LA PINTA INCONFUNDIBLE...
La pinta inconfundible
que tiene el marinero
es algo que destaca
y siembra desconcierto,
el paso tan cansino,
la voz de pregonero
camisa azul celeste
y el brazo con su cesto,
la boina en la cabeza
cubriendo los cabellos,
el rostro muy curtido,
rasgado y tan moreno,
las manos con tatuajes
dejados por los remos,
y algunas cicatrices
por culpa del anzuelo
y así pasan los días,
los meses y el invierno,
costeras inclementes
que invitan al lamento,
pero esto es imposible,
el mar es como un eco,
que llama con sus voces
de sal y de recuerdos...
Por eso La Folía
descubre lo que cuento,
el yodo de la sangre,
salitre en los cabellos,
perfecta sintonía
del hombre, sin quererlo,
tan solo que las aguas
y el mar, hacen el resto;
resuenan las cornetas
tambores y festejos,
la Virgen ya se embarca
y sale mar adentro,
resuenan panderetas
en medio del paseo,
y luego, tras un rato
se vuelve para el puerto,
allí se desembarca
y sigue a paso lento,
llegando a la Capilla
en brazos de romeros,
se canta, al fin, la Salve,
se dice adiós sin miedo,
volviendo los marinos
al mar de los silencios...
"...¡Qué pinta inconfundible
del mar y el marinero!,
se vive en este día
en medio de los rezos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/18
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