CABALGA EL CABALLERO ENTRE LA NIEBLA...
Cabalga el caballero entre la niebla
en busca de posada y de cobijo,
sus ropas desgarradas y ensuciadas
mostraban los rigores ya sufridos.
Ha sido mucho tiempo de batallas,
en guerras con cristianos y moriscos,
en plazas defendiendo sus almenas
luchando con la lluvia y el granizo.
Pero esto sucedía en el invierno
y todo lo contrario en el estío,
entonces se aguantaban los calores
buscando en la llanura al enemigo.
Han sido muchos años de destierro,
-pensaba el caballero sin castillo-,
ya casi parecía un vagabundo
volviendo hacia su aldea y su cortijo.
Los hombres se endurecen con la guerra,
se vuelven iracundos y malignos,
olvidan que la vida es otra cosa,
más cerca de la calle y de los niños.
Olvidan que el amor está a su lado,
que surge de los labios cual suspiros,
que brota con la sangre enamorada
y fuerza al corazón con sus latidos.
Por eso tantas guerras no son buenas,
embotan la razón y el equilibrio,
desatan las tormentas y galernas
del alma singular y su navío.
Entonces la tragedia inevitable
se masca con un duro escalofrío,
los nervios se apoderan de los hombres
y surgen de sus bocas muchos gritos.
...Suspira recordando el caballero,
las tierras de castilla con su trigo,
los cuerpos en sus campos enterrados
los días del pasado mortecinos.
Recuerda aquellos días y no quiere
que salgan los fantasmas de su abismo,
que queden en las tumbas las cenizas
y duerman a la sombra del olivo.
Que duerman las envidias y los odios,
que broten los jazmines y los lirios,
que nazcan las floridas amapolas
y embriaguen la razón y los sentidos.
"...Cabalga el caballero entre la niebla
en medio del sopor y el remolino,
su alma de cartón está embriagada
y el loco corazón está dormido..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/09/11
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