QUISE BUSCARTE...
Quise buscarte, pero era tarde,
tus pasos se perdían en la distancia
y solo unas huellas me hablaban de tu marcha,
de aquel paseo incierto por la orilla de la vida
haciendo marionetas y cabriolas en el tiempo,
mientras sorteaba baches y badenes
y hasta pisaba baldosas que salpicaban a las almas
con las gotas de lluvia.
Un violín rasgaba el aire
y dejaba unas notas lastimeras,
como ayes arrancados del ayer
y del mañana.
Detuve mi paso y seguí tu imagen invisible
tras la niebla.
Habías estado allí y ahora no estabas,
y aunque sabía el rumbo y el lugar
hacia el que ibas, no pude seguirte:
¡no podía ir tras tus pasos...!
La música llegaba mezclada
con aquel otro sonido escapado
de la lluvia del alma.
El violín se encargaba de ello
y volcaba la tristeza en el corazón
que escuchaba en silencio.
A lo lejos volaban las gaviotas
mientras las olas llegaban a besar la arena
de la playa.
Unos niños jugaban con los cubos y las palas
intentando sacar el agua de un pozo
que la mar había dejado
e intentaban llenar, con ella,
el pozo de un castillo construído
con sus manos.
¡Qué ironía de la infancia...!
Los acordes del violín parecían
esas ondas, que las olas, nos ofrecen
cuando llegan a la orilla
coronando con su estela blanca y amarilla
que parece que adormece los sentidos.
Y allí estaba yo, mirando al infinito,
buscando entre el silencio roto,
por la música y la resaca,
esas huellas imposibles,
esa figura desvanecida ya, aunque cercana,
que había pasado por aquí,
que habría mirado como jugaban los niños,
que escucharía, con atención, el violín con sus gemidos
y el rumor de las resacas,
y que quizás hubiera tenido la tentación
de cerrar los ojos y tomar el"viejo cometa"
de sus sueños para hacerlo volar,
y que subiera al cielo,
llevando la sonrisa y los besos multicolores
de un corazón inocente y enamorado...
...Quise buscarte, pero la música seguía sonando
y solo me hablaban de ti aquellas marcas en la arena
y unos pasos;
esos pasos ya difusos,
en los que estaba y se encontraba
tu retrato y mi reflejo.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/06/17
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