PARASTE CORAZÓN...



Paraste corazón, como el reloj, 
que antaño contemplaban los poetas
dejando en una torre tantos sueños
que duermen al amparo de las piedras.

Un día volverás con tus latidos
a ser ese reloj que el hombre espera,
la dulce sinfonía de la vida
vibrando en libertad y sin cadenas.

Serás la referencia de los niños,
el brillo que se busca en las leyendas,
la brisa y la resaca de la playa
que impulsa por el aire los cometas.

Serás ese segundo tan ansiado
que pide el comprador de luz eterna,
la tierna Campanilla renovada
la rosa singular de otro poema.

Se quedan en la torre, reflejados,
los trazos singulares y las huellas,
del tiempo en que dictaba tu figura
la furia y la pasión a esa silueta.

Se quedan los suspiros contenidos
las lágrimas de tantas primaveras,
las noches de lujuria incandescente
y el llanto, singular, de las estrellas.

Y vuelas, corazón, hacia otros puertos,
a brazos de marinos y sirenas,
aquellos que soñabas con los niños
en ratos de fervor en la escollera.

Seguro que el volcán que llevas dentro
dará a nuestro reloj algo de cuerda,
haciendo que su lava se derrita
surgiendo, la pasión, desde tus venas.

"...Paraste, corazón, en un momento
e hiciste que el reloj se detuviera,
así te curarías las heridas
y un día volarías de tu celda..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/18

No hay comentarios: