SI SUPIERAS, AMOR...
Si supieras, Amor, cuánto te extraño
y hasta busco tu nombre en las estrellas,
cuando salgo de noche de paseo
intentando encontrarte en las mareas.
Porque fue tu sonido inconfundible,
la resaca y el beso que me dieras,
el perfume, especial, de aquel salitre,
seductor, suplantando a las violetas.
Y allí estaba la gracia de tus muslos,
el perfil singular de tus caderas,
que mis dedos rozaron dulcemente,
arrancando susurros a mi lengua.
Y también tu mirada embriagadora,
la pupila fugaz y siempre tierna,
el encanto sublime de tu cuello
extendido a tu espalda y tu melena.
Si supieras, Amor, cuánto te quiero,
que hasta salgo en las noches de galerna
para ver si has llegado a tu destino
con la lancha que llevas por trainera.
Porque fue tu canción, inconfundible,
ese verso surgido del poema,
el tic-tac, del reloj, en el silencio
al romper esa paz de la conciencia.
Aún recuerdo la gracia de tus labios
y la frase bendita que me dieran,
cuando tú me dijiste que me amabas
y querías seguirme por la arena.
Era un viaje rayando lo imposible,
persiguiendo los sueños y las huellas,
pero tú me embriagaste con tus besos
y quedé sucumbido por su néctar.
"...Si supieras, Amor, cuánto te amo,
me darías, con fe, lo que pidiera,
hasta hacer que perdiera los sentidos,
en tus brazos, preciosos, de sirena..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/15
y hasta busco tu nombre en las estrellas,
cuando salgo de noche de paseo
intentando encontrarte en las mareas.
Porque fue tu sonido inconfundible,
la resaca y el beso que me dieras,
el perfume, especial, de aquel salitre,
seductor, suplantando a las violetas.
Y allí estaba la gracia de tus muslos,
el perfil singular de tus caderas,
que mis dedos rozaron dulcemente,
arrancando susurros a mi lengua.
Y también tu mirada embriagadora,
la pupila fugaz y siempre tierna,
el encanto sublime de tu cuello
extendido a tu espalda y tu melena.
Si supieras, Amor, cuánto te quiero,
que hasta salgo en las noches de galerna
para ver si has llegado a tu destino
con la lancha que llevas por trainera.
Porque fue tu canción, inconfundible,
ese verso surgido del poema,
el tic-tac, del reloj, en el silencio
al romper esa paz de la conciencia.
Aún recuerdo la gracia de tus labios
y la frase bendita que me dieran,
cuando tú me dijiste que me amabas
y querías seguirme por la arena.
Era un viaje rayando lo imposible,
persiguiendo los sueños y las huellas,
pero tú me embriagaste con tus besos
y quedé sucumbido por su néctar.
"...Si supieras, Amor, cuánto te amo,
me darías, con fe, lo que pidiera,
hasta hacer que perdiera los sentidos,
en tus brazos, preciosos, de sirena..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/15
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