TE COMPRARÉ UN VESTIDO DE COLORES
Te compraré un vestido de colores
que envidie la florida primavera,
se pararán los hombres a tu paso
y quedarán mirando tu belleza.
Más no sabrán de todos tus secretos,
ni ese jardín del alma que tú llevas,
donde conviven risas y alegrías
con los llantos, las dudas y tristezas.
Caminarán alegres tus zapatos
bajando paso a paso la alameda,
hasta encontrar la sombra de aquel tilo
con el banco paciente que te espera.
Allí darás comida a las palomas
con migas que te sacas de la cesta
y mirarás las hojas de los árboles
y pensarás, quizás, con las estrellas.
Sabes muy bien que es aún temprano,
la hora del descanso y de la siesta,
la hora de pensar, sin pensar nada,
la hora de soñar de los poetas.
Más tienes que dar vida a tus proyectos,
hacer que cristalicen las ideas,
sentir esas caricias que precisas,
libar el beso amado que te besa.
Atrás quedó ese tiempo tan ingrato,
el tiempo de preguntas sin respuestas,
el tiempo de mirar hacia los cielos
con globos de colores y cometas.
Se fueron, y marcharon para siempre,
los años de la infancia tan sincera,
dejando en las pupilas retenidas
fragmentos de la vida con sus huellas.
Por eso cuando veo tu figura
me digo que precisas nuevas prendas,
vestido de colores renovado
y el pelo recogido de tu trenza.
No sé si también sueño con tus sueños,
si dejo fantasías en mis letras,
si vibro con el alma enamorada
que viene hacia la mía y que me entregas.
"...Te compraré el vestido de colores,
tan sólo ese vestido que deseas,
y marcharemos juntos para el baile
a festejar, por fin, la primavera.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/05/10
que envidie la florida primavera,
se pararán los hombres a tu paso
y quedarán mirando tu belleza.
Más no sabrán de todos tus secretos,
ni ese jardín del alma que tú llevas,
donde conviven risas y alegrías
con los llantos, las dudas y tristezas.
Caminarán alegres tus zapatos
bajando paso a paso la alameda,
hasta encontrar la sombra de aquel tilo
con el banco paciente que te espera.
Allí darás comida a las palomas
con migas que te sacas de la cesta
y mirarás las hojas de los árboles
y pensarás, quizás, con las estrellas.
Sabes muy bien que es aún temprano,
la hora del descanso y de la siesta,
la hora de pensar, sin pensar nada,
la hora de soñar de los poetas.
Más tienes que dar vida a tus proyectos,
hacer que cristalicen las ideas,
sentir esas caricias que precisas,
libar el beso amado que te besa.
Atrás quedó ese tiempo tan ingrato,
el tiempo de preguntas sin respuestas,
el tiempo de mirar hacia los cielos
con globos de colores y cometas.
Se fueron, y marcharon para siempre,
los años de la infancia tan sincera,
dejando en las pupilas retenidas
fragmentos de la vida con sus huellas.
Por eso cuando veo tu figura
me digo que precisas nuevas prendas,
vestido de colores renovado
y el pelo recogido de tu trenza.
No sé si también sueño con tus sueños,
si dejo fantasías en mis letras,
si vibro con el alma enamorada
que viene hacia la mía y que me entregas.
"...Te compraré el vestido de colores,
tan sólo ese vestido que deseas,
y marcharemos juntos para el baile
a festejar, por fin, la primavera.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/05/10
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