NO SÉ SI EN LAS BODEGAS...
No sé si en las bodegas del infierno
existen los claveles de la vida,
así como la guinda prometida
y todo el sambenito sempiterno.
Es fácil adentrarse en el invierno
dejando en el otoño, confundida,
al alma que perdona y que no olvida
y todo con un toque tan fraterno.
Vivimos aspirando a la ternura
en medio de recuerdos y nostalgia
que rayan, a su vez, en la locura.
Por eso nos acosa la neuralgia
en medio de un dolor que nos tortura
sumiendo al corazón en gran cardialgia.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/06/17
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