HOY HE VISTO UNOS VERSOS HERIDOS...
Hoy he visto unos versos heridos
y también a un poema sangrando,
¡cuánta rabia y dolor en sus letras
y en los dedos la pluma y el llanto!
Porque nada se oculta al silencio
aunque aprieten con fuerza las manos,
las cadenas que niegan la vida
y las sombras cerriles de antaño.
Esos versos heridos, sin duda,
son rebecos con elfos y galgos,
es la magia quebrada en la tarde
por el bosque que está a nuestro lado.
Una hoguera se eleva hacia el cielo
y las llamas destruyen los pastos,
las cigüeñas se muestran nerviosas
y a los hombres les tiemblan las manos.
Pero vuelvo a los hombres dormidos,
a las almas que están tiritando,
y compruebo que siguen con vida
y que rezan despacio y muy bajo.
Hay sudor y cansancio en sus vidas,
hay dolor en los dedos que hablo,
hay pasión contenida en las venas
y hay amor en un cofre lacado.
Yo quisiera arrancar una nota,
conseguir que me hablen sus labios,
restañar las heridas tan feas
y saciar, en mi pecho, su adagio.
Pero sé que la herida es profunda,
que esta vida se juega a los dados,
que el amor es un verso latente
y el poema algo hermoso y sagrado.
"...Hoy he visto unos versos heridos
y creí, mi deber, el curarlos,
pero el sueño del niño es profundo
y el poema del hombre es amargo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/17
y también a un poema sangrando,
¡cuánta rabia y dolor en sus letras
y en los dedos la pluma y el llanto!
Porque nada se oculta al silencio
aunque aprieten con fuerza las manos,
las cadenas que niegan la vida
y las sombras cerriles de antaño.
Esos versos heridos, sin duda,
son rebecos con elfos y galgos,
es la magia quebrada en la tarde
por el bosque que está a nuestro lado.
Una hoguera se eleva hacia el cielo
y las llamas destruyen los pastos,
las cigüeñas se muestran nerviosas
y a los hombres les tiemblan las manos.
Pero vuelvo a los hombres dormidos,
a las almas que están tiritando,
y compruebo que siguen con vida
y que rezan despacio y muy bajo.
Hay sudor y cansancio en sus vidas,
hay dolor en los dedos que hablo,
hay pasión contenida en las venas
y hay amor en un cofre lacado.
Yo quisiera arrancar una nota,
conseguir que me hablen sus labios,
restañar las heridas tan feas
y saciar, en mi pecho, su adagio.
Pero sé que la herida es profunda,
que esta vida se juega a los dados,
que el amor es un verso latente
y el poema algo hermoso y sagrado.
"...Hoy he visto unos versos heridos
y creí, mi deber, el curarlos,
pero el sueño del niño es profundo
y el poema del hombre es amargo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/17
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