CAMINABA...
Caminaba con su porte distinguido
bajo el manto complaciente de la luna,
no sabía si sus pasos le llevaban
a una vida más sencilla que la suya.
Caminaba con el rostro alborotado
y en las piernas ya sentía la tortura,
muchos días de camino recorrido
y en el alma la esperanza muy desnuda.
Caminaba por senderos y cañadas
como un hombre soñador y sin cordura,
no temía los ataques de los lobos
ni del zorro adulador en su lujuria.
Caminaba con el niño de la infancia
reclamando sus juguetes y locura,
a ese dios que le veía tan distante
en las nubes de algodón sobre la bruma.
Caminaba por riberas y marjales
con el sol y las estrellas como brújula,
no quería indicadores de caminos
ni los mapas de las gentes tan sesudas.
Caminaba en el silencio de la noche
entre campos de algodón y sepulturas,
porque en ellos las azadas trabajaron
y llevaron su clamor hasta las tumbas.
Caminaba y escuchaba las cigarras
y soñaba con volver pronto a su cuna,
retornando con sus pasos tras las huellas
al amor y a la inocencia que le apura.
Caminaba con el tiempo detenido
deseando que existiera la fortuna,
ese soplo inesperado que la vida
a los hombres les excluye de amargura.
"...Caminaba con sus versos y poemas
por la vida tan austera y tan oscura,
era un hombre y con un niño caminando,
un poeta, simplemente, con su pluma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/17
bajo el manto complaciente de la luna,
no sabía si sus pasos le llevaban
a una vida más sencilla que la suya.
Caminaba con el rostro alborotado
y en las piernas ya sentía la tortura,
muchos días de camino recorrido
y en el alma la esperanza muy desnuda.
Caminaba por senderos y cañadas
como un hombre soñador y sin cordura,
no temía los ataques de los lobos
ni del zorro adulador en su lujuria.
Caminaba con el niño de la infancia
reclamando sus juguetes y locura,
a ese dios que le veía tan distante
en las nubes de algodón sobre la bruma.
Caminaba por riberas y marjales
con el sol y las estrellas como brújula,
no quería indicadores de caminos
ni los mapas de las gentes tan sesudas.
Caminaba en el silencio de la noche
entre campos de algodón y sepulturas,
porque en ellos las azadas trabajaron
y llevaron su clamor hasta las tumbas.
Caminaba y escuchaba las cigarras
y soñaba con volver pronto a su cuna,
retornando con sus pasos tras las huellas
al amor y a la inocencia que le apura.
Caminaba con el tiempo detenido
deseando que existiera la fortuna,
ese soplo inesperado que la vida
a los hombres les excluye de amargura.
"...Caminaba con sus versos y poemas
por la vida tan austera y tan oscura,
era un hombre y con un niño caminando,
un poeta, simplemente, con su pluma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/17
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