HUBIERA PRECISADO DE TUS BESOS...

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Hubiera precisado de tus besos
pero encontré el vacío por respuesta,
¡estaba solo, sólo con mi llanto!,
y temblaba mirando las estrellas.

No sé lo que pasó, pues fue un instante,
una brisa fugaz llegó ligera,
sentí su abrazo dulce y caluroso
y me olvidé de pronto de las penas.

Mis párpados pesados se cerraron,
las lágrimas cesaron su carrera,
y entonces me cubrió un profundo sueño
parándose la sangre de las venas.

Yo no quería más, estaba ausente,
dormía como duermen los poetas,
mecido entre los brazos de la brisa,
siguiendo los luceros y cometas.

Porque la vida es siempre tan sencilla
que hasta vivir así, sin más aterra;
no existen paraísos de colores
tampoco los dragones y sirenas.

Existe solamente lo que miras,
aquello a lo que acudes y se acerca,
el polvo que se esfuma en el camino,
la marca ya gastada de las huellas.

Por eso precisaba de tus besos,
también de la sonrisa tan sincera,
la misma que me diste tantas veces
con gracia angelical y tan atenta.

Pero allí estaba, solo en aquel lecho,
luchando con la bruma y las tinieblas,
tratando de quitar las telarañas
que hicieran más segura mi existencia.

Entonces mi oración subió a lo alto,
brotaron de los labios, tan sinceras,
palabras que nacían en los versos
que a poco, componían un poema.

Me estremecí al saber porqué te amaba
sentí a mi corazón latir con fuerza,
quería junto a mi, tu cuerpo amado,
la mano y la caricia siempre eterna.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/10

¿POR QUÉ LLORAR...?

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¿Por qué llorar por algo que no tienes?,
¿Por qué reír si marchas malherido?,
¿No ves que está ya el tren en los andenes
y partirá con rumbo indefinido?

...Preguntas que no llegan a las sienes...
El corazón, sangrante y dolorido,
no busca paraísos ni belenes
en esta Navidad que ya se ha ido.

Él busca sólo el rayo de esperanza,
la paz bajo el azul, del cielo claro,
y el lecho en que dormir pausadamente.

Se busca el pecho amado sin fianza,
la mano que le roce sin reparo,
y el beso que le llegue irreverente.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/10

TENGO MIEDO A QUERERTE DEMASIADO..

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Tengo miedo a quererte demasiado
a sentir que me falta tu presencia,
a buscar ese cuerpo tan amado
y en el mismo saciarme con su esencia.

Tengo miedo al latir de tu pecado
y a pecar junto a ti con mi conciencia,
pero quiero tomar tu cuerpo ansiado
recorriendo tus senos con paciencia.

Tengo miedo a dormir entre tus brazos,
despertar de este sueño sudoroso
para ver que me abraza la almohada.

Pero quiero ese miedo y esos lazos,
el temblor de mis dedos presurosos
cuando llegan a ti, mi dueña amada.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/10

EL MAR DE LOS MOMENTOS SINGULARES...

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El mar de los momentos singulares,
el dulce torbellino de los miedos,
la música y la paz de los juglares
la esencia tan sutil de los viñedos.

...¡Había tantas cosas peculiares!...
el roce de la sal por esos dedos,
la dulce algarabía de los mares,
el rezo de la salve y de los credos.

"Acércate poeta con tu pluma,
y lleva a tu cuaderno este suspiro,
que quiere descansar en blando lecho.

No temas este amor, sólo es la bruma,
el tibio corazón con que respiro,
el dulce escalofrío de mi pecho".

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/10

ACÉRCATE SIN MIEDO HASTA MI LADO...

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"Acércate sin miedo hasta mi lado,
-honrado pescador de la ribera-,
no temas que te roce tu costado,
tan sólo es el salitre y la sal muera.

No temas a la muerte ni al pecado
y deja que la mar a ti te quiera;
las olas besarán el rostro amado,
la cara tan curtida y tan sincera".

El rostro del poeta irreverente
sintió un escalofrío en su mirada,
temblando de pasión en un momento.

Sabía que la amaba locamente,
-amante singular, la mar salada-,
el mar de la lujuria y el tormento.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/10

VOLVERÉ A REVISAR EL CUADERNO...

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Volveré a revisar el cuaderno,
miraré los poemas que faltan
para ver si entre ellas se encuentra
la que el alma me dice y reclama.

Pueden ser los susurros y besos
que nos dimos un día, en el alba,
o quizás el abrazo furtivo
que robé de tu cuerpo en la playa.

Es posible que busque tus ojos,
la pupila paciente y dorada,
que me trajo el mensaje impaciente
que tu pecho nervioso mandaba.

Todo eso lo puse en mis versos
en las noches precisas y claras,
cuando andaba buscando en el bosque
el camino que lleva a las Hadas.

Pero tú te metiste en mis letras,
Poesía de amor, sin palabras,
y los versos sencillos y claros
me robaste y sacastes del alma.

Volveré a revisar el cuaderno
para ver si te encuentro, sin falta,
para ir a tu lado deprisa
con mi verso, la rima y el arpa.

Yo sé bien que te muestras esquiva,
que apareces de noche y te marchas,
como estrella fugaz que recorre,
por el cielo, su estela tan blanca.

Sin embargo te busco y te busco
y repaso las mil y una páginas,
en el lindo cuaderno que un día,
escribí para ti con mi magia.

Es posible que tú no me creas,
más los versos nacieron en calma
deseando llegar a tus ojos
con mi voz y también mis palabras.

Yo quería decirte te quiero
y quería decir que te amaba,
con los versos que iba tejiendo
del poema de letras rasgadas.

"...Volveré a revisar el cuaderno,
para ver el rescoldo y la llama,
de aquel fuego sutil y envolvente
que quemó mi garganta y la ahogaba..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/10

LA NOCHE DEL INVIERNO SE OSCURECE...

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"Me marcho a otro lugar, voy al destierro,
por culpa de un amor,maldito infierno."
R.S.



La noche del invierno se oscurece
y deja telarañas en el alma,
existe soledad y un gran silencio,
parece que se duermen las palabras.

Contemplo aquel muchacho paseante,
quizás un soñador tras su muchacha,
la bella princesita de los cuentos,
la dulce Cenicienta enamorada.

Le veo como mira a las estrellas
y busca entre la luna plateada,
le veo como escucha en el silencio
el eco que sus sueños le reclaman.

Más luego le contemplo cabizbajo
con pasos que le llevan hacia casa,
al mundo reservado de su vida
al lecho que le espera y que le aguarda.

Existe soledad en ese lecho
y en él ese vacío sin palabras,
la amarga soledad de aquel abrazo
la eterna sinfonía de la nada.

Yo siento que su alma se estremece,
que brotan de sus ojos muchas lágrimas,
que habla entrecortado y con gemidos
pidiendo las caricias que le faltan.

Más todo se congela en aquel cuadro
la aguja del reloj está parada,
no late el corazón, está dormido,
ni lanza su sonido la campana.

De pronto la negrura tan profunda
un rayo la transforma con el alba,
y entonces un suspiro a nuestro hombre
le llega hasta sus labios sin tardanza.

Existe una razón de seguir vivo,
salir de la penumbra en que se halla,
buscar las margaritas por el campo,
la nieve en las montañas tan nevadas.

Existe una persona que le espera
allí, en aquel banco de la plaza,
un niño con la cara sonriente,
el hombre con el alma enamorada.

El niño es el poeta ilusionado,
el hombre es el amante que fracasa,
los dos se complementa y se unen
por medio de la pluma y la palabra.

"...La noche del invierno se oscurece,
parece que la ciegan telarañas,
existe soledad y un gran silencio,
y sólo el corazón es el que avanza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/10

BUSCABAS EL ABRAZO DE LA BRISA...

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Buscabas el abrazo de la brisa
y te alcanzó de lleno la tormenta,
el alma precisaba de ternura
caricias que evitaran la galerna.

Pero tu voz, quizás desesperada,
buscaba compañía en las tinieblas,
el dulce escalofrío de las arpas,
la música que llegue y que te duerma.

Pero marchó de pronto de tu lado
y se apagó la noche sin estrellas,
tú no entendiste bien lo que pasaba
y se quedó contigo la tristeza.

Buscabas el abrazo tan ansiado,
querías esa mano tan sincera,
el labio que acercara su latido
al tuyo tembloroso y sin reservas.

Mas tu voz regresaba con el eco
ausente del abrazo y la presencia,
temblabas como tiemblan los amantes
con miedo y con pasión ante tu entrega.

Porque el miedo nacido en las entrañas
rompía con sus olas la escollera,
luchaba entre dos mundos paralelos
allí donde no habitan las sirenas.

¿Cómo decirte amor, que fui testigo,
que presencié esa lucha sin reservas,
y que lloré con lágrimas amargas,
pidiendo que la paz a ti volviera?

Hubiera deseado ser nordeste,
la brisa de ese viento que deseas,
los dedos que rozaran tus cabellos
el beso que tus labios recorrieran.

...Pero tembló mi corazón, de miedo,
y se quedó mirando la ribera,
envuelto entre las dudas y la bruma,
luchando con preguntas sin respuesta.

"...Buscabas el abrazo de la brisa
el soplo y la caricia verdadera
el alma que dijera que te amara
el puerto tan ansiado que tu anhelas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/10

ES CIERTO QUE MI MUNDO ES EL SILENCIO...

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Es cierto que mi mundo es el silencio
y que en él tengo diálogos y charlas,
allí estoy con la brisa y el nordeste
recibiendo el mensaje de las aguas.

Pero hablé del silencio en otros versos
y ahora es el silencio quien me habla,
quien me deja suspiros misteriosos,
y mensajes de pájaros y plantas.

Son las piedras labradas de la iglesia
las que cuentan de fieles y desgranan,
esas misas por ellos ofrecidas
y los rezos devotos por sus almas.

Es el canto del mar junto a las olas
cuando llega indolente hasta la playa,
y se estira con sueño merecido
por la arena caliente y tan dorada.

También siento el silencio de los muertos,
el mensaje que emite sin palabras,
esa voz que se escapa de las tumbas
y protesta de estar encadenada.

Hay silencio en los montes tan cercanos
y una luz de la nieve en las montañas,
quizás es el reflejo de los dioses
escribiendo sus páginas sagradas.

Y hasta el río que baja en el deshielo,
el que ruge y se estrella en las gargantas,
hace suyo también este silencio
y al final sus protestas se las calla.

Hay quietud en las calles y en la noche,
la ribera con niebla está descalza,
y se duermen temprano las gaviotas
bajo el tibio reclamo de sus alas.

Pero hay un silencio que es mi mundo,
y mi mundo no sabe de distancias,
es el simple silencio de la vida
quien me cuenta las cosas más preciadas.

Es la vida que lleva en el silencio,
sentimientos, victorias y desgracias,
es el crudo reflejo del momento
quien me habla y comenta lo que pasa.

Mi silencio está vivo todavía,
y a su lado navego con mi barca,
para ir a los mares del silencio
a dormir en los brazos que me aguardan.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/10

CONTÉ HASTA DIEZ...

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Conté hasta diez
y el tiempo se detuvo,
una tras otra las horas transcurrieron,
y allí me vi,
sentado en aquel banco de la costa,
con mi bastón,
mirando al horizonte.

La roca firme me hablaba y susurraba,
contaba los secretos guardados
con el tiempo,
las risas de los niños jugando
por el parque,
los besos y caricias robados al ocaso,
la sangre acelerada,
el último suspiro al sol
que se marchaba,
el vuelo por la costa, fugaz,
de la gaviota,
la barca que volvía
del mar verdeazulado,
las mozas en el puerto,
nerviosas y rezando...

...Y yo seguí mirando al horizonte,
a esa conjunción que se escapaba,
a esa sensación de los delirios
que llegaban a la mente.

Y así te vi, de nuevo, como siempre,
con el vestido verde realzando
tu figura,
y tus cabellos blancos tan revueltos
por la brisa del nordeste.

Llegabas con tus labios sonrientes,
traías el salitre por tus poros,
venías de ese mundo misterioso
donde todo se confunde;
tu pecho musitaba una plegaria,
una oración silente y progresiva,
un canto a Dios, al hombre
y a la vida.

Buscabas ese puerto tan ansiado,
la playa y las arenas tan doradas
que tu cuerpo reclamaba.

¡Tenían tanto sueño tus pestañas...!

Más yo seguía ausente, mientras tanto.
Ausente a tu llegada,
buscando entre los pliegues
de ese océano sin nombre a tu figura,
a ese canto de mis sueños,
a esa brisa que me besa en la mañana,
a ese lecho de corales y sirenas
de los cuentos,
con su luz y fantasía.

Seguía allí, mirando el horizonte,
sin darme cuenta
que ya estabas a mi lado,
que dormías en tu lecho dulcemente,
que una música sin nombre
te aneaba entre sus brazos,
entre valses y suspiros
de las olas y resaca.

Conté hasta diez, de pronto, nuevamente.
Bajó el telón dormido de la vida
y comenzó la misma con su ritmo.

La costa embravecida
por el choque de las olas,
los gritos y blasfemias
del marino con su barca,
las riñas de los jóvenes amantes
en el parque,
el paso del mendigo
persiguiendo una limosna,
los ojos de aquel niño
precisando una caricia...

Y allí me vi, viviendo todo aquello,
sintiendo los reproches de la vida;
sintiendo como sienten los poetas,
y haciendo de mis lágrimas
la tinta de la pluma
que lleve hasta el cuaderno todo esto.

"...Conté hata diez y el tiempo se detuvo
en estos versos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/12/10

POR EL PATIO DE MI CASA...

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Por el patio de mi casa
ha cruzado una persona,
lleva flores en el pelo
y en sus manos una rosa.

Es sin duda mi vecina,
que regresa de la compra,
con su cesta bajo el brazo
y su cara seductora.

Cuando pasa yo la miro
y contemplo bien su forma,
con sus pasos elegantes
y esos senos que provocan.

No hay deseos de lascivia,
ni miradas lujuriosas,
sólo miro a mi vecina
y tras ella va su sombra.

Un vestido de lunares,
es la prenda de su ropa,
y sandalias de gitana
a sus pies que los adornan.

Por el patio de mi casa
ha cruzado una paloma,
lleva flores en el pico
y en sus alas van mis notas.

Van los lirios y claveles
del jardin donde se forman,
las alegres madreselvas,
alelíes y amapolas.

Van también tantos susurros,
recogidos de las olas,
con el lazo de bramante
de sirenas y de conchas.

Pero van mis sentimientos,
los latidos de mis horas,
los suspiros de mi alma
y los besos de mi boca.

Van a ti, paloma mía,
van contigo en mi derrota,
a tu vida y tu destino
en mi barca que está loca.

Por el patio de mi casa
ha cruzado ya una gota,
es la gota de unos ojos
que te miran y que lloran.

Es preludio de la lluvia,
que a tu cara cae y moja,
y que baja a tu vestido
por el pecho a la baldosa.

Es un llanto diferente,
un latido, como joyas,
son las perlas de tu seno
que se escapan jubilosas.

Y esta lluvia tan distinta,
que a tu pelo lo alborota,
besa y besa ya tu cara
y tus labios de Pandora.

Y te cubre con sus besos
te acaricia y te da forma,
y te abraza con su llanto,
de mis ojos que te adoran.

"...Por el patio de mi casa
ha cruzado una pastora,
lleva flores en el pelo
y en sus manos va mi rosa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/10

SER O NO SER...

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Ser o no ser, la eterna paradoja,
la duda que se cruza en el camino,
la línea que atenaza la congoja
del libro donde está nuestro destino.

Más puede ser el vuelo de la hoja,
el beso de los labios, clandestino,
la flor tan incipiente y pelirroja
surgiendo de la copa como el vino.

Pero además del ser algo prefiero,
"la vida como eterna maravilla
y al hombre de la sombra con su acento".

Porque querer y ser, es lo que quiero,
"el beso de mi labio en tu mejilla,
diciéndote mi amor, lo que yo siento.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/10

HAGO ARQUEO.

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Hago arqueo del pasado en esta noche,
y me pregunto por la vida y mis proyectos,
por aquellos manantiales
de ilusión en el futuro
que anegaron mis sentidos,
por la imagen y la forma
que mis sueños modelaron desde niño,
por aquella catarata, desbordada,
de pasión y de lirismo
que escapaba de mi alma.

¿Dónde ha ido todo aquello?,
¿dónde está la fantasía que me falta?

...Ahora es tarde y hago arqueo.
Voy contando los minutos transcurridos,
los segundos de esa espera interminable,
los instantes, sin medida, sin espacio,
en que fui tras tu figura,
persiguiendo una sombra deslizante
sobre el suelo de las calles.

Y te veo, como entonces,
con tu cara tan bonita,
la mirada distraída y buscando
el horizonte,
con el bolso entre las manos,
con los labios esperando
ese beso que no llega,
con el nombre y el suspiro
que se escapa de tu pecho.

Hago arqueo de ese tiempo que se escapa,
que se marcha de mi lado en el otoño,
que se queda para siempre,
archivado y controlado con un lazo
en el pasado.

Si yo fuera como antaño
miraría sin dudar hacia adelante,
buscaría el horizonte con las velas,
de las naves y marinos
que se enfrentan a las olas,
buscaría entre los mares
el reflejo tan sublime de la luna
y ese baile de sus aguas
despidiendo mil destellos,
buscaría a las sirenas, que no existen,
para oír su melodía,
los susurros misteriosos
de las olas y las algas,
buscaría a la gaviota,
que se mece con el viento,
más abajo de las nubes,
por el aire, en el silencio.

Hago arqueo, que no acaba,
del pasado de mi vida,
de los besos que me han dado,
de los otros que he robado,
de los cientos de sonrisas recibidas,
de las otras que salieron de mis labios,
de las lágrimas traidoras que manaron de mis ojos
y que fueron restañadas,
de esas otras que yo he visto
y he secado con premura,
de las manos que a mi mano
se prendieron y las dieron el calor
y la templanza,
de las mías en las otras que enjugaron
su tristeza, animando y dando vida.

...Hago arqueo a las respuestas
y me digo que aquí está,
en este saldo,
todo aquello tan querido del pasado
y que vive en el presente,
que la dulce fantasía está latente,
como un eco, en cada letra,
en los versos y poemas de la vida
y de mi vida,
en los sueños y quimeras del presente,
en la oscura letanía del futuro que se acerca,
con las brumas y las nieblas,
con las luces y las sombras,
con mi vida del presente y el futuro,
...¡con mis sueños!.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/10

QUIERO BUSCARTE AMOR, DÍA TRAS DÍA.

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Quiero buscarte amor, día tras día,
y grito sin cesar, solo tu nombre,
preciso que me des tu compañía
sin frases ampulosas de renombre.

Yo quiero tu presencia y alegría,
sentir de ti la brisa hacia este hombre,
el rítmo cadencioso, algarabía,
el beso de tus labios, cual pronombre.

Quiero buscarte amor, tú bien lo sabes,
beber en tu pasión y tu pecado,
sentir tu corazón y su latido.

Yo vuelo tras de ti, como las aves,
sangrando el mantial de mi costado,
el rudo corazón, hoy malherido.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/10

SONRÍE CORAZÓN...

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Sonríe corazón,
contén tu llanto,
hay nubes de alcanfor
de color blanco.

Detén tu caminar,
late despacio,
sin prisa vivirás,
estás a salvo.

No temas la pasión,
tú no hagas caso,
existe la razón
y el beso casto.

Hay seres sin piedad,
eso es humano,
hay otros que te dan
rosas y cardos.

Sonríe corazón,
es algo sano,
aguanta tu dolor,
voy a tu lado.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/10

DE NUEVO LOS MENSAJES TAN ETERNOS

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De nuevo los mensajes tan eternos
se mandan en la Noche engalanada,
resuenan los abrazos muy fraternos,
los besos y la paz inmaculada.

Las letras salen pronto a los cuadernos
y forman esa magia tan dorada,
la mezcla de la nieve y los inviernos,
Belén, bajo la estrella, acurrucada.

Un Niño nace hoy en esta noche,
y viene con la paz limpia y sincera,
y a ser el Salvador de nuestras vidas.

El cielo está adornado con su broche,
tenemos al Amor a nuestra vera,
que cura el corazón y las heridas.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/10

NO PERMITAS QUE EL SILENCIO...

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No permitas que el silencio
se marchite en la distancia,
ni que callen hoy sus voces
por amores ni amenazas.

El silencio es fiel testigo
y es actor de lo que pasa,
es guardián y compañero
sin pedirte su alianza.

Es el fuego que consume
las pasiones en las llamas,
es el cáliz que se bebe
y que quema la garganta.

No permitas que el silencio
quede mudo en tu mirada,
ni que pierda su silueta
el reflejo y la esperanza.

El silencio es el gemido
y el latido de las almas,
es la brisa que te llega
y el nordeste que te alcanza.

Es el agua de los ríos
y la nieve en las montañas,
es el grito de los hombres
con un eco sin palabras.

No permitas que el silencio
sea reo en tu batalla,
ni que imiten mal su nombre
otras voces descaradas.

El silencio es el embrujo
y la cadencia de ese arpa,
es la sangre que se altera
por las venas con su lava.

Es el beso que se pide
a los labios que se aman,
y es la mano recorriendo
suavemente por tu cara.

No permitas que el silencio
rompa y rasgue lo que guardas,
ni que seas marioneta
de unas olas embravadas.

El silencio son las olas
y la arena de la playa,
es rumor de las mareas
con sirenas encantadas.

Es la voz que a ti te pide,
quien suplica y que reclama,
de que vivas tu silencio
para amar sin pedir nada.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/12/10

QUIERES QUE TE HABLE DE SAN VICENTE...

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Quieres que hable de San Vicente,
de su Folía y el cielo azul,
de sus marinos y su ribera
y del castillo de Santa Cruz.

Pero no hay prisa, querida amiga,
toma mi mano con prontitud,
vamos despacio, pasito a paso,
hasta los muelles en un albur.

Allí hay manjúa, en los viveros,
para la pesca del fiel atún,
también hay redes que son cosidas
por las rederas, en su amplitud.

Pero tú quieres que yo te hable
del San Vicente de aquel baúl,
ese que llevas en tu recuerdo
con la Barquera y su Jesús.

Porque aquel Niño, junto a su madre,
llenó tus ojos, llorando tú,
vistes el fondo de su mensaje
vistes la entrega y su gratitud.

Allá a lo lejos está la Maza,
y el largo puente del aguazul,
treinta y dos ojos, dicen tenía,
ahora ya es menos, su longitud.

La Iglesia en alto, firme y serena,
muestra la herida del viento sur,
muestra las rocas que están heridas,
con su silencio y en su quietud.

Adentro reza, bajo sus arcos,
el viejo anciano del abedul,
él con su boina reza que reza,
bajo los rayos del contraluz.

Unas marismas afuera esperan,
unas gaviotas piden virtud,
los marineros cantan romances,
suenan guitarras hay patatús.

Unas gargantas dejan canciones,
sus bajos y altos, hacen runrún,
pero se aclaran las rudas voces
con un sorbito del fiel vermut.

Esta es mi tierra y esta es mi gente,
el San Vicente de cielo azul,
con su Folía y con su Barquera,
con tantas cosas que hay en común.

No puedo hablarte de San Vicente,
tienes que verlo, sentirlo tú,
tienes que amarlo, quererlo mucho,
con su nordeste y su viento sur.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/10

LLEGA LA NOCHE

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Son apenas las seis de la tarde
y ya es de noche.
En realidad me gustaría cerrar los ojos
y sumergirme en un sueño profundo.
Un sueño donde ese abrazo tan deseado
fuera la fuerza vital para seguir viviendo,
para sentir en él ese latido de la vida
que me llama y que me grita
que hay que seguir adelante,
que el mundo no se para por las guerras
ni las lágrimas,
ni porque un niño pierda a sus padres,
ni porque un ricon coma lujuriosamente
en un restaurante de lujo.

Pero a pesar de todo necesito ese abrazo,
necesito ese soplo que roce mis mejillas,
necesito el calor de esos dedos
que se deslicen por mi alma
para que lustren esa superficie reprimida
de mis lágrimas,
tanto tiempo contenidas,
esos suspiros que en el pecho yacen escondidos,
y con miedo a que otras personas
los descubran.

Necesito ese abrazo limpio y sincero
que no busque más que al niño
que se oculta entre los pliegues de un ropaje
que no es suyo,
esa cara asustadiza que contempla lo que pasa
por la vida y no la entiende,
esa mano que se aferre sin dudarlo, con mi mano,
y me diga que no es eso,
que el vacío no es la meta ni el final
de tanto tiempo ya vivido,
que aún existen muchas cosas importantes
que me esperan
y me animan a vivirlas.
Que aún exixte un largo invierno, por delante,
con sus nieves,
unos hombres y mujeres con sus lápices a punto
y sus letras en el alma
y que debo estar atento a lo que dicen,
a sus gestos,
a sus risas,
a sus voces temblorosas,
a sus miedos y temores
que desgranan lentamente en el cuaderno.

Tengo sueño y tengo miedo de mi mismo.
Es la eterna realidad que me acompaña
desde años,
es la búsqueda incesante de mi norte
que se escapa entre los dedos,
de esa estrella misteriosa
que en la noche brilla fuerte
y se desliza en un segundo,
sin que pueda retenerla,
ni mis dedos alcanzarla.

Sin embargo necesito tu latido
y el rumor de tu llegada,
necesito ese salitre misterioso
que me viene de tus labios,
necesito ese beso que me mandas,
ese dulce escalofrío que me hiela las entrañas
y me dice que allí estás,
entre la arena de la playa,
en el manto misterioso de color verdeazulado,
con tus rizos tan dorados,
con tu cuerpo sinuoso de sirena,
con los senos que palpitan y me llaman,
con tus labios que musitan ese nombre
que es mi nombre...

Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/10

EXTRAÑABA SUS PASOS EN LA TARDE...

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Extrañaba sus pasos en la tarde
y también el candor de su mirada,
sabía que faltaba su presencia
y sin ella la tarde le sobraba.

Buscaba desde tiempo una respuesta,
que el pecho no sabía contestarla,
gritaba fuertemente, acelerado,
al ver esa figura tan preciada.

Más hoy que precisaba de sus pasos,
los mismos por las ramblas no bajaban,
tampoco correteaban las ardillas,
coquetas, por las ramas de las hayas.

La tarde se vestía de colores
uniendo su color a la nostalgia,
quizás para añadir la fantasía
al sol que se ocultaba en lontananza.

Un niño perseguía las palomas
y ellas con su vuelo lo evitaban,
un joven en un banco con su chica
hablaba con sus dedos y mirada.

Existe la ilusión de los amantes,
igual que los suspiros de las arpas,
existen caracolas en los cielos
y estrellas por los mares y las playas.

Sabía que esperaba un imposible,
que todo conducía hasta la nada,
los sueños de los hombres son ligeros
que esperan ese manto de esperanza.

Esperan esa chispa de rocío,
la misma que renace con el alba,
que vibra, que revive y que palpita
del pecho hasta los labios que la aguardan.

Sabía que quería aquellos pasos
y también la figura tan amada,
sentía los suspiros y el deseo,
la lava por su sangre sin palabras.

...Pero tembló de frío y no de miedo,
la eterna soledad lo acompañaba,
estaba con sus sueños simplemente,
amando a quien quizás nunca lo amara...

Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/10

PARA ESCRIBIR AMOR, UN SOLO VERSO...

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Para escribir, Amor, un solo verso
necesito la luz de tu mirada
y también ese cáliz tan diverso,
de tu alma de niña enamorada.

Necesito ese beso tan perverso,
y la sangre latiendo acelerada,
que me lleve al confín del universo
a encontrar la caricia tan ansiada.

Pero escribir, Amor, es más que eso,
es superar tormentas y vacíos
que llegan a mi pecho con tu marca.

Es encontrar allí, el dulce beso,
las letras de tus labios tan impíos,
y ser al fin, el dueño de tu barca.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/12/10

QUERÍA CONQUISTAR EL UNIVERSO...

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Quería conquistar el universo
con amor, con su letra y su palabra,
y se encontraba ahora detenido
una tarde de otoño en la montaña.

Estaba muy cansado de la vida,
andando por los campos y calzadas,
sin tiempo de cubrirse de la lluvia,
mojado por las penas y las lágrimas.

Soñaba con que un día no lejano
sus pasos hasta ella le llevaran,
al mar de los suspiros y corales,
al manto verdinegro de sus aguas.

Ansiaba caminar por esa arena,
tan fina, tan ardiente y tan dorada,
sentir la suave brisa del nordeste,
el roce del salitre por su cara.

Por eso contemplaba ensimismado
los años transcurridos de su marcha,
los sueños de su fértil fantasía,
la marcha hacia el desierto de su alma.

Buscó por mucho tiempo la quimera,
la eterna filigrana tan ansiada,
la voz que le contara sus secretos,
la letra con el eco en la distancia.

Más caminó por sitios muy diversos,
llamando por las puertas y ventanas,
buscando entre las sombras la silueta,
la huella tan querida y tan ansiada.

Y no lo consiguió, todo fue en vano,
silencio y soledad, tan sólo hallaba,
los años le pasaron lentamente,
su pelo se cubrió de dulces canas.

El hombre soñador, aquel poeta,
dejaba que su pluma descansara,
estaba con los ojos muy cansados,
mirando sin mirar hacia la nada.

Estaba en el final del largo viaje;
el invierno sin prisas se acercaba,
venía con los cielos de tormentas,
para romper sus sueños y esperanzas.

Tenía que correr, gritar muy alto,
la vida no se escribe ni se acaba,
debía de marchar a su destino
tras su sangre latiendo acelerada.

Sentía la hemorragia de su vida,
sabía de la herida que llevaba,
tenía que llegar hasta su lado,
para besar al mar, junto a la playa.

Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/10

¡VIVIR, VIVIR, VIVIR...!

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¡Vivir, vivir, vivir!,
vivir cada momento en una nube,
vivir cada segundo de la vida,
vivir por siempre en ese sueño
sin un norte,
sin medidas, ni distancias...

Porque vivir así es tocar la gloria
es alcanzar el paraíso tan lejano
con los dioses del Olimpo,
el horizonte en que se junta el cielo
con la tierra,
el campo aquel donde los niños juegan
a ser hombres
y donde los hombres juegan a ser niños.

En esa mezcla de la vida y sueño
se junta el huracán y la tormenta
con la pasión eterna y renovada,
se junta con la brisa y el nordeste
que despeina las ramas de los árboles,
se junta con los leños en la hoguera
y el calor que renace de sus llamas,
se junta con la sangre de los justos
para llevar amor hasta otros labios,
se junta con tus ojos y los míos
que miran en la noche las estrellas.

¡Vivir, vivir!,
vivir sin pausa ni descanso!,
vivir junto a los bancos en los parques,
vivir entre las ramas de los pinos,
vivir en ese bosque inmenso
donde los robles, las encinas y las hayas
se estiran indolentes,
se aman y desaman,
se besan con el viento
y susurran levemente,
se mecen y se agitan al soplo de ese aire,
que con dedos invisibles recorre sus figuras.

Porque vivir así es aspirar la vida,
es alterar el orden de los sueños,
es conseguir beber el vino de ese
néctar puro y casto
que nos llega con la sangre, renovada,
de los ríos que ahora llegan,
derretidos de la nieve en las montañas.

...Y tras el vivir soñar, (o viceversa),
en esa confusión de los sentidos,
en esa laxitud de las mareas
con subidas y bajadas tan constantes,
en el sístole y el diástole
del mar que las procrea,
que las mima, que las mece,
que las riza con el peine del nordeste,
que las hace cantarinas y coquetas
con el pelo blanquecino que se estira
caprichoso hacia la arena,
en un acto sugerente y de lujuria,
por el lecho de la playa.

...Para vivir así no basta con ser niño,
ni tampoco con estar enamorado,
se debe y se precisa estar "viviendo",
sentir esos "latidos" de la vida,
sentir esa llamada tan constante,
sentir la poesía en su pureza
y su tragedia,
sentir como los hombres nacen libres
y buscan cada día ese algo
de su alma que está lejos,
que se esconde, que les huye,
que se oculta entre las nubes
y que juega con sus sueños.

¡Vivir, vivir, vivir!,
vivir cada momento en esa nube,
vivir cada segundo de la vida
vivir para sentir como renacen
las cenizas de las almas
y surgen margaritas en el pecho.

¡Vivir para sentir, para apreciar y
para amar la poesía!.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/10

EL AMOR NO ES UN JUEGO DE PALABRAS...

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COM
El amor no es un juego de palabras,
es decir simplemente lo que sientas,
escribir sobre amor es algo fácil,
pero debes hacerlo con tus letras.

Esas letras nacidas en el alma
y que van a tus labios y tu lengua,
las musitas, quizás, en un susurro,
al oído impaciente y sin reservas.

Hay un muro que salvan las distancias,
es el muro de nubes que se alejan,
y que van más allá, por el espacio,
para ir a dormir con las estrellas.

Las palabras no juegan con la vida,
ni el amor en las mismas se recrea,
hay amor en palabras y silencios
y también en los versos y poemas.

Pero existe el amor en la mirada,
y el amor no es un algo que se venda,
ni tampoco son cromos de los niños,
ni el juguete de cambio y de pelea.

El amor es aquello que palpita,
lo nacido en el pecho y que lo altera,
puede ser la sonrisa de unos versos
y también unas letras que te dejan.

El amor no se mide por palabras
ni por letras cargadas de riqueza,
hay amor en los labios de los niños,
y en la madre, del seno que desea.

El amor no es la suma de unas rimas
ni poemas que nadie los entienda,
es hablar simplemente con palabras,
con el alma sencilla y tan sincera.

Porque amor es dolor y sufrimiento,
es sentir esa daga que atraviesa,
esa flecha que llega envenenada
de ese ser que tu amas y veneras.

"...El amor no es un juego de palabras,
es buscar simplemente la respuesta,
escuchar de otros labios sus palabras
y vivir ese sueño que tu anhelas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/12/10

¡ATALAYA, ATALAYERO...!

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"¡Atalaya, atalayero!",
saludaba en su pasar,
la bella moza de Boria
que marchaba a Santillán.

En el alto de una loma
se encontraba este lugar,
unas piedras en ruínas,
descompuestas y sin cal.

Eran restos de un pasado,
de unos siglos que se van,
y se pierden en el tiempo
entre olas y entre sal.

La Atalaya por la noche
era el faro y la señal,
referencia de marinos
que debían sortear.

Porque cerca, en su Ribera,
hay posada al comensal,
con un lecho y una mesa
y comida para dar.

Vuelan lentas las gaviotas
a su nido de cristal,
y las ve el Atalayero
que musita este cantar:

"...Por el cielo una gaviota
ve a un marino en libertad,
va en su barca de dos velas
sin timón ni capitán.

El marino va a otros mares
a buscar un litoral,
¡tierra nueva, sabia nueva!,
eso grita tan locuaz..."

...Más de pronto se oscurece,
la Atalaya hay que atizar,
ruedan leños y maderas
a la hoguera y el fanal.

Prenden vivas esas llamas
porque quieren avisar,
del peligro de la costa,
con sus bajos y coral.

Noche a noche la Atalaya
es la estrella en este mar,
es el faro y la linterna,
del marino y el sedal.

"...Atalaya, Atalayero",
repetía al regresar,
nuestra moza, la de Boria,
que fue a leña a Santillán..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/10

PASARÁS MARINERO...

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Pasarás por mi lado
en la noche serena,
pasarás como siempre
a buscar ese imán,
esa música dulce,
tan precisa y sincera,
que musitan las olas
con la playa y el mar.

...Y al marchar de tu puerto
a las sombras eternas,
sentirás a la brisa,
la sirena y coral,
ellos son tus amantes
con estrofas y letras,
y también ese beso
que precisa tu faz.

Pasarás marinero
con tu prisa y con pena,
pasarás con tu ropa
las escamas y sal;
una cesta vacía,
de los peces y pesca,
cuelga ya de tu brazo
con profundo pesar.

...Y al volver de los mares
el nordeste te ciega,
la taberna te llama
y no vas a tu hogar,
hoy el tinto te invita,
el cigarro y taberna
para huir de ti mismo
derrotado y sin pan.

Pasarás por la vida
y te irás tras las huellas
de misterios ocultos
en fornido alazán,
pero llevas encima
esa carga tremenda,
ese eterno misterio
que no quieres hurgar.

...Y al saber que te has ido
a fundirte en la gleba,
unos ojos sinceros
para ti llorarán,
rezarán por tu alma
a la Virgen Barquera,
y entonando una Salve
pedirán por tu paz.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/10

HAY HOMBRES QUE CONTEMPLAS LAS ESTRELLAS

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Hay hombres que contemplan las estrellas
y les mandan un beso en la distancia.
Los besos se encamina hacia ellas
a llevarles su esencia y su fragancia.

Hay restos de amoríos y querellas
en versos y poemas, sin jactancia,
contemplan las batallas y epopeyas
de un tiempo ya vivido en discrepancia.

Hay hombres que pasean suspirando
y buscan una mano con cariño...
Los dedos que le curen de esa herida.

Hay pechos que se ahogan, palpitando,
que buscan los luceros con su guiño...
Amantes, fracasados de la vida.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/10

ESCRIBIR A...

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Me gustaría cerrar los ojos
y escribir...

Escribir largo y tendido,
escribir sin pausas, ni cortes,
sin intromisiones de nadie.

Escribir a la vida, a los hombres,
escribirme a mí mismo.

Escribir a los niños que juegan,
a los mayores que buscan el banco
en el parque,
escribir a las gaviotas que pasan
a los barcos que regresan al puerto,
escribir a las nubes tan blancas
y escribirte a ti,
a tus ojos tan lindos que ni conozco,
a tu alma serena,
a tu sonrisa cálida,
a tu corazón palpitante
y escribir a ese suspiro
que se escapa de tus labios...

...Pero estoy temblando,
los dedos vacilan en el teclado,
no saben siquiera lo que escriben,
los ojos se humedecen,
la lágrima corre por la mejilla
y simplemente me abandono,
cierro las pupilas,
guiño a ese espejo de mi alma
y digo que si,
que la vida continúa
que más allá del espacio está un ángel,
una luz esperando.

Y me quedo soñando
como aquellos niños que antes jugaban
o como los viejecitos del parque.

La vida es un sueño
y a veces ni siquiera sabemos si soñamos
o estamos despiertos,
pero es bonito escribir,
aunque el escrito no tengo nombre,
dirección, ni remitente.

Escribir a...

Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/10

UNO ESCRIBE SIN MIEDO, CON EL ALMA...

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Uno escribe sin miedo, con el alma,
y lo hace llevando una sonrisa,
ese trozo de amor, el grito ansiado,
que trasmita la paz y la alegría.

Y se escribe en cuadernos generosos,
inundando de letras las cuartillas,
son las voces que salen hacia el aire
con la sangre del pecho que palpita.

Es el grito angustiado de los hombres
en la mano paciente del escriba,
él lo toma y modela lentamente
y lo saca desnudo a ver la vida.

Hoy se escribe en invierno y en verano,
mientras buscan los hombres una orilla,
la ribera que va desde sus almas
hasta el faro y la costa tan altiva.

Llegan olas templadas, con resaca,
a la playa dorada que dormita,
son rumores que llegan con el viento,
francachelas de llantos y de risas.

Pero el hombre que escribe sin coraza,
el autor, es un niño que suspira,
el que piensa que existen los pegasos
y también las alegres margaritas.

Es aquel que abandona los sembrados
para ir al rosario y a la misa,
el que luego camina hacia la nada
a sentir el abrazo de la brisa.

Es el hombre que busca la palabra,
el que siente con ella la caricia,
el que sueña con globos de colores
y con dulces y bellas campanillas.

Soñador de mil sueños e ilusiones,
vive bien ese sueño que en ti habita,
no despiertes jamás de tu letargo
pues tú vives la vida sin malicia.

Y esa vida, con rumbo vacilante,
plasmarás sin saberlo día a día,
a pesar de los miedos y las dudas,
a pesar de las sombras que te agitan.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/10

BUSCA LA MANO DEL VIENTO

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Busca la mano del viento
y sentirás su frescura,
sabrás que existe la vida
y la verdad absoluta.

Quizás el viento sea fuerte
y tengas miedos y dudas,
más toma fuerte su mano
te llevará hasta la cuna.

Sigue soñando, muchacho,
aunque tu edad sea mucha,
sueña con mar y montañas,
bajo tormentas y lluvias.

Porque soñar nada cuesta,
sólo tomar una pluma
para llevar al cuaderno
tu sentimiento y locura.

Busca la mano del viento
y sentirás quien te empuja,
esos suspiros velados
y el caminar sin la brújula.

Quizás emprendas un viaje,
lejos, a tierra fecunda,
más ten valor en tus fuerzas
y confianza en la lucha.

Sigue soñando sin miedo
aunque te agobie la bruma,
sueña con niños jugando
y con poetas y musas.

Porque soñar, sueñan todos,
y aunque unos hombres lo ocultan,
sueñan y cantan canciones
para calmar mil preguntas.

Busca la mano del viento
y sentirás su disculpa,
entre el latido y latido
que de sus dedos te adjunta.

Quizás la mano del viento
busque con fuerza la tuya,
para guiarte en tus sueños,
para verlar tu dulzura.

Sigue soñando en la noche
porque la noche te arrulla,
sueña con besos y abrazos,
y con la arruga que cruza.

Porque esa arruga intranquila
quiero tocarla desnuda,
quiero sentirla a mi lado
como la ola y la espuma.

"...Busca la mano del viento
y sentirás su hermosura,
sabrás que existe tu vida
con el amor que te busca..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/10

ME ASOMÉ PARA VER LA BALAUSTRADA

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Me asomé, para ver la balaustrada,
contemplando las flores de los vientos,
eran restos surgidos de la nada,
los rescoldos de vidas sin cimientos.

Yo buscaba la rosa tan soñada,
la que surge en los libros y los cuentos,
con su seda tan dulce destacada
de palabras, promesas, juramentos...

Pero vi solamente aquel vacío,
el que ofrece la noche simplemente,
soledad con la sombra del albero.

Y temblé de pasión y no de frío,
como tiembla el amante dulcemente,
esperando el abrazo tan sincero

Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/10

EL HÉROE DE PAPEL

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Era un héroe de papel, una pirueta,
un dechado de nulas perfecciones,
era el loco más loco de la tierra,
que buscaba sus sueños en los libros.

Más los libros no saben de batallas,
detallan pormenores de la vida,
relatan los sucesos que los hombres
trazaron por los siglos y la historia.

Sin embargo los libros contienen una esencia,
un perfume sutil, una fragancia,
es el canto perenne de los hombres,
es el grito que sacan de sus almas.

Y entre ellas se encuentran muchos versos,
esas hebras que nacen letra a letra,
esos gritos quizás desesperados
y los sueños ansiados y queridos.

Porque el sueño es la base del poema,
cada hombre lo lleva en sus entrañas,
es la base y la esencia de su vida,
es la antorcha que marca su destino.

Porque el hombre camina sin descanso
a pesar del trabajo y las batallas,
y camina tras sueños y promesas
intentando encontrar una sonrisa.

Muchas veces la lleva en su vestido,
en su cuerpo robusto y en su alma,
la sonrisa y la rosa de la vida
como flor de unos labios agrietados.

Y aquel héroe salido de una mente,
el creado una noche del verano,
se convierte en un hombre con el tiempo
para ir a la noche de las sombras.

Todo hombre rebusca en las cloacas
las esencias más puras de la vida,
y allí encuentra las piezas más diversas,
pero no la preciada y añorada.

Hay que ir más allá, ¡mucho más lejos!,
traspasar las barreras y las puertas,
conseguir las respuestas de la nada
y acabar recogiendo los cristales.

El espejo que ha roto la tormenta,
ahora es el reflejo de la vida,
ya no es una, la imagen, pues son varias,
y reflejan su estampa simplemente.

Una imagen de risas y promesas
en el sueño tan dulce de los ángeles,
y también con los surcos de la cara
por el llanto nacido en la mirada.

Hay vacío en el héroe rebelde,
él no quiere salir de su letargo,
ni volver de los sueños a la vida,
ni saber de la luna y las estrellas.

Es posible que el verbo de sus versos,
la matriz y la musa de sus males,
sea sólo la dulce poesía,
esos versos llegados a su frente.

El poeta es aquel que nunca escribe,
el que siente la vida en cada día,
el que busca el latido de la tierra,
el que espera el susurro de los mares.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/10

VOY A CERRAR LOS OJOS UN INSTANTE...

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Voy a cerrar los ojos un instante;
dejaré que me lleve la corriente,
marcharè por el río, tan constante,
a buscar a su hermano, el afluente.

Hay un olmo que ofrece su semblante
y que besa las aguas con su frente,
es el firme guardían, el vigilante,
el que cierra compuertas brevemente.

Pero yo, con el río en mi costado,
cruzaré bajo el olmo con mi estela,
para ir hacia el mar de la abundancia.

Seguiré con el sueño tan ansiado,
en mi barca sin remos y sin vela,
a buscar esa paz en la distancia.

Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/10

NO QUIERO EXPLICACIÓN A LAS MENTIRAS...

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No quiero explicación a las mentiras,
ni tampoco los versos y palabras,
me resisto al abrazo de ese viento
que me envía el recuerdo que me alcanza.

Es posible que existan las cenizas
y en la hoguera persistan muchas llamas,
y que vibren quizás los corazones
por el fuego sagrado de una causa.

Pero quiero guardar esos momentos,
vividos y soñados con nostalgia,
a pesar de los miles de reproches
que destilan con pena por mi cara.

Más no quiero ser víctima de nadie,
ni tampoco el reproche de unas lágrimas,
que son mías y salen de muy dentro,
aunque exista razón para causarlas.

Los errores persisten en el tiempo
y caemos a veces en su trampa,
sin embargo no abjuro del pasado
compartido y vivido en la distancia.

Ese tiempo fue un ciclo de alegrías,
con tormentas surgidas de la nada,
las cenizas velaban nuestras sienes
al compás de violines y de arpas.

Hubo un día y un vals sobre las olas,
hubo noches de luna plateada,
y también las preciosas margaritas,
con su blanco fugaz y, con su gracia.

Y hasta vimos al niño en aquel parque,
persiguiendo las sombras de las ramas,
de la encina y el roble caprichosas,
por el suelo, que alegre se estiraban.

No fue un sueño sin más, ni una locura,
fue el reflejo fugaz, la brisa alada,
quien movió y alteró dos corazones
en un tiempo vivido por sus almas.

Yo quisiera que cesen los recuerdos
y se ahoguen también en la garganta,
esos gritos quizás desesperados
que produce el pasado y la resaca.

Sólo quiero ser dueño de esta nave,
capitán y piloto de mi barca,
para ir a buscar junto a la arena
a las olas que mueren en la playa.

"...No quiero explicación a las mentiras,
ni tampoco respuestas sin miradas,
sólo quiero el abrazo del nordeste
y su beso llegando sin palabras..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/10

QUIZÁS AQUELLA NOCHE DE TORMENTA...

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Quizás aquella noche de tormenta
tus ojos reflejaran cierto miedo,
más puede que mis ojos me engañaran
y fuera una cortina lo que vieron.

Un alma aparecía alborotada
en medio de la bruma y el silencio,
los rayos fantasmales de la vida
dejaban filigranas por los cielos.

Por eso yo pensé que tú temblabas,
que había en la mirada más que anhelos,
y puede que las nubes tortuosas
las viera simplemente con mi ensueño.

No sé por cuanto tiempo te quedaste,
mis ojos a tus ojos persiguieron,
se fueron a regiones infinitas
allí donde la paz es algo eterno.

Marché junto a tu mano temblorosa,
mis dedos enlazados con tus dedos,
buscando el paraíso de la vida,
aquel donde se vive con los sueños.

Más puede que los rayos y tormenta
cegaran a mis ojos tan sedientos,
y fueran mariposas de colores
productos del amor y del deseo.

Hay hombres que navegan por los mares
y niños que se mezclan con los cuentos,
a veces se confunden y se mezclan
cambiando sus papeles sin saberlo.

Por eso tengo dudas del pasado
y mezclo realidad con los recuerdos,
el hombre encallecido busca vida,
el niño fantasías con sus juegos.

La eterna paradoja del destino,
la eterna dualidad del hombre bueno,
el niño con la cara sonrosada
el hombre taciturno y tan entero.

Más sé que aquella noche de tormenta
temblaron nuestras almas y los cuerpos,
temblaron como tiemblan los amantes,
por causa del abrazo y de sus besos.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/10

TUS PALABRAS LLEGARON CON EL VIENTO...

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COM
Tus palabras llegaron con el viento
y vinieron pacientes a mi lado,
contenían los lirios y amapolas
con los besos salidos sin descanso.

Tus palabras tenían los suspiros,
las nostalgias de risas y de llantos,
y traían también esa dulzura,
ese embrujo salido de tus manos.

Porque el viento traía, entre sus voces,
los recuerdos alegres del pasado,
los paseos de noche por la playa
y el temblor tan profundo del abrazo.

Es posible que todo sean sueños,
y tus voces recuerdos de un verano,
es posible que aumente tu figura
y que mire a la misma ensimismado.

Pero no, me repito, no es posible,
tus palabras son ecos de unos pasos,
son las letras formadas en el pecho,
y los versos que mandas de regalo.

Se apresuran las olas en su marcha
para ir a la playa a su descanso,
a lo lejos, el sol busca su lecho,
en la tarde que acaba en el ocaso.

Poesía trae el viento y yo la tomo,
bebo el cáliz ardiente y tan sagrado,
ese néctar que llega en tus palabras,
esa brisa que abraza sin descanso.

Porque al fin tus palabras dejan vida
y una bella esperanza, sin dudarlo,
es el viento con todas sus esencias,
y el amor que se escapa de tus labios.

No me niegues amor, esas palabras,
deja al viento que llegue a mi costado,
y que sienta el abrazo de la brisa
aunque el sueño se rompa en mil pedazos.

"...Tus palabras llegaron con el viento,
y trajeron recuerdos ya lejanos,
las estrellas del cielo sorprendidas
con tu voz se durmieron, mientras tanto..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/10

PARECÍA QUE ESTABA SOÑANDO

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COM
Parecía que estaba soñando
y dormía profundo en su lecho,
una paz envolvía su alma
y una calma profunda su pecho.

Se quedaron afuera, cansados,
los eternos y viejos recuerdos,
y quedaron mirando la luna
y la sombra feroz de los cielos.

Allí estaban momentos pasados,
las sonrisas de labios inquietos,
los suspiros un tanto envolventes
y hasta el labio dador de los besos.

Pero estaba la ardiente figura,
la princesa creada en los sueños,
la sirena de playas y mares,
que surgió de la mente a los cuentos.

Es preciso que siga soñando
nuestro hombre de blancos cabellos,
y que siga buscando el descanso
más allá de la luz y el silencio.

Es un cuadro quizás sugerente
ver al niño que sueña despierto,
recorriendo las calles y plazas,
las campiñas, ciudades y pueblos.

Porque busca en los sueños la imagen,
la silueta que forman sus versos,
con la piel delicada y sublime
que recorren temblando sus dedos.

Y así siente aquel cuello tan lindo
y la seda sutil de sus senos,
y sus dedos palpitan y tiemblan
al rozar lentamente su cuerpo...

...Pero todo se acaba y termina,
y se rompe el cristal del espejo,
los recuerdos se marchan y esfuman
y se quedan llorando los ciegos.

Esos ciegos de amor y locura
que persiguen los sueños sin serlo,
¡los poetas que viven soñando
y que aman la vida viviendo!

Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/10

HOY TENGO EL ALMA CANSADA

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COM
Hoy tengo el alma cansada
y el corazón dolorido,
hay una pena en el pecho,
que nace y no por el frío.

Es el otoño que acaba
con su color amarillo,
y es el color de las nubes
el que me deja intranquilo.

Pasan las nubes muy blancas,
dejan el aire tan limpio,
que hasta el azul resplandece
sobre los campos vacíos.

Un peregrino que pasa
va con su paso cansino,
busca posada y comida
y descansar un poquito.

Él también llega cansado,
pero su rostro es granito,
mira a lo lejos, la tarde,
que va perdiendo su brillo.

Yo le contemplo y quisiera,
ser a mi vez peregrino,
ir por aldeas y campos
hacia ese mundo perdido.

Hasta el rincón de las almas
donde termina el abismo,
donde comienza la vida
donde soñar es sencillo.

Recogería del sueño,
rosas soñadas y lirios,
con los abrazos amados
e infinidad de suspiros.

Quizás los sueños son sueños
y las personas son niños,
quizás los hombres no odien
mientras recorren caminos.

"...Hoy tengo el alma cansada,
dice un doliente latido,
llevo la pena en el pecho
y la comparto contigo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/12/10

SOLDADO DE PLOMO.

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COM
Soldado de plomo
que vas a la guerra,
no cantes victoria,
la lucha es sin tregua.

Abajo en el campo
flamean banderas,
y suenan tambores,
también las trompetas.

Tú vas de la mano
del niño que juega,
sin gloria ni honores,
ni acaso promesas.

La mano que mueve,
sin prisa tu pieza,
no sabe de lanzas
ni sangre en la arena.

El fango que pisas
salpica tus piernas,
las bellas polainas,
las botas tan negras.

Ya suenan disparos,
las balas se acercan,
y un humo muy denso
te embriaga y te anea.

Soldado de plomo,
doncel de novelas,
juguete de niños,
no sabes ni piensas.

Por eso descansas
cansado en la vera,
del viejo camino
que lleva a la vega.

Atrás queda el campo
con sangre en la tierra,
con armas tiradas
por manos que tiemblan.

Hay gritos ahogados
y lágrimas ciegas,
hay ojos que lloran
de rabia y de pena.

Un rayo en el cielo
anuncia tormenta,
las nubes se agrupan,
la lluvia se acerca.

El lodo y el barro
se mezclan con ella,
el agua del cielo
y la lágrima eterna.

"...Soldado de plomo
que vas sin careta,
no temas a nadie
la guerra es tu fuerza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/10

DICEN QUE LLEGAN LAS NIEBLAS

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COM
Dicen que llegan las nieblas,
pero no importa, soy ciego,
no tengo miedo a las sombras
porque sin verlas me muevo.

Ando pasito a pasito,
por la ribera y el puerto,
llevo el bastón en la mano
para evitar el tropiezo.

Sopla la brisa en el puente,
dicen que llega el invierno,
es como un beso robado,
un palpitar en el lecho.

Suenan las cinco en la torre,
el sol se pierde a lo lejos,
siento que llega la noche
con su rubor y misterio.

Yo, que no veo la luna,
noto en el mar su reflejo,
es como un cáliz sagrado,
un manantial de deseos.

Pero la noche se pasa,
sólo quedamos los ciegos,
con nuestra lágrima sorda
y el palpitar en el pecho.

Quizás estemos dormidos,
quizás temblando en silencio,
puede que andemos soñando,
puede que nada sea cierto.

"...Dicen que llegan las nieblas,
pero no importa, estoy ciego,
ya no me importa la vida,
sólo partir, eso quiero..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/10

SE OSCURECE LA NOCHE DEL ALMA...

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Se oscurece la noche del alma
y se quedan muy quietos los muertos,
hay tristeza y los ojos no lloran
y se busca la paz y el silencio.

Yo quisiera sentir el vacío,
caminar por agrestes senderos,
olvidarme del mundo y la vida
y vagar solamente en los sueños.

Pero debo buscar las respuestas,
a pesar de las dudas y miedos,
a pesar de las sombras y luces
que producen los ángeles negros.

Cuando suene la ronca campana
partiré sin dudarlo muy lejos,
a ese campo lejano y sin norte
donde crecen escajos y helechos.

Sentiré los dolores del alma,
los suspiros que brotan del pecho,
y esa llama que quema la sangre
y destroza mi paz con su fuego.

Yo quisiera sacar a ese niño,
el que va por la playa despierto,
el que lleva en sus manos la antorcha
palpitando de amor con sus besos.

Pero sólo me encuentro a la nada,
todo es soledad y recuerdos
el pasado que gira y remueve
los alegres sonidos del eco.

Marcharé cual oscuro mendigo
a buscar ese beso sediento
aunque sea muy lejos de casa
más allá de la tierra y el cielo.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/10

INMEMORIAM - A Ceclia García García

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(A Celia García García
con mi cariño y amistad.
P.D.L.)

Ayer subiste a los cielos,
poeta de las estrellas,
amiga del alma mía,
persona amable y discreta.

Ya sé que sobran las frases
y sobran las rosas bellas,
pues tú querías la vida,
para llevarla a tus letras.

Amiga de fina pluma,
¡cuántos ratos a tu vera,
pasamos hablando largo
de familia y de poetas!

Tú me contabas tus cosas
con sonrisa muy sincera,
y regalabas cariñó
y me leías poemas.

Pensabas siempre en nosotros,
los amigos de otras tierras,
los mendigos que pedían
por las calles y en las puertas.

Tú corazón era bueno
y era hermosa tu presencia,
dejabas siempre la nota
de tu risa siempre fresca.

Eras amiga de amigos,
tu familia la primera,
eras sostén de la casa,
la que alegraban tus nietas.

Un día tú me contaste
que te encontrabas muy enferma,
pero plantaste batalla
para luchar con paciencia.

Nunca quisiste asustarme
y me animaste de veras,
¡tenías tantos proyectos...!
que te creí sin reservas.

Ahora que todo ha pasado,
veo muy bien lo que era,
tu enfermedad era grave
pero cargabas con ella.

Luchabas sí, por tu causa,
porque vivir es la meta,
y los poetas que viven
nunca la muerte los lleva.

A ti te escribo esta noche,
y a ti mi Virgen Barquera,
rezo con celo esta Salve
para que alcance su estrella.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/12/10

UNA CINTA DE TUL, UNA VIOLETA...

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Una cinta de tul, una violeta,
unos pasos que llegan caminando,
una dulce figura muy discreta
y mis ojos que miran venerando.

Un suspiro que sale del asceta
con el beso robado en contrabando;
es un niño que lanza su cometa
y lo eleva por diez, multiplicando.

Es la cinta de tul una sonrisa
y los pasos sonidos de campanas,
que mis ojos observan dulcemente.

El suspiro es el beso de la brisa
y aquel niño es el hombre con sus canas,
que te quiere y te ama simplemente.

Rafael Sánchez Ortega ©
04/12/10

ES POSIBLE QUE LLOREN LAS ESTRELLAS

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Es posible que lloren las estrellas
y que manden sus pétalos al cielo,
para ir a dormir entre las nubes
bajo el manto feliz de los luceros.

Pero puede ser todo una leyenda
un relato sacado de los cuentos,
una alegre y curiosa fantasía
que se cuenta a los niños en invierno.

Sin embargo de algo soy testigo
y es de ver esas lágrimas cayendo,
esa luz que rasgaba las tinieblas
un segundo marchando hacia lo lejos.

Entre luces y gotas del rocío
han buscado mis ojos el silencio,
esa charla silente de las almas
ese suave suspiro del recuerdo.

Pero fueron carbones encendidos
lo que vieron mis ojos en el fuego,
y ese cáliz tan lleno de amargura,
con el néctar amargo del destierro.

Una perla rodó por mi mejilla,
un clavel tembloroso con sus pétalos,
fue una flor del otoño que llegaba
a dejar en mis labios aquel beso.

Yo sentí como el alma entristecida
aparcó sus borrascas un momento,
a pesar de los miedos y galeras,
prisioneros, que vuelven con el eco.

Más quería romper esos grilletes
y volar tras la huella de los vientos,
perseguir las escasas mariposas
por la vida y el bosque en que me muevo.

Y miré en la noche a las estrellas
para ver a sus ojos tan inquietos,
deseando las gotas de su alma
que la mía buscaba entre sus sueños.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/12/10