AL FIN PUDE CONOCERTE...
Al fin pude conocerte
a las puertas de Granada,
eres altiva y preciosa
y a ti te llaman Alhambra.
No es extraño que la historia
te dejara muy marcada
y en un rincón apartado
un moro fiel te llorara.
Pudiste con mis reservas
para que a ti, una mañana,
buscara con paso firme
y sin prisas te admirara.
Yo suspiré como el moro,
al ver jardines y el agua
doblegados, a tu vera,
y dando paz a tu estampa.
Tienes la magia y embrujo
que el poeta te cantara
y la luz, azul celeste,
de ese cielo que te baña.
Por eso me enamoraste
sin artificios y mañas,
una mañana cualquiera
que me acerqué a tu ventana.
¡Ventana, preciosa mía,
que me mostraste Granada,
con esa perla sin rostro
a la que llaman Alhambra...!
Tengo que verte de nuevo
y contemplar tus legañas
para calmar los suspiros,
esos que nacen del alma.
Creo que me he enamorado
de tu jardín y murallas
y esos palacios tan lindos
que tantas historias guardan.
Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 09/09/15
a las puertas de Granada,
eres altiva y preciosa
y a ti te llaman Alhambra.
No es extraño que la historia
te dejara muy marcada
y en un rincón apartado
un moro fiel te llorara.
Pudiste con mis reservas
para que a ti, una mañana,
buscara con paso firme
y sin prisas te admirara.
Yo suspiré como el moro,
al ver jardines y el agua
doblegados, a tu vera,
y dando paz a tu estampa.
Tienes la magia y embrujo
que el poeta te cantara
y la luz, azul celeste,
de ese cielo que te baña.
Por eso me enamoraste
sin artificios y mañas,
una mañana cualquiera
que me acerqué a tu ventana.
¡Ventana, preciosa mía,
que me mostraste Granada,
con esa perla sin rostro
a la que llaman Alhambra...!
Tengo que verte de nuevo
y contemplar tus legañas
para calmar los suspiros,
esos que nacen del alma.
Creo que me he enamorado
de tu jardín y murallas
y esos palacios tan lindos
que tantas historias guardan.
Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 09/09/15
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