de las fiestas.
Recuerdo con cariño aquella hogaza,
mis dientes masticando su corteza,
las migas rebañando los sobrantes
de alubias, de garbanzos y lentejas.
No puedo comentar las sensaciones
que entonces producía mi cabeza,
vivía en aquel mundo de familia
hurgando las entrañas de la tierra.
Un día me entregaron una azada
y un campo muy plagado de maleza,
debía, sin arado, desbrozarlo,
y a punto de plantar lo que se diera.
Sonrío cuando pienso en las patatas
sacadas con paciencia de la gleba,
tras meses de regarlas y rozarlas
a fin de que nacieran y crecieran.
Con todo, y en los meses del estío,
cavaban las azadas las cosechas,
guardando aquellos frutos en desvanes
perdidos entre hollines y azoteas.
Más dejo los recuerdos, son pasado,
de tiempos ya vividos y leyendas,
son sueños concebidos en la infancia,
proyectos que marcaron una época.
"...Amasaré con trigo y con cebada
la hogaza de mi alma, con paciencia,
y amasaré, de nuevo, sin pensarlo,
el beso con el pan que tú deseas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/09/11
COMO LAS OLAS, LA VIDA...
Como las olas, la vida,
tiene flujos y resacas,
y el compás de las mareas
deja huellas en las almas.
Las olas van por los mares
con su mantilla preciada,
unas se cubren de verde
otras acunan las barcas.
La vida viene a los hombres
y nada, ni ellos, la paran,
llega con mimos y arrullos,
pero también en sus lágrimas.
Olas que vienen y quedan
para dormir en la playa,
vida que llega y que corre
para partir con el alba.
Como las olas, la vida,
está formada por agua,
agua caída del cielo
y de pupilas mojadas.
Agua que riega los mares
pero también a las caras,
agua que besa las olas
con unos labios de plata.
Pero volviendo a la vida
veo en la misma la causa,
ese motivo que apremia,
esa pasión que reclama.
Es el amor simplemente
en nuestra sangre alterada,
es ese cuerpo soñado
de una persona descalza.
Como las olas, la vida,
día tras día se pasan,
y cuando alzamos la mano
en la distancia se marchan.
Olas que llegan de pronto,
vidas surgidas sin causa,
y en cuya frente el silencio
deja salitre y palabras.
Brisa que mueve cabellos,
vida de miel y de nata,
besos que lanzan suspiros
olas de sal y esperanza.
Pero la vida y las olas
van en el tiempo abrazadas,
siempre que el cielo suspire,
cuando el poeta descansa.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/09/11
SOÑAR...
Hoy he cerrado los ojos a la vida
y me he quedado escuchando la música
de la naturaleza.
Te puedo asegurar que con esa música
es muy fácil escribir y evadirse del mundo
y lo más importante soñar.
¡Soñar con tantas cosas!,
soñar con gentes y lugares,
con regiones muy lejanas del planeta...
Soñar con un abrazo y unos ojos,
con el beso de unos labios aceptado
que dejaron otro beso con el tuyo,
soñar con aquel sol que se perdía
mientras ambos lo mirábamos partir,
soñar con las estrellas que llegaban
con su dulce parpadeo,
soñar con una luna que en el agua
se estiraba perezosa,
soñar con un futuro sin barreras,
con una juventud indestructible,
soñar con el amor y el día a día,
soñar con el abrazo y el presente,
soñar con unos ojos que miraban a los tuyos,
soñar con esas letras que leías en la noche
y escapaban de las sombras con tu nombre,
soñar con el amor porque allí amabas
y sentías que te amaban...
¡Soñar, soñar al fin,
como los niños...!
Rafael Sánchez Ortega ©
23/09/11
PORQUE EL AMOR ES MÁS QUE UNA PALABRA...
Porque el amor es más que una palabra
y escapa de las almas con suspiros,
por eso comprendemos que los sueños
se encuentran al alcance de los niños.
Entonces es la eterna paradoja,
la de buscar al fin al ser amigo,
la de encontrar sin rejas ni prisiones
el tierno corazón del ser querido.
De pronto comprendemos que la vida
es algo que emociona y da cariño,
es ese movimiento de sucesos
que llega y nos arrulla con su mimo.
Es el amor que viene sin palabras,
el mar que zarandea los navíos,
la brisa que desata las pasiones
y el cáliz que nos sacie los sentidos.
...No sé si en estos versos temblorosos
reflejen mias palabras tantos gritos,
tantos silencios largos y nostalgias,
tantos recuerdos viejos y fallidos.
Porque el amor no sabe de fronteras,
ni tampoco de cimas y de abismos,
se encuentra más allá de nuestras almas
y va con nuestra esencia y sus latidos.
Un día lo veremos cara a cara
y entonces temblaremos como lirios,
daremos ese paso sin pensarlo
buscando en un abrazo nuestro alivio.
Aunque quizás no surjan las palabras
y todo se reduzca a ser un guiño,
la mezcla de fulgores y esperanzas
se fundan con amor en el destino.
"...Porque el amor es más que una palabra
que sale de las almas de los niños,
yo sigo persiguiendo mariposas
por campos y jardines infinitos,
y llamo a las personas por su nombre
y busco en sus pupilas ese brillo,
y escucho los susurros sin palabras
que emiten unos labios con los míos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/09/11
A VECES NUESTRAS MANOS, TAN CANSADAS...
A veces nuestras manos, ya cansadas,
se muestran temblorosas y efusivas.
Es fruto de la edad y del trabajo
y puede que también de mil caricias.
Nosotros nos fijamos en las manos,
buscamos las arrugas tan bonitas,
sentimos, sin saber, cierta nostalgia,
que borra de los labios la sonrisa.
Quizás en esas manos contempladas
esté la propia esencia de la vida,
quizás en esos dedos vacilantes
se encuentren los suspiros de la brisa.
No sé si he saludado muchas manos,
ni cuantas estrecharon a las mías,
más sé que la amistad ha estado siempre
presente entre mis dedos a la cita.
Los hombres se saludan por negocios,
por ventas que se compran y se firman;
a cambio de unos bienes materiales
se ofrecen otros bienes por su cifra.
Más hemos de buscar otros mensajes
trazados por las manos ya descritas,
en unos se refuerzan las pasiones
en otros los latidos y las prisas.
Por eso yo contemplo, en los ancianos,
sus manos con arrugas florecidas,
los dedos que han viajado por los sueños
tomando de otras manos sus espinas.
Es fácil sonreír cuando los niños
elevan a los cielos sus manitas
y dicen mil palabras con su lengua
que nadie les entiende todavía.
"...A veces nuestras manos, ya cansadas,
esperan que otras manos las reciban,
a veces nuestros labios tan sedientos
esperan la palabra tan querida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/09/11
CAPITÁN DE VELERO...
Capitán de velero
con timón y bauprés,
lleva pronto tu barca
a pescar el verdel
y a pescar la sardina
que le sigue a la vez,
y el bonito y manjúa
que se venden muy bien.
Capitán de velero
y trainera de pie,
guía pronto al marino
pues se escucha el rabel,
y ya suena, ¡ya suena!,
en el puerto y café,
y hacia él se dirigen
las mozucas a ver.
Capitán de velero
ten en cuenta el batel,
porque el viento ya arrecia
y va pronto a llover
y una niña preciosa,
con ojillos de miel,
va a esperarle a los muelles
y a besarle también.
Capitán de velero
ciñe estacha y cordel,
y atracando la barca,
sube al muelle después,
allí espera la niña,
temblorosa y muy fiel,
con sus ojos tan tiernos
que te ofrece leer.
Capitán de velero
cuida bien este pez,
esta linda mocita
no la puedes perder.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 17/09/11
HE MIRADO A LAS NUBES DEL PASADO...
He mirado a las nubes del pasado
y una bruma muy densa las tapaba,
no podía volver a los recuerdos
pues estaban cubiertos de nostalgia.
Hoy el sol ha salido nuevamente
en un día con fecha señalada,
es el día de abrazos y de besos
que recuerda otra fecha más lejana.
Un repaso me viene a la cabeza
de esas nubes quizás desordenadas,
hoy las veo de forma diferente
a los días felices en que amaba.
Eran sueños y lindas fantasías,
mariposa con alas agraciadas,
escoltando a doncellas y princesas
hasta el niño que ansioso las buscaba.
Era el alma angustiada del poeta,
con su pluma inocente y plateada,
quien pedía ese amor a toda consta
y a la vez, por el mismo suplicaba.
Y cual ola que lleva la marea,
la que acerca y aleja la resaca,
se quedaba en el mundo de los sueños
a merced de galernas y bonanzas.
Fue muy duro soñar de esa manera
y al final el amor no se encontraba,
cada rostro era un rostro diferente,
con un halo de luz en cada cara.
Hoy por eso sonrío al recordarlo,
al pensar en el niño y sus batallas,
aquel hombre con alma de poeta
despertó para siempre una mañana.
Comprendió que el pasado está pasado
y se vive el presente en la jornada,
aunque sienta nostalgia de otros tiemposw
y en las nubes se oculte la esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 16/09/11
POR UN MUNDO SIN GUERRAS NI MENTIRAS...
Por un mundo sin guerras ni mentiras
alzaría mi vaso en un instante,
brindaría sin duda a las estrellas
por la paz extendida a todas partes.
Pero el hombre y el odio van unidos
y ya son desde siempre inseparables,
por la envidia y el acto de Caín
al matar a su hermano en una tarde.
Yo quisiera ese mundo sin fronteras
donde todos vivieran y se amasen,
dondo nunca ondeasen los orgullos
por encima de honores y de mástiles.
Pero el hombre no sabe ser humilde
y el perdón es palabra inalcanzable,
y por eso conquista, con la fuerza,
imponiendo mentiras a verdades.
No sé bien a que mundo pertenezco
cuando escucho a políticos sagaces,
proclamar demagogias y promesas
sin futuro y camino para nadie.
Quizás soy esa triste marioneta,
el guiñol de teatros y ciudades,
el pasayo de rostro muy pintado
al que ríen los niños en el parque.
Sin embargo mantengo la esperanza
de que un día las guerras ya se acaben,
las mentiras se pudran en los labios
de los viles y seres miserables.
Mientras tanto la vida continúa
y también las estrellas que renacen,
y va a ellas la copa con mis versos
de nostalgia, ilusión y realidades.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 16/09/11
EN MEDIO DEL SILENCIO Y LA DISTANCIA...
En medio del silencio y la distancia
recuerdo tus pupilas vacilantes,
el roce de tus manos con mis manos
y el soplo de la brisa en una tarde.
Tenía menos años, niña mía,
buscaba tus ojitos chispeantes;
querían la caricia de tus labios
los míos esa tarde, allí, en el parque.
Las sombras de los chopos acogían
los cuerpos que querían abrazarse,
y entonces se fundían en un sueño
mirando las cigüeñas los amantes.
La eterna fantasía de los niños
llegaba cual palabra por el aire,
venía con sus globos de colores
cosidos a una estrella de bramante.
Recuerdo aquella tarde y no la olvido,
recuerdo tus suspiros y los ayes,
y puedo recordar letra tras letra,
tus ojos, tus pupilas y el mensaje.
En él tu me decías simplemente
que entonces deseabas entregarte,
haciendo con tu sueño y con mi sueño
el sueño más hermoso y realizable.
Aquel que nos llevara hasta la meta
unidos de la mano inseparables,
haciendo que vibraran nuestras almas
al son de viejos sueños y romances.
Recuerdo tu mirada prolongada
y el brillo de tus ojos de diamante,
por eso no me olvido de aquel día
y el beso con tu amor de aquella tarde.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 14/09/11
ME DETENGO Y ESCUCHO ESTE SILENCIO...
Me detengo y escucho este silencio,
el que llena las eras y los campos,
el que inunda de amor las margaritas
y el que deja la paz al camposanto.
Un silencio buscado por las almas,
las que gritan y sufren sus pecados,
las que miran ansiosas hacia el cielo,
las que buscan a Dios en el espacio.
Pero Dios está ahí, en el silencio,
en la mata, en el río y en el álamo,
y también en campinas y abertales
y en el fondo profundo de los lagos.
Es hermoso escuchar este silencio
y dejar nuestros ojos en descanso,
para ver y apreciar las maravillas
que florecen sin pausa a cada lado.
Una vez escuché, cuando era niño,
que el silencio es premisa de un abrazo,
porque allí, donde nacen los silencios,
estarán los amantes abrazados.
Y por eso yo busco en el silencio
el abrazo que venga de los campos,
el que surge de casas y de sierras
y el que deja en la gleba los arados.
También va con las nubes el silencio
y se escucha en los templos solitarios,
y en las calles y plazas silenciosas
y en el agua que cae de los tejados.
Es por eso que busco este silencio
y respeto el sonido de sus llantos,
y también la sonrisa cantarina
que me ofrece de pronto sin pensarlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 14/09/11
UN BESO NECESITO, SÓLO UN BESO
Un beso necesito, sólo un beso.
Un beso de tus labios deseados.
Un beso que me diga que tú existes.
Un beso, sólo un beso y no un regalo.
Un beso que me acerque en la distancia
y traiga tu sonrisa hasta mi lado.
Un beso sin mentiras ni promesas.
Un beso de tus labios tan lozanos.
Un beso necesito, sólo un beso.
Un beso y la caricia de tus manos.
Un beso que devuelva mis suspiros
y te diga con mi beso que te amo.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 14/09/11
CALLES LARGAS Y PROFUNDAS...
Calles largas y profundas
con oscuros soportales,
en Cervera de Pisuerga
languidecen en la tarde.
Un ambiente castellano
deja notas en la calle,
mientras suenan las camapanas
entre sombras y saudades.
Las alondras juguetonas
dan sus giros otoñales
y también las golondrinas
dan puntadas en el aire.
Una luna perezosa
por el cielo brilla y sale
y se muestra muy coqueta
en el lago reflejçandose.
Atrás quedan las campiñans,
solitarias, sin trigales,
con pantanos muy vacíos
donde pastan los rumiantes.
Por encima, en lo más alto,
unas nubes van de viaje
y debajo, las montañas,
con sus cimas vigilantes.
Este encanto está en Cervera
y el Pisuerga bien lo sabe,
y por eso van unidos
estos nombres singulares.
"...Calles largas y profundas
aliviad al caminante,
como hicieron los mayores
de Cervera, con su sangre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 12/09/11
EN ESTA TIERRA MÍA...
En esta tierra mía,
tan llena de misterios,
abundan las iglesias
cargadas de recuerdos.
Los tienes en sus piedras,
grabados con esmero,
en forma de figuras
que narran mil secretos.
Allí dejaron mucho
los monjes y canteros,
narrando sin descanso
cinceles bien dispuestos.
Por eso, con los años,
las piedras trazan sueños
y forjan poesías
pues son como los versos.
Nosotros al mirarlas
sentimos un respeto
y oímos los susurros
de siglos y del tiempo.
Las piedras desafían
las lluvias y los vientos,
las guerras y las luchas
de ricos y plebeyos.
En esta tierra mía
la vida es todo esto,
conjunto de pasiones
suspiros y deseos.
Por eso yo sonrío
y lo hago con respeto,
mandando mi sonrisa
a iglesias y conventos.
Rafael Sánchez Ortega ©
Cervera de Pisuerga, 11/09/11
LO DESESPERANTE ES QUERER DECIR...
Lo desesperante es querer decir
y no poder llevarlo hasta el cuaderno.
Querer escribir de algo y para alguien
sin acudir palabras a los dedos,
querer decir lo que desborda el alma,
tonterías que van al desaliento,
la eterna fantasía de la infancia
con la oración a Dios en el silencio.
Pero escribir es algo para alguien,
en la figura dulce que yo quiero,
en esa sensación que llega ahora
y baja con su nombre desde el cielo.
El nombre sugerente de la Lluvia
es nombre de princesa sin complejos,
a veces se confunde con el agua
que baja por el río hasta el océano.
Sin embargo me faltan esas ganas
esa ilusión y el roce de tus dedos,
en esa comunión del cuerpo y alma
mezclados en la tierra por el viento.
Y entonces me sublevo y lucho y grito
buscando mis sentidos lo que anhelo,
sabiendo que se apagan las hogueras
y saltan mil chispazos de los leños.
Entonces el vacío es absoluto
y surgen los demonios y los miedos,
te ves cual marioneta de la vida
que sale reflejada en un espejo.
Te ves tan solitario y ermitaño
que rompes las cadenas de tu asedio
y gritas y protestas hacia el alto,
dejando de luchar cuando ya has muerto.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/09/11
Suscribirse a:
Entradas (Atom)