AGUANTA CORAZÓN...
(Este poema hace el número 2.500 de los que he subido a este Blog desde comienzos del año 2010, en que fue abierto. Mi agradecimiento a tantos amigos, que me han animado y ayudado, para que día a día fuera aportando mi granito de arena en estos versos).
Aguanta corazón, el sinsentido,
de un mundo tan cruel y sin palabras,
allí donde terminan las caricias
y abunda la pasión descontrolada.
No sabes la fortuna que has tenido
viviendo en ese mundo de la infancia,
allí, donde los niños crecen libres,
sin miedos y temor en sus pestañas.
Pero eso terminó, y bien lo sabes,
y el hombre destrozó las esperanzas
de niños y mayores, que reían,
rompiendo aquel marfil de sus entrañas.
Ahora se promete y se perjura,
abundan las mentiras solapadas,
en labios de profetas seductores
que dictan mil doctrinas y proclamas.
Me duele el corazón, y es una pena,
por culpa de una espina atravesada,
la rosa del amor está vendida
y llora, en un rincón, mientras desangra.
Son gotas del rocío, simplemente,
aquellas que recojo con tus lágrimas,
yo sé lo que tú sientes, vida mía,
y quiero tu caricia, en la distancia.
Será la medicina y el sedante
el tierno corazón, que late y llama,
la sangre enamorada de tus venas,
y el néctar y la miel que a mí me falta.
Regresan los demonios del combate
y llaman las trompetas a batalla,
tú buscas tu mirada en mi pupila,
yo busco el corazón que a mí me ama.
Pero es tu corazón el que yo quiero
y el beso de tus labios, sin tardanza,
así ya saciaré la sed, tan grande,
que corre por mis venas y garganta.
Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 06/09/15
de un mundo tan cruel y sin palabras,
allí donde terminan las caricias
y abunda la pasión descontrolada.
No sabes la fortuna que has tenido
viviendo en ese mundo de la infancia,
allí, donde los niños crecen libres,
sin miedos y temor en sus pestañas.
Pero eso terminó, y bien lo sabes,
y el hombre destrozó las esperanzas
de niños y mayores, que reían,
rompiendo aquel marfil de sus entrañas.
Ahora se promete y se perjura,
abundan las mentiras solapadas,
en labios de profetas seductores
que dictan mil doctrinas y proclamas.
Me duele el corazón, y es una pena,
por culpa de una espina atravesada,
la rosa del amor está vendida
y llora, en un rincón, mientras desangra.
Son gotas del rocío, simplemente,
aquellas que recojo con tus lágrimas,
yo sé lo que tú sientes, vida mía,
y quiero tu caricia, en la distancia.
Será la medicina y el sedante
el tierno corazón, que late y llama,
la sangre enamorada de tus venas,
y el néctar y la miel que a mí me falta.
Regresan los demonios del combate
y llaman las trompetas a batalla,
tú buscas tu mirada en mi pupila,
yo busco el corazón que a mí me ama.
Pero es tu corazón el que yo quiero
y el beso de tus labios, sin tardanza,
así ya saciaré la sed, tan grande,
que corre por mis venas y garganta.
Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 06/09/15
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario