UNA GOTA RESBALA EN LOS CRISTALES
Una gota resbala en los cristales,
se desliza sin prisas hacia el suelo,
va buscando la esencia de la vida
en la tierra curtida por los vientos.
Esa gota ha bajado desde el alto,
más allá de las nubes, como un beso,
y recorre sin prisa su camino
con la atenta mirada de los cielos.
A lo lejos se observan las montañas,
donde habitan los osos y los ciervos,
allí pastan tranquilos los ganados
en las faldas de montes y neveros.
Es quizás una gota simplemente,
una rosa que llega en el invierno,
una luz del rocío en la mañana,
un suspiro que lleva mil secretos.
Y la gota perdida entre retales,
su camino despacio va siguiendo,
y no sabe de prisas ni relojes
ni de horas perdidas en silencio.
Hay un aura quizás irreverente
y de pronto un relámpago y un trueno,
hay mil gotas que vienen a este baile
y una sola que sigue sonriendo.
Es la lluvia que viene con su música,
con sonidos formales e imperfectos,
ella forma ese coro de los ángeles
que nos deja en el alma mil recuerdos.
Puede ser esa eterna sinfonía
de las gotas de lluvia ya cayendo,
y arrancando el sonido a los violines
y calmando la sed a los sedientos.
Y la gota llegada en el inicio,
la que besa el cristal con embeleso,
ahora tiene otras gotas a su lado
y que sacian la noche de mis sueños.
Gota linda llegada sin pedirlo,
rosa hermosa licuada de mis versos,
yo preciso esas gotas de tu llanto,
esa rosa preciosa de tu pelo.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/10
se desliza sin prisas hacia el suelo,
va buscando la esencia de la vida
en la tierra curtida por los vientos.
Esa gota ha bajado desde el alto,
más allá de las nubes, como un beso,
y recorre sin prisa su camino
con la atenta mirada de los cielos.
A lo lejos se observan las montañas,
donde habitan los osos y los ciervos,
allí pastan tranquilos los ganados
en las faldas de montes y neveros.
Es quizás una gota simplemente,
una rosa que llega en el invierno,
una luz del rocío en la mañana,
un suspiro que lleva mil secretos.
Y la gota perdida entre retales,
su camino despacio va siguiendo,
y no sabe de prisas ni relojes
ni de horas perdidas en silencio.
Hay un aura quizás irreverente
y de pronto un relámpago y un trueno,
hay mil gotas que vienen a este baile
y una sola que sigue sonriendo.
Es la lluvia que viene con su música,
con sonidos formales e imperfectos,
ella forma ese coro de los ángeles
que nos deja en el alma mil recuerdos.
Puede ser esa eterna sinfonía
de las gotas de lluvia ya cayendo,
y arrancando el sonido a los violines
y calmando la sed a los sedientos.
Y la gota llegada en el inicio,
la que besa el cristal con embeleso,
ahora tiene otras gotas a su lado
y que sacian la noche de mis sueños.
Gota linda llegada sin pedirlo,
rosa hermosa licuada de mis versos,
yo preciso esas gotas de tu llanto,
esa rosa preciosa de tu pelo.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/10
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