SIN DARSE CUENTA...



Sin darse cuenta
sigue sus pasos,
pasos menudos
pero ligeros,
que le conducen
al malecón.

Allí sentada
y el pelo al viento,
muy pensativa,
como frenando,
su corazón.

Tenía sueño,
quizás cansancio,
quería brisa
y aquel nordeste
reparador.

Por eso, entonces,
tiende la mano,
con sus deditos
tan agraciados
buscando al sol.

Encuentra el cielo,
también la lluvia,
la paz sincera
y un beso dulce
que recibió.

Sin darse cuenta
vuelve la vista,
mira hacia el suelo
donde en un banco
cabemos dos.

Con un suspiro,
se rompe el tiempo,
paran los días,
también las horas
del fiel reloj.

Surgen sonrisas
con tiernos besos,
es un poema
muy convincente,
revelador.

Porque en su boca
brota el encanto,
mientras los ojos
dejan caricias
que robo yo.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/09/17

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