EN UN BANCO OLVIDADO...
En un banco olvidado
encontré una violeta,
que cortaron los dedos
para hacerse con ella.
Fue bonito encontrarla
y mirar su belleza,
esos pétalos suaves
que parecen de seda.
La tomé con mis manos
y sentí que sus venas
contagiaban las mías
trasplantando su esencia.
Me noté acariciado
por la rima serena
que dejó por mi cuerpo
esta flor tan coqueta.
Y soñé como antaño,
cuando iba a la escuela,
musitando canciones
y unos lindos poemas.
Eran tiernas palabras
que soltaba mi lengua,
con mirada de trapo
tartamuda y traviesa.
Esos versos que digo
cobran forma y presencia,
al tener en mis manos
la violeta sin tierra.
Porque todo en la vida
tiene ritmo y conciencia,
y una flor palpitando
se merece una estrella.
"...En un banco olvidado
recobré la inocencia,
regresando a la infancia
y al candor de sus letras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/17
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