VIVIMOS PARA NADA...
"...A veces, simplemente, ¡vivimos para nada...!"
Vivimos para nada, lo dicen los cobardes,
vivimos simplemente los hombres inmortales,
los unos que madrugan deprisa por las calles,
los otros que caminan y van hacia adelante.
Vivimos en la vida, lo dice nuestra sangre,
que grita y desespera en busca de ideales,
vivimos de limosnas, migajas y coraje,
que sale de los hombres de espíritu indomable.
Vivimos en la niebla con bruma de los mares,
hay olas gigantescas que azotan y que abaten,
las almas doloridas suspiran lacerantes,
susurran mil gemidos de eternas soledades.
Vivimos como niños pensando en nuestras madres,
aquellas que en la infancia nos dieron sus verdades,
con mimos y caricias, con besos especiales,
con manos candorosas rozando nuestras carnes.
Vivimos en un sueño, soñando veleidades,
con niños muy traviesos y jóvenes amantes,
que marchan al otoño llevando sus saudades,
y un poco de nostalgia que cuelga de sus trajes.
¡Ay jóvenes poetas pedid porque os amen,
pedid porque la vida no sean soledades,
tampoco los suspiros con restos y señales
de un tiempo ya pasado, caduco y vergonzante!
"...Vivimos para nada y tiemblan los cristales,
la nada se hace eterno y el mundo un disparate,
se rompen los espejos y ceden los embalses,
las lágrimas se asoman buscando quien las guarde..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/03/11
Vivimos para nada, lo dicen los cobardes,
vivimos simplemente los hombres inmortales,
los unos que madrugan deprisa por las calles,
los otros que caminan y van hacia adelante.
Vivimos en la vida, lo dice nuestra sangre,
que grita y desespera en busca de ideales,
vivimos de limosnas, migajas y coraje,
que sale de los hombres de espíritu indomable.
Vivimos en la niebla con bruma de los mares,
hay olas gigantescas que azotan y que abaten,
las almas doloridas suspiran lacerantes,
susurran mil gemidos de eternas soledades.
Vivimos como niños pensando en nuestras madres,
aquellas que en la infancia nos dieron sus verdades,
con mimos y caricias, con besos especiales,
con manos candorosas rozando nuestras carnes.
Vivimos en un sueño, soñando veleidades,
con niños muy traviesos y jóvenes amantes,
que marchan al otoño llevando sus saudades,
y un poco de nostalgia que cuelga de sus trajes.
¡Ay jóvenes poetas pedid porque os amen,
pedid porque la vida no sean soledades,
tampoco los suspiros con restos y señales
de un tiempo ya pasado, caduco y vergonzante!
"...Vivimos para nada y tiemblan los cristales,
la nada se hace eterno y el mundo un disparate,
se rompen los espejos y ceden los embalses,
las lágrimas se asoman buscando quien las guarde..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/03/11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario