ERA...
Era un sabor a roble y a vainilla
el de tu cuerpo, joven con su brillo,
era una sensación indescriptible
el apreciar tu piel y sus latidos,
era una flor temblando en la ventana
tu labio juvenil, como un suspiro,
era un mensaje fiel, el de tus ojos
con una luz buscando su destino,
era un olor a rosas y a lavanda
recogiendo el aroma del camino,
era una cicatriz muy sinuosa
cruzando por tu muslo como un río,
era como galerna desatada
el viento que llegaba decidido,
y era la voz y el eco de tu cuerpo
un roce singular del infinito...
"...Pero quería vivir el presente,
seguirte paso a paso en el camino,
beber las comisuras de tus labios
y estar en comunión, siempre contigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/18
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