UNA MÚSICA...


II

Una música suave y melodiosa
nos dejó por el aire su patena,
esa paz de alegría y nochebuena
que llegaba de forma cadenciosa.

Te sentía feliz y tan dichosa
que temía abordarte con mi pena,
no quería contarte mi condena
ni amargar tu sonrisa deliciosa.

Era a ti corazón, en tu relieve
a quien yo deseaba la fortuna.
Yo sentía la angustia del que debe

y le falta el amor y la fortuna
Me buscaron tus ojos de aguanieve
en la paz y quietud de la laguna.

Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/11

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