ASUSTA...
Asusta detenerse ante el abismo
y ver, con claridad, hasta la nada,
es fácil que se acabe la jornada
y acuses el cansancio del seísmo.
Asusta la verdad y el espejismo,
el tierno girasol y la cebada,
el hombre con el alma acorazada,
y el niño que presencia el cataclismo.
Asusta, en el silencio, el rudo grito,
la voz de la galerna atronadora,
y el pecho que contiene la emoción.
Asusta contemplar, del infinito,
la nada, en el vacío, arroyadora
que ahoga, sin descanso, el corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/02/18
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