5.608 - LA VIEJA ALDEA...



La vieja aldea

estaba como antaño

cuando marché.


Sus casas grises

de piedras centenarias

y erosionadas.


Pequeñas huertas,

pegadas a las casas,

daban sus frutos.


Peras, manzanas,

colgaban de las ramas

junto a las cercas.


Hasta la iglesia,

con torre centenaria

seguía en pie.


Por su tejado

volaban golondrinas

como hace años.


Y tú volvías,

viajero de la vida,

a por recuerdos.


Te estremecías

al ver que allí, la vida,

sigue latiendo.


Y que el poema

que tanto has añorado

está en tu tierra.


Tierra de versos,

con sangre y con sudores

de tus ancestros.


Tierra de amor

que guarda mil suspiros

inolvidables.


Rafael  Sánchez Ortega ©

19/09/23

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