EN UNA CARAVANA SOLITARIA
En una caravana solitaria
llegaste con tus sueños a mi Villa,
llegaste como llegan los gitanos,
con bulla, con ardor y fantasía.
Llegaste con tu blusa de lunares
el pelo con fulgor de brillantina,
tu cuerpo tan moreno me sedujo
lo mismo que tu cara y tu sonrisa.
Quedaste entre los muelles descansando,
el sol tras las montañas ya se iba,
marchaba a descansar entre las sombras
del duro caminar y su fatiga.
Sin prisa hasta las aguas te acercaste,
tus pies los refrescastes en la orilla
pensabas en tus sueños de colores
y en tardes con momentos compartidas.
Sonaban a tu espalda las guitarras,
dejaban en el aire melodías,
hablaban de Granada y de sus gentes,
del mundo al que tus pasos se encaminan.
Las gentes se paraban a mirarte,
buscaban impacientes tus pupilas,
el soplo de ese aire misterioso,
el beso que mandabas a la brisa.
En una caravana solitaria,
viniste a los rincones de mi vida
llegaste como llegan los gitanos
de paso, y derrochando algarabía.
Llegaste sin temor hasta mi lado
buscando en la ribera su caricia,
el beso de las aguas dulcemente
subiendo por tus pies a las rodillas.
Quedaste soñolienta en ese trance
y un algo te sedujo y te hizo mía,
el canto de la mar y las sirenas
las olas que llegaban a la orilla.
Sin prisa alborotaste tus cabellos
meciéndolos el aire que venía,
tus labios suspiraban sin palabras
el nombre de una calle de Sevilla.
Sonaban castañuelas en la tarde,
y un fino taconeo ya se oía,
lanzaba la guitarra su mensaje
a ti, bella gitana complacida.,
Las gentes que pasaban preguntaban
que donde era la fiesta de ese día,
y tú les contestabas simplemente,
"la fiesta del amor está servida"...
En una caravana solitaria,
llegaste soñolienta y tan sencilla,
llegaste con el alma y con tus sueños,
llegaste para mi, gitana mía.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/03/10
llegaste con tus sueños a mi Villa,
llegaste como llegan los gitanos,
con bulla, con ardor y fantasía.
Llegaste con tu blusa de lunares
el pelo con fulgor de brillantina,
tu cuerpo tan moreno me sedujo
lo mismo que tu cara y tu sonrisa.
Quedaste entre los muelles descansando,
el sol tras las montañas ya se iba,
marchaba a descansar entre las sombras
del duro caminar y su fatiga.
Sin prisa hasta las aguas te acercaste,
tus pies los refrescastes en la orilla
pensabas en tus sueños de colores
y en tardes con momentos compartidas.
Sonaban a tu espalda las guitarras,
dejaban en el aire melodías,
hablaban de Granada y de sus gentes,
del mundo al que tus pasos se encaminan.
Las gentes se paraban a mirarte,
buscaban impacientes tus pupilas,
el soplo de ese aire misterioso,
el beso que mandabas a la brisa.
En una caravana solitaria,
viniste a los rincones de mi vida
llegaste como llegan los gitanos
de paso, y derrochando algarabía.
Llegaste sin temor hasta mi lado
buscando en la ribera su caricia,
el beso de las aguas dulcemente
subiendo por tus pies a las rodillas.
Quedaste soñolienta en ese trance
y un algo te sedujo y te hizo mía,
el canto de la mar y las sirenas
las olas que llegaban a la orilla.
Sin prisa alborotaste tus cabellos
meciéndolos el aire que venía,
tus labios suspiraban sin palabras
el nombre de una calle de Sevilla.
Sonaban castañuelas en la tarde,
y un fino taconeo ya se oía,
lanzaba la guitarra su mensaje
a ti, bella gitana complacida.,
Las gentes que pasaban preguntaban
que donde era la fiesta de ese día,
y tú les contestabas simplemente,
"la fiesta del amor está servida"...
En una caravana solitaria,
llegaste soñolienta y tan sencilla,
llegaste con el alma y con tus sueños,
llegaste para mi, gitana mía.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/03/10
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